martes, 7 de febrero de 2017

PERSISTE EL MISTERIO SOBRE LOS 450 GEOGLIFOS GIGANTES EN EL ESTADO DE ACRE, BRASIL

La deforestación de la selva amazónica ha dejado al descubierto desde 1977 en adelante unas enormes estructuras geométricas sobre el terreno, realizadas por indígenas que desconocemos quienes modificaron la selva para dejar estas marcas cuya función es todavía un enigma.

Un geoglifo circular descubierto
en el estado de Acre, Brasil.
Entre 10.000 y 6.000 años atrás, existió una civilización desconocida que vivía en donde hoy está la selva del río Amazonas y construyó cientos de misteriosas estructuras de tierra sobre el terreno. De esa gente no se sabe absolutamente nada. Sus obras permanecieron ocultas durante siglos por los árboles, ha sido una causa trágica, la deforestación, la que ha permitido a los investigadores descubrir 450 de estos grandes geoglifos geométricos en el estado de Acre, en el oeste de la Amazonía brasileña.

Fotos aéreas de algunos de los geoglifos
descubiertos en Acre a lo largo de 40 años.
Los geoglifos son estructuras arqueológicas que presentan diversas figuras (líneas, cuadrados, círculos, animales y hasta formas humanas) y se encuentran en diversos países. En Brasil se tornaron visibles luego de la tala de bosques en la región del estado de Acre.

Hace 40 años
Los geoglifos del estado de Acre son una serie de figuras descubiertas a partir de la tala masiva de zonas forestales en ese estado de Brasil hace cuarenta años. Fueron incluidas en el inventario arqueológico brasileño en el mismo año 1977 por el arqueólogo Ondemar Ferreira Dias.

Los geoglifos brasileños forman diferentes
diseños, hay círculos, cuadrados, rectángulos,
rectas y paralelas en forma de "U"
Las formaciones se encuentran principalmente en el extremo de mesetas en los valles de los afluentes al sudeste del río Purus. Algunos geoglifos datan de aproximadamente diez mil años de antigüedad y llegan a medir varios centenares de metros. Se trata de prolijas zanjas o fosos de 1 a 4 metros de profundidad y unos 12 metros de ancho -reforzadas en sus lados por la propia tierra de la excavación- que forman diferentes diseños, algunos de 300 m2 de superficie: círculos, cuadrados, rectángulos, rectas, paralelas o en forma de "U".

Ubicación del estado de Acre, al este de
Perú y al norte de Bolivia, donde se han
contabilizado hasta 450 geoglifos. 

Clic en el mapa para ampliarlo.
La función de estos sitios misteriosos es todavía un enigma. Es poco probable que fueran aldeas, ya que los arqueólogos recuperaron muy pocos artefactos durante la excavación. La disposición tampoco sugiere que fueran construidos por razones defensivas. Los investigadores creen que, posiblemente, se emplearon de manera esporádica, tal vez como lugares de reunión para realizar rituales.

Algunos geoglifos descubiertos en Acre
tienen 300 metros cuadrados de superficie.
Las enigmáticas estructuras prehistóricas ocupan una superficie de aproximadamente 13.000 km2. Su descubrimiento contradice las hipótesis de que el ecosistema de la selva nunca fue tocado por el hombre.

«El hecho de que estos sitios estuvieran escondidos durante siglos bajo la selva tropical realmente desafía la idea de que los bosques amazónicos sean ecosistemas prístinos», subraya Jennifer Watling, investigadora en el Museo de Arqueología y Etnografía de la Universidad de Sao Paulo en Brasil y de la Universidad de Exeter, autora principal de un estudio publicado en 2012 en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).

Los arqueólogos descubrieron que los humanos
que hicieron estos diseños, en lugar de
quemar el bosque lo transformaban creando
pequeños claros temporales.
«Queríamos saber si la región ya estaba cubierta de bosques cuando se construyeron los geoglifos, y en qué medida las personas modificaron el paisaje para construir estos movimientos de tierra», explica Watling.

Para realizar el estudio, el equipo extrajo muestras de suelo de una serie de pozos excavados dentro y fuera de los geoglifos. A partir de estos suelos, se analizaron los fitolitos, un tipo de planta fósil microscópica hecha de sílice, para reconstruir la vegetación antigua; las cantidades de carbón, para evaluar la antigua quema de bosques; y los isótopos estables de carbono, para indicar cómo era la vegetación en el pasado. De esta forma, los investigadores fueron capaces de reconstruir 6.000 años de historia de la vegetación y el fuego en torno a dos sitios de geoglifos.

Lo que descubrieron es que los humanos han alterado en gran medida los bosques desde hace milenios y que pequeños claros temporales se hicieron para construir los geoglifos.

«Supermercado prehistórico»
En lugar de quemar grandes extensiones de bosque -ya sea para la construcción del geoglifo o las prácticas agrícolas- los indígenas transformaban su entorno, concentrándose en las especies de árboles con valor económico, como palmeras, creando una especie de «supermercado prehistórico» de los productos forestales útiles. Incluso la biodiversidad de algunos de los bosques restantes de Acre podría tener un fuerte legado de estas antiguas prácticas agroforestales.

La arqueóloga Jennifer Watling afirma que los
indígenas autores de los geoglifos
transformaban su entorno plantando
especies de árboles con valor económico.
«A pesar de la enorme cantidad y densidad de sitios de geoglifos en la región, podemos estar seguros de que los bosques del Acre no se despejaron de forma más amplia como ha ocurrido en los últimos años», dice Watling.

Que los bosques amazónicos fueran gestionados por los indígenas mucho antes del contacto europeo «no debe ser la justificación para el uso insostenible y destructivo de la tierra que se practica hoy en día», apunta la investigadora. Al contrario, «pone de relieve el ingenio de los regímenes de subsistencia del pasado que no conducían a la degradación de los bosques, y la importancia de los conocimientos indígenas para la búsqueda de alternativas del uso del suelo más sostenibles».

Los geoglifos están en toda la región
Los geoglifos no solo están en Acre sino que cubrirían un área de más de 1.000 kilómetros, desde los estados de Acre y Rondonia en Brasil hasta la región meridional de Pando y Beni en Bolivia.

Un geoglifo cuadrado doble.
En el vecino estado de Amazonas hay centenares de geoglifos también, uno de ellos es un geoglifo que los investigadores consideran "complejo", pues presenta caminos paralelos, delimitados por muros. Esta formación se encuentra aproximadamente a 20 kilómetros de Boca do Acre, Amazonia, en la ribera derecha del río Purus.

Los geoglifos brasileños están a punto
de desaparecer por la mano del hombre.
En la foto tenemos tres grandes geoglifos.
Solo el círculo se ha salvado por
el momento.
También está un geoglifo cuadrado doble, al costado derecho de la ruta BR-317, cerca de la frontera entre Acre y Amazonas, donde se observa una figura formada por marcas en la vegetación y árboles de castaño secos aunque todavía de pie.

Investigadores cayeron en la cuenta de que sólo una civilización avanzada podía haber creado formas geométricas tan perfectas. Desde 2007, con el apoyo del satélite taiwanés Formosat-2, los descubrimientos en una zona de 25.000 kilómetros cuadrados se han multiplicado por 10 y se calcula que apenas se ha localizado el 20% del total. Actualmente, los geoglifos de Acre están a punto de ser incluidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Los investigadores calculan que 
apenas se han localizado el 20% 
del total de los geoglifos.
Después de resistir por cientos y tal vez miles de años a la propia naturaleza, los geoglifos ahora pueden ser destruidos antes de ser explicados. Los investigadores se están enfrentando a la destrucción de varios de ellos por obras públicas o de propietarios inescrupulosos. Algunos geoglifos, por ejemplo, son cortados por carreteras o caminos rurales. Muchos están en propiedades privadas, como fazendas de ganado, y corren el riesgo de desaparecer porque los dueños desconocen la existencia de un sitio arqueológico en sus tierras. En un caso reciente, un propietario pasó por encima de un geoglifo con tractores, dañándolo en gran parte.

Impresionante geoglifo en Acre, en un
área recientemente deforestada.
Habría que hacer un relevamiento de todos los geoglifos descubiertos y catalogarlos. Con las estructuras preservadas, será posible, en el futuro, el turismo histórico y ecológico en la región, y se les daría más tiempo a los investigadores para que puedan estudiar y descubrir el misterioso origen de estos círculos y cuadrados precolombinos.

En la cuenca del Amazonas es muy habitual encontrar entre la selva amplios caminos de piedra, cimientos, restos de cerámica, petroglifos, y la mayoría de la gente no le da importancia.

En la imagen se observa medio geoglifo al
descubierto, la otra mitad está cubierta
por la selva amazónica.
Respecto a la costumbre de los arqueólogos de catalogar todo lo que no conocen como “objeto ritual” o “utilizado para rituales”, recuerda a los médicos actuales cuando no tienen ni idea de lo que te ocurre, y le echan la culpa a un virus y caso cerrado. Pues bien, cuando un arqueólogo no tiene ni idea del origen o utilidad de algo, siempre lo acaba atribuyendo a rituales de cualquier tipo: que si es para favorecer la caza, que es para contactar con el más allá, que para la fecundidad y tal vez, la verdadera finalidad está a la vista de todos pero no nos damos cuenta.

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