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martes, 27 de mayo de 2014

ESQUELETO HUMANO HALLADO EN MÉXICO SERÍA EL MÁS ANTIGUO DE AMÉRICA

Pertenece a una mujer de 16 años aproximadamente que vivió hace unos 13.000 años.

Imagen del cráneo de la
adolescente en el fondo
de la cueva.
Estudios hechos al esqueleto femenino, que se conserva casi intacto, han aportado nuevos indicios de que el poblamiento de América se habría realizado desde Asia hace 18 mil a 26 mil años a través del puente de Beringia, entre Siberia y Alaska.

Las investigaciones del esqueleto hallado en una cueva sumergida en la península mexicana de Yucatán fueron publicadas recientemente en la revista Science. Los restos, sometidos a análisis genéticos, fueron hallados casualmente en 2011 en la cueva de Hoyo Negro y corresponden a una mujer de unos 15 a 16 años que probablemente cayó en la caverna subterránea hace 12 mil a 13 mil años, antes de que ésta se llenara de agua miles de años después.

La caverna del "Hoyo negro" de 30 metros de
profundidad, donde fueron hallados los
restos de la mujer de 15 o 16 años.
Las investigaciones fueron conducidas por un grupo internacional de científicos encabezado por el antropólogo estadounidense James Chatters, dueño de la empresa Applied Paleoscience, y Pilar Luna Erreguerena, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (Inah), de México.

Además del esqueleto, los científicos encontraron en la cueva huesos de 26 grandes mamíferos, algunos de ellos son  como los mastodontes, perezosos gigantes, cerdo de monte, oso, lince, coyote, coatí, murciélago frutero y tigres de diente de sable.

El descubrimiento
Un grupo de buzos tuvo que sumergirse primero unos diez metros para entrar por un túnel hasta la caverna, de unos 30 metros de profundidad.

Chatters dijo que el hallazgo fue fundamental para responder a una pregunta que se había hecho durante más de 20 años: "¿Quiénes fueron los primeros americanos?" ¿De dónde llegaron? ¿Qué relación les une con las poblaciones nativas actuales?

En la imagen, los submarinistas
Alberto Nava y Susan Bird
transportan el cráneo de Naia,
localizado en la cueva
submarina de "Hoyo negro"
en Yucatán.
Alberto Nava Blank, uno de los buzos espeleólogos, comentó que fue en el 2011 cuando se descubrió el “Hoyo Negro” y agregó que tras la exploración, “nunca se pensó que se fuera encontrar el Hoyo, simplemente nos dedicamos a explorar túneles y al momento de llegar al lugar, el regulador casi se nos sale de la boca”.

“Al mover las luces nos atopamos con los huesos de animales, pensamos que ese era el descubrimiento, hasta que vimos un cráneo humano de color negro invertido y así lo encontramos”, señaló. Según Nava Blank, se “cree que nadie más pudo entrar a ese sitio en 10 mil años”, por lo que consideró Nava que se trata de un lugar virgen, nunca antes explorado.

El espeleólogo Alberto Nava junto
a los restos óseos de un perezoso
en el "Hoyo negro".
“Somos exploradores de cuevas, uno anda en las cuevas, trazamos mapas y ponemos la línea para navegar, nunca pensamos en encontrar el ´Hoyo Negro´. Nos dedicamos a explorar túneles y cuando llegamos ahí, vimos el lugar por cinco minutos y no sabíamos qué hacer y al rato regresamos”, concluyó.

“Naia” es el nombre que recibió el esqueleto casi completo de una joven de 1,47 metros de altura que debió caer en aquella espectacular cavidad mexicana y que fue descubierto en 2011 durante una exploración acuática. Desde el Pleistoceno, Naia tiene ahora mucho que contar a los científicos.

El cráneo de la adolescente bautizado como Naia.
A través de la información genética obtenida de uno de los dientes de la infortunada Naia, se puede establecer un vínculo entre aquellos primitivos pobladores y los modernos nativos americanos. Naia tenía los rasgos craneales y faciales característicos de los primeros americanos, notablemente diferentes de los actuales. Pero su ADN muestra su parentesco con los nativos americanos contemporáneos.

La arqueóloga mexicana Pilar Luna.
De acuerdo con el estudio sobre el tema publicado en la revista Science, los restos hallados en el cenote de Hoyo Negro, en la ciudad de Tulum, del estado mexicano de Quintana Roo, podrían estar relacionados con la migración de los pueblos desde Siberia hacia América, que tuvo lugar hace aproximadamente 13.000 años. 

En el proceso de la investigación que formó parte del Proyecto Arqueológico Subacuático Hoyo Negro del INAH, codirigido por la arqueóloga Pilar Luna Erreguerena, se utilizaron videos, fotografías y muestras tomadas del profundo cenote en el sistema de cuevas Sac Actun, veinte kilómetros al norte de la ciudad de Tulum.

Pilar Luna, declaró al respecto sobre los restos: “No solo echan luz sobre los orígenes de los modernos americanos, claramente demuestran el potencial paleontológico de la península de Yucatán y la importancia de conservar el patrimonio único de México”.

Pasado enigmático
El origen único de los habitantes del continente ha sido objeto de debate entre científicos. Cada vez más investigadores afirman que los primeros pobladores y los actuales pueblos nativos provienen de diferentes regiones del mundo, debido a las diferencias morfológicas entre sus cráneos.

Uno de los dientes de Naia, perfectamente
conservado.
Sin embargo, de acuerdo con el estudio publicado en la más reciente edición de Science, el material genético del esqueleto de la mujer es similar al genoma de los actuales pueblos indígenas americanos, aunque su cráneo es distinto.

Sin embargo, existe un hecho incontestable: la morfología facial de los esqueletos más antiguos encontrados hasta ahora en el continente americano no se parece a la de los nativos americanos contemporáneos.

El investigador James Chatters.
"Los indios de hoy son muy similares a las poblaciones chinas, coreanas y japonesas, pero no es el caso de los viejos esqueletos americanos de hace más de 10 milenios", señala James Chatters, jefe de Applied Paleoscience, consultora americana especializada en paleontología y arqueología. Un caso muy conocido era el del llamado Hombre de Kennewick, unos restos hallados en julio de 1996 en el noroeste de Estados Unidos, más precisamente, en el estado de Washington, que poseía unas características morfológicas que, de forma sorprendente, se acercaban más a los rasgos europeos y tenía unos 9.600 años de antigüedad. 


Dos posibles migraciones hacia América del
Norte, la "oficial" que es la ruta a través del
Estrecho de Bering, desde Siberia hacia la
actual Alaska, y la que postula que los
primeros pobladores caucásicos o blancos
también pudieron hacerlo desde
Europa bordeando el atlántico norte
que por aquella época se hallaba congelado.
Esta migración "no oficial", podría haber llegado a América desde Europa bordeando el Atlántico Norte que se encontraba congelado hace unos 11.000 años. Esto explicaría los hallazgos de restos de la cultura solutrense en América del Norte y en Europa. 

Los cráneos más antiguos hallados en América, como el de Naia, son más alargados y estrechos que las de los amerindios actuales. Esto había alentado especulaciones como que las primeras migraciones no tuvieron continuidad al sur de Canadá, que se extinguieron y que fueron sustituidas por posteriores migraciones desde otros orígenes.

"Nuestros resultados del análisis de ADN mitocondrial extraído de un diente muestran que Naia estaba vinculada por vía materna a los nativos americanos actuales", dice Deborah Bolnick, de la Universidad de Texas y miembro del equipo de investigación.

El hecho de que los restos de pobladores primitivos encontrados hasta ahora tuvieran el cráneo más estrecho y otras características diferentes a los modernos nativos americanos había hecho pensar a algunos científicos que estos podían proceder de lugares tan lejanos como Australia o el sureste asiático.



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