Este fenómeno no se
veía desde hace 27 años. Sucedió en la galaxia M82 hace 11,4 millones de años
luz y recién ahora nos está llegando su resplandor.
Ubicación de la explosión de la supernova en la galaxia M82. |
La
luz de esta explosión nos está llegando desde unos 11,4 millones de años luz de distancia. “Es muy raro tenerlas tan cerca como esta”, dice Brad Tucker en la Universidad Nacional
Australiana en Canberra a la publicación NewScientist.
La poseedora del
récord actual apareció a unos 168.000 años luz de distancia (51,4 kiloparsecs) en
una pequeña galaxia satélite de la Vía Láctea. Sin embargo, eso fue en 1987, y la nueva supernova es la más
cercana que hemos observado desde entonces.
Secuencia de imágenes de la supernova de 1987 captadas por el Telescopio Espacial Hubble. |
El astrónomo Brad Tucker junto al telescopio más antiguo que existe en Australia, del año 1886, en el Monte Stromlo. |
La detección de una nueva tanda de neutrinos del espacio profundo por el observatorio IceCube situado en la base Amundsen-Scott en la Antártida el año pasado, ha reavivado el interés en las esquivas partículas y su capacidad para funcionar como una nueva “longitud de onda” para la observación del universo.
Los
científicos de IceCube dicen que es poco probable que su observatorio detecte
alguna cosa llegada desde la galaxia M82,
porque está demasiado lejos. Pero los
detectores más sensibles en otros lugares pueden haberlos grabado ya, dado que
las supernovas emiten neutrinos antes de explotar en el rango visible. “Deben
estar en algún disco duro de ordenador”, dice Tucker.
La galaxia M82, antes del estallido de la supernova. |
"Creemos
que una supernova de tipo Ia se produce cuando los densos cadáveres estelares
llamados enanas blancas interactúan con las
estrellas cercanas, robándoles materia hasta que alcancen una masa límite y
explotan. Pero nadie ha visto todo este proceso en el momento en que ocurre", dice Tucker de la Universidad de Camberra.
La galaxia M82 el 22 de enero de 2014, luego de la explosión de la supernova. |
Si
los astrónomos logran encontrar la estrella moribunda en las imágenes del
pasado y son capaces de hacer una lectura precisa de su brillo antes y después
de la explosión, podrían ser capaces de reducir las incertidumbres en las
mediciones de la energía oscura en un factor de dos, dice Tucker. Eso sería
suficiente para distinguir entre diferentes modelos de energía oscura y su
impacto final sobre el destino del universo. “Una sola estrella que
explotó podría ayudarnos a descubrir cómo terminará el universo”, dice Tucker.
La
supernova no es visible a simple vista,
pero se pone más y más brillante rápidamente y debería ser visible con prismáticos en las próximas semanas.
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