El arma original que
acompañó al Libertador de Argentina, Chile y Perú fue robada en dos
oportunidades del Museo Histórico Nacional, y para evitar que la situación se
repitiera se exhibía desde hace 48 años en el Regimiento de Granaderos a
Caballo, fundado por el propio general José de San Martín. Ahora, se ordenó
nuevamente que permanezca en el Museo Histórico Nacional.
El sable corvo antes de ser trasladado al Museo Histórico Nacional. |
El
domingo 24 de mayo de 2015 por un decreto de Cristina Fernández de Kirchner, la histórica arma vuelve al Museo Histórico, tras una resolución que fue publicada el jueves
21 de mayo pasado en el Boletín Oficial. El sable corvo del general José de San Martín que lo acompañó en
todas sus batallas por la Independencia de América fue trasladado en un recorrido
que comenzó en el Regimiento de
Granaderos a Caballo fundado por él, ubicado en Palermo, hasta el Museo Histórico
Nacional situado en el Parque Lezama de la ciudad de Buenos Aires.
Bendición
El
desfile militar que trasladó el objeto histórico partió desde Palermo donde está el Regimiento de Granaderos a Caballo y
recorrió las calles Luis María Campos, Int. Bullrich, Av. del Libertador, Av.
Leandro N. Alem, Rivadavia, Bolívar, Yrigoyen y Paseo Colón, hasta llegar al
Parque Lezama.
El sable corvo llega a la catedral de Buenos Aires el 24 de mayo. |
Durante
el trayecto, realizó una parada en la
Catedral Metropolitana, donde descansan los restos de José de San Martín, y
allí el arzobispo de Buenos Aires, Mario
Poli, le dio su bendición.
Se deben tomar todas las precauciones para impedir que esta reliquia invaluable sea robada por delincuentes comunes ni por infames traidores a la patria. |
El General José de San Martín, libertador de Argentina, Chile y Perú. |
Tras
el retiro de San Martín en Europa, posterior a la entrevista de Guayaquil con
el otro libertador, Simón Bolívar, el arma quedó en la ciudad de Mendoza en
manos de una familia amiga. En una carta posterior escrita a su yerno Mariano
Balcarce y a Merceditas les solicita que le envíen la espada a Europa, quedando
en su posesión hasta su muerte del 17 de agosto de 1850.
El sable corvo sale del Regimiento de Granaderos a Caballo. |
Como
albacea suyo, y en cumplimiento a su última voluntad me toca el penoso deber de
comunicar a V.E. esta dolorosa noticia, y la honra de poner en conocimiento de
V.E. la siguiente cláusula de su testamento: "3ro El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de
la América del Sur le será entregado al General de la República Argentina, Don
Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he
tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra
las injustas pretensiones de los extranjeros que tentaban de humillarla".
Imagen del desfile del 24 de mayo de 2015 con el traslado del emblemático sable hasta su nuevo emplazamiento. |
En
1896 Adolfo Carranza, director del
Museo Histórico Nacional, solicita a ambos la donación del sable de San Martín,
a lo cual acceden. El mismo fue enviado entonces de Londres a Buenos Aires, a
donde llega el 4 de marzo de 1897 y es
depositado en el Museo Histórico Nacional, donde durante casi siete décadas fue
exhibido en una de sus salas.
El primer robo
El
sable del general, una de las armas más
famosas de la historia, permaneció en el Museo Histórico hasta el 12 de
agosto de 1963, durante el gobierno del presidente civil José María Guido, en ese día fue robado por Osvaldo Agosto -quien ideó el plan y estuvo a cargo de su parte
operativa-, Manuel Gallardo, Arístides
Bonaldi y Luis Sansoulet, todos integrantes de la Juventud Peronista que en
esa época estaba comandada por el triunvirato conformado por Envar el Kadri, Jorge Rulli y Héctor Spina,
quienes en 1968 fundarían el grupo terrorista autodenominado Fuerzas Armadas
Peronistas (FAP).
El peronista Osvaldo Agosto, el primero en robar el sable corvo de San Martín. |
Los
malvivientes subieron a un auto Peugeot 403 que conducía un quinto delincuente
de nombre Emilio, y se esfumaron en la invernal noche porteña. Pero antes se
encargaron de dejar un sobre con un comunicado donde, entre otras cosas,
exigían el fin de la proscripción del peronismo, la vuelta de Juan Perón al
país, la devolución del cadáver de Eva Duarte y el castigo a los responsables
de los fusilamientos del 56. Indicó que el objetivo del robo fue poner en ridículo al “régimen” democrático y
a las Fuerzas Armadas hurtando el arma más conocida de San Martín, que
había legado a Juan Manuel de Rosas
por su exitosa defensa contra Gran Bretaña y Francia.
La vitrina octogonal donde se hallaba el sable antes de ser robado por primera vez. |
Enseguida,
la JP emitió un primer comunicado en el que exigió una ruptura con el FMI e hizo del hecho un acto blasfemo con el glorioso sable que pertenece a todos los
argentinos: “Desde hoy, el sable de San Lorenzo y Maipú quedará custodiado
por la Juventud Peronista”.
En
tanto, el arma fue escondida en una estancia camino a Mar del Plata, cerca de
Maipú, tras peregrinar por varios sitios de la ciudad. Por ejemplo, el martes
13 de agosto, al día siguiente del robo, desafiando toda superchería, estuvo a
metros de la Casa Rosada, donde Demarco estacionaba su auto para ir a su
oficina de la calle Florida. Así, el depositario, al bajar del vehículo, llegó
a decirle a un policía: "Cuídemelo
bien, que tengo el sable en el baúl". A lo que el agente asintió con
una sonrisa y un saludo.
Desfile de cientos de granaderos en el traslado del sable corvo el 24 de mayo. |
Poco
después, difundieron un segundo
comunicado en el que ampliaban sus demandas, exigiendo la liberación de los
presos políticos, la devolución del cadáver de Evita, el retorno de Perón y el
castigo para los asesinos de Felipe Vallese (este sujeto de la JP, junto con
varios terroristas había atacado un destacamento de la aeronáutica en Ezeiza.
Logrando reducir al guardia y robándose dos ametralladoras PAM. Un año después,
el 23 de agosto de 1962 fue detenido en su domicilio y su cuerpo no aparecerá).
Un granadero del Regimiento fundado en 1812 transporta el sable corvo original. |
Agosto
no revelaba donde ocultó la reliquia histórica y años después dijo: "Fueron días de unas palizas bárbaras
e incluso me hicieron un simulacro de fusilamiento en un basural, aunque no
pudieron sacarme nada", cuenta el otrora cabecilla, y agrega: "No
es de guapo que uno se la aguanta. Yo pensé que sólo me estaban apretando. «¿Cómo
me van a matar si en definitiva no están seguros?», me decía".
El ex militar Adolfo Phillipeaux restituyó el sable corvo el 28 de agosto de 1963. |
Para
poner fin a los secuestros de los militantes de la JP y torturas para averiguar
el paradero del sable, Aníbal Demarco,
que tenía la misión de llevarle el arma a Perón exiliado en España, acordó con otro miembro de la resistencia
peronista, el ex capitán del Ejército Adolfo Phillipeaux, la devolución de la
reliquia al Ejército. Phillipeaux se
presentó inmediatamente en el Regimiento 10 de Caballería Blindado “Húsares de Pueyrredón”
en Campo de Mayo y restituyó el arma al Ejército Nacional. Como sea, ahí concluyó todo.
La
entrega al Estado la hizo Phillipeaux el miércoles 28 de agosto de 1963:
"Nuestro objetivo era dárselo a Perón”, afirmó Agosto. La Juventud Peronista emitió un nuevo comunicado en el que calificó a
Demarco como un "traidor" por devolver el sable corvo del general San
Martin.
El sable corvo es retirado de la vitrina del Regimiento de Granaderos donde estuvo durante 48 años. |
“Señor Coronel
Soloaga, no puede estar en mejores manos la custodia transitoria de esta
sagrada reliquia histórica para nuestro país, que en este Regimiento de
Granaderos a Caballo”.
Posteriormente,
con fecha 17 de agosto de 1964, en
virtud de un mandato judicial, se entregó el sable corvo, en sencilla y emotiva
ceremonia al Museo Histórico Nacional.
Vale
recordar que años después, Agosto le
hizo en 1983 la campaña presidencial al peronista Ítalo Luder y Herminio
Iglesias, donde en el cierre de campaña peronista se quemó un ataúd
simbolizando lo que le iba a suceder a los opositores si tomaban el poder.
Ganando el radical Raúl Alfonsín, el 30 de octubre de 1983, obteniendo el 51,7%
de los votos frente al 40% del peronismo.
El segundo robo
El
sable fue robado nuevamente dos años después, el 19 de agosto de 1965. Los delincuentes fueron otro grupo de la
Juventud Peronista, cuatro personas que
vuelven a entrar al mismo museo histórico con idéntico fin: el emblemático sable
del General San Martín. Lo roban y se lo
llevan en un Falcón negro a la casa de Néstor Zuviría, uno de los ideólogos del
plan junto a Héctor Spina, militante pionero de la JP. Luego, Zuviría lo
esconde dentro de un colchón, en una guardería de muebles, mientras que se
intensificaban las pesquisas de los servicios del Ejército. Luego de diversos
avatares, diez meses más tarde volvía a
ser recuperado por el gobierno el 4 de junio de 1966. Según trascendió, el histórico
sable apareció envuelto en unos trapos viejos en la puerta de la catedral de
Buenos Aires.
En primer plano, el glorioso sable del general San Martín durante su traslado el pasado 24 de mayo. |
Ambos
hechos, por tanto, se imbrican en una misma lógica: la lucha apátrida, simbólica
y antinacional, ya que los robos profanaron
y mancillaron el sable de San Martín perteneciente al patrimonio de todos los
argentinos.
El original sable corvo de San Martín en su vitrina a prueba de balas en el Regimiento de Granaderos a Caballo. |
Los granaderos lo
custodian desde el 21 de noviembre de 1967, fecha de su guarda y custodia
definitiva,
resuelta por Superior Decreto N° 8756 del Poder Ejecutivo Nacional, el cual
expresa:
Edificio que alberga al Regimiento de Granaderos a Caballo, en el barrio de Palermo, donde se encuentra el Gran Hall de los Símbolos Sanmartinianos, ahora con un calco del sable corvo. |
Desde ese momento
el sable legendario se ofrecía a la vista de todos los argentinos y
extranjeros, dentro de un templete blindado, donado por el Banco Municipal de
la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en el Gran
Hall de los Símbolos Sanmartinianos, en el Edificio Central del Cuartel de
Granaderos de Palermo.
Después
de muchas vicisitudes la vieja reliquia histórica descansaba entre los muros
del Regimiento que es asiento de los Granaderos a Caballo, los mismos en
espíritu e hidalguía que forjara a su imagen y semejanza, el propio San Martín, creador y primer Jefe del
Cuerpo, allá por el año 1812, en el viejo Cuartel del Retiro. Allí permaneció
durante 48 años hasta que por orden de
Cristina Fernández de Kirchner fue trasladado el domingo 24 de mayo al Museo Histórico
Nacional donde, como dijimos, fue robado en dos oportunidades. Y contando
con el antecedente que en 2007 el reloj del General Manuel Belgrano fue robado de dicho museo histórico y aun no apareció.
Cristina Kirchner coloca sin guantes el sable corvo del general San Martín en el Museo Histórico Nacional. |
Un calco del sable quedó
en el Regimiento
Se
informó que en el Regimiento de Granaderos a Caballo quedó en su vitrina a
prueba de balas y con 4 cerraduras, un calco del sable corvo en reemplazo del
original que fue destinado al Museo Histórico y dijo el orfebre: "Después
de mi trabajo habrá, entonces, el sable
original y un calco, que llegado el caso de una desgracia, queda como
testimonio. No es la réplica común que les dan a los generales. Esto tiene
el mismo material, con cuero labrado: se hizo una matriz para estampar y se
consiguieron todos los materiales originales. El resto se hace en cobre, que
finalmente va con una terminación de oro. Hasta copiamos el gastado",
explica el orfebre Juan Carlos Pallarols.
Juan Carlos Pallarols hizo un calco del sable corvo del Libertador. |
Pallarols
dice que trabajó a destajo con un equipo
de ocho artesanos en su taller del barrio de San Telmo, para que la pieza
estuviera lista el 23 de mayo.
Un granadero custodiaba permanentemente el sable corvo mientras Pallarols hacía un calco del mismo. |
El
emblemático sable corvo llegó a su taller de Defensa al 900 en un vehículo de
la Gendarmería. "El celo con que
fue cuidado es increíble. Lo llevaban y lo traían cada día, pero una noche que
no pude desmontar la pieza, un granadero debió quedarse en mi taller",
cuenta el orfebre. Tres días estuvo allí
el sable cuyo dueño liberó a medio continente, el mismo que Manuelita Rosas legó al Museo
Histórico, adonde llegó desde Inglaterra en marzo de 1897.
Origen del sable
del General San Martín
El
sable corvo de San Martín de la punta hasta el extremo de la empuñadura
tiene 99 centímetros, la hoja mide 82 centímetros. El peso de la vaina es de casi 700 grs. y el del sable de unos 900 gramos.
El peso total del sable con la vaina es de 1570 gramos. No tiene inscripción
alguna excepto un trébol que fue grabado en la cara derecha de la cruz. La empuñadura
es de ébano, a la usanza turca. Se estima que la hoja es unos 100 años más
antigua que la empuñadura.
Pallarols con el original y el calco del sable corvo o shamshir. |
La
Comisión Nacional de Energía Atómica de la República Argentina ha efectuado el estudio metalográfico del sable,
concluyendo que fue construido con acero damasquinado (procedimiento empleado
por los árabes que partían de un lingote de alta aleación de carbono) siendo su
origen, muy posiblemente, Persia.
Proceso para obtener el wootz o acero de la India. |
En
un horno de piedra se introducían una mezcla de mineral muy rico en óxido de
hierro y carbón de leña. Mediante un sistema de fuelles se soplaba aire hacia
la base del horno. El oxígeno del aire
produce la combustión del carbono de la leña, dando lugar a la formación de
abundante monóxido de carbono.
Granaderos custodian el legendario sable corvo durante su traslado. |
Precaución y preservación
Es larga la lista
de piezas de incalculable valor que han sido robadas de museos de la Argentina
en los últimos 12 años del kirchnerismo, por ende, se aconseja la conveniencia de
que se examinen a fondo las medidas de seguridad en todos aquellos ámbitos en
los que se guardan y exhiben objetos y colecciones con valor histórico,
artístico o científico.
Recorrido del sable corvo hasta su emplazamiento definitivo. |
El sable corvo en su actual emplazamiento en el Parque Lezama, custodiado permanentemente por un granadero. |
Por Alberto Seoane
No hay comentarios:
Publicar un comentario