El escritor estadounidense Ethan Gutmann denuncia que el gobierno chino
obtiene los órganos de presos políticos, de miembros de la secta Falun Gong y
de las etnias de los uigures y tibetanos.
Ethan Gutmann entrevistó a más de un centenar de testigos directos de la sustracción de órganos a los prisioneros chinos. |
El libro La
Masacre: asesinatos en masa, sustracción de órganos, y la solución secreta de
China a su problema con los disidentes, de Ethan Gutmann fue presentado en el Word Power Books en Edimburgo el
jueves 27 de noviembre.
El libro
es un poderoso registro de la aparición de
nuevos métodos de represión, tortura y ejecución por parte del Partido
Comunista Chino vistas a través de entrevistas sostenidas y muy personales
con los interesados, en su mayoría practicantes de la secta Falun Gong. Gutmann
no es un practicante de Falun Gong, pero desarrolló una profunda pasión por la
difícil situación en China.
Afirma
Gutmann que entrevistó a más de un
centenar de testigos directos durante horas y días que le revelaron
prácticamente todo el contenido del libro que tardó siete años en escribirlo. Dice
que el libro está pensado para ser leído
y juzgado "por sí mismo", y la gente debe hacer su propia evaluación
de la evidencia.
Los presos chinos son sometidos a minuciosos exámenes para verificar si son compatibles con posibles receptores de órganos en lista de espera. |
Quienes
le revelaron evidencias son sobrevivientes, presos y disidentes políticos que habían
sufrido exámenes físicos muy inusuales en los campos de trabajo forzado, en la
cárcel, en detención o en cárceles negras. Los exámenes claramente apuntaban a evaluar la coincidencia de sus
órganos o tejidos. No sólo en la comunidad de Falun Gong, sino entre los
uigures, los tibetanos e incluso la comunidad de cristianos.
Lo
curioso es que los testigos uigures, tibetanos y Falun Gong, no hablan entre
sí, sin embargo, los testigos de todos
estos diferentes grupos describieron exactamente el mismo examen físico para
ver la compatibilidad de órganos. Por ejemplo, un joven adepto a Falun Gong,
una enfermera uigur y un monje tibetano.
Ablación de órganos en China. |
También
entrevistó a varios médicos, entre ellos
uno que llevó a cabo la sustracción de órganos a personas vivas de la secta
Falun Gong con sus propias manos. "La disponibilidad de órganos entre los
detenidos es infinita, las autoridades chinas simplemente tienen un ‘establo’
masivo, en su mayoría poblado de practicantes de Falun Gong", denunció Gutmann.
Los
comentarios sobre el libro son fuertes. Un crítico lo llamó una "bomba
atómica". En Taiwán, debido a que
uno de los testigos en el libro es actualmente candidato a la alcaldía de
Taipéi, la reacción ha sido particularmente profunda.
Entre las
denuncias que realiza Ethan Gutmann en su libro está la de que cientos de ciudadanos israelíes viajan a
China al menos desde el 2006 para recibir órganos de disidentes religiosos
sacrificados como reses. “El comercio de la sustracción de órganos en China es
alimentado con el dinero occidental”, afirma el investigador.
"La disponibilidad de órganos entre los detenidos en China es infinita, las autoridades chinas simplemente tienen un 'establo' masivo", denunció Gutmann. |
Dice el
escritor que “lo más decepcionante para mí, personalmente, es que hay gente por
ahí, sobre todo en el Reino Unido, gente que me gusta y admiro, personas que están realmente dedicados a
este tema, que consideran que la cosecha forzada de órganos es un crimen contra
la humanidad y sin embargo se encuentran con interminables excusas para evitar
sentarse a leer algo a lo que no solo he dado una parte seria de mi vida, sino
que podría ayudar a potenciarlos en una lucha colectiva para poner fin a este
crimen monstruoso. No hay palabras para describirlo”.
“La
verdad es que siempre hemos sabido que muchas de estas cosas son
verdaderas. Tomemos el caso de los gulags soviéticos. En todo Occidente
sabíamos que existían. Y sin embargo, Alexander
Solzhenitsin tuvo que escribir El Archipiélago Gulag, para que
todos se indignaran. En el primer
capítulo compara a los gulags a un sistema de tratamiento de aguas residuales.
¡Tan poderosa metáfora! Incluso si Occidente solo leyó ese capítulo, obligó
a la gente a mirar de nuevo a los gulags, para enfrentar la verdad. Bueno, yo
no me estoy comparando a Alexander Solzhenitsin. ¡De ningún modo! Sin embargo,
debo señalar que se puede leer el primer
capítulo en Amazon sin gastar un centavo. Y cuando oigo a la gente decir
'bueno, creo que voy a encontrar el libro demasiado perturbador, demasiado
molesto para mí', Lo siento. Todos tenemos que hacer nuestra parte.”, declara
Gutmann en su gira de presentación.
Los órganos se extraen de presos uigures, tibetanos, de la secta Falun Gong y también de cristianos. |
“En mi
libro, entrevisto a una practicante de Falun Gong de 56 años que le hicieron exámenes solo de órganos junto
con otros 500 presos, principalmente practicantes de Falun Gong, en mayo de
2013”, denunció.
Gutmann
presupone que el asesinato masivo de prisioneros por dinero no fue un plan
intencional. Comenzó lentamente
utilizando los órganos de prisioneros ejecutados y evolucionó con el tiempo. Cuando
demostró ser una fuente de ganancias, se propagó rápidamente por todo el país
y, como agregado, se utilizó para tratar con los disidentes y otros
indeseables, a pesar de tratarse de una empresa ilegal y un crimen contra la
humanidad.
Órganos a punto de ser transplantados en China. |
“Los líderes sabían lo que ocurría y se contaba con
el apoyo del estado; en última instancia el estado permitió que esto sucediera
y lo alentó”, dijo Gutmann. Alrededor del año 2000 comenzó un
incremento gradual en el número de trasplantes de órganos en China, lo que
coincide con los arrestos continuos de una gran cantidad de practicantes de
Falun Gong, luego de que la práctica fuera prohibida en julio de 1999. En ese
tiempo, se estima que había entre 70 y
100 millones de personas practicando Falun Gong en China.
El número anual promedio de trasplantes en China es
de alrededor de 10.000, y aunque Beijing admite tomar órganos de prisioneros
ejecutados, el número de ejecutados por año es aproximadamente 2.000 y va en
caída. Entonces, ¿cómo se cubre esta diferencia? Las evidencias apuntan a los prisioneros de consciencia, principalmente
practicantes de Falun Gong, pero también tibetanos, uigures y cristianos
independientes (House Christians), que se encuentran presos y ciertamente no
cuentan con ejecuciones programadas.
El libro La Masacre, de Ethan Gutmann. |
El autor
explica que para obtener órganos frescos capaces de soportar los rigores de un
trasplante, "los prisioneros son
gravemente heridos, como si se tratara de una ejecución, pero sin llegar a
matarlos. Son dejados en un estado de conmoción profunda para poder operarlos
sin anestesia para aquietar el cuerpo mientras se les sustraen los órganos, los
cuales se envían de inmediato a hospitales y se trasplantan a pacientes en lista
de espera".
Para detener este aberrante comercio la solución posible sería “frenar el turismo de
trasplantes a China es un primer paso”, afirma Gutmann.
El libro The Slaughter: Mass Killings, Organ Harvesting, and
China’s Secret Solution to Its Dissident Problem” (La Masacre: Asesinatos en
masa, sustracciones de órganos y la solución secreta de China para su problema
de disidentes) tiene 355 páginas y cuenta con más de 70
imágenes. El libro será presentado también en otras ciudades del Reino
Unido, y luego en ocho ciudades de Canadá y de Estados Unidos.
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