Hace 30 años, el portaviones Invincible fue alcanzado por un misil Exocet de la Marina argentina y al menos dos bombas de 250 kgs. de la Fuerza Aérea Argentina.
Por treinta años Inglaterra ha negado este ataque que implica una de las humillaciones más grandes sufridas por sus fuerzas colonialistas en toda su historia.
Por treinta años Inglaterra ha negado este ataque que implica una de las humillaciones más grandes sufridas por sus fuerzas colonialistas en toda su historia.
Guarniciones argentinas en las Islas Malvinas durante abril-junio de 1982. |
Radar de Puerto Argentino en 1982. |
Uno de los A-4C Skyhawk de la Fuerza Aérea Argentina que participó en el ataque al portaaviones Invincible. Delante de él las bombas que utilizaría en la misión. |
Ureta y Vázquez designaron a los otros dos pilotos. Entre los restantes oficiales del escuadrón, eligieron al Primer Teniente Omar Jesús Castillo y al Alférez Gerardo Guillermo Isaac.
En Río Grande, los demás pilotos viven horas de intranquilidad. No es una misión más la que van a realizar en las siguientes 24 horas. Nadie ignora que en una flota el portaaviones es la nave más difícil de atacar. Está siempre custodiado por una formación de buques que lo rodean y sus armas antiaéreas crean barreras infranqueables.
Comienza la Operación Invencible
Comienza la Operación Invencible
El 30 de mayo amanece terriblemente frío. Es uno de esos días grises y tristes. A las 10:00 de la mañana todavía permanecen congelados los charcos de agua en las calles de la base fueguina. Los pilotos de la Fuerza Aérea son llamados al pre-vuelo. Allí, conjuntamente con los oficiales de la Aviación Naval, completan todos los pormenores. Los Súper Etendard serán pilotados por el Capitán de Corbeta Alejandro Francisco y el Teniente de Navío Luis Collavino. Los A-4C por los Tenientes Vázquez y Ureta, el Teniente Omar Jesús Castillo, y el Alférez Gerardo Guillermo Isaac.
Al mediodía los pilotos ocupan sus máquinas para iniciar la misión más riesgosa y audaz contra el enemigo que quiere volver a usurpar las Islas Malvinas. Despegan primero los dos Súper Etendard, uno de ellos armado con el misil AM-39 Exocet, y luego los A-4 que se ubican en formación abierta para la navegación. A 6.000 metros encuentran los dos KC-130 que han despegado anticipadamente de Río Gallegos siguiendo rumbos distintos para ocultar la operación. Los A-4 se turnan alternativamente para tomar combustible. Los Súper Etendard llenan sus tanques, se separan, e instantes después vuelven a acoplarse. A pesar de tener su capacidad colmada siguen chupando combustible, que pasa directamente a las turbinas. Todo el proceso se desarrolla en ruta hacia el objetivo. Siguen un inmenso rodeo por el sur de las Malvinas hasta sobrepasarlas hacia el este más de 200 kilómetros. Los KC-130, siempre transfiriendo combustible y guiando con sus equipos la navegación. Todo el vuelo se hace cumpliendo absoluto silencio de radio, incluso el reabastecimiento. Al llegar a la posición calculada, los seis aviones abandonan a los KC-130 y empiezan la aproximación final.
Ya se encuentran al sudeste del objetivo y adoptan un rumbo de 350° grados. Comienzan el descenso para recorrer el último tramo a menos de 30 metros del agua y a 760 kilómetros por hora. Llevan una formación defensiva abierta, con los dos aviones navales en el medio y dos A-4C a cada lado, los seis en línea. Cuatro aviones A-4C de Fuerza Aérea, (C-301, C-310, C-318 y C-321). Cruzan varias zonas de lluvia. Uno de los pilotos agradece al cielo sonriendo; a pesar del esfuerzo de los mecánicos, su A-4C aún mantiene una capa de hielo formado durante la noche anterior en Río Grande, haciendo la visibilidad a través del parabrisas un poco borrosa. Con la lluvia queda perfectamente limpio.
Siguen acercándose al blanco velozmente para la fase final del ataque, con los motores a plena potencia, volando entre 14 y 20 metros de la superficie del agua para no ser detectados y en medio de un marco sombrío, de monótono color plomizo. El Nº 3 vuela a no más de 10 metros del líder. El Nº 2 y el Nº 4, algo más separados y un poco atrás. De improviso aparece al frente una columna de humo. ¡Y enseguida lo ven! Es un buque aislado, cuyo color grisáceo lo mimetiza entre el cielo y el agua que lo envuelven. Pero es de su casco de donde surge la columna de humo negro. Los pilotos, concentrados en esa mancha oscura, lejana todavía en el horizonte, sienten una intensa emoción. Algunos no lo pueden creer; dudan y se preguntan ¿si será efectivamente el portaaviones? Sólo hay una forma de saberlo: ¡Llegar y atacarlo!
El Nº 3, volando a 900 kilómetros por hora ya no puede seguir mirando. Sin poder dominar su terrible angustia y sensación de impotencia, no duda que la eyección del Nº 1 ha sido imposible, pues se encuentra a 20 o 30 metros del agua, completamente inclinado, sin comandos y a una velocidad excesiva para lograrlo. Continúa en la corrida final del ataque. Tiene un doloroso nudo en la garganta y piensa que no volverá a ver a su compañero, que también es su mejor amigo. Están a unos 12 kilómetros del blanco. El Nº 2 y el Nº 4 han quedado algo atrás, y ahora es el Nº 3 quien guía la formación. Empapado en sudor, aprieta los dedos con fuerza sobre la empuñadura de la palanca, tiene el pulso acelerado, la respiración es corta y profunda, aparta la vista fugazmente de la mira de puntería y controla por última vez el panel de armamento.
Se halla ahora a menos de 30 segundos del blanco. Clava los ojos en la mira y se prepara para disparar los cañones. Concentrado en la puntería ya no puede ver otra cosa. El Nº 3 ve ya claramente el portaaviones. El humo negro sale desde el centro de la superestructura y por debajo de la pista de vuelo, como si el Exocet hubiese impactado entre la línea de flotación y la cubierta. No observa fuego. No hay llamas, pero surgen negros borbotones de humo desde abajo y por las aberturas de la extendida superestructura.
Por las características que ha estudiado previamente y ahora está comprobando, no tiene ninguna duda que es el Invincible. No ha podido observar muchos detalles, pero sí la gran extensión de la isla, hasta pocos metros de la popa; la cubierta de vuelo, de forma perfectamente rectangular. La nave parece estar detenida. Por lo menos, no se observa estela alguna en el mar.
Después de lanzar sus dos bombas de 250 kilos, El Nº 3 salta el buque y se pega enseguida al agua mientras vira rápidamente a la izquierda para tomar distancia cuanto antes. Vuela un minuto y medio e inicia un nuevo viraje suave a la izquierda para tomar el rumbo definitivo de alejamiento. Mientras lo hace, gira la cabeza buscando hacia atrás el blanco. ¡No puede menos que sentir satisfacción! La nave está totalmente cubierta de humo. No es la misma columna de humo que ha visto al aproximarse; ahora es una nube de humo grisáceo, no tan negro, que oculta por completo al portaaviones.
Aproximadamente a 70 km. del punto en que debían encontrarse, con el avión tanque, los dos Skyhawk ascendieron abandonando la navegación rasante. Los 2 KC-130 aguardaban a unos 5.000 metros de altura, en una zona donde, afortunadamente había buen tiempo.
Uno de los KC-130, matrícula TC-69, indicativo Ranquel 1 que reaprovisionaron a los aviones, estaba tripulado por el vice comodoro Luis Litrenta, capitán Guillermo Destéfanis, mayor Francisco Mensi, cabo principal Juan Perón, cabo principal Juan Tello, suboficial auxiliar Hugo González, suboficial auxiliar Vicente Reynoso, suboficial auxiliar Manuel Lombino. Despegó de Río Gallegos a las 11:25, arribó a Comodoro Rivadavia a las 17:25.
Luego, dos de los 4 aviones A-4C piloteados por Ureta e Isaac, penetraron la barrera defensiva que siempre forman los buques que protegen al portaaviones. El riesgo que corrían era altísimo, por eso eran todos voluntarios en esta misión. Las órdenes que tenían era atacar al blanco donde impactara el misil fuere el que fuere. Bombardear la nave averiada era la única posibilidad de aumentar las posibilidades de hundir al Invencible.
El misil Exocet que impactaría en el portaaviones enemigo en la tarde del 30 de mayo de 1982. |
Dos Súper Etendard reaprovisionando en vuelo desde un avión Hércules. |
Los Súper Etendard hacen la primera "levantada" para explorar al frente con sus radares. Cuando descienden, efectúan una corrección de rumbo a la derecha. Poco después, vuelven a subir, comprueban nuevamente las indicaciones de sus equipos. Esta vez, la altura tomada es menor. Los pilotos de los A-4C, sin radares en sus aviones y sin poder comunicarse con los aviadores navales, deben dominar su ansiedad mientras observan fijamente a los Súper Etendard. El cielo está completamente cubierto, pero la capa de nubes se halla a considerable altura y la visibilidad es muy buena. Los Súper Etendard descienden de su último "asomo" y repentinamente queda roto el silencio de radio. La voz del líder de los marinos, el Capitán de Corbeta Alejandro Francisco, se oye en los auriculares de los otros pilotos:
Los Súper Etendard hacen la primera "levantada" para explorar al frente con sus radares. Cuando descienden, efectúan una corrección de rumbo a la derecha. Poco después, vuelven a subir, comprueban nuevamente las indicaciones de sus equipos. Esta vez, la altura tomada es menor. Los pilotos de los A-4C, sin radares en sus aviones y sin poder comunicarse con los aviadores navales, deben dominar su ansiedad mientras observan fijamente a los Súper Etendard. El cielo está completamente cubierto, pero la capa de nubes se halla a considerable altura y la visibilidad es muy buena. Los Súper Etendard descienden de su último "asomo" y repentinamente queda roto el silencio de radio. La voz del líder de los marinos, el Capitán de Corbeta Alejandro Francisco, se oye en los auriculares de los otros pilotos:
¡Veinte millas al frente! ¡En la proa!
Ruta seguida para atacar por sorpresa al portaaviones Invincible el 30 de mayo de 1982. |
Simultáneamente, de su avión se desprende el misil Exocet, cae varios metros y antes de tocar el agua se enciende y sale disparado hacia adelante. Es el último Exocet que queda en la Argentina. De inmediato, los dos aviones navales viran a la izquierda y se alejan para regresar a su base. Los pilotos de los A-4C se encuentran ahora a 36 kilómetros del blanco, pero la nave aún no se ve. Aceleran sus turbinas a fondo, toman 900 kilómetros por hora y mantienen el rumbo de acercamiento al buque enemigo. El Exocet, con sus 160 kilos de mortífera carga, deja una larga estela de humo, pero pronto se pierde de vista. Su velocidad supera ampliamente a los A-4. El jefe de la escuadrilla, Vázquez, lleva a su izquierda al Nº 2, Castillo, y a su derecha al Nº 3, Ureta y al Nº 4, Isaac.
Misil Exocet lanzado por un Super Etendard. |
Ureta, absorto en la contemplación del buque, mira de reojo al Nº 1 que vuela a pocos metros de su avión. Gira la cabeza hacia ese lado, estimando que se halla demasiado cerca y hay peligro de colisión. Y exactamente en ese instante, horrorizado, ve saltar en el aire un trozo enorme del plano izquierdo del avión líder. Él A-4C del jefe de la escuadrilla, el Teniente Vázquez, ha sido alcanzado por un misil que nadie ve llegar, quizá un Sea Dart disparado desde el portaaviones o un Sea Wolf lanzado desde alguno de los buques escoltas que no están a la vista. Un segundo después explota la cámara de combustión de la turbina y se desprende íntegramente la parte posterior del fuselaje a unos 8 kilómetros del objetivo. El avión hace un brusco movimiento de inclinación hacia la izquierda, queda atrás y desaparece.
El HMS Invincible antes de ser averiado por los aviadores argentinos. |
Avión cazabombardero A-4C Skyhawk de la Fuerza Aérea Argentina. |
El portaaviones Invencible ardiendo. |
El punto luminoso de la mira del A-4C “corre” por el agua y faltan pocos metros para que “entre” al buque. El avión se acerca en un ángulo de 30˚ grados hacia la popa de la nave, en vuelo rasante y más bajo que la altura de la cubierta. Hace fuego con los cañones, una descarga muy corta, porque el índice de la mira ya “está” en el buque. Aprieta el botón de lanzamiento que libera las bombas y levanta el avión para no chocar contra la cubierta de vuelo. Hace otra rápida maniobra y esquiva la superestructura que se alza en el costado de estribor de la nave.
Ilustración del audaz ataque argentino al portaaviones Invencible. |
El Alférez Isaac en la máquina Nº 4, un poco más atrás y a un costado, siente de pronto una fuerte conmoción en su avión. Instintivamente gira la cabeza a la izquierda y alcanza a captar la impresionante visión de la máquina Nº 2 del Teniente Castillo, que se desintegra en el aire. La onda expansiva de la explosión ha sacudido a su propio avión. El numeral dos es derribado a pocos metros del objetivo, probablemente por la artillería disparada desde el portaaviones. Tan cerca esta del navío, que parte de la turbina cae violentamente sobre la cubierta del portaaviones. Entrando por el cubo del ascensor, cae hasta el hangar de los aviones originando inmediatamente un gran incendio.
Regreso al continente luego del ataque sorpresa al Invencible. |
El Nº 4, ataca al Invencible desde la popa, alineado con el buque como si fuese a aterrizar. Tiene la mejor posición para el ataque. Arrojó también sus bombas y escapa igualmente hacia la izquierda. Sin ver muchos detalles, corrobora lo observado por el Nº 3 sobre las características de la cubierta de vuelo: ¡Un rectángulo perfecto! Algunos minutos después puede avistar al Nº 3, que vuela en su mismo rumbo unos kilómetros más adelante. Sin comunicarse por radio continúan el vuelo hacia el avión de reabastecimiento.
Las palabras estaban de más. Habían logrado llegar hasta el portaaviones, impactado en él y estaban regresando a casa. Pero habían perdido para siempre a dos amigos.
Los aviones Hércules C-130 fueron claves para reaprovisionar en vuelo a los cazas argentinos en Malvinas. |
Los A-4C tienen dificultad para embocar sus sondas en las canastillas de las mangueras. No es de extrañar. La odisea vivida ha crispado los nervios de ambos pilotos al límite. El jefe de la sección de KC-130 está en enlace radial con el Comando de la Fuerza Aérea, que le inquiere sobre el resultado de la misión. Usando la frecuencia de VHF, el piloto del avión tanquero interroga al más antiguo de los oficiales de los dos A-4, el Teniente Ureta. El Nº 3 informa sobre el desarrollo del ataque. Su emoción lo traiciona, la voz surge gangosa y entrecortada cuando le preguntan por los otros dos aviones, responde: "No los esperen.…."
Dos KC-130 de la Fuerza Aérea reaprovisionan a los dos héroes que regresan sanos y salvos de esta espectacular misión. Despegaron de Río Grande, a las 12:30 y regresaron a Río Grande a las 16:00.
Cada Hércules tenía de 8 a 9 tripulantes. |
El otro KC-130, matrícula TC-70, indicativo RANQUEL 2 estaba tripulado por el mayor Roberto Briend, vice comodoro Roberto Noé, mayor Miguel Sánchez, capitán Osvaldo Bilmezis, suboficial mayor Modesto Cufré Vianey, cabo principal Carlos Golier, suboficial auxiliar Héctor Sosa, suboficial ayudante Juan Marnoni, suboficial principal Roberto Caravaca. Despegó de Río Gallegos a las 11:25, arribó a las 17:15.
En síntesis
Esta histórica misión fue realizada en conjunto con dos aviones de la Marina llevando un Exocet y cuatro aviones Mc Donnell-Douglas A-4C de la Fuerza Aérea Argentina llevando dos bombas cada uno, que se reaprovisionaron de combustible mediante dos aviones Hércules C-130.
Lanzado unas 24 millas de distancia del blanco, el Exocet tardó unos 109 segundos en impactar en su objetivo.
Los dos Super Etendard al frente y los Hércules detrás reaprovisionando a los A-4C Skyhawk rumbo al ataque a la nave insignia, el Invencible. |
Los pilotos de la Fuerza Aérea que sobrevivieron al ataque pasaron por arriba del blanco e identificaron al portaaviones fehacientemente, como que era un portaaviones el buque atacado y confirman el impacto del misil sobre la unidad de superficie, pasan sobre el buque y lanzan las bombas y lo identifican como el Portaaviones HMS Invincible.
La flota pirata estaba ubicada a unas 100 millas náuticas al Este de Puerto Argentino, prácticamente fuera del radio de acción de todas las aeronaves que operaban desde el continente. Esto les daba cierta confianza a los británicos que se consideraban en aguas seguras y razón por la cual mantienen esa posición tres o cuatro días hasta antes del ataque sorpresa argentino del 30 de Mayo.
Una de las claves del éxito de esta misión fue la sorpresa. Para la Task Force, la dirección esperada del ataque era directamente en una recta que uniera Río Grande con la posición del buque o sea que la ataquen prácticamente del Oeste. Pero los aviadores argentinos decidieron hacer un ataque por una dirección distinta de manera tal de llegar sin alertar a toda la cadena de alertas defensivas que tenían los piratas. El ataque a la flota invasora fue prácticamente desde el sur y para ello tuvieron que reaprovisionarse dos veces en el vuelo hacia el objetivo.
A la izquierda, el 1º Teniente Ernesto Ureta, en el centro, Pierre Clostermann, as de la aviación en la Segunda Guerra Mundial, y a la derecha, el Alférez Gerardo Isaac. |
El impacto que sufrió el Invincible fue de un Exocet (en la línea de flotación), y dos bombas de 250 kgs. cada una, además de los tiros de cañón de los dos aviones cazabombarderos que pasaron a metros del buque.
Respecto del ataque al portaaviones, Londres lo niega y aporta tres versiones que se contradicen entre sí. La primera versión inglesa corresponde al 1º de junio de 1982 donde se afirma que el buque que los aviadores argentinos atacaron era el portacontenedores Atlantic Conveyor y no el Invencible. A la vez agregan que en el ataque fue derribado un avión argentino.
La segunda versión es del 3 de junio de 1982 y trataba de arreglar la mentira de la primera, afirmando que los aviadores argentinos lo que atacaron fue la fragata Avenger que derribó a dos aviones argentinos con el sistema misilístico Sea Dart. Lo curioso es que este tipo de fragatas no poseía este sistema de misiles durante la Guerra de Malvinas.
La versión 3 data de 1983 y se afirma que un avión atacó a la Avenger con un Exocet y que a cañonazos hizo explotar el misil 45 segundos después de la alarma. Esto lo escribieron en el libro La batalla por las Malvinas de Hastings y Jenkins.
En la cuarta versión inglesa, Londres afirma que el destructor HMS Exeter disparó 2 misiles Sea Dart (éste si los tenía), que derribó dos aviones A4C Skyhawk de la Fuerza Aérea Argentina el 30 de mayo. Además, el cañón de 4,5 pulgadas de la fragata HMS Avenger pudo hacer explotar en el aire al misil Exocet y los pilotos argentinos confundieron el perfil del portacontenedores Atlantic Conveyor con el del portaaviones. Esta es la versión oficial hasta el año 2072 por más absurda que parezca. Habrá que esperar la verdad cuando se abran los archivos secretos de la guerra en ese año.
La negación británica a aceptar el ataque de los aviones argentinos se debe a: porque era una unidad de superficie muy importante; era la nave capitana y las acciones en tierra todavía no estaban decididas, era el 30 de mayo y podía ser un impacto muy importante en el devenir de las acciones, el hecho de saber que los argentinos habían podido llegar hasta la nave capitana que tenía un elemento de apoyo vital como eran los aviones Sea Harrier, significaba para los soldados británicos en tierra, que apaguen la luz, cierren la puerta y se vuelvan a Londres con todos sus muertos y heridos, porque los argentinos podían golpearlos donde más le doliera.
Luego del ataque, el radar argentino ubicado en Malvinas, detecta una gran actividad de helicópteros británicos que se dirigen a este de la isla Soledad. Al mismo tiempo, los aviones del Invincible aterrizan en San Carlos, donde las tropas británicas se habían establecido el 21 de mayo.
Ese mismo día, 30 de mayo, el general Jeremy Moore, decide trasladarse apresuradamente desde el Invincible (lugar desde donde dirigió todas las operaciones antes de ser atacado), a San Carlos, para seguir comandando a la tropa invasora desde tierra firme.
Existe también un testimonio de un soldado británico, que es muy sospechoso. Se trata de Ana Gerschenson, quién cambió de sexo años después de terminada la guerra. En el año 1982, se destacaba como enfermero del portaaviones Invincible. En un artículo del diario Clarín del 20 de noviembre de 2002 dice: “El marinero transexual aseguró haber sufrido un trauma por haber tenido que tratar “terribles heridas” en el departamento de enfermería del Invincible, debido a los feroces ataques de los aviones argentinos durante los días del conflicto”.
Gran Bretaña nunca va admitir la vergüenza que un portaaviones imperial fue averiado por un misil que llegó sin ser detectado y dos aviones de museo, que tras lanzar sus bombas, encima, lograron regresar sin siquiera le acertaran un disparo, eso no lo van a tolerar jamás. Lo que sí se sabe que misteriosamente ese portaaviones dejó de operar durante casi tres días luego del ataque, en plena guerra. ¿la tripulación se declaró en huelga? ¿O luego de los tres días llegó el portaaviones norteamericano USS Saratoga a reemplazarlo para que Gran Bretaña no perdiera la guerra?
El 30 de mayo de 1982 culminó exitosamente para los argentinos, porque además de dejar averiado el Invincible de 19.800 toneladas, hubo 3 aviones Harriers derribados a cañonazos en las Islas Malvinas.
El portaviones fue la última embarcación británica en llegar al puerto de Portsmouth, Inglaterra, cuando terminó la guerra. Tardó más de 3 meses. Según la historia oficial británica, el 17 de setiembre de 1982, el portaaviones HMS Invincible, regresó al puerto de Portsmouth, luego de cumplir un record de navegación de 166 días en alta mar. Fue el último buque de la Task Force en llegar a puerto (los demás lo hicieron entre junio y agosto).
Después del 14 de Junio el HMS Invincible estuvo en reparaciones un largo período en algún puerto del sur, tratando de borrar huellas del feroz ataque ocasionado por la aviación Argentina. Al llegar a Portsmouth, el 17 de septiembre, lo hace dando posiciones falsas y de noche como si tuviera que ocultar algo y es el único buque que estuvo en Malvinas que no es recibido con honores como fueron recibidos los restantes. Es curioso que a la nave insignia se la trate de ese modo. Da para pensar que hay “gato encerrado”.
Cuando llegó a Gran Bretaña, la única persona autorizada a ingresar al Invincible fue la geronte Reina Elizabeth, Madre del Príncipe Andrés quién fue a recibir a su hijo; no permitieron el acceso a periodistas ni a otras personas.
La tripulación del HMS Invincible fue felicitada por cambiar un motor (turbina) en navegación los primeros días de julio, resulta algo curioso porque no es usual que los marinos sean felicitados por cambiar un motor, es otra evidencia de que Gran Bretaña oculta que fue averiado por la Argentina.
Por otro lado, la lista de la tripulación del portaaviones (1318 hombres) nunca fue difundida para que los marineros no sean localizados por la prensa.
No es práctica desconocido para los ingleses ocultar el hundimiento de un portaaviones. El hundimiento del HMS Dasher, que tuvo lugar en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial, se mantuvo oculto durante 50 años. De hecho se dio a conocer en los noventa, después de Malvinas. En esa oportunidad murieron 358 tripulantes.
Imagínense, que Gran Bretaña se encuentra sorpresivamente con tener que informar al mundo que un país del tercer mundo averió (o tal vez hundió y fue reemplazado por un buque gemelo) un portaaviones a una de las más grandes potencias, ¡¡¡¡¡como se podía permitir que se sepa...!!!!!! Hubiera sido terrible para la flema británica.
Antes de que comenzara la guerra el portaaviones Invincible iba a ser vendido a Australia, aunque una vez terminada la guerra se suspendió su venta. (¿será porque estaba muy averiado, o descansaba bajo las aguas...?
India compró misteriosamente a este portaaviones en abril de 1986 a un coste de 25 millones de dólares. Es curioso, porque antes de que comenzara la guerra de Malvinas, el gobierno inglés lo había destinado a ser desguazado pero la guerra lo reactivó. La India lo bautizó como el INS Viraat y lo convirtió en el buque insignia de esa Armada.
Lo que es cierto es que el día 30 de mayo de 1982 será considerado, por los estudiosos y seguidores de la historia de la aviación militar, como el día en que la Argentina realizó la misión aérea más riesgosa, audaz y considerada la más significativa en su tipo desde la Segunda Guerra Mundial.
¿y? la guerra la perdieron los argentinos. Todo lo demas sobra.
ResponderEliminarPD: A mi me hubiera gustado enormemente que la guerra la hubieran ganado los argentinos, y en su epoca me lleve una gran decepción al ganar los piratas.
la guerra la perdieron los que mandamos a malvinas, nosotros los de rio grande y rio gallegos hicimos la guerra como soldado del primer mundo es decir con inteligencia firma un infante de marina
EliminarMIREN ESTA HISTORIA
ResponderEliminarLa guerra desde el punto de vista moral la ganamos los argentinos
Las Malvinas son Argentinas
Que esten usurpadas por los piratas ingleses es otra cosa
No hay que bajar los brazos No les gusta nada que digamos
MALVINAS ARGENTINAS
suscedió lo impensable lo peor, el secreto alrededor del invensiblle es fuerte ,la verdad es que el buque "FUE HUNDIDO" Y REEMPLAZADO POR SU GEMELO EL ILUSTRIUS lo descubrió un periodista español hay un extenso informe en ´dónde se asegura que el invensible con su estructura ehausta por el incendio finalmente colapso y se hundió, los ingleses tiene y pueden con que ocultar informacion, lo hicieron con el dresher en 1943 y lo dieron a conocer en 1983, el día que podamos hacer prospección petrolera en nuestro territorio malvinense lo vamos a encontrar y la mentira se va a acabar.
ResponderEliminarLa guerra no terminó, en 1982 se libró otro capítulo pero no el final, la guerra continua de manera diplomática, económica, y porqué no militarmente en un futuro.
ResponderEliminarel relato hace parecer como si el Invencible estubiera botado y solo, esa parte no cuadra
ResponderEliminarel relato hace parecer como si el Invencible estubiera botado y solo, esa parte no cuadra
ResponderEliminarNo estaba botado y solo, de echo, una nave escolta que no lograron ver les disparo con un cañón anti misil vulcan dirigido por radar, se piensa abatió a los dos A-4C, Ureta era voluntario, sobrevivió, el radar de Malvinas detecto la casi nula actividad aérea y los Harrier en vuelo se elevaron para ahorrar combustible, lo otro fue que entro a inglaterra meses después y de ultimo, con un costado pintado todo, mas aun no se le veia oxido tipico, se sospecha entro su gemelo, para ellos un ataque así es una verguenza pues era el buque insignia de la flota
ResponderEliminarel hsm invencible fue undido los ingleses lo terminaron de undir por la noche y el que presentaron fue el otro portaviones tenian unos contratos con otros paises para venderlos y no querian que se supiera que el hsm invencible habia sido undido
ResponderEliminar