Entre el 19 y el 22
de febrero de 1943 los Aliados fueron derrotados por Rommel en un desfiladero
de Túnez, con un saldo de 2.838 aliados muertos y 8.279 heridos.
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Ilustración del avance de Rommel y sus tropas en el Paso de Kasserine, Túnez. |
En
inferioridad de condiciones las fuerzas del Eje se enfrentaron en Kasserine a más
de 30.000 soldados norteamericanos del Cuerpo de Ejército II. En esta batalla de cuatro
días, los Aliados perdieron 183 carros
de combate, 194 vehículos semiorugas, 208 piezas de artillería y 512 camiones y
jeeps, además de una considerable cantidad de carburante, municiones y víveres.
En tanto que las fuerzas del Eje apenas perdieron
34 tanques y tuvieron 201 muertos alemanes y 688 heridos. Los aliados
capturaron 535 italianos y Rommel capturó 4026 soldados norteamericanos.
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El general Lloyd Fredendall (1883-1963), el gran derrotado. Fue reemplazado a toda prisa por Patton. |
El
general norteamericano Lloyd Fredendall
(1883-1963) huyó de la batalla perseguido por Rommel, que se detuvo en la
carretera a Thala, ya que tenía el combustible justo para recorrer los 300
kilómetros de regreso. En tanto el general Fredendall retrocedió 136 kilómetros
en siete días. Este último fue reemplazado a toda prisa por Patton para tratar
de cubrir una de las mayores derrotas de la historia de los Estados Unidos.
La noche del 22 de
febrero de 1943 el Afrika Korps se replegó sin que los aliados se dieran
cuenta. Más de 24 horas después se dieron cuenta que los alemanes ya no
estaban. Los
refuerzos estadounidenses y británicos recién el 25 de febrero llegaron al Paso
de Kasserine pero ya no estaban las fuerzas del Eje.
Los preparativos
para la batalla
La
batalla tuvo lugar en el paso de Kasserine, en las montañas del Atlas en Túnez,
y en el que se enfrentaron las fuerzas alemanas de Rommel y las estadounidenses
dirigidas por el general Fredendall. El encuentro armado fue significativo, ya
que constituyó la primera experiencia militar importante de los todavía
inexpertos estadounidenses durante la contienda. No obstante, las fuerzas norteamericanas sufrieron
graves pérdidas y fueron empujadas 50 km atrás de sus posiciones originales.
Fue una de las últimas victorias de Erwin Rommel (1891-1944) en el Norte de
África, pero la debilidad de las fuerzas ítalo-alemanas en Túnez les impidió
sacar provecho de esta gran victoria.
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La Operación Torch puso en el norte de África a 150.000 hombres. Clic en el mapa para ampliarlo. |
Las
fuerzas anglo-estadounidenses desembarcadas en la “Operación Torch (Antorcha)”,
en Marruecos y Argelia habían penetrado en Túnez entre noviembre y diciembre de
1942, con la idea de tomar el norte del
país antes de que las fuerzas del Eje lograran establecerse y antes de que
volviera Rommel de su batalla en El Alamein, Egipto.
El
23 de enero de 1943 el 8º Ejército Británico de Montgomery tomó Trípoli, la capital
de la Libia italiana y principal base de suministros de Rommel. El mariscal
alemán ya se había planteado esta posibilidad y había establecido en la ciudad de Túnez su base de suministros, con la
idea de utilizar la Línea Mareth en el sureste del país para bloquear a los
británicos. Por el oeste se encontraba la amenaza de los británicos y
norteamericanos, que a comienzos de 1943 habían consolidado sus bases en
Argelia y extendían sus fuerzas a lo largo de la cordillera del Atlas. En
contraposición a los planes se encontraban los recientes avances de las tropas
aliadas, que para entonces ya habían cruzado las cordilleras y habían
establecido una base de operaciones en Faïd, a los pies de las montañas. Esto
los dejó en una excelente posición para empujar a la costa a las fuerzas de
Rommel en el sur de Túnez y cortar su línea de suministros.
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El general británico Harold Alexander en su oficina durante la Segunda Guerra Mundial. |
Aunque
toda Túnez estaba bajo el control del Eje, había poco que hacer hasta la
llegada del 8º Ejército a la Línea Mareth. Rommel
decidió que su próxima acción debía ser atacar a través del paso de Kasserine a
la fuerza principal del II Cuerpo Estadounidense en Tébessa. De esta forma,
podría capturar importantes bases de suministros aliados en el lado argelino y
eliminar la amenaza militar que se cernía sobre el flanco occidental. El 18 de
febrero, Rommel presentó sus propuestas a Albert Kesselring (1885–1960), quien
a su vez las remitió al Comando Supremo (Alto Mando italiano) de Roma con su
plena aprobación.
Simultáneamente,
las fuerzas aliadas que avanzaban hacia
Túnez sumaban alrededor de los 150.000 hombres. En agosto de 1942, se nombró al general británico Sir Harold Alexander (1891-1969) comandante en jefe de
las tropas aliadas en el teatro de operaciones del norte de África y Oriente Medio.
Fue adjunto del general Eisenhower en este frente. Estaban bajo su mando, el comandante
británico teniente general Sir Kenneth
Anderson (1891-1959), de quién dependía el 1° Ejército británico, quién tenía bajo su
dependencia el Cuerpo de Ejército V inglés, el Cuerpo de Ejército XIX francés y
el Cuerpo de Ejército II norteamericano. El
general norteamericano Lloyd Fredendall, era el jefe del II Cuerpo del Ejército.
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La ofensiva de Rommel por un lado y de Von Arnim por el otro, en febrero de 1943, provocó un duro revés a las tropas aliadas. |
El
general Hans-Jürgen von Arnim (1889-1962),
que tenía el mando de las fuerzas alemanas en Túnez, partía de un punto de
vista fundamentalmente defensivo, a
primeros de febrero de 1943 disponía de unos 100.000 hombres. Por su parte,
Rommel, siempre propenso a la táctica ofensiva, estaba trasladando los 70.000
hombres de su Panzerarmee a las fortificaciones de la línea de Mareth, al sur
de Túnez.
Al amanecer de 1 de
febrero de 1943, la artillería ítalo-alemana bombardeó las posiciones
norteamericanas sobre la frontera argelino-tunecina. Seguidamente el I
Ejército Italiano se lanzaba al asalto tomando el Paso de Faid. Especial fue el
comportamiento de las tropas de élite italianas, los Bersaglieri, que tras intensos combates, a veces cuerpo a cuerpo
con la bayoneta, fueron desalojando a los americanos de sus posiciones en los
días venideros. Al ataque se sumó la 21ª División Panzer cortando el camino
montañoso desde Faid hacia Sfax, ruta de vital importancia táctica.
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Ubicación de Kasserine, donde las fuerzas anglo-estadounidenses fueron derrotadas. |
El día 4 de
febrero, Rommel propuso que los ataques de Arnim en la dorsal oriental se
hicieran más amplios; en efecto, mientras Arnim continuaría avanzando a lo
largo de 32 km en dirección oeste, desde Faid a Sbeitla, Rommel atacaría Gaísa.
Estas
operaciones en caso de tener éxito, se podrían desarrollar hacia Tébessa, con
objeto de destruir la división acorazada norteamericana enviada recientemente a
aquel lugar, impedir a los ingleses que avanzaran hacia Túnez y Bizerta y
permitir la conquista de Bona, en la costa septentrional.
Desde
luego la propuesta de Rommel era audaz. El Mando Supremo aprobó con
circunspección el consejo de Rommel, cediendo quizá a los convincentes
argumentos adoptados por Kesselring, quién tuvo una entrevista con los dos
comandantes alemanes. Juntos, decidieron
lanzar una pequeña operación que consistiría en dos ataques limitados: Arnim
avanzaría unos 19 km, desde Faid a Sidi Bou Zid, con dos divisiones acorazadas;
Rommel debía avanzar sobre Gtsa, con una unidad ítalo-alemana, designada con el
nombre de destacamento del Afrikakorps. Tanto Kesselring como Rommel se daban
cuenta de que un éxito les conduciría a una operación de mayores proporciones,
cuyo objetivo sería la ocupación de Tébessa, mientras Arnim se contentaría con
consolidar la posesión de los pasos principales de la dorsal oriental.
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El general inglés Kenneth Anderson,
no era apreciado por sus subalternos ni por sus superiores. |
Durante
las dos primeras semanas de febrero, la actividad en el frente pareció entrar
en un período de calma. Los comandantes
y los Estados Mayores aliados se preguntaban, con los nervios en tensión, dónde
y cuándo desencadenarían los alemanes el siguiente golpe.
Las
operaciones en Túnez estaban a cargo del
general británico Kenneth Anderson que no era apreciado por sus subalternos ni por sus superiores. Consideraba a los franceses demasiado débiles y
los norteamericanos demasiado inexpertos para reaccionar. Envió a los generales
Fredendall y al francés Louis Koeltz (1884-1970) que avanzaran hasta encontrar fuerzas enemigas. Los Aliados
avanzaban hacia Túnez en un frente de 160 km.
A
las cuatro del día 14 de febrero de 1943. Mientras un viento violentísimo
azotaba el paso Faid, levantando una tempestad de arena, la infantería y los carros de combate alemanes pusieron en ejecución
un plan de ataque impecablemente concebido. Aislaron rápidamente a unos 2000
hombres, aniquilaron un batallón acorazado, ocuparon Sidi Bou Zid y destruyeron
44 carros de combate norteamericanos, 50 vehículos semiorugas, 26 piezas de
artillería y no menos de 22 camiones.
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Avance alemán en el Paso de Kasserine. |
Anderson
que esperaba que el golpe se descargara mucho más al Norte, consideró este
ataque como una maniobra de distracción. Sin embargo, el elevado número de
pérdidas norteamericanas, tanto en hombres como en material, y las apremiantes llamadas de Fredendall, le
indujeron a destacar sin dilación un batallón de carros de las fuerzas
norteamericanas acorazadas en el sector francés.
Aunque
todo continuaba tranquilo en las proximidades de Gaísa. Anderson, con la
aprobación de Eisenhower, dio instrucciones a Fredendall para que abandonase la
ciudad, a fin de concretar sus propias fuerzas y reforzar el flanco derecho.
Fue un éxodo desordenado, que se desarrolló necesariamente en la oscuridad más
completa. Se dirigieron hacia Fériana, a 64 km de distancia, donde las fuerzas que guarnecían las
instalaciones de la retaguardia perdieron la serenidad y, presas de pánico,
comenzaron a destruir los depósitos de abastecimientos.
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El Mayor Orlando Ward, en el primer enfrentamiento con Rommel perdió 98 tanques, 57 vehículos semiorugas y 29 piezas de artillería. |
El
15 de febrero, la División Acorazada 1 norteamericana, utilizando tanques Sherman y la División Acorazada II estadounidense, sin la menor experiencia en la guerra en el desierto, se hallaron
en franca desventaja ante los veteranos del Afrikakorps. Anderson
envió al mayor norteamericano Orlando Ward (1891-1972), que contraatacó
desde Sbeïta para conquistar Sidi Bou Zid, pero con resultado negativo. El
intento costó la pérdida de otro batallón de carros – de los 58 que entraron en combate se salvaron solamente 4 – y de 15
oficiales y 298 hombres de tropa. En dos días de combate, desarrollado entre el 14 y el 15 de febrero de 1943, Ward había perdido 98 carros de
combate, 57 vehículos semiorugas y 29 piezas de artillería. Para ayudarle a
mantener una línea defensiva, Anderson le asignó el resto de las unidades
acorazadas, retirándolas del sector francés.
El
día 16, algunos elementos alemanes, en el intento de avanzar hasta Sbeita,
provocaron momentos de pánico en las filas aliadas, rápidamente superados, pues
Ward logró replegarse y establecer una línea defensiva. Por la mañana del día 17, las fuerzas de Rommel entraron en Fériana,
mientras la retirada de los Aliados estaba ya en pleno desarrollo. Los dos
aeródromos habían sido abandonados, después de que los soldados destruyeran más
de 270.000 litros de gasolina, 34 aparatos y las instalaciones y almacenes. Sin
embargo, los alemanes pudieron salvar aún unos 22.000 litros de carburante para
aviones y grandes cantidades de municiones, víveres y otros materiales.
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El teniente general Anderson junto al general Louis Koeltz en Túnez. Otros dos derrotados por Rommel en Kasserine. |
El
mismo día 17, unidades pertenecientes a la División Acorazada 6 y a la División
de Infantería 34, se trasladaron al sector defendido por el Cuerpo de Ejército
XIX del general francés Louis Koeltz y cerraron el paso de Sbiba. La
conquista de Sbeitla y de Féeriana encendió la fantasía de Rommel, quien
insistió para que se aprovechase a fondo el éxito, a fin de aumentar el
desorden en el campo aliado. Un avance oportuno sobre Tébessa conduciría a la
posesión de un punto clave, abriendo la carretera de Bona y quizás también la
de Constantina. Pero Arnim, que no comprendía la intuición de Rommel, alejó de
Sbeïtla una de sus dos divisiones acorazadas a fin de reforzar sus defensas
situadas más al Norte. Rommel entonces, no pudo hacer otra cosa que aceptar
la realidad, pues la autoridad de Arnim era igual a la suya y, además, faltaba
la coordinación del Mando superior que hubiera podido imponer una decisión. Se
resignó, por lo tanto, a considerar como concluida la segunda fase de la
batalla.
Sin
embargo, continuaba obsesionándole la perspectiva de una gran victoria. El 18 Rommel telegrafió a Kesselring: “Propongo un ataque envolvente inmediato... en Tébessa
y en la zona al norte de la localidad.... para continuar en fuerza”. Una amplia y rápida maniobra de
envolvimiento conduciría al cerco de las reservas que afluían a Túnez, cortaría
las líneas de abastecimiento y obligaría a los Aliados a abandonar el país.
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Foto de las tropas alemanas en febrero de 1943, cerca del Paso de Kasserine. |
El
Mando Supremo, cediendo a instancias de Kesselring, autorizó a Rommel a dirigir
lo que se transformaría en la fase culminante de la batalla. Reconociendo que
“ahora se ofrecía una ocasión que no volvería a presentarse de lograr un éxito
decisivo” y juzgando que era improbable que las posiciones de Mareth fueran
atacadas antes de que transcurriera una semana o incluso más, el Mando le permitió que llevara a cabo
“ciertas operaciones" para atacar en dirección de El Kef, a 110 km al
norte Kasserine, aislando entre si las unidades francesas y ejerciendo presión
sobre las inglesas. El mando del grupo Rommel también tendría a su disposición
el recién constituido Ejército 1 italiano, a las órdenes de Messe. Arnim no
quedaría sometido a la autoridad de Rommel, pero le apoyaría son un tenaz
ataque contra los ingleses en el sector Norte.
Rommel,
aunque contento con la posibilidad que se le ofrecía, se sintió desilusionado
al saber que el objetivo inicial seria el Kef. En su opinión, el Mando supremo
había ordenado una maniobra de escasa importancia, apuntando más a un triunfo
táctico que a una victoria estratégica. Pero Kesselring creía que la directiva
era lo suficientemente elástica para permitir a Rommel atacar donde mejor
creyera, y esperaba de él un ataque principal a Tébessa y otro secundario y
demostrativo contra el Kef; este último para satisfacer al Mando. Pero en esta
ocasión, Rommel interpretó la directiva al pie de la letra y elaboró un plan
que preveía el ataque a El Kef según dos direcciones: el destacamento del Afrikakorps debía avanzar a través de Kasserine y
la 21ª Panzerdivisión a través de Sbiba; una vez localizadas las defensas, que
suponía más bien débiles, lanzaría al ataque la 10ª Panzerdivisión.
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Rommel y Bayerlein hablando a sus tropas en Túnez, sobre un vehículo americano capturado. |
La
inactividad del día 18 fue muy provechosa para los Aliados. El general Alexander tenía el mando de todas las fuerzas terrestres
aliadas, inspeccionó el sector inglés el día 16 de febrero, el francés el 17 y
el norteamericano el 18, y quedó asombrado de la confusión y del pesimismo que
reinaban en el sector del II Cuerpo de Ejército de Estados Unidos.
A
las 13:30 del 19 de febrero de 1943, el mariscal de campo Rommel recibió el
visto bueno del Comando Supremo sobre el plan revisado. Recibiría el control de las divisiones Panzer 10ª y 21ª transferidas
del 5º Ejército Panzer de von Arnim y atacaría a través de los pasos de
Kasserine y Sbiba hacia Thala y el norte, despejando la zona y amenazando los
flancos del I Ejército Británico.
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Erwin Rommel, fotografía de 1943. |
Las
primeras órdenes cursadas por el británico Alexander fueron sencillas y claras: los Aliados no debían ceder en Sbiba ni en
Kasserine.
En
Sbiba, las fuerzas de Rommel encontraron una tenaz resistencia por parte de las
unidades británicas, francesas y americanas, y muy pronto la 21ª Panzerdivisión se vio empeñada en una acción estática para no
ceder terreno.
En
el área de Sbiba se había instalado la 6ª División Blindada británica de cara a
las fuerzas blindadas alemanas que avanzaban. También estaban presentes algunas
unidades norteamericanas de infantería y artillería, elementos de dos
regimientos británicos de artillería antitanque y algunos destacamentos
franceses. La 21ª Panzer hizo un pequeño avance contra este combinado de
fuerzas y tras contactar con ellos, para
el 20 de febrero los había derrotado y puesto en retirada. Rommel, al
comprobar la posición que habían tomado las fuerzas enemigas, vio que se le
ofrecía la posibilidad de efectuar un
avance rápido a través del paso de Kasserine hasta Tébessa, donde se
encontraban los importantes depósitos de aprovisionamiento aliados. Comenzó
desplegando tropas para retener a las fuerzas enemigas situadas al este de la
cordillera y a continuación atacó rápidamente el paso, abrió el camino y
comenzó a atravesarlo. Al tener noticia los Aliados de que los alemanes se
estaban abriendo paso en Kasserine, desplazaron las tropas situadas al oeste de
la cordillera hacia el paso para frenarlo allí.
La victoria de
Kasserine
Defendiendo
el paso se encontraba una fuerza que agrupaba a un batiburrillo de unidades
norteamericanas de infantería, artillería e ingenieros. En las colinas del
oeste estaba la Fuerza Especial del general Welvert, que agrupaba un batallón estadounidense de Rangers, 3
batallones de infantería francesa, 6 batallones de artillería y destacamentos
menores. Más al oeste la Fuerza Especial Bowen bloqueaba el camino de Feriana a
Tébessa. Entre Tébessa y la Fuerza Especial Bowen se hallaba la 1ª División
Blindada estadounidense en reorganización, aunque solo el Comando de Combate B
estaba en condiciones de combatir. Las posiciones del Paso se hallaban a las
órdenes del coronel Alexander Stark.
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Ilustración de Rommel guiando a sus hombres hacia la victoria. |
Un
intento inicial de sorprender a los defensores de Kasserine mediante un rápido
empuje de la 33ª Unidad de Reconocimiento falló y un batallón de granaderos Panzer se situó a los pies del paso y otro en
Jebel Semmama, la colina de su flanco oriental. Sólo se hicieron lentos
progresos frente al fuego de la artillería defensiva y los tanques del 1/8º
Regimiento Panzer planearon continuar avanzando al mediodía, pero obtuvieron
pocos resultados frente a una defensa a ultranza. Frustrado por la falta de
progresos, Rommel decidió dirigir sus unidades desde la 10ª División Panzer al
paso de Kasserine por la mañana siguiente en un ataque coordinado con el Grupo
de Asalto del Afrika Korps, al que a su vez se unirían elementos de la 131ª
División blindada italiana Centauro. Mientras tanto refuerzos aliados de la 6ª
División blindada británica estaban llegando a Thala. Después de hacer un
reconocimiento preliminar, el comandante de la 26ª Brigada Blindada británica
decidió intervenir. Sin embargo, el Estado Mayor del Primer Ejército le
restringió al envío de pequeños grupos de combate para interceptar a los
alemanes.
Al
anochecer, las posiciones estadounidenses sobre las colinas con vistas al paso
fueron sobrepasadas y a las 8:30 de la mañana los granaderos Panzer alemanes y
los Bersaglieri italianos reanudaron el ataque. A la 1 de la tarde, Rommel tomó
dos batallones de la 10ª Panzer y los combinó para tratar de romper las
defensas aliadas. Los supervivientes
estadounidenses hicieron una desorganizada retirada hasta la salida occidental
del paso en Djebel el Hamra, adonde estaba llegando la 1ª División Blindada
del Comando de Combate B. Rommel tuvo especiales palabras de alabanza para el 7º
Regimiento Bersaglieri de la Centauro, que había atacado furiosamente y cuyo
comandante, el coronel Luigi Bonfatti,
cayó abatido durante el ataque. Los blindados italianos y alemanes llegaron
antes a la salida del paso que los Aliados y así, mientras seguían dirigiéndose
hacia el oeste, a medida que salían del boquete del paso, giraban sus torretas
hacia el norte, cañoneando a las tropas aliadas que se acercaban hacia ellos.
En la salida de Thala, la fuerza aliada comenzó una pequeña retirada para
reubicarse 10 km atrás y durante la misma perdió todos los tanques. El 20 de
febrero, las fuerzas del Eje alcanzaron sus objetivos y estaban preparadas para
atacar tanto hacia Tébessa como hacia Thala. Pero por el momento, ambas partes
hicieron una pausa para preparar sus operaciones al día siguiente.
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Operaciones del Eje y Aliadas en Túnez, del 30 de enero de 1943 al 10 de abril de 1943. Clic para ampliar la imagen. |
En Kasserine, ya al
segundo día de la batalla, Rommel se aseguró la posesión del paso y desde allí
envió el destacamento del Afrikakorps a la izquierda, hacia Tébessa, el grupo
mixto ítalo-alemán avanzó 19 km, hasta que fue detenido por fuerzas
norteamericanas y francesas que se batieron desesperadamente. La 10ª
Panzerdivisión, que soportó el esfuerzo mayor rompió el frente más al Norte,
penetrando en dirección a Thala, y rebasó las defensas americanas; pero, más
adelante, se encontró con la obstinada resistencia de los ingleses.
Anderson, en vista
de que las posiciones de Sbiba se mantenían sin ceder y que la División 34
norteamericana de Ryder se batía bien, cursó instrucciones a Keightley a fin de
que se enviase al Oeste, hacia Thala, una parte de su División Acorazada 6. La
Brigada Acorazada 26, del general Charles Dunphie, cerraba, combatiendo
heroicamente, la carretera que conducía a Thala, mientras el general de brigada
G. C. Nicholson, segundo jefe de la división se ponía al frente de un grupo cada
vez más numeroso de defensores británicos.
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Tanque alemán Tiger durante la ofensiva del Paso de Kasserine, febrero 1943. |
Pero
los hombres de Dunphie tuvieron que ceder al fin ante los alemanes que
avanzaban. Al anochecer, los restos de
la Brigada Acorazada 26 se retiraron a las líneas aliadas, protegidos por el
regimiento Leicester.
La
10ª Panzerdivisión capturó 571
prisioneros, destruyó 38 carros de combate y 28 cañones: pero no logró
entrar en Thala. Sin embargo, en aquel momento, la línea defensiva inglesa carecía totalmente de consistencia.
Anderson, convencido de que era imposible impedir que Rommel se adueñase de la
localidad y bloquearle la carretera para el Kef, ordenó a Koeltz (quien
protestó enérgicamente) que se preparase para abandonar Sbiba y retirarse 64 Km
más atrás.
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Mapa del Paso de Ksserine, y la población de Thala. |
Así,
pues, la tarde del día 22 decidió interrumpir la ofensiva, y aquella misma
noche empezó a retirarse de Kasserine y de Sbiba; pero supo ocultar tan bien sus movimientos que los Aliados ni siguiera se
dieron cuenta de que la batalla había terminado.
Anderson,
que seguía creyendo que Sbiba caería durante la noche, continuó adoptando
medidas drásticas. Ordenó a Nicholson
que hiciera retroceder la artillería de Irwing a El Kef, y a Koeltz, como ya se
ha dicho, que abandonase Sbiba. Pero antes de que Nicholson tuviera tiempo
de poner en movimiento los cañones de Irwing, llegó de Marruecos el general de
división Ernest Harmon, enviado por
Eisenhower, para cooperar con el general Fredendall en calidad de primer
ayudante. Harmon asumió rápidamente la
dirección de la batalla de Kasserine, y revocó la orden de Anderson referente a
la retirada de la artillería.
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Soldados de infantería norteamericanos avanzando por el Paso de Kasserine, el 26 de febrero de 1943. |
Entre
tanto, los mandos aliados cuando descubrieron que Rommel ya no estaba allí, temían que reemprendiese los ataques, por
lo que dudaron en lanzarse en persecución de las fuerzas del Eje.
Por
este motivo las fuerzas aliadas no
volvieron a entrar en Sbiba, reducida a un montón de ruinas, hasta el 24 de
febrero, y el 25 ocuparon de nuevo el paso de Kasserine, desde donde
continuaron hacia Sbeitla y Sidi Bou Zid. Pocos días después, las fuerzas del
Eje se encontraban de nuevo en la dorsal oriental. Rommel había vencido a las
fuerzas anglo-estadounidenses en Túnez, y consiguió crear una total alarma
entre todos los mandos aliados en el Norte de África y les había enseñado,
además, muchas cosas sobre el arte de la guerra. Rommel lo enfrentó a un enemigo muy superior en número solamente con 50
Panzer, de la 10° División Panzer, 30 cañones y 2.500 soldados de infantería.
Los
combates de Kasserine, costaron al Eje
unos 2000 hombres entre muertos y heridos y a los Aliados más de 11.000. De los
30.000 norteamericanos del Cuerpo de Ejército II cayeron unos 6500. En cuanto
al material, se elevaron a 183 carros de combate, 194 vehículos semiorugas, 208
piezas de artillería y 512 camiones y jeeps, además de una considerable
cantidad de carburante, municiones y víveres.
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Un tanque norteamericano destruido en el Paso de Kasserine en febrero de 1943. |
Respecto
a la aviación, entre el 18 de enero y el 13 de febrero de 1943 la RAF sufrió la pérdida de 34 aparatos, mientras que la USAAF perdió
85. En tanto que entre el 18 de enero y el 13 de febrero la Luftwaffe perdió 100 aparatos mientras
que las perdidas italianas son desconocidas.
El
23 de febrero de 1943, durante el
encuentro de Rommel con Albert Kesselring y su jefe de Estado Mayor, Siegfried
Westphal, estos intentaron convencer a Rommel de que cambiase de parecer,
argumentando que todavía existían posibilidades de éxito. Sin embargo, Rommel
fue firme: Kesselring finalmente estuvo de acuerdo y las órdenes formales del Comando Supremo en Roma fueron emitidas por
la noche, deteniendo la ofensiva y ordenando la vuelta de todas las unidades
del Eje a sus posiciones iniciales. Ese mismo día, un ataque aéreo masivo de la
Fuerza Aérea estadounidense sobre el paso montañoso aceleró la retirada
alemana, y al atardecer del 24 de febrero, el paso había sido ocupado de nuevo
por los Aliados. Sidi Bou Zid y Sbeitla fueron recuperadas poco después.
Consecuencias
Era
la primera vez que unidades terrestres del Tío Sam y tropas ítalo-germanas se enfrentaban
cara a cara. Los norteamericanos sufrieron importantes bajas en esta derrota. El
general Eisenhower más tarde
confirmó junto al general Omar Bradley
(1893–1981) y otros oficiales que los subordinados de Fredendall no tenían
confianza en él como su comandante. El
general británico Harold Alexander (1891-1969) comentó con los oficiales
norteamericanos: "Estoy seguro que ustedes tienen mejores hombres que
él".
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El mayor Bradley, Ike Eisenhower y el general Patton. |
Se
enfrentaron nada menos que a Erwin
Rommel, un táctico brillante y nada en su historial bélico contradecía esa
premisa. No obstante, a diferencia del Coronel General Jürgen Von Arnim, quien había parado en seco a los norteamericanos
a las puertas de Túnez dos meses antes, Rommel a menudo alardeaba y prefería
atacar al enemigo. Von Arnim era más modesto y prefería tácticas defensivas.
El
líder aliado a cargo de defender esos pasajes montañosos era el Mayor General Lloyd Fredendall, a cargo del II Cuerpo
de Ejército de Estados Unidos. Fredendall era un oficial menos que mediocre.
Para colmo tenía también la desventaja de comandar tropas bisoñas e inexpertas,
encarando veteranos curtidos por años de continua campaña en dos continentes.
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Panzer Tiger I del 504 Batallón de tanques pesados, durante los combates en Túnez. |
En
vez de concentrar sus fuerzas a la entrada de los desfiladeros, Fredendall las
esparció a lo largo de todo el frente a la usanza del general español Fernández
Silvestre antes de su catastrófica derrota en Annual. Cuando los Panzers y
granaderos alemanes irrumpieron en Kasserine utilizando al máximo su potencia de
fuego en ese punto, muchos soldados norteamericanos abandonaron sus unidades,
dejando en su rastro tanques, piezas de artillería, equipos, materiales y
vituallas. Kasserine no fue una
retirada, sino una fuga humillante. Los Panzer “Tigers” de 60 toneladas
lograron que cundiera el pánico.
Pero
después de cuatro días de continua derrota y fuga, los norteamericanos
empezaron a reponer tanto sus pérdidas materiales, como sus bríos para
enfrentar el enemigo. Protagonista de ese dramático cambio en la suerte de la
batalla fue la llegada de la Novena División de Artillería, incluyendo el
Batallón 34 de Artillería de Campaña, al mando del entonces Teniente Coronel William C. Westmoreland. Los cañones
norteamericanos habían recorrido 800 millas desde Orán hasta Kasserine.
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Pintura de Erwin Rommel, "El Zorro del desierto". |
Rommel ordenó parar
la ofensiva el 22 de febrero de 1943. Guerrero por excelencia, la retirada de
Rommel fue tan discreta como rápida. Cuando las fuerzas norteamericanas
empezaron su avance al día siguiente, no había ni rastros del famoso “Zorro del Desierto”. En la tarde de ese
mismo día Rommel recibió la visita de su superior inmediato, el Mariscal de
Campo Albert Kesselring (1885–1960).
En marzo de 1943, tras librar una última batalla, se le ordenó a Rommel ir a
Berlín. Cinco días después fue
condecorado con los brillantes de la Cruz de Caballero.
Casi
simultáneamente con el retiro temporal de Rommel, un general norteamericano de
dos estrellas, 57 años de edad y un récord legendario desde 1918, se hizo cargo
el 6 de marzo de 1943, del frente de Túnez. Relevó al derrotado general Fredendall.
Era el general George S. Patton Jr., tan
capacitado como Rommel y aún más agresivo, pero también arrogante y vanidoso.
Barcos aliados
hundidos en el Atlántico
En
febrero de 1943 los alemanes e italianos hundieron 50 naves en el Atlántico y
en el Mediterráneo. La mayoría de ellas
eran británicas, sumando 310.000 toneladas.
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El guardacostas Escanaba, recatando a los sobrevivientes del Dorchester, el 3 de febrero de 1943. |
Entre
los navíos hundidos, el 3 de febrero de
1943 fue torpedeado el U.S.A.T. Dorchester,
ex buque de pasajeros de lujo de 5649 toneladas, convertido en transporte de
tropas, hundido por un torpedo del U-223
(al mando de capitán Karl-Jung Wächter). El Dorchester se encontraba en viaje a la base americana en
Groenlandia desde San Juan, Newfoundland, con 902 pasajeros y tripulación a
bordo cuando fue atacado alrededor de 150 millas al sur de Cabo Farewell, se hundió en 20 minutos. De
los pasajeros, la mayoría eran tropas americanas. Además llevaba 1000 toneladas
de carga. Los escoltas de la patrulla de Groenlandia rescataron 229 personas
del buque atacado, 132 por el Cutter Escanaba,
y otras 97 rescatadas por su buque gemelo el Comanche. En total, 672 almas se perdieron incluyendo 404 soldados. Cientos de
cadáveres, flotando en superficie por sus chalecos salvavidas fueron
posteriormente rescatados del mar.
Luego
también el Escanaba fue víctima de un
ataque submarino, siendo torpedeado en los estrechos de Isla Belle con solo dos
miembros de la tripulación como sobrevivientes. A bordo del Dorchester había
cuatro capellanes de diferentes credos que ayudaron a distribuir los salvavidas
y a los heridos. Cuando los armarios donde se encontraban los chalecos
salvavidas se encontraban vacíos, ellos se quitaron los suyos y los repartieron
al siguiente hombre en la fila. Cuando el buque se hundía, los sobrevivientes
pudieron ver a los cuatro capellanes parados en la inclinada cubierta, con sus
brazos entrelazados, rezando y esperando su suerte. Una Medalla especial por
heroísmo fue autorizada por el Congreso además del Corazón Púrpura y la de
Servicios Distinguidos, fueron póstumamente otorgadas a los cuatro capellanes.
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El 6 de febrero de 1943 fue hundido el buque de guerra Louisburg I, muriendo 38 tripulantes. |
El navío de combate
HMCS Louisburg I fue atacado y
hundido por un torpedo lanzado desde un avión italiano el 6 de febrero de 1943.
El ataque se produjo al este de Orán,
mientras escoltaba un convoy desde Gibraltar hasta Bone, Argelia, 38
tripulantes se perdieron.
En el mes de
febrero de 1943, 21 submarinos germanos, atacaron al convoy SC-118 (Canadá-Gran
Bretaña), integrado por 61 transportes y 12 naves de escolta. Fueron alcanzados
16 barcos, en el transcurso de cinco días de lucha incesante y de ellos, 13 se
hundieron, con un total de 59.765 toneladas.
El SS Henry R. Mallory se hundió el 9 de
febrero de 1943. Formaba parte del convoy
SC-118 rumbo al Reino Unido. El Mallory
(6063 toneladas) fue atacado y hundido por torpedos de los submarinos alemanes
U-609 y U-625. De la tripulación de 494 pasajeros y tripulación a bordo,
tropas americanas 381, guardias armados 34, civiles 2, tripulación 77, perecieron
272. Los 224 sobrevivientes fueron rescatados cuatro horas después por el
Cutter de la Guardia Costera Bibb,
205 sobrevivientes y el destructor Ingham,
quien rescató 25.
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El HMCS Weyburn se hundió al chocar con una mina colocada fuera de Gibraltar. |
El
22 de febrero de 1943 se hundió el buque de guerra canadiense HMCS Weyburn. Chocó una mina colocada fuera
de Gibraltar por el submarino U-118 y
se hundió, junto con 7 de sus tripulantes.
El 24 de febrero de
1943 se hundió en el Atlántico el submarino británico HMS Vandal (P 64) con sus 37 tripulantes. El submarino recién fue redescubierto en diciembre de 1994 al norte de la isla de Arran.
La guerra en el
Pacífico
En
Guadalcanal, una de las islas del archipiélago de las Salomón, los japoneses seguían evacuando
a sus hombres sin que lo perciban los norteamericanos.
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Ubicación de las Islas Salomón, con detalle de la disputada Guadalcanal. |
Los
ataques aéreos japoneses se sucedían y
mientras los norteamericanos pensaban que intentarían recuperar el aeródromo de Campo Henderson, tomado por los norteamericanos en agosto de 1942, los japoneses realizaron la segunda y tercera evacuación de tropas dentro de la
“Operación Ke”. El 4 de febrero, el batallón Yano se replegó a nuevas
posiciones en el río Segilau, y se enviaron tropas para bloquear el avance de
las fuerzas norteamericanas a lo largo de la costa sur. Mientras tanto, la fuerza especial de portaaviones y
acorazados de William Halsey se mantuvo por poco fuera del alcance de los
ataques aéreos japoneses, a unos 480 kilómetros al sur de Guadalcanal.
El almirante Nobutake Kondo (1886-1953) envió dos
destructores de su fuerza, el Asagumo
y el Samidare, a las Shortland para
reemplazar los dos destructores perdidos durante la primera evacuación. Hashimoto lideró la segunda misión de
evacuación con veinte destructores desde el sur hacia Guadalcanal, a las
11:30 del 4 de febrero. Aviones del Campo Henderson atacaron en dos rondas las
naves de Hashimoto, comenzando a las 15:50 y con un total de 74 aeronaves. El
destructor Maikaze resultó gravemente
dañado, por lo que Hashimoto ordenó que el Nagatsuki
lo remolcara hasta Shortland. Los Aliados
perdieron once aviones en el ataque, mientras que los japoneses perdieron un
Zero.
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Tropas japonesas fotografiadas en la isla de Gudalcanal. |
Las
lanchas torpederas estadounidenses no salieron esa noche a atacar la fuerza de
Hashimoto y el embarque de tropas no tuvo contratiempos. Hyakutake y su personal (3921 hombres principalmente de la 2ª División)
llegaron a Bougainville sin incidentes a las 12:50 del 5 de febrero.
Creyendo
que las operaciones japonesas del 1 y 4 de febrero habían sido para reforzar,
no para evacuar, las fuerzas
estadounidenses en Guadalcanal procedieron de forma lenta y cautelosa,
avanzando tan sólo 820 metros diarios.
Al
tanto de la presencia de los portaaviones de Halsey, así como de otros buques
de guerra, los japoneses consideraron la
posibilidad de cancelar la tercera evacuación, pero al final decidieron seguir
con el plan. La fuerza de Kondo se acercó a 890 kilómetros al norte de
Guadalcanal para estar preparada en caso de que los barcos de Halsey intentaran
intervenir. Hashimoto salió de las Shortland con 18 destructores a mediodía del
7 de febrero, esta vez tomando curso por el sur de las Salomón en lugar de ir a
través del «Slot». Un grupo de 36 aeronaves de la CAF atacó la flota japonesa a
las 17:55, dañando gravemente al Isokaze,
que se retiró escoltado por el Kawakaze.
Tanto los Aliados como los japoneses perdieron una aeronave durante el ataque.
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Ametralladora japonesa en Guadalcanal. Soldados de la 81° Unidad de Guardia al mando del teniente Yukio Endo. |
A
su llegada a Kamimbo, la fuerza de
Hashimoto embarcó 1972 soldados a las 00:03 del 8 de febrero, sin que lo
impidiera la Armada de los Estados Unidos. Durante una hora y media más, el
personal de los destructores remó a lo largo de la orilla gritando con la
finalidad de asegurarse que nadie se había quedado atrás. A la 01:32 el Grupo
de Refuerzo salió de Guadalcanal, llegando sin incidentes a Bougainville a las
10:00, completando así la operación. Con este último acto y tras seis meses y
dos días de lucha, la Batalla de Guadalcanal había terminado.
Al
amanecer del 8 de febrero, fuerzas estadounidenses en ambas costas reanudaron
su avance, donde encontraron a unos pocos soldados japoneses enfermos y
moribundos. Fue en este momento cuando el
general Patch se dio cuenta de que las idas y venidas del «Tokyo Express» de la
última semana habían sido para evacuar y se sintió burlado. A las 16:50 del
9 de febrero, las dos fuerzas estadounidenses se encontraron en la costa oeste,
en el poblado de Tenaro. Patch envió un mensaje a Halsey asegurando: «Total y completa derrota de las fuerzas
japonesas en Guadalcanal tuvo lugar hoy a las 16:25 [...] los Tokyo Express ya
no tienen terminal en Guadalcanal».
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El "Tokyo Express", la ruta de los navíos japoneses para aprovisionar Guadalcanal y otras islas. Es el recorrido que se usó para evacuar a 10.652 hombres. |
Los
japoneses lograron evacuar con todo
éxito a un total de 10.652 hombres, que eran prácticamente todos los que
quedaban de los 36.000 soldados que habían sido enviados a la isla durante la
campaña. 600 de los evacuados perecieron a causa de sus heridas o de alguna
enfermedad antes de que pudieran recibir ayuda médica adecuada. 300 más
requirieron una hospitalización larga o recuperación. Después de recibir las
noticias de que se había concluido la evacuación, Yamamoto elogió a todas las
unidades involucradas y ordenó a Kondo que regresara a Truk con sus buques de
guerra.
Algunos
japoneses rezagados permanecieron en Guadalcanal, muchos de los cuales cayeron
posteriormente muertos o capturados por patrullas aliadas. El último japonés en rendirse en la isla que se conoce lo hizo en
octubre de 1947.
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Ilustración de soldados norteamericanos inspeccionando un refugio japonés en Guadalcanal. |
En
retrospectiva, los historiadores han
culpado a los estadounidenses, especialmente a Patch y a Halsey, de no haber
tomado ventaja de su superioridad aérea, terrestre y naval para evitar que la
evacuación japonesa de la mayoría de los sobrevivientes fuera exitosa.
Chester Nimitz, comandante de las fuerzas aliadas en el Pacífico, aseguró sobre
la Operación Ke: «Hasta el último momento pareció que los japoneses intentaban
realizar refuerzos. Solamente la destreza de mantener ocultos sus planes y la
audaz velocidad en llevarlos a cabo, permitió a los japoneses retirar el
remanente de la guarnición en Guadalcanal. No
fue hasta el momento en que todas las fuerzas organizadas habían sido
evacuadas, el 8 de febrero, cuando nos dimos cuenta del propósito de sus
disposiciones aéreas y navales».
Gracias
a la “Operación Ke” la Marina Imperial Japonesa evacuó de Guadalcanal a prácticamente
todos sus hombres. En las maniobras de combate, a los estadounidenses les fueron hundidos 4 navíos entre ellos un
destructor (USS De Haven) y 3 lanchas
torpederas (USS P-37, USS PT-111 y USS PT-123), un destructor dañado (USS Nicholas) y 53 aviones derribados.
Conclusión
La
Batalla de Guadalcanal fue una de las grandes epopeyas de la Segunda Guerra
Mundial. Con un saldo de más de 43.000
muertos y 59 buques hundidos entre ambos bandos, constituyó hasta la fecha el
enfrentamiento más largo y sangriento librado por tierra, mar y aire de la
Historia Militar.
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El Kinugawa Maru, barco de la Armada Imperial japonesa parcialmente hundido en la isla de Guadalcanal. |
En
seis meses de combates, los Aliados
sufrieron 20.000 bajas entre 12.100 muertos (12.000 estadounidenses, 84
australianos y 2 tonganos) y 7.789 heridos, perdieron 30 navíos (2
portaaviones, 9 cruceros, 13 destructores, 1 cañonero, 3 lanchas torpederas, 1
remolcador y 1 carguero), fueron dañados 21 buques (1 portaaviones, 3
acorazados, 7 cruceros y 10 destructores) y resultaron derribados 615 aviones.
Japón
sufrió 32.000 bajas (31.000 muertos y 1.000 prisioneros), perdió 29 buques (1 portaaviones, 2 acorazados, 4 cruceros, 9
destructores, 1 submarino y 12 transportes), fueron dañados 10 buques (2 portaaviones, 4 cruceros y 6 destructores)
y resultaron derribados 683 aviones.
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En Guadalcanal se vivieron intensos combates en tierra, mar y aire, por parte de japoneses y norteamericanos. |
Militarmente
Guadalcanal supuso un cambio estratégico total en el desarrollo de la Guerra
del Pacífico. A pesar de que Japón peleó
magistralmente, provocando muchos más hundimientos en buques al oponente que
los propios (por ejemplo dos portaaviones norteamericanos por uno nipón y nueve
cruceros frente a cuatro respectivamente) luchó muy por encima de sus
posibilidades porque el Imperio del Sol Naciente no podía reponer sus pérdidas
tan rápido como sus enemigos debido a la enorme superioridad industrial de
Estados Unidos.
Por
si fuera poco las bajas cosechadas en tierra por los japoneses fueron mucho más
elevadas que las norteamericanas, lo que constituyó la primera derrota
terrestre del Ejército Imperial Japonés contra el Ejército Estadounidense. Sin
embargo lo peor de todo para el Eje fue que la expansión nipona por el Pacífico fue definitivamente interrumpida,
Australia dejó de estar amenazada y sobretodo los norteamericanos adquirieron
una base desde la que lanzarse a la conquista del resto de las Islas Salomón y
Nueva Guinea. El mismo almirante William
Halsey describió brillantemente la nueva situación: “Antes de Guadalcanal el enemigo avanzaba a según su antojo; después de
Guadalcanal se repliega según el nuestro”.