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miércoles, 17 de septiembre de 2014

EN TAILANDIA PROHIBEN LA NOVELA FUTURISTA 1984, DE GEORGE ORWELL

La dictadura militar que gobierna el país desde el mes de mayo se siente identificada con el argumento. Ya hay más de 300 personas detenidas.

La novela futurista de George
Orwell, escrita en 1949, no
es aceptada por el nuevo
gobierno de Tailandia.
El clásico de George Orwell, 1984 se ha convertido en un símbolo de protesta y resistencia en Tailandia, un país cada vez más orwelliano desde que los militares dieron el 12º golpe de Estado exitoso en 80 años, el pasado 22 de mayo. La asonada militar culminó el 21 de agosto con el nombramiento del general golpista, Prayuth Chan-ocha, como nuevo primer ministro, en una asamblea llena de militares en la que era el único candidato. Prayuth ni se encontraba en el hemiciclo cuando fue elegido nuevo líder del país con tres abstenciones y ningún voto en contra.

La censura, sin embargo, sigue intentando silenciar cualquier crítica hacia los golpistas. Una prueba de ello es que en las librerías de Bangkok actualmente es difícil encontrar un ejemplar de la novela de Orwell, pese a no estar oficialmente prohibida. “No tenemos ningún ejemplar a la venta, podríamos tener problemas con la policía”, asegura la vendedora de la librería Asia Books de Asok, situada en el centro de Bangkok, mientras que en la librería B2S del barrio de Ladprao han intentado camuflar la cubierta con cinta aislante de color negro, aunque todavía puede leerse en el lomo 1984. En junio, la policía intimidó a los organizadores de una exhibición de la película basada en la novela de Orwell en unos cines de Chiang Mai.

Soldados tailandeses arrestan a manifestantes
que protestan contra el golpe de Estado.
La descripción de la novela, escrita en 1949, de un Estado donde las autoridades ejercen un poder absoluto y pretenden controlar el pensamiento de los ciudadanos ha sido comparada con la sociedad tailandesa tras el golpe de Estado, lo que parece haber incomodado a la junta militar. Tras el golpe, pequeños grupos de no más de cinco personas, para no desafiar el veto impuesto por la ley marcial, se sentaron en las aceras de Bangkok para leer la novela de Orwell como forma de resistencia pacífica, y desplegaron un cartel con la imagen del general Prayuth donde se podía leer “Tailandia 1984”. “Estaba leyendo la novela y comiendo un sándwich frente a Siam Paragon [un famoso centro comercial de Bangkok] y fui arrestado. Un oficial de mi universidad fue quien me ayudó con la policía, pero podría haber ido a prisión”, expone Champ, de 20 años. Los sándwiches por la democracia también se han convertido en símbolos de resistencia pacífica.

Censura por todas partes
Desde que los militares se hicieron con el poder, disolvieron el Senado, la Constitución está suspendida y se ha impuesto un toque de queda desde las diez de la noche a las cinco de la mañana. Más de 30 millones de cuentas de Facebook fueron bloqueadas en Tailandia, y aplican la censura a los medios de comunicación. El nuevo gobierno mantiene censuradas la televisión y la radio, incluida la emisión de canales internacionales como BBC y CNN.

La cúpula golpista que gobierna Tailandia desde
el 22 de mayo de este año. En el centro, el
Jefe del Ejército, el general Prayuth Chan-ocha.
Hasta el momento, la junta militar ha bloqueado 219 portales de internet alegando que estos suponen una amenaza para la "seguridad nacional". Al menos 28 personas ya perdieron la vida desde el golpe y cientos resultaron heridas como resultado de brotes esporádicos de violencia.

Quienes protestan muestran el saludo de tres dedos que aparece en la película Los juegos del hambre, de Suzanne Collins o poniéndose cinta adhesiva en la boca o tocando La Marsellesa. Todos los detenidos y podrían enfrentarse a una pena de prisión de dos años, según la organización Human Rights Watch, cuya sección de su página web con información sobre Tailandia está ahora censurada.

El general Prayuth Chan-ocha, durante un
reciente discurso. El pasado 21 de agosto
fue nombrado Primer Ministro en una asamblea
llena de militares donde él era
el único candidato.
El Ejército tailandés, tras el golpe de Estado, creó el Consejo Nacional para la Paz y el Orden (NCPO), que une las fuerzas armadas y la policía, y ha detenido a más de 300 personas, la mayoría de ellas sin cargos, según Human Rights Watch. “El futuro que se muestra en el libro de Orwell es crudo, brutal y se abusa de los derechos. Tailandia no ha llegado a ese punto todavía, pero a los tailandeses les inquieta expresar sus opiniones, unirse a grupos que piensan de la misma manera, o actuar para asegurar sus derechos porque pueden ver a los soldados en la puerta [de su casa]”, explica Phil Robertson, director adjunto de la división de Asia de esta organización.

"Necesitamos democracia", reza el cartel de
una manifestante en Bangkok, contra el
golpe de Estado.
Desde el fin de la monarquía absolutista en 1932, el país ha vivido 19 pronunciamientos militares, de los que 12 tuvieron éxito, justamente el actual es el número doce. En tanto, más de 10.000 camboyanos ilegales han abandonado el país desde el golpe de Estado.

Como consecuencia de la censura, la compañía aérea Philippine Airlines también ha incluido entre sus recomendaciones para viajar a Tailandia no llevar la novela distópica de George Orwell, para que nadie pueda confundir al viajero con un manifestante antigolpista.

Centenares de camboyanos
ilegales huyen de Tailandia tras
el golpe de Estado el 22 de
mayo de 2014.
La noticia que publicó el diario El País de Madrid en el día de hoy, no hace más que confirmar que el tan temido mundo Orwelliano puede volverse realidad en cualquier momento.

El año pasado, la novela 1984 multiplicó sus ventas en Estados Unidos por el 'Caso Snowden'. La obra de Orwell provoca lo inusual en una obra de ficción política: miedo. En Internet, la edición de la novela aumentó sus ventas en un 7000% en Amazon. El libro escrito por Orwell en 1949 ha saltado del puesto 11.855 al tercero de los más vendidos en Amazon.

Ya hemos sobrepasado en tres décadas aquella fecha tantas veces tenida por simbólica y no pierde vigencia. Orwell imaginó para el futuro un centinela cuyo ojo alcance todos los rincones, el famoso Gran Hermano, con el ojo que todo lo observa, en un planeta donde cada vez hay menos intimidad donde todo lo que hacemos es vigilado ante la pasividad de los ciudadanos.

Manifestantes tailandeses con cintas adhesivas
en la boca protestan contra el golpe de Estado
que está a punto de cumplir 4 meses.
El valor de 1984, aunque a menudo sus escenarios aparezcan obsoletos, es la capacidad de anticipación respecto al peligro fundamental que acecha al hombre contemporáneo, la pérdida de su libertad individual. Lo que sucede en Tailandia se podría repetir en poco tiempo en el resto del mundo, porque pensar, disentir y discutir la “realidad oficial” sigue siendo, tal como lo plantean estas novelas de ciencia ficción, cada día más peligroso en muchas partes del mundo.

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