La abadesa
Hildegarda, fundadora de los conventos benedictinos en Bingen y Eibingen,
Alemania, predijo acontecimientos como la llegada del protestantismo, la
perdida de los poderes espirituales de la Santa Sede, y la secularización
universal de los bienes del clero. Vaticinó la era final, la del Lobo gris
donde reinará el Anticristo. Tres papas, dos emperadores, muchos obispos,
santos y otras muchas personas buscaron consejo en la conocida “Sibila del Rin”.
Hildegarda la profetisa teutónica o "Sibila del Rin". |
Hildegarda nació
hace 920 años,
el 16 de septiembre de 1098 en Bingen, actual Alemania y falleció el 17 de
septiembre de 1179 a los 81 años.
Hildegarda fue una
abadesa, líder monacal, mística, profetisa, médica, compositora, escritora, y
santa alemana. Es
conocida como la “Sibila del Rin” y
como la profetisa teutónica. El 7 de
octubre de 2012 el papa Benedicto XVI le
otorgó el título de doctora de la Iglesia junto a san Juan de Ávila durante
la misa de apertura de la XIII Asamblea general ordinaria del sínodo de los obispos.
Considerada
por los especialistas actuales como una
de las personalidades más fascinantes y polifacéticas del Occidente europeo,
se la definió entre las mujeres más influyentes de la Baja Edad Media, entre las figuras
más ilustres del monacato femenino y quizá
la que mejor ejemplificó el ideal benedictino, dotada
de una cultura fuera de lo común, comprometida también en la reforma de la
Iglesia, y una de las escritoras de mayor producción
de su tiempo.
Hildegarda nació en
Bermersheim, en el valle del Rin (actualmente Renania-Palatinado, en
Alemania), durante el verano del año 1098, en
el seno de una familia noble alemana acomodada. Fue la menor de
los diez hijos de Hildeberto de
Bermersheim, caballero al servicio de Meginhard, conde de Spanheim, y de su esposa, Matilde de Merxheim-Nahet, y por eso fue considerada como “el diezmo para Dios”,
entregada como oblata y consagrada desde su nacimiento a la actividad
religiosa, según la mentalidad medieval. De esta manera,
fue dedicada por sus padres a la vida religiosa y entregada para su educación a
la condesa Judith de Spanheim
(Jutta), hija del conde Esteban II de
Spanheim y, por tanto, noble como ella, quien la instruyó
en el rezo del salterio, en la lectura del latín —aunque
no le enseñó a escribirlo o, cuando menos, no con
pericia—, en la lectura de la Sagrada Escritura y en el canto
gregoriano.
La abadesa Hildegarda de Bingen tardó 10 años en escribir el libro Scivias. |
Durante
algunos años maestra y discípula vivieron en el castillo de Spanheim. Cuando
Hildegarda cumplió catorce años, ambas se enclaustraron en el monasterio de
Disibodenberg. Este monasterio
era masculino, pero acogió a un pequeño grupo de enclaustradas en una celda
anexa, bajo la dirección de Judith. La ceremonia de clausura solemne fue
celebrada el 1 de noviembre de 1112 y en ella participaron Hildegarda, Judith y
otra enclaustrada más, también
infante. En 1114, la celda se transformó
en un pequeño monasterio, a fin de poder albergar el creciente número de
vocaciones. En ese mismo año, Hildegarda emitió la profesión religiosa bajo
la regla benedictina, recibiendo el velo de manos del obispo Otón de Bamberg. De esta manera continuó su educación monástica
rudimentaria dirigida por Judith.
Judith
murió en 1136, con fama de santidad tras haber llevado una vida de mucha
austeridad y ascesis, que incluyó largos
ayunos y penitencias corporales. Hildegarda, a
pesar de su juventud, fue elegida como abadesa (magistra) de manera unánime por
la comunidad de monjas.
Recibió la orden
sobrenatural de que escriba sus visiones
Desde
niña, Hildegarda tuvo débil constitución física, sufría de constantes
enfermedades y experimentaba visiones. En una hagiografía posterior escrita por
el monje Teoderico de Echternach se
consignó el testimonio de la propia Hildegarda, donde dejó constancia que desde los tres años tuvo la visión de «una
luz tal que mi alma tembló». Estos hechos continuaron aún durante los años
en que estuvo bajo la instrucción de Judith quien, al parecer, tuvo
conocimiento de ellos. Vivía estos episodios conscientemente, es decir, sin
perder los sentidos ni sufrir éxtasis. Ella los describió
como una gran luz en la que se
presentaban imágenes, formas y colores; además iban acompañados de una voz que
le explicaba lo que veía y, en algunos casos, de música.
Hildegarda recibe la iluminación y un monje escribe. |
En
1141, a la edad de cuarenta y dos años, sobrevino un episodio de visiones más
fuerte, durante el cual recibió la orden
sobrenatural de escribir las visiones que en adelante tuviese. A partir de entonces, Hildegarda escribió sus
experiencias, que dieron como resultado el primer libro, llamado Scivias
(Conoce los caminos), que no
concluyó hasta 1151. Para tal fin, tomó como secretario y amanuense a uno de
los monjes de Disibodenberg llamado Volmar
y, como colaboradora, a una de sus monjas, llamada Ricardis de Stade.
No
obstante, siguió teniendo reticencias para hacer públicas sus revelaciones y
los textos resultantes de ellos, por lo que para disipar sus dudas recurrió
a uno de los hombres más prominentes y con mayor reputación espiritual de su
tiempo: Bernardo de Claraval, a
quien dirigió una sentida carta pidiéndole consejo sobre la naturaleza de sus
visiones y la pertinencia de hacerlas de conocimiento general. En dicha misiva,
enviada hacia 1146, confesaba al ilustre monje cisterciense que lo había visto en una visión «como un
hombre que veía directo al sol audaz y sin miedo», y al mismo tiempo que se
atribuía a sí misma «debilidad» solicitaba su consejo.
La
respuesta de Bernardo no fue ni muy extensa ni tan elocuente como la carta
enviada por Hildegarda, pero en ella la
invitaba a «reconocer este don como una
gracia y a responder a él ansiosamente con humildad y devoción [...]». Además,
parece que el abad de Claraval posteriormente intervino ante el papa Eugenio III en favor de Hildegarda, ya
que tenía trato personal con el obispo de Roma porque éste era también
cisterciense y antiguo discípulo suyo.
Representación de Santa Hildegarda de Bingen. |
En
1148, un comité de teólogos, encabezado por Albero de Chiny-Namur, obispo de Verdún, a petición del papa,
estudió y aprobó parte del Scivias. El mismo papa leyó
públicamente algunos textos durante el sínodo
de Tréveris y declaró que tales visiones eran fruto de la
intervención del Espíritu Santo. Tras la
aprobación, envió una carta a Hildegarda, pidiéndole que continuase escribiendo
sus visiones. Con ello dio comienzo no solo la actividad literaria aprobada
canónicamente, sino también la relación epistolar con múltiples personalidades
de la época, tanto políticas como eclesiásticas, tales como el ya mencionado Bernardo de Claraval, Federico I
Barbarroja, Enrique II de Inglaterra o Leonor de Aquitania, que pedían sus
consejos y orientaciones. Tal fue su reconocimiento, que llegó a ser conocida como la "Sibila del Rin".
También
en 1148 y sin haber concluido la redacción del Scivias, una visión la
hizo concebir la idea de partir de Disibodenberg y marchar a un lugar «donde no
había agua y donde nada era placentero» inspirándola así
para la fundación de un monasterio en la colina de san Ruperto
(Rupertsberg), cerca de Bingen al oeste del río Rin en la desembocadura
del Nahe, para trasladar a la crecida comunidad y emanciparla de los monjes de
Disibodenberg.
Sin
embargo, Kuno, entonces abad de
Disibodenberg, se opuso a su salida, lo que contrarió a la monja en gran
medida, al punto de ocasionarle trastornos físicos, que fueron atribuidos a
causas divinas:
Las ruinas del Monasterio de Disibodenberg, están situadas en la confluencia de los ríos Nahe y Glan, 25 Km al Suroeste de Bingen. |
La sanadora del Rin
Se
decía de Hildegarda que gozaba de
habilidades milagrosas, pues curaba a la gente de sus enfermedades usando el
agua del río Rin. Su fama como sanadora atraía a tal cantidad de multitudes
(también curaba a las personas con
remedios hechos con plantas y piedras) que se dice que una de sus
compañeras de claustro trató de
convencer al obispo de que le ordenara a Hildegarda que parara de hacer
milagros. Aunque a Santa Hildegarda von Bingen no se le conoce un patronaje
específico (su día se celebra cada 17 de septiembre), algunas personas la
reconocen como la santa patrona de la
ecología, la medicina, la música, el arte y hasta de la cerveza, pues esta
sabia visionaria, consciente que beber agua en la época medieval, debido a las
pésimas condiciones sanitarias de la época, era peligroso, le aconsejaba a las
monjas de su orden que tomaran cerveza para mantener las mejillas rosadas y las
enfermedades alejadas.
El día de Santa Hildegarda se celebra cada 17 de setiembre. |
Hildegarda
de Bingen también fue una temida predicadora. En monasterios y en plazas públicas amonestaba al clero y a los
monásticos relajados para que reformaran sus vidas. Fue tan amplia su
participación en la Iglesia que también
realizó, supuestamente, varios exorcismos.
Por
esa época, su asistente y secretaria Ricardis la abandonó para convertirse en
abadesa del convento de Bassum en Sajonia. Ello causó la tristeza y oposición
de Hildegarda, que luego reflejaría en serias cartas de protesta al arzobispo Hartwig de Bremen, hermano de Ricardis,
quien había influido para conseguir el cargo abacial; llegó a apelar hasta al
papa, sin conseguir que la monja volviera. Ricardis murió al año de la
separación.
Un
año después del traslado concluyó el Scivias y de esa misma época datan
sus dos libros de contenidos sobre ciencias naturales (Physica) y medicina
(Cause et cure), en los cuales expuso
gran cantidad de conocimientos sobre el funcionamiento del cuerpo humano, de
herboristería y otros tratamientos médicos de su época basados en las
propiedades de piedras y animales. Asimismo, comenzó
la colección de cantos que tituló Symphonia armonie celestium revelationum,
que compuso para atender a las necesidades litúrgicas de su
comunidad. Según algunas cronologías, también de 1150
dataría el inicio del Liber vite
meritorum.
El monasterio de Rupertsberg en el siglo XVII. |
Predicación e
intervención política
La
fama de santa y profetisa que llegó a tener la abadesa fue tal que, en 1150, el
propio emperador Federico I Barbarroja
la invitó a entrevistarse con él en su palacio en Ingelheim. El aprecio mutuo
que generó esta entrevista manifestado en las subsecuentes cartas llegó a tal
grado que, trece años más tarde, el
soberano otorgó un edicto de protección imperial a perpetuidad al monasterio de
Rupertsberg.
La
labor de escritora de Hildegarda se vio interrumpida muchas veces por los
viajes de predicación. Si bien la clausura en sus tiempos no era tan rígida
como lo sería a partir de Bonifacio VIII, no
dejó de sorprender y admirar a sus contemporáneos que una
abadesa abandonara su monasterio para predicar.
Hildegarda realizó cuatro viajes de predicación. |
En
total fueron cuatro los viajes de
predicación que realizó: el primero entre 1158 y 1159, en el que viajó a Maguncia
y a Wurzburgo. En 1160 realizó el segundo a Tréveris y a Metz. En su tercera
predicación, entre 1161 y 1163, viajó por el Rin hasta Colonia. En el último de
sus viajes, comprendido entre 1170 y 1171, predicó en la región de Suabia.
Además
de estos viajes de predicación, Hildegarda usó las cartas para hacer sentir su
opinión ante personajes notables. Con motivo del cisma provocado por la
elección del antipapa Víctor IV con el apoyo del emperador Barbarroja, frente
al papa romano Alejandro III, alargado a la muerte de Víctor IV con la elección
de los también antipapas Pascual III y Calixto III, Hildegarda hizo graves amonestaciones proféticas al primero de estos,
así como al emperador mismo.
Hildegarda fundó dos conventos, el convento Rupertsberg (montaña de Rupert) cerca de Bingen y el convento Eibingen, al otro lado del Rin. |
Sus profecías más conocidas
Entre
las profecías más conocidas de Hildegarda Von Bingen se cuenta el anuncio de la crisis política causada por
la irrupción del protestantismo, que dividió políticamente a su país natal
y ocasionó una dura persecución al clero:
La Santa Hildegarda de Bingen fue abadesa, líder monacal, mística, profetisa, médica, compositora y escritora alemana. |
Una
de las profecías más misteriosas de Hildegarda se relaciona con una profecía
que, según algunos estudiosos, parece
anticipar el fin de los Estados Unidos, vale recordar que América aún no
había sido descubierta por Cristóbal Colón, y en ella se refiere a un país que está al otro lado del océano,
constituido por “diferentes tribus y linajes” (Estados Unidos se
caracteriza por su gran variedad étnica), el mismo país que perdería sus
colonias en el este por culpa de un “tigre” y un “león” (China y Rusia,
probablemente):
Hildegarda predijo la llegada de un gran cometa que será la antesala de una catástrofe sin precedentes a nivel planetario. |
Para
la vidente alemana, la llegada de este
gran cometa sería sólo la antesala de una catástrofe natural sin precedentes a nivel
planetario:
"Después del gran cometa, la gran nación será devastada por terremotos, huracanes y muchas olas de agua, que causarán gran necesidad y plagas", declaró la vidente Hildegarda. |
Una
de las visiones más inusuales de este tipo fueron cinco animales o bestias. Que representan cinco períodos históricos distintos, “épocas feroces de gobierno temporal”.
Las Cinco Bestias
Los
cinco animales se asemejan a un perro de
fuego, un león amarillo, un caballo blanquecino, un cerdo negro, y un lobo
gris.
Las 5 Bestias que vio Hildegarda: el Perro de fuego, el León amarillo, el Caballo blanquecino, el Cerdo negro y el Lobo gris. |
Se
refiere al tiempo desde 1870 hasta el
comienzo de la Primera Guerra Mundial.
Y
que el pecado predominante en esta
época, que vio 30 monarcas reinantes y el aumento de la industrialización y el
socialismo, es la falta de justicia.
La
Iglesia durante este tiempo fue despojada de los Estados Pontificios, y el Papa
León XIII publicó Rerum Novarum para abordar los problemas
de injusticia social y económica.
El León Amarillo
El
león amarillo del segundo período representa la era de las guerras, dos guerras
mundiales, 1914-1945, caracterizado por el
pecado del relativismo moral, y el desprecio por la “justicia de Dios”.
Durante
este tiempo, el Tratado de Letrán firmado por el dictador Benito Mussolini estableció la ciudad-estado del Vaticano.
El Caballo
Blanquecino
La
tercera era, simbolizada por un caballo blanquecino, se extiende desde 1945
hasta el final de la guerra fría en 1991, y está identificada por el libertinaje y la falta de virtud.
En
esta era los “reinos” pierden su
“fuerza”, se debilitan y palidecen, y los “corazones se romperán”.
El Cerdo Negro
La
cuarta era (el Cerdo negro) es nuestra
época actual, y posiblemente haya trascurrido más de la mitad.
Ilustración de Santa Hildegarda. |
Esta
es la descripción de Santa Hildegarda de la cuarta bestia:
“…es
como un cerdo negro, esta época tendrá
líderes que se ennegrecen en la miseria y se revuelcan en el lodo de la
impureza. Ellos infringen la ley divina, por la fornicación y otros males,
y divergen sobre la santidad de los mandamientos de Dios“.
El
comienzo de esta época vio dos encíclicas de Juan Pablo II, Veritatis
Splendor y Evangelium Vitae, que
tuvieron como objetivo el relativismo moral y ético, y la legislación que
devalúa la vida humana.
En
una homilía pronunciada en 2010 el cardenal Raymond Burke advirtió sobre una
“sociedad que pretende tomar el lugar de Dios haciendo sus propias leyes y
dando sus sentencias.”
La
sociedad se revuelca en el “barro de impureza” en cuestiones morales y por el desarrollo
de la ingeniería social. Los que no
están en desacuerdo con este programa global inhumano son estigmatizados como
racistas, sexistas, discriminadores, intolerantes y así sucesivamente.
El Lobo Gris
La
quinta y última bestia, el astuto lobo gris, será un tiempo de conflictos y saqueo, de agitación económica y de lucha de
clases. Y
muestra a muchos como el tiempo del
anticristo se acerca.
Cuando llegue la Era del Lobo Gris será el tiempo del Anticristo. |
Cuatro
signos se manifiestan claramente de que la época actual está por terminar y la era final, la del Lobo gris, está
emergiendo:
1. Un Cambio en la
Composición Geopolítica del Mundo
Los
cinco períodos representan ante todo épocas históricas distintas.
La religiosa germana nos advirtió sobre lo que sucederá en nuestra época. |
Europa
Occidental desde 1945 ha sido protegida por Estados Unidos a través de la alianza de la OTAN y la presencia de
bases estadounidenses.
Desde
1991 y la caída del imperio soviético, Estados Unidos ha sido la única potencia hegemónica en la región.
Norteamérica
pronto perderá ese privilegio; esto se puede ver en el gradual fin de la hegemonía estadounidense y el avance de China y de
Rusia.
2. La Agitación
Política en Europa Occidental
En
la descripción de Hildegarda se refiere a las revoluciones, pero no las
describe en detalle.
Ella
no hace mención aquí de las guerras
entre países, pero tal vez alude a ellas en un capítulo posterior en Scivias.
Algunos
europeos se puede esperar que giren
violentamente en protestas contra sus gobiernos cuando comience la era del Lobo
gris.
3. Levantamientos
Violentos Contra los Ricos y Poderosos
Esto
está, probablemente, conectada a la señal anterior. Hildegarda explica que el motivo aquí es económico, no político;
la lucha de clases estallará en muchas ciudades.
Ella
dice que la razón, y el mal particular de esta época, es la codicia. La gente va a ir contra los ricos y
poderosos. Esto será evidente desde el comienzo de la era a su fin.
4. La Persecución
de los Cristianos
Esto
puede o no puede ocurrir en el comienzo de la era; Hildegarda no lo dice. Pero ella describe claramente un tiempo de
persecución cristiana que es distinta de la persecución de más tarde por el
anticristo.
La
rápida radicalización de los musulmanes en Europa, junto con su creciente
población debe ser una advertencia de que la persecución puede venir.
La Era del Lobo
Gris y el Sionismo
Santa
Hildegarda describe la era del Lobo gris
en mayor detalle que lo hace con el resto de las eras.
Una
de esas claves es el simbolismo del
color gris.
Ella
afirma que habrá gente en esta época que
serán “… ni negro ni blanco, sino gris en su astucia”.
Como
vimos en el simbolismo de las cuerdas, para Hildegarda, el negro se refiere al mal mientras que el blanco se refiere a la
santidad.
Lo
que va a identificar a las personas de esta época es que van a exhibir ambas características.
Otra
pista de quién conforma este grupo es lo que nos dice con respecto a la Iglesia
en esta época, que “… los que deben
amarla la perseguirán violentamente”.
Existen algunos
grupos sociales que desean el fin del cristianismo como los ateos,
los sionistas y feministas radicales, por ejemplo.
Hildegarda hizo ilustrar su visión de la ascención y caída del anticristo. |
“El
hijo de la perdición (el anticristo) vendrá al final de los tiempos, justo
antes de que el Sol desaparezca en el horizonte… El hijo de la perdición será una bestia muy malvada que dará muerte a
los que se niegan a creer en él, y se asociará con reyes, sacerdotes y ricos…
Él se ganará a las personas permitiéndoles hacer lo que quieran. El anticristo nacerá de una mujer impía que, desde su infancia, tendrá conocimientos
en las ciencias ocultas y en las creencias del demonio… A la vista de estas
cosas, muchos estarán aterrorizados y creerán en él; y algunos, conservando su
fe primitiva, sin embargo, serán
juzgados y obligados a cerrar el ojo interior de su alma.”
Última batalla
La
última situación crítica a la que tuvo que enfrentarse Hildegarda aconteció en
1178, cuando su comunidad dio sepultura en el cementerio conventual a un noble
supuestamente excomulgado. Por la imposición de esta pena eclesiástica, el
derecho canónico prohibía su entierro en suelo sagrado. Se pidió a Hildegarda que exhumara el cadáver. Ella se negó e incluso
hizo desaparecer cualquier rastro del enterramiento para que nadie pudiera
buscarlo. Sostuvo que había sido reconciliado con la Iglesia antes de morir. Los
prelados de Maguncia, en ausencia del arzobispo Christian, que estaba en Roma,
pusieron en entredicho al monasterio. Por él se prohibió el uso de las
campanas, los instrumentos y los cantos en la vida y liturgia de Rupertsberg.
Hildegarda se defendió escribiendo una carta de rico contenido doctrinal, donde
recogía el significado teológico de la música.
Cuando regresó el arzobispo en marzo de 1179, se presentaron testigos
que apoyaban la versión de Hildegarda y fue levantado el entredicho.
Relicario con las reliquias de Santa Hildegarda de Bingen. |
Entre
1180 y 1190 el monje Teoderico de
Echternach escribió la Vita (Vida) de Hildegarda, recogiendo pasajes
autobiográficos que la monja había dejado y contado. Gregorio IX abrió el proceso de canonización en 1227, aunque no se
concluyó. Fue reabierto por Inocencio IV
en 1244, sin que tampoco en esta ocasión se llegase a concluir. Sin embargo,
debido a la difusión de su culto se la inscribió en el Martirologio romano, incluyéndose
además su nombre en algunas letanías;
se extrajeron reliquias de su sepulcro; se celebró su fiesta litúrgica; se le atribuyeron milagros y sus
representaciones pictóricas y escultóricas comenzaron a ser objeto de
veneración.
Sus reliquias
fueron conservadas en el convento de Rupertsberg hasta la destrucción de éste
en 1632, durante la Guerra de los Treinta Años. Entonces fueron
llevadas a Colonia y después a Ebingen donde se depositaron en la iglesia
parroquial donde aún reposan.
Ilustración de Hildegarda recibiendo la inspiración divina. |
En
el año 2010 el papa Benedicto XVI
dedicó a Hildegarda las Audiencias Generales del 1 y 8 de septiembre, dentro
del marco de una serie de catequesis sobre escritores cristianos, siendo la
primera mujer presentada en estas catequesis; recordó, entre otras cosas, que los contemporáneos de Hildegarda la
consideraron con el título de "profetisa teutónica" y puntualizó el
valor teológico de sus escritos y enseñanzas.
En
diciembre de 2011, el papa Benedicto XVI
anunció su decisión de otorgar a santa Hildegarda el título de "Doctora de la Iglesia". El 10 de mayo de
2012 procedió a inscribirla en el catálogo de los santos
y extender su culto litúrgico a la Iglesia universal, en una "canonización
equivalente". El 27 de mayo de
2012 durante el rezo del Regina Caeli del día de Pentecostés,
el papa determinó la fecha para la proclamación
como Doctora. El 7 de octubre de 2012, durante la misa de
apertura del Sínodo de los obispos
en la Basílica de San Pedro en Roma, se realizó la proclamación oficial por el
cual se le concedió el título de Doctora para la Iglesia Universal junto con
san Juan de Ávila por el papa Benedicto XVI.
Xilografía de 1524 representando a Hildegarda de Bingen, la abadesa y mística medieval. |
La
iconografía religiosa de Hildegarda es escasa, probablemente porque su culto
fue local por bastante tiempo. Se la retrata con los atributos propios de una
abadesa de la orden de san Benito: báculo abacial y hábito benedictino con velo
negro y blanco; sus representaciones más
antiguas reproducen la manera en que aparece en las miniaturas de sus escritos:
sentada con un estilo en la mano en actitud de escribir sobre un par de
tablillas o dictando a un monje, con cinco flamas alrededor de la cabeza
representando la visión divina. Más tarde se cambia el estilo por una pluma
de ave, con algún pergamino o libro en la mano — comúnmente el Scivias — y
algún instrumento musical.
Obra
Las
obras de esta religiosa del siglo XII fueron escritas —como la mayor parte de
los escritos de su tiempo—, en latín medieval, salvo por ciertas anotaciones y
palabras que podemos encontrar en algunas de sus cartas, que se encuentran en
alemán medieval propio de la región media de Franconia–Renania/Mosela. En su
obra, ella misma acusó en variadas ocasiones su poca preparación en latín, pero
por sus propias confesiones y sus hagiógrafos se conoce que su método de
escritura comenzaba al escribir sus visiones y luego pasarlas a un secretario
que corregía los errores y pulía la escritura. Dos de ellos — Volmar y Gottfried — fueron monjes de Rupertsberg y el
tercero, de origen flamenco — Guibert de Gembloux — era monje de la abadía de
Gembloux, de ahí que todos ellos estaban bien preparados en el latín
eclesiástico.
Santa Hildegarda von Bingen, Doctora de la Iglesia. |
Sus
obras fueron legadas a la posterioridad gracias al interés de los monjes que la
admiraron y la ayudaron a escribirlas, encabezados por Guibert de Gembloux, quienes tras su muerte terminaron de
transcribir las obras de la abadesa, las compilaron e ilustraron con
miniaturas.
Se
ha comprobado la autoría de alrededor de
300 cartas, donde toca temas de lo más variado: teología, espiritualidad,
política, remedios curativos, consejos sobre la vida monástica y clerical,
entre otros temas que le consultaban. El
estilo en sus cartas es, en ocasiones, igual de simbólico que en sus escritos
visionarios, ya que llega a proporcionar consejos con la misma autoridad y
en nombre de la voz divina que dictaba sus visiones.
Physicas, uno de los libros de Santa Hildegarda donde profundiza en las Ciencias naturales. |
Sus
libros de medicina le han valido el título de 1ª médica de Alemania.
En la película Visión, filmada en 2009 por Margarethe von Trotta, se relata la historia de Hildegarda, interpretada por Bárbara Sukowa. |
En
dicha misiva, tras declararse dispuesta a obedecer las medidas impuestas y
partiendo de una cita del salmo 150, Hildegarda explica que el canto es una manifestación del espíritu
divino en el hombre, que con ello recuerda vagamente la bienaventuranza de Adán
en el paraíso, quien participaba de la voz y el canto de los ángeles en
alabanza a Dios. Los profetas, a quienes Dios les otorgaba una gracia
extraordinaria habían compuesto cantos y creado instrumentos entreviendo el
pasado beatífico de la humanidad. De hecho, los instrumentos musicales, al ser
tocados con los dedos recordaban a Adán mismo creado por el «dedo de Dios».
La totalidad de las
obras musicales de la profetisa teutona fueron creadas para las necesidades
litúrgicas de su propia comunidad, así como para la didáctica
teológico-moral en el caso del Ordo
Virtutum.
Miniatura del siglo XII con Hildegarda y su congregación. |
El
académico norteamericano Matthew Fox
dijo de ella que “si hubiera nacido
hombre, habría sido reconocida como uno de los artistas e intelectuales más
grandes que el mundo haya visto”.
Clic aquí para ver el video sobre las profecías de Hidegarda:
Las escalofriantes profecías de Hildegarda von Bingen
Clic aquí para ver el video sobre las profecías de Hidegarda:
Las escalofriantes profecías de Hildegarda von Bingen
Margarethe von Trotta realizó en 2009 una película biográfica de Hildegarda de Bingen, interpretada por Barbara Sukowa. Aquí el enlace a la película completa:
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