Los médicos de un
hospital de Bangladesh pusieron en marcha un complejo proceso quirúrgico para
devolverle la movilidad a Abul Bajandar, que sufre epidermodisplasia
verruciforme. Durante dos horas lograron limpiar el 80% de su mano derecha en
la primera intervención.
El "Hombre árbol" muestra sus manos antes de la operación quirúrgica. |
Abul
Bajandar, de 26 años, fue intervenido en el Hospital Universitario Dacca, la capital
bangladesí. Nació en el pequeño poblado de Pai Gasa, ubicado en el distrito
sureño de Khulna. Fue apodado “Hombre árbol” por las extrañas verrugas que han
cubierto sus manos casi por completo y se han extendido hasta parecer las
raíces de un árbol. Pesan seis kilos y
dificultan su vida sobremanera. Solo levantarlas ya es un suplicio. Sus pies
han corrido mejor suerte y Bajandar puede caminar, pero no sin dificultad. Para
todo lo demás necesita ayuda.
“Al
principio fui a un curandero que me recetó remedios homeopáticos, pero no
dieron ningún resultado. Así que, como no podía trabajar y en mi familia sólo
mi padre está empleado —es conductor de los triciclos motorizados que hacen las
veces de taxi—, tuve que ponerme a
mendigar para buscar tratamiento”. Procedente de una familia humilde en la
que sólo entran 3.000 takas (35 euros) al mes, Bajandar supo que su dolencia
requería de una asistencia médica más avanzada. Así que decidió sacar provecho
de la curiosidad que provocaban sus raíces y viajar a India con las ganancias.
“Allí estuve tomando medicamentos prescritos por un médico durante tres años”.
Un tiempo en el que las verrugas no cesaron de crecer.
Mapa de Bangladesh. |
Afortunadamente,
no todo ha sido negativo en la vida de Bajandar. Incluso después de sufrir su
extraña dolencia. De hecho, cuando las verrugas ya lo convertían en el
hazmerreír del pueblo, y en el objeto de las pesadillas de los niños, Bajandar
conoció a Halima. “Al principio
reconozco que sentí pena por él. Quizá eso me llevó a trabar cierta amistad,
pero lo cierto es que al final nos enamoramos”, cuenta ella, sentada a su lado
y atenta siempre a lo que necesitan tanto él como su hija. En un país en el que la mayoría de los matrimonios son concertados, el
de Abul y Halima fue por amor y ha resistido “lo que muchos nunca serían
capaces de aguantar”.
Y
cariño también le dispensan los bangladesíes. De hecho, cientos de ellos lo
visitan cada día en el hospital, donde su habitación está custodiada por dos
policías que se limitan a regular el tráfico. Aunque algunos solo quieren
hacerse un morboso selfie con él, y sorprende que Bajandar haga gala de una paciencia
infinita para esbozar una sonrisa y poner las manos en alto, la mayoría se
desplaza hasta el hospital para desearle suerte y asegurarle que rezarán a Alá
por su pronta recuperación. Porque ahora, después de que el Gobierno decidiese
hacerse cargo de su caso, comienza una nueva etapa cuyo resultado es incierto.
Las manos de Abul Bajandar pesan seis kilos. |
En
cualquier caso, los médicos señalan que su intención es ir un paso más allá. “No basta con retirar las verrugas y
conseguir que recupere la movilidad, porque en el resto de los casos estudiados
han vuelto a salir. Tenemos que tratar de averiguar qué es lo que causa la
enfermedad, que será el paso inicial en el diseño de una cura permanente”,
apunta Sen. Y a nadie se le escapa que, si lo consiguen, será un importante
éxito para el sector sanitario de Bangladesh, un país en vías de desarrollo en
el que solo hace falta darse una vuelta por el Hospital Universitario en el que
Bajandar lleva un mes para darse cuenta de las graves carencias médicas: las
camas de los pacientes llenan habitaciones y pasillos, los familiares se
hacinan en el suelo, las medicinas escasean, y los médicos no dan abasto.
El "Hombre árbol", su mujer Halima y la hija de ambos que tiene 3 años. |
Es
más, los doctores han ido mucho más allá de lo esperado. “Teníamos intención de liberar únicamente los dedos pulgar e índice de
la mano derecha, que eran los menos afectados por la enfermedad y que le darían
un 60% de movilidad, pero hemos decidido continuar porque se daban buenas
condiciones para ello. Al final hemos liberado un 80% de la mano, incluidos los
cinco dedos”, ha comentado al diario español El País, uno de los cirujanos, apellidado Byapari. “Abul está de
muy buen humor tras la operación, y ahora tenemos que esperar tres semanas para
ver cómo evoluciona y decidir si continuamos trabajando de la misma forma con
el resto de extremidades”, ha añadido el director del comité médico
seleccionado para tratar el caso, Samanto
Lal Sen.
Bajandar
ha recibido anestesia local y ha estado consciente durante el proceso
quirúrgico. “No tengo más que palabras
de agradecimiento hacia el gobierno de Bangladesh, que ha decidido ofrecerle a
mi hijo este tratamiento tan complejo de forma gratuita. Solo espero que pueda
volver a ser una persona normal dentro de pocos meses. Que recupere la
movilidad y pueda encontrar un trabajo”, ha afirmado su madre entre
sollozos de alegría.
Radiografía de las manos del "Hombre árbol" de Bangladesh. |
El Dr. Samanto Lal Sen examina a Abul Bajandar. |
Abul Bajandar será intervenido durante seis meses hasta quitarle todas las verrugas de manos y pies. |
Sea
como fuere, lo cierto es que Bajandar ya ha comenzado la cuenta atrás para
volver a verse las manos. En su risa nerviosa se evidencia cierto miedo,
compartido también por Halima, pero la esperanza es mucho más poderosa. Y él
está más cerca de hacer realidad un sueño que repite una y otra vez, siempre
que una cámara le apunta. “Yo lo que
quiero es poder abrazar a mi hija, sentirla con las manos”.
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