En Panamá se han
documentado petroglifos a lo largo de todo el territorio nacional, incluyendo
Volcán, Boquete, Quebrada de Piedras, Soná, Ocú, Calobre, La Pintada, Bejuco,
Darién y el Archipiélago de las Perlas, entre otros.
Sitio arqueológico de Barriles, en Chiriqui, Panamá. |
El
doctor Richard Cooke, un arqueólogo con
más de 40 años de experiencia en Panamá, señala como ejemplo un petroglifo
observado en Isla Contadora en el siglo XX que se encuentra hoy en día en la zona de entre mareas, lo que ‘sugiere que
este grabado antecede a la subida del mar que aconteció entre los 8 mil y 13
mil años atrás'.
Según Cooke, los
petroglifos son sumamente difíciles de fechar con exactitud. Sin embargo, ‘en
ocasiones las imágenes se pueden comparar objetivamente con aquellas encontradas
en otros medios, como cerámica o metales... y se pueden fechar en términos relativos'.
Piedra pintada en el parque arqueológico El Nancito, en el oriente de Chiriquí, es el sitio con petroglifos más grande de Panamá. |
En la región de El
Nancito, en el oriente de Chiriquí
existe el parque arqueológico más grande de Panamá. Algunos señalan que
esta región fue una zona de tránsito de grupos indígenas que quisieron dejar
sus huellas. Otros piensan que el lugar
fue escogido por los caciques para celebraciones religiosas o para el estudio
de los astros. Incluso hay una roca donde puede acostarse una persona y en el
diseño se observa la ubicación hasta de las manos. En total son 17 los petroglifos que se encuentran en la
zona de El Nancito, declarada como patrimonio histórico.
Petroglifo con forma de espiral en el Archipiélago de las Perlas, Panamá. |
En
Panamá existen cuatro sitios donde abundan
manifestaciones de arte rupestre, se denominan: Petroglifos de Sitio
Barriles, en Volcán (Chiriquí); Petroglifos de Caldera, en Boquete (Chiriquí); Petroglifos
de La Pintada (Coclé); y Petroglifos de Chiguirí Arriba (Coclé). Pertenecen a
distintas culturas a lo largo de los siglos.
Unos
investigadores dicen que se trata de
mapas, otros que marcan rituales de
caza o de procreación de las tribus, en tanto que otros afirman que representan explicaciones de la presencia
de seres extraterrestres. El arte rupestre panameño es como una lengua muerta cuyos hablantes dejaron de existir y no hay
quien recuerde cómo descifrar el código. En un
futuro, no muy lejano esperemos que el misterio será resuelto.
El
17 de abril de 2002 se promulgó en Panamá la Ley 17l, en la cual ‘Se declaran monumentos históricos
nacionales los dibujos tallados en piedras por nuestros aborígenes en la época
precolombina, que se encuentren en cualquier parte del territorio nacional'.
Por
Alberto Seoane
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