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martes, 25 de octubre de 2016

HACE 50 AÑOS 12 HOMBRES DEL SUBMARINO ARA SANTIAGO DEL ESTERO DESEMBARCARON EN MALVINAS

En una operación secreta desembarcaron en una playa de la Isla Soledad en octubre de 1966. Un kelper fue el único testigo. Por supuesto, ningún isleño le creyó cuando lo comentó en el pueblo.

El submarino argentino ARA Santiago del Estero
(S-12) desembarcó tripulación en Malvinas
en octubre de 1966.
La siguiente anécdota sucedida en las Islas Malvinas en 1966, que burló a la inteligencia británica fue relatada en 1996, a periodistas del diario Clarín por varios oficiales que sirvieron en el submarino ARA Santiago del Estero (S-12).

Cuando el submarino ARA Santiago del Estero desembarcó secretamente en una playa desierta de las Islas Malvinas a 40 kilómetros de Puerto Argentino en octubre de 1966, uno de sus tripulantes y capitán de corbeta Juan José Lombardo no soñaba que 16 años después sería el planificador en 1982 de la recuperación de las islas usurpadas por los piratas ingleses desde 1833.

Distancia al continente de las Islas Malvinas,
usurpadas por Gran Bretaña el 2 de 
enero 
de 1833. Clic en el mapa para ampliarlo.
Lombardo, veterano submarinista, fue además el comandante del "Teatro de Operaciones Navales Malvinas", durante la guerra del Atlántico Sur. Tampoco incidió en su posterior designación: ningún marino en actividad sabía que había sido uno de los protagonistas del desembarco secreto en las Malvinas en octubre de 1966.

Aquel desembarco secreto de 1966 formó parte de un largo juego de guerra en torno de la recuperación de las islas Malvinas usurpadas por Gran Bretaña desde el 2 de enero de 1833.

El viejo ARA Santiago del Estero rumbo a Malvinas
El ARA Santiago del Estero (S-12) fue un submarino de fabricación norteamericana que sirvió en la Armada Argentina entre los años 1960 y 1971, de la Clase Balao, sirvió anteriormente como el USS Lamprey (SS-372) entre 1944 y 1960. Fue el segundo buque que llevó este nombre en la Armada Argentina, en homenaje a la Provincia de Santiago del Estero. El anterior fue el ARA Santiago del Estero (S-2), sumergible de la clase Tarantino de fabricación italiana, que sirvió en la Armada argentina entre 1928 y 1959.

El ARA Santiago del Estero (S-12)
sirvió en la Armada argentina entre
1960 y 1971.
El ARA Santiago del Estero (S-12) tenía un desplazamiento en superficie: 1526 toneladas y en inmersión de 2.425 toneladas. Poseía 24 torpedos, 1 cañón de 101 mm/50  en cubierta, 1 cañón AA de 40 mm y 2 ametralladoras de 12,7 mm.

En octubre de 1966, al comando del hoy fallecido capitán de fragata Horacio González Llanos y con el capitán de corbeta Juan José Lombardo como segundo, el viejo submarino de origen norteamericano Santiago del Estero se desprendió de la "task force" argentina que había cumplido sus ejercicios anuales en las cercanías de Puerto Pirámides y navegó durante cuatro días hacia las islas. Aunque la tripulación creía que se dirigían a Mar del Plata, su base original. "Nos enteramos después que el comandante recibió la orden del almirante Benigno Ignacio Varela (1917-1996), jefe de la Armada en 1966, de dirigirnos hacia la isla Soledad". Navegaron en inmersión y el submarino subió a la superficie con sus 85 tripulantes al atardecer.

Dos patrullas de seis hombres cada una partieron hacia la playa, que estaba a un kilómetro y medio de distancia, en botes. La misión era reconocer si esa playa era apta para un desembarco argentino. Pero el primer intento fue un fracaso: la patrulla se perdió, el submarino los recogió de los kayaks arrastrados por la corriente marina y volvieron a sumergirse. Emergieron nuevamente al atardecer del día siguiente y consiguieron cumplir su objetivo.

El kelper no anunciado
En su análisis preparatorio, los riesgos estudiados eran mínimos. La playa era desértica y pantanosa y el único problema podría ser que varara el submarino. La gente no estaba incluida en el cálculo de las probabilidades. Pero el poblador apareció al amanecer. Un kelper somnoliento y sorprendido "aproximadamente de 40 años" se encontró frente a los militares argentinos uniformados, sin darse cuenta de que su vida corría peligro.

Mapa de las Islas Malvinas. Hacer clic 
en la imagen para ampliarlo.
El comandante González Llanos optó por una solución piadosa: le vaciaron una botella de whisky en la boca, lo abandonaron en la playa y partieron hacia el ARA Santiago del Estero. La operación fue tan secreta que ni siquiera figura en el currículum de los tripulantes. Solo la conocían el nacionalista almirante Benigno Varela y Juan Carlos Boffi, comandante de la flota de mar. Varela lo admitió en su casa de Boulogne 16 años después ante una periodista del diario Clarín.

Es de imaginar al pobre kelper diciendo en la taberna de Stanley que habían desembarcado argentinos en 1966, oliendo a alcohol debió ser objeto de burlas durante años. Hoy los isleños deben estar lamentándose el haberse burlado de su paisano. La playa elegida por el Santiago del Estero en 1966 a unos 40 kilómetros (25 millas) de Puerto Argentino/Stanley no fue utilizada el 2 de abril de 1982 para el desembarco argentino. Las fuerzas militares optaron por playas más cercanas a la capital del archipiélago el 2 de abril de 1982 cuando se recuperaron las islas Malvinas hasta el 14 de junio del mismo año, cuando finalizó la guerra.

No puede hablar con nadie
En diciembre de 1981, el vicealmirante Juan José Lombardo (nacido el 19 de marzo de 1927 en Salto, Provincia de Buenos Aires, Argentina), denunció en la reunión del Almirantazgo "la descomposición del país y la necesidad de encontrar una solución política". El submarinista Lombardo había estudiado en la Escuela Naval Francesa, tenía unos campos en Salto, era nacionalista y con una visión más humanitaria del mundo que sus pares de la época. Amenazaba con su pase a retiro y se sorprendió cuando el 15 de diciembre de 1981, el comandante de la Marina, Jorge Anaya lo convocó a su despacho en el Edificio Libertad para promoverlo y designarlo comandante de operaciones navales. La orden inmediata lo dejó paralizado: "Vamos a recuperar las Malvinas. Usted será el encargado de planificar la operación. No puede hablar con nadie, a no ser con sus cuatro colaboradores inmediatos".

El Vicealmirante Juan José
Lombardo, comandante de
Operaciones Navales en el
Atlántico Sur en 1982, fue
uno de los 12 marinos que
pisaron las Malvinas en
octubre de 1966.
En el mes de octubre de 1981 cuando era comandante de la flota de mar, Lombardo se había reunido con Anaya y le dijo: "¿Por qué no hacemos en las islas Georgias lo que hicimos en Thule en 1976?". Thule es una isla deshabitada en el archipiélago de las Sándwich del Sur. En un intento de pulsar la reacción inglesa y "reafirmar soberanía", siete militares de la Marina argentina la habían ocupado en 1976 al ser desembarcados por un barco de la fuerza que cumplía con su campaña anual antártica. Los ingleses fueron sorprendidos y habían reaccionado tardíamente, con tibieza y solo presentaron una protesta formal. La Marina había instalado una Bandera argentina y pretendía fijar en Thule un hito de soberanía: oficiales desarmados que emitieran al mundo partes meteorológicos, comunicaciones de radio y los ojos puestos en la ratificación del Tratado Antártico en 1991.

Ahora con las nuevas órdenes, el elegante vicealmirante Juan José Lombardo partió hacia Bahía Blanca para planificar la operación que desafió la lógica y la imaginación de los servicios de inteligencia de la guerra fría. Hasta entonces, el potencial enemigo argentino era Chile y no los ingleses, y con sus colaboradores y planificó la misión que le habían encomendado, que se llamó inicialmente “Operación Azul”, posteriormente, fue bautizada como "Operación Rosario", que consistió en el exitoso desembarco en Puerto Argentino, ex Stanley el 2 de abril de 1982 con la rendición de todos los usurpadores ingleses.

Tapa de la revista Gente con los
soldados ingleses ridiéndose a los
argentinos, el 2 de abril de 1982.
El ARA Santiago del Estero que estuvo en aguas de las islas se radió de servicio en 1974, cuando lo adquirió Fabricaciones Militares y fue desguazado. Durante sus 10 años de servicio, el Santiago del Estero realizó 2.420 inmersiones, navegó 114.000 millas náuticas y permaneció 3.447 horas sumergido.

Fue reemplazado por el ARA Santiago del Estero (S-22) y pese a haber estado radiado de servicio desde diciembre de 1981, la Armada argentina le tiene una misión asignada: engañar a los ingleses con su verdadera capacidad submarina. Para ello ordena el desplazamiento del retirado submarino ARA Santiago del Estero (S-22) aún en la Base Naval Mar del Plata (BNMP) hacia la Base Naval Puerto Belgrano (BNPB) apoyado por los remolcadores ARA Tehuelche (R-3) y ARA Querandí (R-3). La navegación comenzó el 21 de abril de 1982 y debió hacerse en superficie dada la limitada capacidad operativa del Santiago del Estero. Durante la guerra no volvió a salir del puerto, pero revistaba a los "ojos enemigos" como una unidad más de las que operaban desde la Base Naval de Puerto Belgrano.

El ARA Santiago del Estero S-22 en abril
de 1982, en el apostadero de Mar del Plata.
Durante la Guerra de Malvinas, el S-22 (sucesor del S-12 que desembarcó en Malvinas), que a principios de abril de 1982 se encontraba con dotación reducida, ya pasado a reserva, confundió a la inteligencia británica induciendo a que el viejo submarino había sido desplegado al teatro de operaciones. Así estuvo hasta el 14 de junio de 1982.

Hoy, el héroe de Malvinas Juan José Lombardo, con 89 años de edad, un militar de la Armada Argentina que alcanzó el grado de vicealmirante, el impulsor de la exitosa “Operación Rosario”, que consistió en la recuperación de las Islas Malvinas el día 2 de abril de 1982, se encuentra cumpliendo arresto domiciliario y en la espera de un juicio por supuestos delitos de lesa humanidad cometidos durante el Proceso de Reorganización Nacional que existió durante los años 1976 a 1983.

Así trata la Patria a sus héroes.

Por Alberto Seoane

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