HUMANIDAD Y COSMOS es un programa que trata de traerle a usted eso que siempre se preguntó y nunca tuvo la oportunidad de escuchar… Hechos históricos ocultados, fenómenos insólitos, creencias, mitos y leyendas, arqueología proscripta, seres extraños, energías prohibidas, noticias curiosas, científicos censurados, el misterio de los objetos voladores no identificados, profecías y vaticinios, sociedades secretas, ecología, enigmas y soluciones para vivir física y espiritualmente sanos.


martes, 30 de octubre de 2012

ROCAS QUE SE DESLIZAN POR SÍ MISMAS

Hay lugares que son misteriosos por sus rocas. Concretamente porque sus rocas y piedras parecen estar vivas y moverse cuando nadie las mira, como animadas por alguna especie de sortilegio que el humano aún no puede descifrar.

No se sabe muy bien como se mueven,
pero lo hacen.
Este fenómeno de las rocas deslizantes sucede en un lugar desértico de los Estados Unidos siendo uno de los enigmas más extraños. No se sabe bien cómo se mueven, pero lo hacen.

En el Valle de la Muerte, además de encontrarse el bórax, un mineral que fue explotado por largo tiempo para la fabricación de jabón (se sacaba de allí en grandes carros tirados por 18 mulas y 2 caballos, dando lugar a la marca de jabón Twenty mule team, muy conocida en los Estados Unidos), existen estas rocas que literalmente andan solas cuando nadie las mira. Ya en 1948, fueron investigadas por los geólogos Jim McAllister y Allen Agnew.

Algunas de las piedras incluso cambian de
rumbo. Aquí una iniciando una curva.
Realmente es extraño que una piedra que pesa más o menos como un hombre y más también, pueda moverse por sí misma. Esto ha devenido en un misterio del Death Valley (Valle de la Muerte), en Sierra Nevada, California, Estados Unidos. Las piedras se deslizan en un lago seco de un desierto donde no vive ningún ser humano y además es un Parque Nacional. Varios geólogos han visitado el lugar tratando sin éxito de encontrar una explicación lógica.

Las misteriosas piedras que se mueven en el Death Valley (Valle de la Muerte) se deslizan suavemente y dejan una huella del camino recorrido. Algunos geólogos piensan que estas piedras se mueven cuando la tierra está húmeda –casi como barro- y tienen pequeñas gotas de nieve, más la ayuda del viento. Sin embargo, esto no es totalmente cierto porque las piedras se mueven durante el verano, cuando la temperatura es muy alta e incluso seca sin nada de humedad ni nieve ni viento.

Las rocas del Valle de la Muerte pareciera
que compitieran entre ellas.
El Valle de la Muerte tiene un nombre tan macabro porque se extiende en una zona árida y es uno de los mayores relieves desérticos de la zona continental de Estados Unidos. En 1849 fue bautizado así por uno de los 18 supervivientes de un grupo de 30 aventureros que intentaron atravesarlo, buscando un atajo para llegar a los yacimientos de oro de California. Posee una anchura de entre 6 y 26 kilómetros y casi 225 kilómetros de longitud.

El punto más bajo del valle, conocido como Badwater (Agua mala), está situado a 85,5 metros por debajo del nivel del mar; y el más alto es el Monte Whitney, con 4.400 metros. El lugar, pues, está lleno de altibajos, y a nivel geológico es casi como si fuera de otro planeta. También es uno de los lugares más calurosos de América del Norte. El 23 de julio de 2006 se alcanzó el record del mercurio con 58,1 grados centígrados, en la zona de Badwater. Hasta 2007 fue el record mundial de calor absoluto.

Algunas han dejado un rastro de 900
metros desde que fueron descubiertas.
Desde la década de 1940, las rocas móviles del Parque Nacional del Valle de la Muerte en California, han dejado estupefactos a los científicos. Y es que aquí y allá, sobre el lecho de tierra reseca, aparecían rocas (en ocasiones muy pesadas) en una posición diferente a la que mostraban días antes, dejando sobre el terreno agrietado el rastro de su “paseo”.

Los científicos estimaban que las rocas podían moverse incluso a la velocidad de una persona caminando, aunque jamás las vieron en acción puesto que el área era muy extensa como para hacer un seguimiento detallado. Estudios anteriores habían demostrado que el fenómeno no podía deberse a la gravedad ni a los terremotos. ¿Pero entonces qué?

Las piedras se deslizan por un lago seco,
en un desierto de California.
Una investigación realizada por estudiantes y dirigido por el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, ha dado una débil explicación: las rocas flotan sobre el lecho lacustre resecado (o “playa”) durante el invierno, gracias a pequeños “collares” de hielo que se forman alrededor de las piedras cuando el agua fluye desde las colinas de los alrededores hacia la planicie.

Según afirma Cynthia Cheung (una de las investigadoras principales del proyecto) cuando los flujos de agua son mayores, las rocas pueden “flotar” sobre los collares de hielo resbalando sobre el lecho lacustre.

El lugar es conocido como Racertrack Playa.
El equipo llegó a esta conclusión tras instalar pequeños sensores bajo el suelo para monitorizar los flujos de agua. Los sensores registraron en marzo temperaturas idóneas para la congelación del agua, lo cual pudo aportar las condiciones necesarias para la formación de los collares de hielo bajo las rocas.

Esto puede ser válido para el invierno, pero este proyecto no explica porque las rocas también se mueven en verano, cuando hay temperaturas intolerables para cualquier ser humano. A pesar de todo, la variedad de microclimas que se dan en un desierto tan inhóspito y amplio, implica que tal vez haya rocas que se vean empujadas por otras fuerzas, por lo que esta hipótesis no explica todos los movimientos que se dan en la zona.

La "Ciencia oficial" evita opinar sobre las
rocas que siguen rumbos distintos, ya que
contradice su teoría de que las mueve el
viento. Aquí está una prueba en esta foto.
Esto sucede concretamente en un lago seco de superficie resquebrajada conocido como Racetrack Playa, donde el suelo es muy plano. Allí, rocas de un peso considerable, se desplazan sin testigos oculares cerca dejando tras de sí huellas de su avance, como las estelas de neumático quemado al frenar. Las marcas suelen ser rectilíneas, como si las rocas siguieran una dirección concreta. Pero también existen rocas que van dejando una curva, todavía más sorprendente. Y otras siguen rumbos diferentes lo que contradice la teoría oficial de que son movidas por el fuerte viento.

Desde un punto de vista elevado, la imagen es muy llamativa. Las rocas parecen animales pétreos compitiendo en el París-Dakar. Como si un puñado de rocas hubiera decidido marchar en busca de nuevos horizontes.

Los científicos dicen que son movidas por
vientos de 145 kilómetros por hora.
Por supuesto, estas rocas no están hechizadas, ni tampoco, tal y como creen los lugareños, no están atrapados en sus entrañas los espíritus de los antiguos guerreros indios. Pero todavía no está clara la explicación científica que las hace moverse.

Una de las hipótesis más aceptada para el fenómeno de las “Sliding Rocks” es que se combinan lluvias fuertes (que provocan que la superficie se torne fangosa y resbaladiza) con fuertes rachas de vientos. La explicación no suena muy espectacular pero tampoco convence a quienes son más observadores. Pero sí lo es contemplar huellas de rocas de más de 300 kilos, dejadas tras de sí como lo haría un carromato. Teniendo en cuenta que apenas hay manifestaciones de vida en todo el valle, estas rocas constituyen lo que más se le parece a la vida.

Un estudio realizado por un equipo de científicos dirigido por el profesor John Reid (Hapshire College, Massachussets) trató de explicar el movimiento de las rocas en la década de 1990. Su conclusión es que todo es fruto de tres factores: vientos de 145 kilómetros por hora, formación de hielo por la noche y capas de arcilla húmeda. Cuando hay frío, las piedras quedan incrustadas en el hielo y la arcilla. Al subir la temperatura, la arcilla se derrite y las piedras quedan libres, siendo empujadas por el viento, pero aún sujetas al hielo de la capa inferior.

Esta explicación “oficial” es válida para algunas rocas, no para todas, ya que son piedras de todos los tamaños y pesos. Pocos pueden creerse que el simple viento del desierto y un suelo de limo en un lugar donde llueve tan poco sean capaces de moverlas.

En la década de 1990, a las rocas se les colocó dispositivos de GPS para saber cuándo se movían y cuánto se movían, algunas dejando incluso rastros de 900 metros de viaje. Cuando los investigadores detectaban que se movían, corrían para verlas (es un área muy extensa) pero en el momento de llegar e intentar verlas con sus propios ojos, se detenían, demostrando que la naturaleza todavía tiene muchos ases escondidos bajo la manga.

El fotógrafo Mike Byrne, de 40 años, dedicado a documentar los movimientos de las piedras móviles declaró en una entrevista con el Daily Telegraph: "Algunas de estas piedras pesan como una persona, resulta extraño comprobar que se deslizan a través del desierto de esta manera. Aún nadie ha resuelto todavía la cuestión al cien por ciento".

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