La causa de la Guerra de Malvinas fue la lucha por la soberanía sobre estos archipiélagos australes, tomados por la fuerza en 1833 y dominados desde entonces por el Reino Unido, algo nunca aceptado por Argentina que los sigue reclamando como parte integral e indivisible de su territorio; de hecho, considera que se encuentran ocupados ilegalmente por una potencia invasora.
Durante la Guerra de Malvinas, el almirante Woodward ni se imaginaba que el ataque argentino que comenzaría el 25 de mayo sería muchísimo más potente que todo lo que había visto hasta ahora.
El 25 de mayo de 1982 era feriado en la Argentina en conmemoración del inicio de la Revolución del 25 de mayo de 1810 y la convocación a un cabildo abierto en la ciudad de Buenos Aires. En Malvinas, acorde a esta fecha patria los invasores ingleses recibieron una dura derrota en lo que se conoce como “La Batalla del 25 de mayo”.
Hace treinta años, en este día memorable son hundidos los buques de guerra británicos HMS Coventry (se hundió en menos de 20 minutos), y HMS Atlantic Conveyor. Además son dejados fuera de combate el HMS Broadsword, HMS Sir Lancelot. Son dañados: HMS Alacrity, HMS Avenger, HMS Yarmouth y HMS Fearless, en el caso de este último, buque de asalto anfibio de 12.120 toneladas, en el momento del ataque tenía una tripulación de más de 500 hombres y llevaba alrededor de 300 soldados para desembarcar en San Carlos. Son abatidos además tres aviones Harriers y dos helicópteros Sea King derribados y un Lynx se pierde en el hundimiento del Coventry, y otros dos averiados sin provocar bajas.
El 25 de Mayo de 1982 fue viernes y un día de la Patria pleno de ataques aéreos a la flota invasora colonialista ya que las alas de la Fuerza Aérea y de la aviación naval se tiñeron de gloria frente a la potencia inglesa.
Hasta el clima ayudó para que la aviación argentina pudiera desempeñarse en toda su plenitud frente a la flota invasora. Los principales objetivos seguían siendo las naves enemigas en la zona del estrecho y bahía San Carlos.
Primeros ataques del día al enemigo
Para esta fecha, las fuerzas invasoras británicas ya habían establecido una cabeza de playa en San Carlos. Dado que en días anteriores se había observado que las primeras escuadrillas en atacar no encontraban oposición de PAC enemigas, se decidió lanzar al alba (en vuelo nocturno) la primera escuadrilla, con el sistema A-4 Skyhawk y sin oficial de control aéreo táctico, a fin de que ese avión, en vuelo alto, no alertara al enemigo de la aproximación del ataque. Así salieron:
A las 07:28 horas desde Río Gallegos despegó el reabastecedor Hércules KC-130, indicativo "París". Luego de la misma base salieron cuatro A-4B Skyhawk, indicativo "Marte", armados con una bomba MK-17 de 1.000 libras. Los pilotos eran el Capitán Hugo Palaver (C-244), el Teniente Daniel Gálvez (C-250), el Teniente Vicente Autiero (C-221), y el Alférez Hugo Gómez (C-209). Despegaron de Río Gallegos a las 08:00. La segunda sección regresó a los 25 minutos, Autiero y Gómez, por falla del Nº 3; el 4 lo siguió pues no tenía la sección guía a la vista (nocturno), siguieron en la misión Palaver y Gálvez. Reabastecieron del "París" y se internaron con bruma y visibilidad cero. Recorrieron el brazo San Carlos. Divisaron un buque blanco. Al ver una cruz roja pintada en su casco, suspendieron el ataque. Era el Uganda (el buque hospital lleno de soldados mercenarios). No observaron otros buques, ni recibieron fuego de artillería antiaérea. Giraron a la derecha en Laguna Paloma. Siguieron y observaron Darwin. De inmediato, giraron a la derecha para alejarse. Vieron un buque verde y casco negro. El Nº 1, Palaver, tiró al buque bombas y cañones y el Nº 2, Gálvez, a un grupo de casas. Salieron sobre el estrecho y en la posición Elefante Marino, nivel de vuelo 50. El Nº 1 informó que su indicador de combustible marcaba 0. Había sido alcanzado en la parte inferior de su avión, de acuerdo con lo que vio su numeral, estaban en 51º 25' S / 59º 30' O. Instantes después, aparentemente alcanzado por un misil Sea Dart lanzado desde el destructor HMS Coventry, que se encontraba al norte de la isla Borbón, el averiado avión del Capitán Hugo Palaver fue derribado sin que su piloto lograra eyectarse. El Teniente Gálvez arribó a Río Gallegos a las 11:00 hs.
En tanto rumbo a Malvinas iban cuatro M-5 Dagger, indicativos "Rango" y "Bingo". La tripulación de "Rango" era el Capitán Carlos Rohde (C-418), y el Capitán Roberto Jannet (C-431). La Tripulación de "Bingo" estaba formada por el Capitán Amílcar Cimatti (C-436), y el Capitán Carlos Moreno (C-435). Su misión era la búsqueda de un radar inglés en las islas de Beaucheme. Despegaron, por secciones, de Río Grande a las 10:00 y 10:20 respectivamente. Cada sección debía ser guiada por un Lear Jet LR-35A.
El Lear matrícula T-23, que despegó de Río Grande a las 10:15, tripulado por los capitanes Nicolás Benza y Jacinto Despierre y el Cabo 1º Juan Mothe como mecánico; guió hasta cien millas de las islas Beaucheme a la sección del Capitán Jannet. Regresó a Río Grande a las 12:05.
El vuelo de ambas secciones de M-5 comenzó en condiciones por instrumentos, pero en el objetivo estaba claro ilimitado. A la vista de las islas, la sección “Rango” exploró la zona asignada, sin observar instalaciones de radar ni buques, por lo que regresó, en vuelo rasante, arribando a Río Grande a las 12:00. La sección "Bingo" realizó navegación sin acompañamiento del Lear, por fallas. Una vez que visualizaron las islas, el Capitán Cimatti ordenó acelerar a 500 nudos. Ordenó tirar con cañones sobre la Punta Belgrano sin observar tiro de artillería; salieron patrullando bahía San Felipe e isla de los Pájaros. Regresaron a Río Grande a las 12:20 horas
Ataques a la fragata misilística HMS Avenger y el buque anfibio HMS Fearless
Una escuadrilla de cuatro A-4C Skyhawk, bajo el indicativo "Toro", armados con bombas retardadas por paracaídas despegaron de San Julián a las 11:30 hs. Reabastecieron en el "París" y los aviadores eran el Capitán Jorge García (C-304), el Teniente Ricardo Lucero (C-319), el Teniente Daniel Paredi (C-312), y el Alférez Gerardo Isaac (C-302). Ingresaron al estrecho y, al llegar a la bahía de San Carlos (12:25 hs), atacaron a los buques allí reunidos.
Recibieron fuerte fuego antiaéreo. El teniente Lucero fue derribado por un misil Rapier, lanzado desde tierra. Se eyectó y fue rescatado por el HMS Fearless, el mismo buque que había atacado. Los tres restantes atacaron un buque, probablemente la fragata clase 21 HMS Avenger.
A la salida, individual, bajo fuego antiaéreo, el capitán Jorge García, informó que tenía problemas hidráulicos. Cuando iba en ascenso, debido a sus averías fue derribado por un misil Sea Dart del HMS Coventry, eyectándose pero pereciendo posteriormente debido a exposición a los elementos.
Los dos aviones restantes regresaron y acoplaron en el Hércules KC-130, indicativo "Berlín", que había despegado de Río Gallegos a las 07:28. Arribaron a San Julián a las 14:30 hs.
Hundimiento del destructor HMS Coventry
Son atacados y averiados, al norte de la isla Borbón, la fragata misilística F-21 Broadsword de 4.000 toneladas y el destructor D-42 Coventry de 4.100 toneladas es hundido (se hundió de campana en 15 minutos con más de 300 hombres a bordo, expertos estiman más de 90 muertos).
El autor fue la sección “Zeus” que llegó segundos después de un vuelo rasante de Carballo y Rinke que decidieron atacar a la Broadsword en vez de al Coventry.
La escuadrilla “Zeus” apuntó directamente al destructor D-88 Coventry, el cual ahora maniobraba para liberar el campo de tiro de la fragata F-88 Broadsword.
A bordo del Coventry, Richard Lane y sus oficiales de Guerra Antiaérea continuaban desesperadamente tratando de lograr un enganche apropiado. “Una vez más los podía ver aproximándose en mi pantalla táctica, tratando desesperadamente de alinear los radares de control de tiro 909 y engancharlos pero, aunque apuntaban en la dirección correcta, no podía lograr una solución de tiro.” Los aviones argentinos se encontraban a unos 90 segundos de distancia. De improviso, el radar 909 pareció lograr un blocaje por tan solo un instante. La tripulación del Coventry disparó un Sea Dart en modo de emergencia – sin mayor esperanza de pegarle a un objetivo, tan solo con la intención de asustar a sus atacantes y sacarlos de la corrida de bombardeo. Lanzado sin enganche radar, el misil no tenía oportunidad de guiarse hacia su blanco y aún como esperanza de distracción, falló, pues no disuadió a los agresores quienes, a tan solo 30 segundos de sus blancos, presionaron en su ataque.
Disparando su cañón de 4.5 pulgadas, el destructor poco pudo hacer y los aviones argentinos atacaron con poco intervalo, el 1er Tte. Velazco (C-212) lanzó sus bombas a proa del buque, mientras que el alférez Barrionuevo (C-207) lanzó sus bombas hacia popa, confirmando que al menos tres de ellas habían impactado.
Las tres bombas penetraron profundamente en el casco del buque y estallaron inmediatamente. Dos de las bombas detonaron en la sala de máquinas frontal, llevándose la explosión consigo la mencionada sala, el CIC y la Sala de Computadoras inmediatamente debajo de este, matando instantáneamente a varios de sus ocupantes.
El Capitán Hart-Dyke revive la experiencia: “lo primero que recuerdo fue una explosión increíble y calor, un calor intenso. Recuerdo haber visto caos total y devastación en este compartimiento, gente en llamas…” Un infierno dantesco y pandemonio absoluto se apoderaron de los compartimentos alrededor de la zona devastada. “Había un sujeto en la sala de computadoras un piso más abajo que trataba de subir por la escalera al CIC”, recuerda consternado Richard Lane. “Así que me arrastré por el piso para tratar de ayudarlo, pero se resbaló y cayó nuevamente al infierno de la sala inferior antes de que pudiese llegar a él.”. La mayoría de oficiales murió en la explosión o estaban malheridos y bajo ninguna circunstancia en condiciones de dar órdenes, así que la propia tripulación tomó la decisión de abandonar el barco, ayudando a sus colegas heridos a colocarse los trajes de supervivencia y los salvavidas y saltar al agua. La explosión generó un gravísimo incendio que provocó la total pérdida de propulsión y energía, dejando al buque sin comunicaciones, lo que se agravó con la inundación provocada por el ingreso del agua debido a los rumbos provocados por las bombas.
Aproximadamente menos de 20 minutos después del ataque, el destructor enemigo había escorado hacia babor y se encontraba prácticamente horizontal, con la tripulación afortunadamente a salvo en balsas salvavidas, siendo llevada a tierra por helicópteros o a bordo de la Broadsword. La evacuación se completó con éxito (según afirman los ingleses); es importante destacar que, aunque igualmente trágico y lamentable, dada la gravedad del ataque y sus consecuencias, solo 19 marinos perecieran a bordo del Coventry (víctimas de la explosión de las bombas), mientras que el resto (incluyendo los 30 heridos de consideración) pudo salir con vida de esa nave siniestrada (siempre según la versión británica). Momentos después, el buque se daba vuelta y, con la quilla hacia arriba, desaparecía por debajo del suave oleaje.
En el hangar del buque se perdió, también, el helicóptero Sea Lynx HAS.Mk.2 (XZ242) de dotación. Los dos aviones argentinos volvieron al continente sin problemas.
El Almirante Woodward había decidido, contrariamente a los deseos del Capitán Hart-Dyke, posicionar al Coventry más cerca de las islas; noche tras noche, en comunicación directa con el Almirante, el Capitán solicitaba autorización para mover su nave hacia aguas más abiertas, donde los sensores y sistemas de armas funcionaban notablemente mejor, solicitud que constantemente era denegada, como recuerda Chris Howe, Supervisor de Guerra Electrónica (EW) a bordo del Coventry: “tengo recuerdos bastante vívidos del Capitán hablando por el canal de comunicaciones seguro con el Almirante y en numerosas ocasiones, el Capitán le solicitó si nos podíamos mover mar adentro donde podíamos defendernos mejor y aún así proveer la imagen de radar aérea de largo alcance a la flota, numerosas ocasiones en las que, desafortunadamente, el permiso fue denegado.” El riesgo era muy elevado: cerca de la costa, el obsoleto radar de búsqueda aérea Type 965P simplemente dejaba de ser útil, puesto que la imagen se veía obscurecida por el clutter provisto por la masa de tierra que se ofrecía de fondo, haciendo muy difícil, sino imposible – debido a las cuestiones previamente discutidas – la detección de aeronaves argentinas que ya habían comenzado a utilizar los contornos y características del terreno de las islas para enmascararse de los sensores navales y lanzarse sobre los buques británicos. Tal decisión no debe entenderse como un error de juicio por parte del Almirante Woodward, sino todo lo contrario: como una decisión tácticamente consciente. “Él (el Almirante) dijo ‘quédense donde están’ y continuaba mandándome al mismo punto” – recuerda Hart-Dyke. “Y me di cuenta por qué lo estábamos haciendo: de ser necesario, nosotros tendríamos que sacrificarnos en lugar de otros buques que eran más importantes (como los buques de suministros, los de desembarco anfibio y los portaaviones). Y es que así es la guerra, uno debe tomar riesgos para poder ganar. Es como un juego de ajedrez, uno debe sacrificar algunas piezas para lograr jaque mate al final. Resultó que nosotros éramos una de esas piezas”.
Ataque a la Broadsword
Desde Río Gallegos, en la Patagonia argentina, despegaron a las 14 horas tres A-4B Skyhawk, indicativo "Vulcano", armados con una bomba MK-17. La tripulación consistía en el Capitán Pablo Carballo (C-225), el Teniente Carlos Rinke (C-214), el Alférez Leonardo Carmona.
También despegaron de Río Gallegos a las 14 horas otros tres A-4B Skyhawk, indicativo "Zeus". La tripulación era el Primer teniente Mariano Velasco (C-212), Alférez Jorge Barrionuevo (C-207), Teniente Carlos Osses (C-204).
En ambas escuadrillas fallaron los Nros. 3 (en la "Vulcano" el Alférez Carmona, no decoló por inconvenientes técnicos y, en la "Zeus", el Teniente Ossés se volvió después por problemas en su transmisor de VHF; arribó a Río Gallegos a las 16:00 hs). Las secciones llegaron al norte de la isla Borbón con 2/3 minutos de intervalo e hicieron el reabastecimiento en vuelo.
A las 15:20 hs, la sección "Vulcano" (Carballo - Rinke), atacó la fragata 22 HMS Broadsword que repelió el ataque con misiles, granadas de fragmentación y cañones.
El C-225 pilotado por el Capitán Pablo Carballo seguido de su numeral, C-214, tripulado por el Teniente Carlos Rinke eran tomados por la computadora como si fuera un solo avión.
El radar Type 910, de la Broadsword hasta ese momento, venía rastreando los dos aviones que, por encontrarse volando sumamente juntos en formación, fueron interpretados como si se tratase de un solo contacto. Cuando los aviones estuvieron aproximadamente a 15 kilómetros de distancia, la computadora reconoció tardíamente que en realidad se trataba de dos blancos independientes, de manera que reemplazó el único track generado previamente con dos nuevos contactos. Al hacer esto, el track original fue descartado por la computadora como espurio. Pero el mismo seguía presente en la memoria electrónica y parecía aproximarse a mayor velocidad, de manera que la computadora, en vez de discriminarlo, determinó que el mismo era más peligroso y crítico que los otros dos (verdaderos), manteniendo el haz de radar fijo en él. Eliminar el contacto falso debería haber sido un proceso rápido pero la computadora que controlaba el radar de control de tiro se había ‘congelado’ y debió ser reiniciada manualmente, proceso que consumió valioso tiempo – entre 12 y 15 segundos.
En ese momento se encontraba en la zona una patrulla de Sea Harriers del No.800 Squadron que, para infortunio de las naves en apuros, no podía acercarse y entablar combate con los agresores a riesgo de ser alcanzada por el sistema Sea Wolf de la Broadsword. El Coventry entonces abrió fuego con su artillería de 114mm; con los aviones acercándose, la tripulación se apostó en cubierta para tirarles con lo que fuera que tuviesen a la mano. “Tenía a mi disposición un par de cañones Oerlikon de 20mm – modelo obsoleto de la Segunda Guerra Mundial – los cuales eran tripulados por un marino cada uno quien hacía puntería manualmente, tratando de atinarle a esos aviones, lo cual era simplemente inútil”, comenta el Capitán David Hart-Dyke. “Tenía marinos en la cubierta superior con fusiles, lo cual solo servía para hacernos sentir mejor pensando que estábamos tratando de tirarle a algo.” Los pilotos argentinos se aproximaron a la aparentemente impenetrable barrera de nutrido fuego antiaéreo, compuesta por fuego de 114 y 20 milímetros pero fundamentalmente, munición de 7.62mm disparada por tripulantes armados con SLRs y ametralladoras livianas.
El Capitán Carballo describe vívidamente la experiencia: “nos empezaron a tirar desde mucho antes. Pegaban cortos los impactos, o sea, yo veía explosiones en el aire y el agua como si… como si danzara, como si bailara el agua delante nuestro. Pero corta, o sea que adelante. Y veíamos que esa… pared, como pared de fuego se aproximaba muy rápidamente hasta que entramos adentro de ella…” La cortina de fuego provista por el Coventry probablemente forzó a los pilotos a virar ligeramente a la izquierda y concentrarse en la fragata. Los aviones soltaron sus bombas de 1000 libras e iniciaron su escape, no sin antes recibir impactos de armas cortas en la parte inferior del fuselaje.
Los argentinos lograron arrojar sus bombas de 1.000 libras sin apreciar los resultados. Una bomba falló su objetivo, mas la otra lanzada por la sección “Vulcano” contra la F-88 Broadsword rebotó corta sobre el agua pero continuó su vuelo impactando la popa desde abajo, destruyó la lavandería y salió por la cubierta de vuelo, la atravesó llevándose consigo parte y destruyendo la nariz del helicóptero Sea Lynx (XA729) allí ubicado, para luego salir por la otra banda y caer al mar sin estallar. Los aviones argentinos salieron airosos del ataque y volvieron sin problemas a la base.
La sección "Zeus" comprobó que de la popa de
Hundimiento del Atlantic Conveyor
La situación era preocupante para el almirante “Sandy” Woodward, que a esa altura de los acontecimientos había sufrido graves bajas entre sus medios de combate, sin embargo, más caótica sería la situación para las fuerzas de tierra, luego de que despegara del continente la sección “Mina”, compuesta por dos cazas Super Etendard de la 2ª Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque (EA32), con intenciones de atacar uno de los portaaviones británicos lejos de las islas.
Despegaron de Río Grande a las 14:34 hs con rumbo noreste. La tripulación estaba integrada por C. C. Curilovic y T. F. Barraza de la aviación naval. Reabastecieron del KC-130 "Berlín" a las 15:45 hs en el puesto de reabastecimiento aéreo y se lanzaron con rumbo este hasta alcanzar el punto en que debían iniciar el vuelo rasante. Al enganchar el blanco dispararon ambos Exocet (16:20 hs). Regresaron a su base luego de realizar un nuevo reabastecimiento a las 16:50.
Los aviones lanzaron dos misiles AM-39 Exocet contra un blanco de grandes dimensiones que resultó ser el portacontenedores MV Atlantic Conveyor, su incendio y hundimiento posterior supondría un revés para los planes del brigadier Julian Thompson, pues perdió una cantidad no revelada de material logístico y 4.000 carpas para sus tropas de tierra, además de 6 helicópteros Wessex HU.Mk.5, tres Chinook HC.Mk.1 y un Sea Lynx HAS.Mk.2, y rodados que serían vitales para los movimientos de tropas y motivaron problemas posteriores. Otra pérdida fue el material para la construcción de una pista de aluminio de campaña en tierra para los Harrier y así garantizar el apoyo aéreo y la superioridad aérea sobre el Teatro de Operaciones.
En el portacontenedor Atlantic Conveyor que tenía 14.950 toneladas (de similar tonelaje a un portaaviones británico), murieron 12 hombres incluido el capitán del buque. Gran cantidad de chinos muertos no fueron reconocidos en las cifras británicas.
El balance del día de esta batalla fue una clara victoria argentina con dos pilotos fallecidos en 22 salidas que dejaron al enemigo un destructor hundido, un portacontenedores incendiado (posteriormente se hundió) por un ataque de la aviación naval con apoyo de los Hércules KC-130 de la Fuerza Aérea. Además de tres naves averiadas (Fragata HMS Broadsword, HMS Avenger y HMS Fearless). Tres Harrier GR.3 RAF derribados. Un helicóptero Lynx (en la HMS Broadsword ), destruido. Se calcula que Gran Bretaña, solamente en este día, tuvo más de 150 muertos.
Para el atardecer del 25 de mayo, la batalla estaba definida a favor de la aviación aeronaval argentina que había encajado tremendas bajas a las fuerzas navales británicas. Fue el mejor homenaje a aquellos patriotas del Virreinato del Río de la Plata que hacía 172 años habían iniciado la Revolución de Mayo para ser libres.
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