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martes, 21 de marzo de 2017

LA GUERRA DE TIFÓN CONTRA ZEUS

Tifón era una criatura gigantesca de la mitología griega. Generalmente se lo ha descripto como un monstruo de cien cabezas. Sus bocas lanzaban terribles rugidos y espantosas llamaradas.

Escultura de Tifón.
Según los poetas griegos, tras la guerra de diez años que terminó con la victoria de Zeus y sus aliados contra Cronos y los titanes, y cuando aún se estaba reponiendo la nueva generación de dioses del reciente conflicto bélico, surgió un nuevo enemigo, Tifón, acompañado de numerosos aliados se atrevió a desafiar el poder de Zeus.

Tifón ambicionaba el dominio del mundo. Tras una serie de batallas en las que inicialmente perdieron los dioses, Zeus contraatacó y fulminó al rival Tifón con sus rayos y lo sepultó en el monte Etna, motivo por el cual, rabioso, el monstruo cautivo vuelve a vomitar fuego, de vez en cuando.

El origen
Relata la mitología griega que Gea (la diosa de la Tierra) yació con Tártaro (dios del Inframundo) y poco tiempo después, en la Cueva Coriciana de Cilicia (zona costera de la península de Anatolia, actual Turquía), dio a luz a su último hijo, Tifón, el monstruo más grande que jamás haya existido (Typhôn, "humo"). Desde los muslos para abajo no era más que serpientes enroscadas, y sus brazos, cuando los extendía, llegaban a centenares de leguas de distancia en cada dirección, y en vez de manos tenía innumerables cabezas de serpientes. Su cabeza de asno bestial tocaba las estrellas, sus enormes alas oscurecían el sol, arrojaba fuego por los ojos y de su boca salían rocas inflamadas.

El ataque al Monte Olimpo
Gea, la madre de Tifón estaba resentida por cómo Zeus había tratado a los Titanes, sus hijos (en una guerra que duró una década donde los titanes perdieron y fueron encerrados en prisión). Tifón creció y se hizo poderoso y planeó destruir a Zeus por haber derrotado en un tiempo anterior a él a los Titanes (los Titanes eran 12 poderosos dioses en la Edad de Oro, antes que existiera la raza humana, que derrocaron a su padre Urano (Dios del Cielo) instigados por su madre Gea (Tierra). Cronos, el menor, se proclamó rey de los titanes y entre ellos concibieron más titanes, hasta que la nueva generación de dioses, liderados por el joven Zeus y sus aliados los venció en la famosa Guerra de los Titanes o Titanomaquia que duró diez años. El cuartel general de los Titanes era el monte Otris que fue destruido. Los antiguos escritores griegos insinúan que la humanidad nació de la sangre derramada por los Titanes en su guerra contra los Olímpicos).

Los dioses olímpicos huyeron a Egipto
ante el avance de las huestes de Tifón.
Hesíodo, coloca inmediatamente después de la Titanomaquia o guerra de los Titanes, la lucha de Tifoeo o Tifón contra los dioses, que describe a lo largo de sesenta versos.

Así, Tifón decidió atacar el reino de los dioses y tomar el poder. Acompañado de su esposa Equidna (mitad mujer y mitad serpiente), y de los hijos concebidos entre ambos (Gorgona, Cerbero, Quimera, Esfinge, Hidra, Orthros, Ladón, León de Nemea, el dragón de la Cólquida, el Águila que comía el hígado de Prometeo, y la Cerda de Cromión, entre otros) echaron a correr hacia el Monte Olimpo. Cuando llegaron al lugar los dioses no estaban.

El Monte Olimpo es tomado por el enemigo
Cuenta la mitología que al ver a los aliados de Tifón, los dioses olímpicos atacados en su propio territorio huyeron aterrados a Egipto, donde se transformaron en animales para ocultarse: Zeus en un toro, Apolo en un cuervo, Dionisos en un ciervo, Hera en una vaca blanca, Artemisa en una gata, Afrodita en un pez, al igual que Eros, Ares en un oso, Hermes en un ibis, Baco en un macho cabrío, etc.

En la batalla, Zeus lanzó contra Tifón un
rayo seguido de un golpe con la misma
hoz de pedernal que le había servido a
Crono para castrar al dios Urano.
Los animales en los que se convirtieron los dioses puede ser un indicio que nos señala que la guerra contra Tifón sucedió en la época en que estos animales fueron representados en el cielo cuando la elaboración del Zodíaco. Se dice que fue una invención de la civilización minoica (cretenses), alrededor del 3000 a. C.

Sólo Atenea se mantuvo en su puesto y se mofó de la cobardía de Zeus, hasta que éste, reasumiendo su verdadera forma, lanzó contra Tifón un rayo seguido de un golpe con la misma hoz de pedernal que le había servido a Crono para castrar al dios Urano.

Zeus es hecho prisionero
Herido y gritando, Tifón huyó al monte Casio o Casión que se alza sobre Siria por el norte, y allí los dos se trabaron en lucha. Tifón envolvió a Zeus en sus millares de enroscamientos, le despojó de la hoz y, después de cortarle los tendones de las manos y pies con ella, lo arrastró a la Cueva Coriciana (en Cilicia). Zeus es inmortal, pero no podía mover ni un dedo, y Tifón había escondido los tendones en una piel de oso que vigilaba Delfine, una hermana monstruo con cola de serpiente.

El poderoso Zeus fue hecho
prisionero por Tifón y encerrado en
una cueva en Cilicia, actual Turquía.
La noticia de la derrota de Zeus sembró la consternación entre los dioses, pero Hermes y Pan fueron secretamente a la cueva, donde Pan asustó a Delfine con un grito súbito y horrible, mientras Hermes sustraía hábilmente los tendones y volvía a colocarlos en los miembros de Zeus. Pero algunos dicen que fue Cadmo quien engatusó a Delfine para que le entregara los tendones, alegando que los necesitaba para hacer con ellos las cuerdas para una lira con la que iba a tocarle una música deliciosa.

Zeus volvió al Olimpo donde recolectó la reserva de sus rayos y, montado en un carro tirado por caballos alados, persiguió una vez más a Tifón con sus rayos. Tifón había ido al monte Nisa (en Tespia, región de Beocia), en Grecia, donde las tres Parcas le ofrecieron frutos efímeros, alegando que con ellos recobraría su vigor, aunque, en realidad, le condenaron a una muerte cierta. Llegó al monte Hemo en Tracia y, levantando montañas enteras, las lanzó contra Zeus, quien interpuso sus rayos, de modo que rebotaban contra el monstruo causándole espantosas heridas. Los chorros de la sangre de Tifón dieron su nombre al monte Hemo.

Tifeo o Tifón luchando contra Zeus
en una vasija griega.
El monstruo huyó a Sicilia, donde Zeus puso fin a la lucha arrojando sobre él el monte Etna, sepultando a Tifón y formándose el cráter que vomita lava y fuego hasta nuestros días.

Dice la leyenda que Zeus perdonó al resto de los hijos de Tifón, en cuanto a Equidna huyó y vivió desde entonces en una cueva del país de los Arimoi, un remoto lugar desértico situado en Asia, probablemente en Siria.

Reinterpretación del mito
Esta interesante historia puede interpretarse también como el vago recuerdo de dos poderosos reinos en lucha en la noche de los tiempos, uno de ellos, el reino de Tifón y sus aliados.

Mural etrusco en Tarquinia, que 
representa al gigante Tifón.
Tifón nació en Cilicia, o sea su origen está en lo que hoy es la zona costera de la península de Anatolia (Turquía) y organizó un ejército con países de los alrededores del Mar Negro y del Cercano Oriente y atacó a la Antigua Grecia donde reinaba Zeus, un rey indoeuropeo.

Detrás de la rebelión de Tifón estaba su madre Gea. Perturbada por la destrucción de sus hijos, los Titanes, perpetrada por los dioses celestes del Olimpo, engendró a Tifón, el mayor de los monstruos, al más poderoso de todos los Gigantes. Tenía una estatura y una anchura de varios cientos o miles de metros. Sus tremendos brazos y piernas contaban con serpientes en sus extremos.  

Según Píndaro y Esquilo, Tifón era de una estatura gigantesca, «y su cabeza llegaba a las estrellas». Esto puede entenderse libremente como que tenía acceso a vehículos voladores. Entre Zeus y Tifón tuvieron lugar una serie de batallas, no menos impresionantes que las de los dioses contra los Titanes, pues el Dios-Serpiente Tifón disponía de alas y podía volar, al igual que Zeus.

Mapa del mundo antiguo en tiempos
de la guerra de Tifón contra Zeus.

Clic en el dibujo para ampliarlo.
El dicho popular que los pelirrojos son de poco fiar proviene quizá porque Tifón, el enemigo de Zeus en la mitología griega, era pelirrojo.

Es probable que esta leyenda griega hundiera parcialmente sus raíces en el antiguo Egipto. Frederik Koning en su Diccionario de Demonología (Barcelona, Bruguera, 1974, p. 284) expresa lo siguiente:

"(Tifón) o Set. En el antiguo Egipto era un dios, hermano de Osiris, Isis y Neftis. Tras haberse rebelado contra Osiris, Tifón/Set, a pesar de haber sido perdonado por él, le asesinó e introdujo luego su cadáver en un arca que arrojó al Nilo.

Se le consideraba a Tifón y Set como la encarnación del Mal, portador de las sequías, de la infecundidad y de la destrucción. Se manifestaba por el simún, fuerte tormenta de arena del desierto que todo lo aniquilaba a su paso.

El reino de Hidra, aliado de Tifón.
A él estaban consagrados diversos animales, entre ellos el escorpión, el cocodrilo, el asno y el cerdo padre. En su honor se celebraban procesiones en el desierto."

Las cien cabezas o serpientes de Tifón o Tifeo pueden interpretarse como cien ciudades o cien países, de hecho, Gorgona, Cerbero, Quimera, Esfinge, Hidra, Orthros, Ladón (el dragón de las Hespérides), León de Nemea, el dragón de la Cólquida, Ethon o Kaukasios (el Águila de Prometeo), y la Cerda de Cromio, serían algunos de estos reinos con sus banderas o distintivos característicos. Tal como hoy hablamos simbólicamente del oso ruso, el águila norteamericana, el león inglés, o cuando hablamos de equipos deportivos, los pumas, las leonas, las gacelas, los tigres y todos sabemos que es una metáfora.

Dice la leyenda que todas sus cabezas tenían sus propias voces, produciendo indescriptibles sonidos. Una evidencia más que se trataba de una confederación de naciones muy diferentes.

Zeus/Indra contra Tifón/Vritrá
A pesar de los muchos hilos conectores que encontraron los antiguos griegos entre su teogonía y la de Egipto, los eruditos europeos del siglo XIX encontraron paralelismos aún más sorprendentes en un lugar mucho más lejano: la India.

Las hazañas del dios Indra son
muy semejantes a las de Zeus.
Aquí aparece en su vehículo
volador o vahana, que es el
elefante Airavata.
Hay numerosas historias de cómo el Rey Celestial Indra/Zeus, soberano de los 33 Devas (dioses) principales de la religión védica. Aparece como héroe, deidad y figura central en el Rig Veda. Es considerado el dios de la guerra, la atmósfera, el cielo visible, la tormenta y el rayo, que era representado como una espada con ondulaciones (como un rayo). Su arma es el relámpago (vashra). Su vehículo (vahana) es el elefante Airavata. Posteriormente, en el hinduismo, se convirtió en el rey de todos los semidioses (dioses inferiores). Indra muchas veces luchó contra los seres diabólicos para no permitir que estas fuerzas entraran en la personalidad.

Pero Indra se vuelve orgulloso, da su posición por sentada y descuida sus deberes. Indra también actúa negligentemente a menudo y, consecuentemente, crea problemas. Se dice que una vez Indra se había asentado autocráticamente en su poder y por tanto no buscaba más progreso.

El asura Vritrá luchando contra Indra.
Entonces es desafiado por el asura (demonio) Vritrá/Tifón, pierde su trono y el demonio se apodera de su lugar. Empezó a luchar contra él, Indra le pidió un arma a Brahma con la cual pudiera matar a Vritrá. Recibió un arma y desafió a Vritrá otra vez a la batalla donde finalmente lo mató.

Indra presenta la doble función dios-guerrero y dios-del clima. Asociado a la tormenta y al rayo como el Zeus griego y el Thor germánico.

Tuashtri creó el rayo (vashra) para Indra, que así venció Vritrá, el demonio serpiente muy similar a Tifón.

En la religión védica (previa al hinduismo), Vritrá es un asura (demonio) con forma de serpiente o dragón, personificación de la sequía y enemigo del dios Indra. "Vritra" significa "el que cubre todo". En los textos Vedas también era conocido como Aji (‘serpiente’).

El poderoso asura Vritrá golpea a Indra
y a su elefante Airavata.
Según el Rig-veda (siglo XIV a. C.), Vritrá mantuvo cautivas las aguas del mundo hasta que fue asesinado por Indra, quien destruyó las noventa y nueve fortalezas de Vritrá (aunque a veces estas fortalezas se atribuyen a Shambara) antes de liberar a los ríos represados (tal vez es un vago recuerdo sobre que esto sucedió cuando terminó la Era Glacial hace más de 12.000 años). El combate comenzó poco después del nacimiento de Indra, quien había bebido una gran cantidad de soma en casa del sabio Tuashtri para empoderarlo antes de enfrentarse a Vritrá. Tuashtri creó el rayo (vashra) para Indra, y el dios Visnú, cuando Indra se lo pidió, hizo espacio para la batalla, montando en su cabalgadura (aeronave) que es el elefante Airavata.

Bajorrelieve en un templo representando
a Indra, el dios del Cielo montando en el
elefante Airavata que tenía tres cabezas.
Durante la batalla, Vritrá le rompió ambas mandíbulas a Indra, pero finalmente fue derribado por éste con su rayo, así venció a Vritrá, el demonio serpiente igual que Tifón, un dios serpiente. Al caer, terminó de aplastar sus fortalezas, que ya Indra había hecho añicos.

Por esta hazaña, Indra fue conocido como Vritraján (‘asesino de Vritrá’) y también como ‘asesino del primogénito de los dragones’. Después Indra atacó con su rayo y derrotó a la madre de Vritrá, Danu (que era también la madre de toda la raza danavá de asuras).

El dios Indra luchando contra el
demonio o asura Vritrá.
Según cuenta la mitología india, Vritrá ganó la primera batalla y se tragó a Indra (literalmente, lo hizo prisionero), pero los demás dioses lo obligaron a vomitarlo. La batalla continuó e Indra se vio forzado a huir. Muy parecido al relato mitológico griego que Zeus estuvo prisionero de Tifón y luego fue liberado por los dioses, huyó, se reorganizó y volvió a enfrentar a Tifón.

Visnú y los rishís (sabios ermitaños) negociaron una tregua: Indra prometió que no atacaría a Vritrá con cualquier cosa hecha de metal, madera o piedra, ni nada que fuera seco o húmedo, o durante el día o la noche. Entonces Indra utilizó espuma extraída de las olas del océano (en la que el omnipenetrante Visnú se había introducido para convertirla en arma) y lo mató en el crepúsculo.

Indra después de una larga batalla
mata al gigante Vritrá.
Según los textos en sánscrito, Vritrá, perforado, clavado, aplastado, con un horrible alarido el agonizante demonio cayó de cabeza desde su torre construida de nubes. Caído en el suelo «como los troncos de los árboles que el hacha ha cortado», Vritrá quedó postrado; pero aun «sin pies y sin manos, siguió desafiando a Indra. Entonces, éste le dio el golpe de gracia, y le hirió mortalmente con su rayo entre los hombros”.

El Bhágavata-purana (siglo XI d. C. aprox.), agrega que la batalla entre Vritrá (Tifón) e Indra (Zeus), se prolongó durante 360 días antes de que Vritrá, el asura exhalara su último suspiro.

Tablilla que recuerda la épica batalla de
Zeus contra Tifón. Zeus sostiene un arma
lanzarrayos, muy parecida al Vajra, el
arma que lanzaba rayos utilizada por Indra.
En una de las versiones de la leyenda, Indra convenció a tres devas —Váruna, Soma y Agní— para que lo ayudaran en su lucha contra el dios serpiente Vritrá. Antes ellos habían estado del lado del asura, a quien llamaban «Padre».

La batalla fue a orillas del río Narmada, donde Indra y su ejército enfrentó a Vritrasura y su armada de demonios. Ellos lanzaron miles de lanzas, flechas y otras armas peligrosas. Eran tantas que cubrían el cielo, pero los semidioses, siendo muy hábiles guerreros, destruyeron todas estas armas en el aire, sin que hirieran a ninguno. Luego los demonios lanzaron rocas, picos de montañas, arboles enormes, pero corrieron la misma suerte que las armas con que antes habían atacado.

Para derrotar a Tifón y sus 100 cabezas, Zeus
y los dioses tuvieron que librar varias batallas.
Estudiosos en el tema especulan que la victoria de Indra sobre la serpiente refiere al hecho de la conquista de los arios de la región que habitaban previamente los drávideos, ya que éstos tienen como culto a las nagas o serpientes. Los nagas provenían de una civilización anterior que se hundió en el índico o en el pacífico.

Y la mitología griega nos dice lo siguiente: Cuando puso sus ojos sobre Tifón, Zeus, el dios de los dioses, hizo temblar los cimientos del Olimpo. Sus rayos y el fuego del monstruo causaron tal estrépito en la tierra, en los mares y en el cielo que incluso Hades y los titanes encerrados en el Tártaro se sentaron gritando y temblando de miedo. Zeus reunió todos sus rayos y truenos y descendió del Olimpo para golpear a Tifón y a todas y cada una de sus 100 cabezas. En llamas, el monstruo huyó y se derrumbó, causando fuegos y arrasando todo aquello que tocaba. Zeus expulsó a Tifón al Tártaro y allí también encerró a las fieras galernas, que podían poner en peligro a la humanidad.

Ese es el origen del nombre de los tifones, en el sentido que le damos hoy día.

El ataque al Olimpo
Tifón y sus seguidores atacaron probablemente hace más de siete u ocho mil años antes de Cristo, al imperio de Zeus y sus aliados que ante la superioridad numérica de las fuerzas enemigas reunidas, tuvieron que retirarse estratégicamente a Egipto y luego contraatacaron, tras una serie de batallas, terminaron con la destrucción de las últimas fuerzas de Tifón en Sicilia a manos de las fuerzas militares de Zeus que derrotó y sepultó a Tifón bajo el volcán Etna, ubicado en el noreste de Sicilia.

Tifón, hace milenios se atrevió
a enfrentar a los dioses
del Olimpo.
La victoria fue total del lado de los Olímpicos que perdonaron a los aliados de su enemigo.

Cuando el ejército de Tifón derrota momentáneamente a Zeus, le quita los tendones de manos y pies y lo hace su prisionero, recuerda a una tradición egipcia según la cual el dios Set (Tifón) cortó el cuerpo de Osiris (Zeus) en pedazos y los esparció por todo Egipto. Mientras tanto, Isis busca el cuerpo de su esposo con la ayuda de Neftis, esposa de Set. Isis, busca las partes una por una y lo reconstituye a Osiris con ayuda de otras deidades, entre ellas Tot poseedor de grandes poderes mágicos y le da vida. Tot es el equivalente griego de Hermes quién le restaura los tendones uno por uno. Isis copula con el difunto Osiris y le nace Horus, que vengará a su padre ya que Set usurpa el trono y el reino de Osiris renacerá en su hijo. La muerte de Osiris es seguida bien por un interregno o por un periodo en el cual Set asume la monarquía.

En otra versión del mito, Zeus debió esforzarse más en eliminar a Tifón, pues en un momento de la batalla el monstruo le arrebató su hoz y le cortó los tendones, dejándolo cojo para siempre. Tifón se hizo después con los rayos y truenos de Zeus y pidió a otros monstruos que se los guardasen junto a los tendones. Después, Hermes engañó al monstruo y dotó de movilidad a Zeus de nuevo.

El gigante Tifón fue muerto por Zeus que
lo persiguió en un carro volador y lo arrojó
en el Etna, Sicilia. En cambio el
historiador Heródoto afirma que
murió en Egipto.
El dios Zeus acudió al Olimpo a acopiar más rayos y truenos y en un carro volador condujo a Tifón al monte Nisa, donde fue víctima de la trampa hurdida por las Moiras, que le aconsejaron comer carne humana para hacerse incluso más fuerte. Pero esta comida lo debilitó seriamente. Una confrontación entre el rey de los dioses y el monstruo tuvo lugar en una montaña de Tracia, el monte Hemo, que culminó con Zeus persiguiendo a Tifón por la costa sur de Italia y enterrando al monstruo bajo la isla de Sicilia, donde hasta el día de hoy el volcán en el monte Etna sigue emitiendo el aliento caliente y venenoso del que se atrevió a desafiar a los dioses.

Mientras se perseguían uno a otro por el cielo y por la tierra, Zeus se las ingenió para ser el primero en conseguir un golpe directo con su «espeluznante Rayo». 

Pintura griega con la escena de Zeus
luchando contra Tifón. Clic en
la imagen para ampliarla.
El rayo «abrasó todas las cabezas maravillosas del monstruo, todo lo que había a su alrededor»; y Tifeo/Tifón se estrelló en tierra en su maravilloso artilugio, arrojado como un guiñapo mutilado.

Según el historiador Heródoto, Tifón murió en Egipto a manos del hijo de Zeus y Leto, el dios Apolo, que en Egipto se identifica con Horus, hijo del dios de la muerte y de la resurrección, Osiris.

Hipótesis del origen en el Oriente
El mismo Hesíodo cuenta que, para llegar hasta la hermosa mortal Alcmena para que engendrara al heroico Heracles (Hércules), el dios Zeus se escapó por la noche del Monte Olimpo y fue hasta la tierra de Tifaonión (los dominios de Tifón), descansando allí en la cúspide del Phikion (La Montaña de la Esfinge). "La mortal Esfinge que destruyera a los cadmeanos" (Los Antiguos), que fuera la protagonista de las actividades de Hera, la esposa oficial de Zeus, está conectada también en estas leyendas con Tifón y sus dominios. Y Apolodoro cuenta que, cuando Tifón nació, creciendo después hasta tan increíble tamaño, los dioses fueron a toda prisa a Egipto para contemplar a tan impresionante monstruo.

Antiguamente existió el país de
Tifaonión, los dominios de Tifón,
donde estaba la montaña de
Phikión, lugar que habitaba
la Esfinge.
La mayoría de los expertos sostiene que el Monte Casio, el lugar en donde acaeció la batalla final entre Zeus y Tifón, estaba situado cerca de la desembocadura del río Orontes, en la actual Siria. Pero, tal como Otto Eissfeldt ha demostrado en un importante estudio (Baal Zaphon, Zeus Kasios und der Durchgang der Israeliten durches Meer), hubo otro monte que tuvo el mismo nombre en la antigüedad, un promontorio sobre el Mar Serbónico que sobresale de la península del Sinaí en el Mar Mediterráneo, y sugiere que era éste el monte al que se referían las leyendas.

Una vez más, todo lo que hay que hacer es confiar en la información dada por Heródoto acerca de Egipto. Al detallar la ruta terrestre desde Fenicia hasta Egipto a través de Filistea (Historia, Libro No. 5), Heródoto dice que las tierras asiáticas, "se extienden hasta el lago Serbonis, cerca del lugar en donde el Monte Casio se introduce en el mar Egipto comienza en el Lago Serbonis, donde según la leyenda se ocultó Tifón". Una vez más, los relatos griegos y los egipcios convergen, con la península del Sinaí.

Tifón pretendía dominar el
Mediterráneo, el reino de Zeus.
Es probable que los hititas que habitaron en Cilicia desde tiempos inmemoriales sean descendientes del reino de Tifón. Los textos hititas llaman a su principal deidad Teshub, que significaba “Tormenta Ventosa” y además era su dios de las tormentas

Las batallas de Teshub tenían lugar en los cielos y en los mares; en una de esas batallas, Teshub recibía el respaldo de setenta dioses con sus carros. No hay mucha diferencia entre el Tifón de los mitos griegos (que provoca tormentas y fuertes vientos) y Teshub (Dios de las tormentas de los hititas). Tifón tenía 100 serpientes, Teshub 70 dioses con sus carros.

Bajorrelieve de Teshub, el nombre
dado por los hititas al dios del
Cielo y de las tormentas.
El relato coherente del historiador Plutarco de Queronea, que se ocupa del mito de Osiris, afirma que Set —a quien Plutarco denomina «Tifón»-, conspira contra Osiris con setenta y tres personas más.

Es muy probable que Tifón sea una deformación del nombre Teshub, en griego antiguo se pronunció typhos, Tifaón, Tifoeo, Tifeo, Typhon en latín, hasta nuestro actual Tifón.

Muchos años después, otro Tifón, hijo menor del anterior, reunió a los Gigantes (otra nueva coalición de países y reinos) y les presentó batalla a los dioses del Olimpo en lo que se conoce como la Guerra de los Gigantes o Gigantomaquia, pero esa, es otra historia.

1 comentario:

  1. Más bien Tifón nada debería tener q ver con Teshub, sino con el dragón que pelea contra Teshub.

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