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viernes, 12 de septiembre de 2014

CADA MES RECOLECTAN MÁS DE 130 TONELADAS DE BASURA QUE LLEGA AL RÍO DE LA PLATA

Son botellas plásticas, bolsas, envoltorios y otros residuos que los vecinos tiran en la calle. Dañan las alcantarillas y pueden generar inundaciones. 

Arroyos de la ciudad de Buenos Aires.
Cada mes, el Gobierno porteño levanta 133.460 kilos de residuos de las desembocaduras de los arroyos de Buenos Aires. Así, el Río de la Plata se termina convirtiendo en un gran depósito de basura, y el riesgo de inundaciones y de contaminación se multiplica. 

En las veredas porteñas hay 30.000 sumideros que captan el agua de lluvia y todo lo que el ciudadano arroja en la calle. Luego, ese caudal va por conductos subterráneos hasta los distintos arroyos que cruzan Buenos Aires, y que en su mayoría desembocan en el Río de la Plata.

Así luce diariamente el arroyo Maldonado que
corre entubado bajo la ciudad de Buenos Aires.
La cuenca del arroyo Maldonado es la que más basura sufre, 55.000 kilos mensuales. Se trata del principal arroyo de Buenos Aires, que corre entubado bajo la avenida Juan B. Justo desde Liniers hasta su desembocadura en el Río de la Plata en Palermo, frente al Aeroparque Jorge Newbery. Afecta a diez barrios porteños, pero que concentran un tercio de la población de Buenos Aires. De allí se explica en parte que reciba tanta basura callejera. Le sigue la del Medrano, con 14.000 kg. y la cuenca del Vega con 12.000 kg.

Contaminación del Río de la Plata.
Los que más van a parar a los desagües son las botellas de gaseosas, papeles, colillas de cigarrillos, bolsas plásticas y otros residuos. Pero también hay vuelcos de hormigón de las construcciones y grasa que los restaurantes y puestos de comida vierten en la calle. Otro problema se da cuando los encargados de edificios baldean las veredas sin antes levantar los residuos, con lo cual todo va a los sumideros.

Un empleado de la ciudad de Buenos
Aires recogiendo la basura.
“La cantidad de plásticos que encontramos en las desembocaduras de los arroyos es tan grande que tuvimos que organizar una recolección especial para que los retiren y los puedan reciclar”, explicó Carla Vidiri, de la Dirección General del Sistema Pluvial del Ministerio de Ambiente y Espacio Público. 

El problema no es solo la mugre en las veredas y la contaminación. Las botellas de plástico y las bolsas obstruyen los sumideros, con lo cual les hacen perder capacidad de drenaje si llueve. 

Toda la basura de Buenos Aires
termina en el Río de la Plata.
Por eso, cuando hay alertas meteorológicas el Gobierno pide que la gente no saque la basura, para que no termine tapando los desagües. Producto de esta inconducta social, por la ley N° 4.120, la Ciudad tuvo que crear un servicio especial de limpieza de la costa del río, que cuenta con 15 empleados y dos embarcaciones. Se ocupan de la costa de la villa Rodrigo Bueno, la Reserva Ecológica, Costa Salguero, Punta Carrasco y las desembocaduras de los arroyos Ugarteche y Medrano. Sólo este equipo de trabajo levanta unas 1.200 bolsas de basura por semana, que envían al Centro Verde de Núñez para que la cooperativa de cartoneros MTE haga la separación de los reciclables. 

Residuos en la Costanera Norte,
en el Río de la Plata.
El fenómeno no sólo afecta al Río de la Plata. La cuenca del arroyo Cildáñez recibe 13.000 kilos de basura por mes, que si no fueran levantados irían al Riachuelo, aumentando la contaminación de ese curso de agua. De hecho, el río contaminado que separa Capital Federal del Conurbano cuenta con su propio sistema de recolección de residuos en la costa, que depende del Gobierno porteño (de la mugre que flota en la superficie se ocupa la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo), y que también separa los elementos reciclables. Los vuelcos de basura en el Riachuelo son mucho más complejos que las botellitas. En los últimos años la Ciudad de Buenos Aires lleva levantados más de 50 autos. Además, hay gente que tira escombros y desechos tóxicos.

Centro de Reciclado en Núñez.
“Es fundamental que los porteños cambiemos nuestra relación con la basura. Lo principal es incorporar el hábito de la separación en origen y disponer los residuos en los lugares destinados a tal fin, como los contenedores. No hacerlo implica tener que pagar sistemas redundantes para recolectar la basura de donde no debe ser dispuesta, como los sumideros”, afirmó el ministro de Ambiente y Espacio Público, Edgardo Cenzón.

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