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jueves, 20 de febrero de 2014

UN ALEMÁN HABRÍA ENCONTRADO EL TESORO DE LOS NIBELUNGOS

Un cazador de tesoros aficionado, con un detector de metales, ha descubierto en un bosque de Alemania un tesoro valuado en más de un millón de euros compuesto por objetos de oro y plata que podría ser el legendario tesoro nibelungo que inspiró las óperas de Richard Wagner.

Adornos de oro encontrados en el
tesoro nibelungo.
El tesoro encontrado en el estado occidental de Renania Palatinado, fue encontrado por un hombre que lo buscaba desde hace 40 años, porque estaba convencido que el tesoro de los nibelungos no era una leyenda y que las legendarias riquezas que el asesino de Sigfrido escondió junto al Rin existían en alguna parte. Finalmente lo encontró y está formado por importantes piezas de oro y plata, descubierto en pleno bosque en el estado alemán de Renania Palatinado.

El arqueólogo Axel Von Berg afirma que el
descubrimiento corresponde con la época
de la leyenda de los Nibelungos.
Podría tener un valor aproximado de un millón de euros, contiene objetos como cuencos de plata, broches de oro y otras piezas de joyería de vestidos ceremoniales y pequeñas estatuas que adornaban una gran silla, según explicaron los arqueólogos de la región.

«En términos de cronología y geografía, el descubrimiento encaja con la época de la leyenda de los nibelungos», dijo Axel von Berg, el arqueólogo jefe de la región, citado por medios alemanes. «Pero no podemos decir si pertenece realmente al tesoro nibelungo», dijo, añadiendo que quien lo poseyó «vivió bien» y pudo haber sido un príncipe.

Tazón de plata hallado en el tesoro nibelungo.
El tesoro, encontrado cerca de Rülzheim, en el sur del estado, se encuentra ahora en el departamento cultural estatal de Mainz, pero las autoridades sospechan que no tienen todo el tesoro.

Los fiscales han comenzado una investigación contra el hombre que lo descubrió porque sospechan que puede haber vendido una parte, posiblemente a un comprador extranjero, dijo el departamento. «El lugar en el que fue encontrado estaba completamente destrozado por una actuación inadecuada», dijo en un comunicado.

Estatuillas de plata del tesoro 
hallado por Hans Jörg.
Tanto si el tesoro es el famoso «Rhinegold» o no, parece que fue enterrado apresuradamente por su propietario o ladrones alrededor del año 406-407 d.C., cuando el imperio romano se comenzaba a derrumbar en la zona a lo largo del Rin, dijo Von Berg en un comunicado.

Según la leyenda nibelunga, el guerrero Hagen mató a Sigfrido y enterró su tesoro en el río Rin. Hagen nunca reveló su escondite, según el Cantar de los Nibelungos. El Rin ha cambiado su curso muchas veces a lo largo de los siglos, de modo que el tesoro no tendría por qué estar bajo el agua.

El tesoro de los nibelungos
Según la leyenda, el tesoro de los nibelungos consistía en doce carretas que acarrearon durante cuatro días, yendo y viniendo, el fenomenal tesoro que Hagen de Tronje, caballero de la corte del Rey Gunter de Borgoña, se llevó tras asesinar a Sigfrido, el héroe de El Cantar de los Nibelungos. El famoso poema épico alemán solo cuenta que Hagen escondió el tesoro «junto al hoyo, en el Rin».

Versión del Cantar de los Nibelungos escrita
a mano, hallada en 1755.
Esto se sabe porque un autor desconocido escribió este relato a principios del siglo XIII y desde entonces no han faltado caza tesoros en su búsqueda. Sobre todo a partir de 1755, cuando se descubrió una versión escrita a mano en Hohenems y la leyenda pasó a convertirse en tema predilecto de artistas y literatos que lo estilizaron como epopeya nacional germana.

Guerrero burgundio.
Mientras los escépticos decían que el tesoro no existía, que era un “cuento de niños”, afortunadamente existían y existen personas que estaban convencidas de la existencia del oro amasado por un pueblo mitológico de enanos oscuros que vivían en las profundidades de la tierra y que Sigfrido se llevó tras atravesar el corazón del dragón Fafnir que lo custodiaba tras bañarse en su sangre para ser invulnerable, según lo relata el Cantar de los Nibelungos que ha dejado de ser una leyenda y cuenta con un sustrato histórico.

Pueblos germánicos en el año 488 d.C.
Los burgundios o borgoñones ocupan un lugar destacado entre los pueblos germánicos instalados en Alemania antes de que se produjera el paso del río Rin y la invasión del imperio romano, durante los siglos IV y V.

Llegados unos 80.000 a las riberas del Rin hacia el año 370, procedentes de una isla de Escandinavia, formaron un amplio reino cuya capital era Worms. En el 430, salieron 3.000 guerreros burgundios a enfrentar a 10.000 hunos en la orilla derecha del Rin, logrando vencer a las fuerzas de Atila. En el 436 los hunos mataron a 20.000 burgundios.

Bandeja de plata hallada en el tesoro, que
en su conjunto vale un millón de euros.
A comienzos del siglo V el jefe burgundio Gunter buscó la alianza con los romanos para resistir al empuje constante que los hunos ejercían sobre el conjunto de pueblos germánicos. Pero ni siquiera esta integración en el seno del Imperio iba a preservar del desastre a los burgundios.

La matanza de los burgundios del reino de Worms, a manos de los hunos, en el año 436, es el acontecimiento histórico en torno al cual daría lugar más tarde a uno de los más hermosos cantos épicos de Occidente: La leyenda de los nibelungos.

La epopeya, cuyos tres manuscritos más antiguos forman parte del Registro Memoria del Mundo de la UNESCO, desde el 2009 y relata el exterminio de los burgundios por parte de los romanos y de los hunos.

El descubridor del tesoro
Se trata del arquitecto Hans Jörg Jacobi, de Maguncia, que se ha pasado los últimos 40 años buscándolo, según explica: «Es una de las pocas aventuras posibles hoy en día», aseguraba determinado a probar «que es verdad el Cantar de los Nibelungos». Su padre también creía que el tesoro era real y murió sin encontrarlo.

Hans Jörg, el aficionado que descubrió el 
tesoro, estuvo cuarenta años buscándolo.
Jacobi con su padre cavaron en los años 70 en Lochheim un pueblo que ya no existe que estaba donde todavía hoy en día el Rin tiene su punto más profundo, tal como cita el Cantar de los Nibelungos. Además, estaba a solo 20 kilómetros de Worms, la ciudad de los borgoñones. Pero a diez metros de profundidad encontraron mármol en vez de oro. Las búsquedas de buceadores en el Rin tampoco dieron resultados. Finalmente, en otro lugar Hans Jörg Jacobi logró lo que quería: “Probé que es verdad el Cantar del Nibelungo”, declaró.

Adornos de oro de una vestimenta en
el tesoro hallado en Rülzheim.
Cerca de Worms, la ciudad donde se sitúan gran parte de las escenas del poema de los nibelungos, y en Rheinbach, en Renania del Norte-Westfalia, este aficionado buscó el botín que finalmente encontró en Rülzheim.

«No podemos decir si pertenece realmente al tesoro nibelungo», añade el arqueólogo Von Berg, quien sí precisa que corresponde al período histórico de la leyenda. El tesoro, valorado en un millón de euros y formado por cuencos de plata, broches y otras piezas de joyería de vestidos ceremoniales y pequeñas estatuas que adornaban una silla ceremonial, fue enterrado apresuradamente alrededor del año 406-407 a.C. en Renania Palatinado, la región con el tramo más largo del Rin.

La ministra de Cultura de Renania-Palatinado,
Doris Anhen, junto al arqueólogo Axel Von Berg
(izquierda) y el también arqueólogo Ulrich
Himmelmann, observando el tesoro encontrado.
Jörg Jacobi, el hombre que dio con el fabuloso tesoro, ahora está siendo investigado por haber destrozado el lugar y por haber vendido algunas piezas, ya que los arqueólogos se dieron cuenta del faltante de una buena parte.

Tanto si el tesoro es el famoso «Rhinegold» o no, parece que fue enterrado cuando el imperio romano se comenzaba a derrumbar en la zona a lo largo del Rin, dijo Von Berg en un comunicado.

El Cantar de los Nibelungos
El Cantar de los nibelungos (en alemán Nibelungenlied) es un poema épico de la Edad Media, escrito en el siglo XIII, anónimo, de origen germano.

Manuscrito original del
Cantar de los Nibelungos.
Este cantar de gesta reúne muchas de las leyendas existentes sobre los pueblos germánicos, mezcladas con hechos históricos y creencias mitológicas que, por la profundidad de su contenido, complejidad y variedad de personajes, representa a la cultura nacional alemana, con la misma jerarquía literaria del Cantar de mío Cid en España y el Cantar de Roldán en Francia. Está conservado en la Biblioteca Estatal de Baviera. La versión más completa de este cantar consta de un poema de 3.379 estrofas, de cuatro versos cada una, y que contiene 39 aventuras diferentes. Dicho relato se transmitió oralmente durante siglos hasta que el texto habría sido compuesto en Austria hacia el año 1200.

Sigfrido o Sigurd recibe la espada Balmunga
de manos de Mime o Mimir.
El manuscrito relata cómo Sigfrido o (Siegfrid), hijo del rey Sigmund de Niederland y de la bella Siegelinde, vence a los nibelungos y se hace con su tesoro tras matar al dragón Fafnir y convertirse en invulnerable tras bañarse en su sangre, salvo en una pequeña porción de su espalda a la altura del omóplato, donde se posó una hoja de tilo y la sangre no tocó su piel.

Sigfrido mata al dragón Fafnir.
En el texto, se nombra a los poseedores sucesivos de un tesoro que habría pertenecido, en primer lugar, a unos seres míticos, gigantes, enanos, los nibelungos, al mando de los cuales estaban los reyes Schilbung y Nibelung.

Según cuenta la leyenda germana, los nibelungos eran unas criaturas que vivían bajo tierra y se dedicaban a la extracción de oro y plata. Según el cantar medieval, estaban gobernados por el príncipe Nibelung y habían reunido un botín de gran valor, que custodiaba el príncipe. Los nibelungos eran enanos oscuros que habían robado a las ninfas del río Rhin un enorme tesoro que lo custodiaban. El gigante Mime o Mimir, tutor de Sigfrido, odiaba a los nibelungos porque él había sido parte de su comunidad pero más tarde había sido expulsado por el dragón Fafnir custodio del tesoro, y para vengarse utilizó las habilidades de Sigfrido para ejecutar su plan: Para ello lo adiestró en el uso de las armas y enseño a luchar para vencer al dragón que cuidaba el tesoro. Le entregó a Sigfrido la espada Balmunga, un arma mágica.  

Otra representación de Sigfrido
matando al dragón que custodiaba
el tesoro.
En el enfrentamiento Sigfrido logró clavar la espada en el corazón de la bestia, que murió entre rugidos y coletazos ya inútiles. Cuando el dragón dejó de moverse, Sigfrido se bañó en su sangre aún caliente, pues Mimir le había revelado que si hacía así se volvería invulnerable. De ese gran tesoro solo se llevó un casco mágico que lo volvía invisible y un hermoso anillo, que según Mimir había una maldición para quien lo usara, pues tendría un final trágico.

El anillo pertenecía al rey de los nibelungos y tenía poderosas propiedades mágicas pero atraía la desgracia a su portador. El caballero Sigfrido Sigfrido mató a los príncipes nibelungos Nibelung y Schilbung tras discutir con ellos sobre la forma de repartir el tesoro. En realidad ellos le habían prometido a Sigfrido, que él se quedaría con una parte de éste pero cuando estaban por llegar a su destino, deciden traicionar a Sigfrido e intentan asesinarlo. De la batalla sale victorioso Sigfrido, quedándose con todo el tesoro, y a su vez con 1.000 hombres, a los cuales se lleva a su reino y utiliza como esclavos.

Brunilda, la reina guerrera islandesa.
Montado de un maravilloso caballo de ocho patas, Sigfrido, se dirigió a Dinamarca e Islandia. Allí encontró una isla con un castillo rodeado por un muro de llamas, en cuyo  patio una hermosa doncella vestida  con cota de malla, yacía dormida. Sigfrido despertó de un beso a Brunilda y ella se enamoró de su salvador.

Sigfrido acompañó a Brunilda durante unos días, pero pronto sintió nostalgia de la casa de sus padres, con quienes hacía tanto tiempo que no estaba, y abandonó Islandia para regresar a la corte de Niederland, en donde fue recibido como un hijo pródigo y como un héroe.

Brunilda y Crimilda discuten y se
descubre que Gunter ganó con
trampas, ayudado por Sigfrido.
Sin embargo, no permanecería por mucho tiempo en el castillo paterno. A Niederland llegaban noticias acerca de la magnificencia del vecino reino de Burgundia, del valor de su rey Gunter y del vasallo Hagen, y de la hermosura de la hermana del rey, Crimilda (Kriemhild). Sigfrido sintió deseos de verlo con sus propios ojos, así que viajó a Burgundia, en donde trabó amistad con el rey y se enamoró de su hermana Crimilda, siendo correspondido por ella.

Por esa época llegó al reino que quien desafiara en una pelea a la reina Brunilda, podría contraer matrimonio con ella, porque lo que Gunter decidió enfrentarla, y para ello, a cambio de su hermana Crimilda, pidió ayuda a su amigo Sigfrido, que con el casco mágico logró dirigir eficientemente la mano de Gunter y vencer a la princesa guerrera en tres pruebas: La prueba del salto, la de la piedra y la del escudo. En todas fue ayudado por Sigfrido que se encontraba invisible.

Muerte de Sigfrido a
manos de Hagen.
El pacto se cumplió y ambas parejas se casaron, pero a partir de ese día a pesar que Gunter colmaba de atenciones a Brunilda, esta no era feliz: su marido no se comportaba como el gallardo héroe que la valquiria esperaba y ella en realidad ardía de celos por Sigfrido. Las discusiones con su cuñada se volvían cada vez más agrias, y en lo más álgido de una de ellas Crimilda le contó la verdad acerca de lo sucedido en el combate en Islandia. Brunilda montó en cólera y se marchó de Worms para no volver nunca.

Cuando Brunilda descubre el engaño tras una indiscreción de Crimilda y urde una venganza con ayuda de Hagen. Éste engaña a Crimilda y averigua el punto vulnerable de Sigfrido para matarlo a traición en un arroyo cuando se inclina a beber y llevarse el tesoro de los Nibelungos, que esconde en el Rin.

Crimilda y Atila o Etzel, en el filme de 1924
de Fritz Lang.
Tras el asesinato de Sigfrido, Crimilda se refugia en la corte de Etzel (Atila), el rey de los hunos con quien se casa en Hungría y que acabará por hacer prisionero a Hagen. Pasan trece años y la heroína pide a su esposo que invite a la corte a su hermano el rey Gunter y su séquito para capturarlos. Gunter accede, pese a las recomendaciones en contra de Hagen. 

En el banquete convocado por Etzel o Atila, mientras comían, el rey insistió en enseñar su joven hijo a sus invitados. Hagen de Tronje tomó al niño y en ese momento, entraron unos guardias burgundios, y gritaron a la sala que los suyos estaban siendo aniquilados por los guerreros hunos. Hagen entonces levantó al niño, lo cogió por un pie y con su espada, le cortó la cabeza, como venganza por sus soldados. Se produjo una carnicería en el salón del banquete. 

Detalle de adornos de oro hallados en
el tesoro nibelungo.
Crimilda con un hacha mató a todos sus familiares, sus hermanos Geiselher y Gernot. Gunter y el malvado Hagen son capturados. Finalmente Crimilda ordena decapitar a su hermano Gunter buscando la forma de conseguir que Hagen confiese donde ocultó el tesoro de los nibelungos, pero al negarse este, Crimilda toma la espada de Sigfrido y lo decapita. Hildebrando de Berna y el rey Etzel contemplan la escena e Hildebrando entrando en cólera por la vil muerte del aguerrido Hagen toma su espada y corta a Crimilda en dos. Con este sangriento desenlace concluye el Cantar de los nibelungos.

Película italiana de 1957.
Fuentes contemporáneas registran que Atila ordenó la matanza de 20.000 burgundios, lo que puede relacionarse con la masacre descrita en el final de la épica. Pocos años después, el general romano Aecio, vencedor de Atila en los Campos Cataláunicos en el año 451, forzó al resto de los borgoñones sobrevivientes a salir del Rin para que se reasentaran en lo que ahora es el sureste de Francia y el noroeste de Italia. 

Tan dramáticos fueron estos eventos que bien pudieron ser rememorados durante siglos en canciones y cuentos, antes de ser incorporados a las leyendas germánicas y escandinavas del siglo XIII.

El oro de los nibelungos en el cine y el teatro
En 1829, el escritor y filólogo alemán Wilhelm Grimm publicó las Leyendas históricas alemanas, un estudio de las mismas.

Escena de Los Nibelungos de Fritz Lang,
donde se lo ve a Sigfrido.
Posteriormente el compositor Richard Wagner invirtió más de 25 años (1848-1874) en concluir su proyecto más ambicioso, cuatro óperas -«El oro del Rin», «La valquiria», «Sigfrido» y «El ocaso de los dioses»-, bajo el nombre de «El anillo del nibelungo», inspiradas en la mitología germánica, particularmente las Sagas islandesas, así como del cantar de los nibelungos medieval. Para llevarlas a escena incluso mandó construir lo que es en la actualidad lugar de peregrinación para los wagnerianos, el teatro de Bayreuth, especialmente diseñado para contemplar este drama épico. Su puesta en escena y su interpretación musical es un reto para todo teatro de ópera.

Los Nibelungos, coproducción
germano-yugoslava de 1966.
El cine también se interesó por esta epopeya. Bebiendo de las mismas fuentes, Fritz Lang estrenaría en 1924, «Los nibelungos», que por su duración de dividiría en dos filmes -«Los nibelungos: la muerte de Sigfrido» y «Los nibelungos: la venganza de Crimilda»-. El guión lo realizó el cineasta con su esposa Thea von Harbou. Con esta película, Lang, en la cima de su carrera ofrecía una obra que representara el espíritu alemán.

En 1957 se filmó una película italiana titulada Sigfrido, el Tesoro de los Nibelungos. En 1966 se filmó una coproducción alemana y yugoslava titulada Los Nibelungos, y siempre esta historia germana ha sido tema de atención hasta la actualidad ya sea en historietas, series televisivas y nuevas películas tomando algunas partes del mito nibelungo.

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