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miércoles, 26 de abril de 2017

DESCUBREN UNA ORUGA QUE COME PLÁSTICO Y LO METABOLIZA

Investigadores en Cantabria, España hallaron además que estos gusanos transformaban químicamente el polietileno en etilenglicol, un compuesto químico líquido y espeso.

Entre cien y cuatrocientos años se necesitan
para degradarse el plástico.
Uno de los grandes problemas de nuestra civilización es la acumulación de residuos plásticos. El polietileno posee una tremenda resistencia y ese es uno de los factores de éxito para su uso industrial, pero a su vez, es la causa de que sea tan difícil deshacerse de los restos de, por ejemplo, los miles de millones de bolsas de este material usadas cada año en el mundo durarán cien años hasta degradarse completamente. En el caso de los plásticos más densos y resistentes, la degradación puede tardar 400 años.

Científicos del (CSIC) Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (España) publicaron un estudio en que el describen una manera de librarse de estos residuos de forma natural, y ese medio tiene forma de un simple gusano de la polilla de la cera.

Ejemplares de gusanos de la cera en
una placa de Petri.
“Descubrimos una larva que es capaz de biodegradar uno de los más plásticos más elásticos, duros y más usados: el polietileno”, explica Federica Bertocchini, autora del trabajo que se publicó el 24 de abril en la revista Current Biology.

Se refiere a la larva de un insecto común, la polilla de la cera (Galleria mellonella), que habitualmente se encuentra en los panales de las abejas. La polilla de la cera o de la miel es un lepidóptero que puede llegar a medir tres centímetros de longitud en su fase larvaria (gusano).

No es la primera vez que se descubre un insecto capaz de devorar el plástico, hace tres años, científicos chinos observaron que la larva de la polilla de la fruta seca o polilla india de la harina o palomilla bandeada (Plodia interpunctella) también podía digerir el polietileno. Pero lo hace a un ritmo mucho más lento, unas dos semanas.

La investigadora Federica Bertocchini
de la Universidad de Cantabria.
La casualidad quiso que el equipo de Bertocchini descubriese que las bolsas que contenían las orugas de la polilla de la cera comenzaban a mostrar varios agujeros. Esto les llevó a estudiar de forma más concreta el comportamiento de estas larvas con el plástico y descubrieron que podían agujerear la bolsa en menos de una hora.

“Hemos comprobado que 100 gusanos de la cera son capaces de biodegradar 92 miligramos de polietileno en 12 horas, algo realmente muy rápido”, reveló la investigadora italiana.

Pero los investigadores hallaron además que estos gusanos transformaban químicamente el polietileno en etilenglicol, un compuesto químico líquido y espeso. Se cree que la larva de la palomilla bandeada también realiza este mismo proceso.

Una larva de  la polilla de la cera
sobre una bolsa de poliestireno.
A pesar de que normalmente las polillas de la cera no comen este material, los científicos opinan que esta habilidad es producto de sus hábitos naturales. La Galleria mellonella deposita sus huevos en colmenas y sus larvas eclosionan y crecen entre la cera de las abejas. Esta cera está compuesta de una mezcla de compuestos lípidos que ingieren como alimento.

El equipo cree que, tanto la digestión de la cera de abeja como del polietileno pueden tener elementos químicos muy similares. “La cera es un polímero, una especie de plástico natural, y tiene una estructura química no muy diferente a la del polietileno”, apunta Bertocchini.

Bertocchini constató que 10 gusanos tardan
30 minutos en agujerear una bolsa.

Clic en la imagen.
Todavía se tienen que investigar los detalles moleculares implicados en todo este proceso, pero los investigadores explican que puede usarse para diseñar una solución biotecnológica que ayude a gestionar los residuos generados por el plástico, una estrategia en la que aún están trabajando.

“El plan es transformar este descubrimiento en una forma viable de librarnos de los residuos plásticos, y trabajar en una solución que salve nuestros océanos, ríos y todo el entorno natural de las consecuencias inevitables de su acumulación”, explica Bertocchini.

Cada año se producen en el mundo 80
millones de toneladas de polietileno.
Sin embargo, también advierte: “Aunque ahora sepamos como biodegradarlo, eso no justifica que sigamos arrojando a propósito residuos de polietileno en nuestro medio ambiente”.

El polietileno es un polímero preparado a partir del etileno, es el material más empleado en la fabricación de bolsas de plástico, y del que cada año se producen en el mundo cerca de 80 millones de toneladas.




1 comentario:

  1. maravilloso!! me encantó su trabajo Federica. Es un incentivo para probar con otras larvas ya sea de lepidopteros o de coleopteros.

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