Dos ejemplares fueron hallados en una vivienda de la
capital provincial. Se trata de una plaga de los cultivos altamente tóxica para
los humanos.
Los dos ejemplares de caracoles gigantes africanos detectados en Corrientes. |
Como si no fuera poco la presencia de especies exóticas que se han
convertido en verdaderas plagas, como la
rata europea dispersa en casi todo el país, ahora aparecen caracoles gigantes africanos, una de
las plagas más dañinas y tóxicas del mundo.
Su aparición en una vivienda del barrio Yapeyú, en la capital
correntina, causó alarma en la población y llevó al Ministerio de la Producción
local a emitir un alerta sanitario y productivo.
El nombre científico de la
especie es Achatina fúlica. Puede llegar a medir hasta 30 centímetros de largo. Es
altamente tóxico para humanos y animales; es causante de ceguera en niños y
graves daños en flora nativa y cultivos.
El Achatina fúlica puede llegar a medir hasta 30 centímetros de largo y es altamente tóxico para humanos y animales. |
Desde el Ministerio de
Producción de la provincia de Corrientes recomendaron a la población que evite
tocar los ejemplares, sobre todo su baba. En tanto, llamó a cuidar en
extremo la higiene de frutas y verduras que pueden haber llegado a estar en
contacto con estos moluscos. La mejor medida de prevención es lavarlas con
abundante agua potable.
Desde el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa)
informaron que ya se encuentran en Corrientes analizando la situación, recorriendo las viviendas del área para dar
a conocer a la población sobre los alcances de esta plaga, su peligrosidad y
cómo identificarla. Advirtieron que si bien los moluscos hallados se
corresponderían con el Achatina fúlica, aún resta una última
confirmación técnica.
El caracol gigante africano puede llegar a poner hasta 500 huevos por vez. |
El caracol gigante fue detectado por primera vez en 2010, en Misiones.
Actualmente, la especie se encuentra
restringida en zonas urbanas de la ciudad de Puerto Iguazú, tratando de
eliminarla definitivamente. Si bien la presencia de la plaga continua, la
densidad poblacional sigue siendo baja.
Morfología del caracol gigante africano. |
La baba de este molusco es
altamente tóxica para las personas. Puede causar
meningoencefalitis eosinofílica y angiostrongiliasis abdominal en humanos,
transmitida por la Angiostrongylus cantonensis, lombriz que parasita los
pulmones de las ratas.
Recomendaciones de Senasa
Si encuentra en su jardín
un ejemplar similar al Achatina fúlica,
se recomienda:
-No tocar los caracoles.
- Evitar el contacto con la
baba del caracol, especialmente con ojos, nariz y boca.
- Lavar con agua potable
las verduras, porque pueden haber estado expuestas a su baba.
- Si se toca un caracol,
hay que lavarse inmediatamente las manos; también si se tocan superficies que
pueden haber estado expuestas a su baba.
- No comer los caracoles.
- No utilizarlos como
carnada, mascotas o adorno.
- No utilizar veneno contra
el caracol, ya que los molusquicidas son extremadamente tóxicos para niños,
mascotas y la fauna nativa.
- Eliminar del jardín
restos de madera, materiales de construcción o cualquier otro elemento que
pueda servirle de refugio.
- En caso de hallarlos,
tomarlos con guantes impermeables (látex), colocarlos en una bolsa, aplastarlos
y enterrarlos, o introducirlos en un recipiente con dos partes de agua y una de
cloro. Los guantes también deben ser enterrados o quemados.
- No permitir que los niños
participen en la captura de caracoles.
- No trasladar los
caracoles a otras zonas. Tampoco plantas u otros elementos del hogar donde los
caracoles o sus huevos podrían alojarse.
Otras especies invasoras de
la Argentina
Entre los animales que han invadido el territorio argentino se destacan: los castores canadienses en Tierra del
Fuego; el ciervo colorado en La Pampa, San Luis y norte
de los bosques patagónicos; el jabalí europeo que ocupa vastos sectores del bosque del norte de la
Patagonia, bosques del Espinal en La Pampa, San Luis y Entre Ríos; el antílope negro en el Iberá en
Corrientes; la ardilla de vientre rojo en la provincia de Buenos Aires y provincias de Santa Fe y Córdoba; el estornino pinto en Buenos Aires, Mendoza y San Juan;
el mejillón
dorado (Limnoperna fortunei), un molusco que afecta a centrales
atómicas y plantas potabilizadoras e industriales, al obstruir tuberías en todo
el tramo Paraná-Río de la Plata. El alga “moco
de agua” (Didymosphenia geminata), en Mendoza y en varios cuerpos de agua de la
Patagonia; wakame (undaria
pinnatifida), un alga del Pacífico que ya abarca una
extensión de 10 kilómetros frente a Puerto Madryn, crece de modo descontrolado
en el fondo del mar y brinda mucha sombra. Al reducir el ingreso de la luz,
afecta a otras algas.
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