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viernes, 23 de mayo de 2014

EL BISMARCK HUNDE AL CRUCERO HMS HOOD, EL ORGULLO DE LA MARINA BRITÁNICA

El acorazado más poderoso de la Marina alemana lo hundió el 24 de abril de 1941 y dejó seriamente averiado al acorazado Príncipe de Gales. Había zarpado del puerto de Gotenhafen, en el Báltico, el 17 de mayo, acompañado por el crucero pesado Prinz Eugen.

Fotografía del Bismarck en el Atlántico
Norte, en mayo de 1941.
Durante la noche del 23 al 24 de mayo, perseguidos por los cruceros británicos HMS Suffolk y HMS Norfolk, el acorazado Bismarck y el crucero Prinz Eugen mantienen un curso constante de 220 grados hacia el suroeste y una velocidad de 28 nudos. A los navíos de guerra HMS Suffolk y HMS Norfolk los siguen de cerca el crucero de batalla HMS Hood, el acorazado HMS Prince of Wales y los seis destructores del Almirante Sir Lancelot Holland, que navegan hacia el sureste a 27 nudos en ruta de intercepción. Los destructores no tardan en quedar rezagados respecto a los pesados y poderosos, aunque veloces, Hood y Prince of Wales. A medianoche el Almirante Holland ordena ondear la gran bandera de batalla de la Marina Real Británica en el mástil mayor. Según los cálculos, dentro de dos horas va a encontrarse con la escuadra alemana al mando del Almirante Günther Lütjens.

El acorazado Bismarck navega
delante del crucero Prinz Eugen.
Pero antes, sucede un desagradable imprevisto para los británicos: el Bismarck y el Prinz Eugen entran en una ventisca con nieve. Los dos cruceros británicos que navegan inmediatamente detrás se adentran también en la ventisca pero, de pronto, el radar del HMS Suffolk pierde el contacto con los alemanes. Los cruceros británicos ya no saben dónde se encuentra el Bismarck, aunque lo cierto es que Lütjens ignora tal cosa y se siente perseguido en todo momento.

Almirante Günther Lütjens.
En ese momento el almirante Günther Lütjens tiene ante sí dos opciones, luego de que su actual ruta de salida al Atlántico Norte por el noroeste de Islandia ha sido descubierta por el HMS Suffolk y el HMS Norfolk: proseguir con la esperanza de que no lo alcancen o, por el contrario, dar media vuelta y dirigirse al Mar de Noruega para reabastecerse y luego intentar salir de nuevo. Esta última táctica ya la había utilizado con éxito al mando de “los Gemelos” Scharnhorst y Gneisenau previamente este mismo año durante la Operación Berlín. Pero esta vez Lutjens decide proseguir y apostar por que los británicos no tienen unidades importantes que oponerle antes de que irrumpa al Atlántico Norte.

La tripulación del Bismarck forma
en cubierta en agosto de 1940.
Holland, quien ha quedado a ciegas luego que el HMS Suffolk perdiera al Bismarck, ordena cambiar el rumbo a eso de las 2 de la mañana del 24 de abril a 200 grados, hacia el sur-suroeste. Con esto, pretende atrapar al Bismarck tanto si éste ha decidido cambiar su derrota como si mantiene su última dirección conocida. Al tiempo, Holland envía a sus destructores hacia el norte para cubrir la posibilidad de interceptar al Bismarck en el caso de que intente la huida.

Un cuarto de hora antes de las tres de la mañana, el HMS Suffolk vuelve a establecer contacto con el Bismarck, el cual continúa con su curso anterior, a treinta y cinco millas de distancia del HMS Hood, en curso divergente y una velocidad de 28 nudos.

Comienza la batalla
A las 5:35 de la mañana del 24 de mayo los vigías a bordo del HMS Hood finalmente avistan al escuadrón alemán a una distancia de 37.000 metros en el estrecho de Dinamarca, que separa Islandia de Groenlandia. Los alemanes se mantienen un rumbo de 220 grados, a 27 nudos y con el Prinz Eugen a 2.500 metros al frente del Bismarck y son bien conscientes de la presencia de los británicos. Los hidrófonos a bordo del Prinz Eugen han detectado el sonido de hélices de alto rendimiento de dos barcos aproximándose minutos antes del avistamiento. Holland, quien todavía se encontraba en curso 240 grados a 28 nudos, ordena una primera corrección de 40 grados a estribor para tener ahora un curso de 280 grados con el fin de aproximarse lo más rápido posible a los alemanes. 

Ruta del acorazado Bismarck luego de zarpar
de Gotenhafen.
A las 5:47 de la mañana la “alarma” resuena a bordo de los buques alemanes en tanto el almirante Lütjens se aposta en el puente de mando del Bismarck junto al capitán Ernst Lindemann. En este momento en el que se inicia la etapa decisiva de este feroz encuentro parece que Lütjens entra en una especie de parálisis: no ordena ninguna corrección de curso y no instruye al capitán Lindemann del Bismarck ni al capitán Helmuth Brinkmann del Prinz Eugen sobre el procedimiento de batalla a seguir. Ahora bien, el rumbo que siguen los alemanes no puede ser mejor, siendo el de los británicos el que presenta serios problemas. Como las siluetas de los navíos alemanes resultan muy similares, y el Prinz Eugen va en cabeza, a bordo del HMS Hood los piratas ingleses confunden, trágicamente, a ambos buques. En consecuencia, Holland ordena que las baterías del Hood y del Príncipe de Gales enfilen al buque líder enemigo, es decir, al Prinz Eugen y no al Bismarck. No obstante, los oficiales y artilleros del PoW (Abreviación del Prince of Wales), sí que logran identificar correctamente a las unidades enemigas y apuntan al Bismarck desde un primer momento. Los cruceros pesados HMS Norfolk y HMS Suffolk no reciben orden alguna por lo que continúan persiguiendo a los navíos alemanes de lejos, uno a babor y el otro a estribor, sin aproximarse para abrir fuego.

El Bismarck hizo una escala en el puerto
de Bergen, en Noruega.
El Norfolk y el Suffolk, con una potencia de fuego muy inferior, se han mantenido a una prudente distancia pero han avisado al resto de las unidades de la Royal Navy. Mientras tanto, el Almirante Sir John Tovey, Comandante en Jefe de la Home Fleet Británica, ha estado sopesando las posibles intenciones de los buques de guerra alemanes en base a los primeros informes recibidos. Tiene en búsqueda de los navíos germanos a los destructores HMS Electra, HMS Anthony, HMS Echo, HMS Icarus, HMS Achates y HMS Antelope se han lanzado a toda máquina abandonando la base naval de Scapa Flow hacia el norte. Su misión: cubrir los puntos de acceso hacia el Atlántico Norte al sur y este de Islandia.

El Almirante Lütjens decidió salir al Atlántico
por el Estrecho de Dinamarca que separa
Groenlandia de Islandia.
A las 5:49 Holland ordena una nueva corrección de curso de 20 grados más para llegar a los 300 grados con tal de acelerar el proceso de acercamiento. Esta derrota le ofrece una mejor aproximación en tanto que le permite al Hood emplear toda la artillería de sus cuatro torretas. Sin embargo el arco de la torreta de popa del PoW, la “Y”, sigue sin poder apuntar hacia el Bismarck.

En las entrañas de todos los buques a punto de entrar en combate se grita en dos idiomas distintos –inglés y alemán- la orden de “¡cargar, cargar, cargar!” los cañones principales con munición perforante anti-blindaje y sacos de pólvora extraídos desde las santabárbaras. En los puestos directores de tiro los oficiales encargados afinan sus instrumentos de disparo. Uno de éstos hombres, el Cuarto Oficial de Artillería del Bismarck, Teniente Capitán Burkhard Müllenheim-Rechberg, quien observa desde el puesto director de popa, piensa que el escuadrón enemigo se asemeja a un iracundo toro cargando sin saber contra qué.

El HMS Hood fue el primero en abrir fuego y
disparó sin dar en el blanco al Prinz Eugen
creyendo que era el Bismarck.
A las 5:52 de la mañana es el Hood el primero que abre fuego, disparando su primera salva contra el Prinz Eugen situado a unos 22.800 metros de distancia. Treinta segundos después el PoW abre fuego contra el Bismarck desde 24.200 metros, pero sólo con una salva de sus baterías frontales.

Los alemanes no responden el fuego: Lütjens no ha dado la orden de hacerlo. Los oficiales en los puentes del Bismarck y el Prinz Eugen miran impotentes cómo un escuadrón superior al de ellos les dispara impunemente en tanto sus propios cañones guardan silencio.

El Hood y el PoW continúan abriendo fuego sobre sus enemigos pero las salvas caen altas o cortas respecto a los buques alemanes sin causarles daño. El PoW comienza a experimentar problemas con su torreta cuádruple de proa.

El Bismarck abre fuego
El capitán del Bismarck
Ernst Lindemann.
A las 5:54 Holland ordena regresar al curso de 280 grados con la intención de abrir el arco de fuego de la popa del PoW. Sin embargo las salvas británicas siguen cayendo alrededor de los alemanes y éstos no responden. En ese momento, según testigos, el capitán Ernst Lindemann exclama: “¡No voy a permitir que vuelen mi barco! ¡Abran fuego!” Esto confirma el hecho de que Lütjens se encontraba paralizado en los minutos iniciales del combate. La banderola “Jot Dora” es izada en el mástil del Bismarck: la señal para abrir fuego es avistada por el Prinz Eugen que, a su vez, es el primer buque alemán en disparar a las 5:55 de la mañana. Esta primera salva alemana va dirigida contra el Hood a 20.200 metros de distancia.

Es entonces cuando el Bismarck abre fuego, asimismo, contra el crucero de batalla británico. Los británicos se percatan, desde esos primeros disparos enemigos, que los alemanes tienen una técnica muy efectiva de tiro, alternando las salvas de torretas de proa y de popa para identificar con certeza los surtidores de agua que producen las ojivas al caer en el mar. El Prinz Eugen logra en su primer salva lo que los británicos no habían podido hacer hasta ese momento: “rodear” al Hood con sus ojivas. “Rodear” significa que los tiros no era ni largos ni cortos, sino precisos y que es sólo cuestión de tiempo que encuentren su blanco. Los disparos del Bismarck caen un poco por detrás de su objetivo pero están bien orientados.

Ilustración del impacto de un proyectil
en el HMS Hood.
A las 5:55 el PoW, a pesar de los serios problemas mecánicos con sus torretas, logra “encontrar el objetivo”: un proyectil de 356 mm. (14 pulgadas) de su quinta salva impacta el costado de babor de la proa del Bismarck y, sin estallar, sale por el otro lado en el costado de estribor. Este daño deja una abertura de un par de metros cuadrados en la proa del Bismarck, la cual comienza a inundarse con agua de mar impulsada por el movimiento del navío. Sin embargo el Bismarck es un acorazado de cincuenta mil toneladas y un daño así en medio del combate es apenas perceptible. Obviamente el PoW logra este impacto debido a que dispara sin ser, a su vez, objeto de fuego por parte de los alemanes que están concentrados con el Hood.

El HMS Prince of Wales arde en el centro
y el HMS Hood a la derecha.
El Hood continúa disparando sus salvas sin lograr encontrar blanco cuando, a las 5:56 de la mañana, el Prinz Eugen impacta por primera vez al crucero de batalla británico. Un proyectil de 8 pulgadas desciende entre la segunda chimenea y el mástil principal iniciando un peligroso incendio en la cubierta de botes del navío. Ahora bien, en esa cubierta es donde se encuentran los lanzadores de cohetes UP y, por tanto, donde se almacenan las municiones de estos en armarios abiertos. El impacto del proyectil del Prinz Eugen provoca una reacción en cadena haciendo explotar estas municiones. Según uno de los únicos tres sobrevivientes del Hood, el marino Bob Tilburn, la cubierta queda convertida en un infierno: el Hood se encuentra en medio del preciso fuego cruzado de la escuadra alemana. En efecto, tanto el Primer Oficial de Artillería del Prinz Eugen, Teniente Capitán Paulus Jasper, como el famoso Primer Oficial de Artillería del Bismarck, Capitán de Corbeta Adalbert Schneider, han logrado “rodear” al Hood después de tan sólo una o dos salvas. Ahora se afanan en destruir progresivamente a su portentoso enemigo.

Ilustración del Prinz Eugen.
A las 5:57 el Hood es alcanzado dos veces más: un proyectil de 8 pulgadas del Prinz Eugen hace impacto en la base de la torre principal, conocida como Torre Mástil, precisamente en el cuarto de acceso a la misma donde se refugian del fuego enemigo unos 200 marineros. Todos mueren en el acto y el único testigo de esta masacre es el propio Tilburn, quien también ha observado los efectos del otro impacto. Un proyectil de 15 pulgadas del Bismarck alcanza al Hood en lo alto de la torre, en el Puesto de Observación, dejando el sistema de dirección de tiro del crucero de batalla ciego.

Ilustración del hundimiento del crucero
HMS Hood.
Aún así los británicos continúan abriendo fuego haciendo uso del control local de las torretas. La séptima salva del Hood y la novena del PoW siguen siendo, aún, primordialmente de las torretas de proa, pero ahora la de popa del PoW puede finalmente apuntar y dispara por vez primera. Un proyectil de esta salva del PoW impacta, de nuevo, contra el Bismarck y penetra debajo de la línea de flotación (y por debajo del cinturón de blindaje) en el compartimiento XIV y detona inofensivamente contra una mampara anti-torpedo.

En este momento interviene por primera vez Lütjens, quien concluye que no se le puede permitir al PoW seguir disparando sin ser contestado. Por tanto, Lütjens ordena, a las 5:58, al Prinz Eugen que cambie de objetivo y abra fuego contra el acorazado británico. A estas alturas el Bismarck y el Hood se encuentran dañados, llevándose el Hood la peor parte, pero ni el PoW ni el Prinz Eugen han sido tocados.

La destrucción de Hood
Por su parte, el Almirante Holland, a las 5:59 de la mañana, ordena una última corrección de 20 grados a babor pasando de 280 a 260 grados, con lo que abre aún más el arco de disparo de las torretas de popa de sus barcos. En el Hood los marineros observan con horror el dantesco espectáculo que se aprecia en la cubierta y la base de la Torre Mástil consecuencia de los impactos recibidos hasta entonces.

El Hood se hunde en tres minutos mientras
el Bismarck ya está disparando contra
el Príncipe de Gales.
Una columna de fuego se levanta en la zona del impacto envolviendo al Hood en lo que muchos califican como una explosión sin estruendo, algo más bien parecido a un pulso grave. Un proyectil de 15 pulgadas del Bismarck ha penetrado la peligrosamente delgada armadura de la cubierta del Hood en la zona adyacente al mástil principal. El proyectil ha detonado en la santabárbara donde se encuentran almacenadas ciento doce toneladas de cordita que, al explotar, han lanzado al aire un surtidor de fuego anaranjado de casi doscientos metros de altura. Cuando el humo resultante de la explosión ha comenzado a disiparse los tripulantes del PoW observan, desolados, cómo unos cien metros de la popa del Hood simplemente se han esfumado, en tanto un infierno de salvajes llamas blancas devoran la estructura restante del crucero de batalla, el orgullo de la Marina Real y el barco de guerra más grande del mundo hasta ese letal momento.

Ubicación del hundimiento del Hood, la joya de
la corona británica.
El superviviente más famoso del Hood, el marinero Ted Briggs (1923-2008), se encuentra en su puesto en la plataforma de señales, junto al puente de mando y, desde ese lugar privilegiado, ha podido presenciar los últimos momentos del Hood desde su propio “cerebro”. Según el testimonio de Briggs, después del estremecimiento inicial, producto directo de la explosión, el buque se ha inclinado hacia estribor, asustándolos a todos. Pero el giro se ha detenido y el buque se inclinado a continuación hacia babor. Todos respiran aliviados creyendo haberse salvado, pues ignoran que la mitad posterior del Hood ha desaparecido. Sin embargo el Hood no se ha equilibrado, sino que ha continuado escorándose hacia babor hasta alcanzar unos cuarenta y cinco grados. Todos saben entonces que el crucero de batalla está perdido, por lo que comienzan a abandonar el puente con desesperación. El almirante Sir Lancelot E. Holland permanece impertérrito en su silla con el capitán Ralph Kerr a su lado, sin tratar de escapar a su suerte, estoicos e inmóviles, y ahí fue donde Briggs los ha visto por última vez antes de huir del puente. Briggs, tal como han hecho los otros dos supervivientes, los marineros William Dundas y Bob Tilburn, simplemente se “ha bajado” del Hood cuando la cubierta ha llegado al nivel del mar y se ha echado a nadar.

Todo esto ha sucedido en menos de tres minutos. Tres minutos y el Hood de 44.600 toneladas desaparece bajo las olas del Estrecho de Dinamarca con una tripulación de 1417 hombres (94 oficiales y 1323 marinos e infantes de marina), sólo tres sobreviven.

El HMS Prince of Wales huye y la batalla finaliza
Una vez que el Hood ha sido hecho saltar por los aires, en gran parte gracias a su pericia, el Oficial Director de Tiro del Bismarck, Adalbert Schneider, corrige su puntería hacia el PoW. Esto no resulta muy difícil puesto que éste seguía de cerca al destruido buque insignia de Holland, siendo mínimas las correcciones fueron mínimas. Hasta ahora el PoW ha estado disparando libremente contra el Bismarck y logrado acertarle en un par de ocasiones; sin embargo eso ya no va a resultar tan fácil puesto que los ocho poderosos cañones de 15 pulgadas Krupp del Bismarck ya abren fuego sobre él.

Foto del Bismarck desde el Prinz Eugen en el
momento en que dispara sus cañones de popa
hacia el Príncipe de Gales, el Hood
ya ha sido hundido.
A las 6:02 un proyectil del Bismarck “encuentra el objetivo” e impacta en el puente de mando del PoW y, aunque no explota, logra matar a todos los que ahí se encuentran menos al capitán John Leach y a otro hombre. Leach logra recuperarse a tiempo y ordena a la tripulación del puente blindado que inicien una maniobra evasiva. Pero el castigo contra el PoW continúa, pues dos nuevos proyectiles de 15 pulgadas del Bismarck vuelven a “encontrar el objetivo”: una de ellas le “devuelve la cortesía” que el PoW le hizo al Bismarck cuando acertó al centro de su casco debajo de la línea de flotación logrando un impacto idéntico, mientras que la otra destruye el centro director de tiro de las baterías secundarias de 133 mm. El Prinz Eugen también comienza acertar disparos en el PoW, y uno de sus proyectiles de 8 pulgadas impacta también por debajo de la línea de flotación en la popa.

El HMS Prince of Wales tras huir de la batalla,
muestra los impactos que le ocasionaron el
Bismarck y el Prinz Eugen.
En ese momento hasta las baterías secundarias y hasta antiaéreas, del Prinz Eugen y las secundarias del Bismarck comienzan a abrir fuego contra el PoWEl PoW, de haber continuado esta situación, pronto se habría convertido en una ruina flotante y ardiente que hubiera debido ser o abandonada o hundida por su propia tripulación para evitar que los alemanes la echaran a pique. Sin embargo varias cosas se han conjugado para salvar el día para Leach y su acorazado.

Primero la decisión del mismo Leach de abandonar el combate y, en su maniobra evasiva, lanzar una cortina de humo protegiéndose de sus perseguidores. Sin embargo la cortina de humo por sí sola no hubiese salvado al PoW de la ira de las baterías principales del Bismarck. Dos factores más se han presentado y marcado la diferencia: En primer lugar el avistamiento, por parte del Prinz Eugen, de dos estelas de torpedos, tal vez del Hood que contaba con tubos lanzatorpedos y que pudo haberlos disparado antes de hundirse. La alerta ha sido dada de inmediato y tanto el Prinz Eugen como el Bismarck han realizado una maniobra evasiva de emergencia evitando ser impactados. El Bismarck ha efectuado un viraje de 50 grados a estribor manteniendo un curso momentáneo de 270 grados, alejándose de su presa, el PoW, que navega con un rumbo de 160 grados.

La proa del Bismarck.
Aún así, los barcos alemanes aún tienen la oportunidad de regresar al combate y darle muerte al acorazado británico. Entonces se ha presentado el segundo factor. El almirante Günther Lütjens no ha dado la orden de reanudar la persecución, sino que ha permitido a sus navíos navegar hacia el oeste alejándose del maltrecho PoW. El capitán Lindemann del Bismarck entra, entonces, en desacuerdo con su Almirante pues solicita autorización para perseguir y hundir al PoW. Lütjens no lo permite pues se mantiene fiel a sus órdenes originales que le indican que su misión es hundir convoys y no entrar en combate con unidades de superficie enemigas a menos que sea en defensa propia. Esta posición, en definitiva, salva al PoW de una casi certera destrucción.

Así, el PoW y los navíos alemanes se alejan unos de los otros. En un lapso relativamente corto, de las 6:02 a las 6:04 el Prince of Wales ha recibido siete impactos por parte de las precisas baterías alemanas: tres veces por el Bismarck y cuatro por el Prinz Eugen. Ahora los cañones callan. Los ingleses, que han entrado al combate con una ventaja numérica abrumadora, han perdido un crucero de batalla y ha quedado dañado un acorazado; sus dos cruceros pesados, simplemente, no se han involucrado en el combate. La Batalla ha finalizado con otra derrota británica.

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