En el transcurso del 2014, el Congreso nacional debatirá un proyecto de una
nueva ley propuesta por el kirchnerismo a medida de Monsanto. La eliminación del uso propio gratuito de
semillas que es un derecho adquirido sería inconstitucional.
Tras la inauguración el sábado por parte de Cristina
Kirchner de las sesiones en el Congreso, se viene el debate sobre la “Ley de
Semillas o Ley Monsanto”. Vale recordar que las semillas pertenecen a todos, son
el resultado del trabajo colectivo acumulado de miles de generaciones de
agricultores, que las han domesticado, criado, seleccionado, mejorado,
conservado e intercambiado desde épocas ancestrales.
La batalla por el control de las semillas de la Argentina está llegando al Congreso nacional. |
Tan milenaria como
la agricultura es el derecho a guardar
parte de la cosecha como semilla, para la próxima siembra, el llamado “uso propio” de la
semilla. El proyecto de la nueva Ley de Semillas, que
promueve el oficialismo es calificado por algunos como “Ley Monsanto en
Latinoamérica”. La decisión de las
empresas de semillas, con Monsanto a la cabeza, es alterar el derecho histórico al “uso propio”, bajo el
argumento de respetar la “propiedad
intelectual”.
En la
Argentina, hoy está vigente la ley de
semillas N° 20.247, sancionada en marzo de 1973 durante el gobierno de
facto del general Alejandro Agustín Lanusse. Esta Ley de semillas 20.247, en su artículo 4º creaba una Comisión
Nacional de Semillas de 10 miembros designados por el entonces Ministerio de
Agricultura y Ganadería. Como esta comisión era molesta, en 1991, durante el
menemismo se disolvió por decreto reglamentario n° 2.183/91, creándose el INASE que fue disuelto
por un decreto del presidente Fernando de la Rúa en el año 2000 y reconstituido
el CONASE (Comisión Nacional de Semillas) por decreto presidencial Nº 2186/2010
de Cristina Fernández de Kirchner.
Movidas estratégicas para eliminar una buena ley de semillas que existe desde 1973
La Ley Lanusse de semillas es una buena ley y por ello, quienes mueven
los hilos del mundo han decidido eliminarla porque impide que las empresas multinacionales limiten el acceso a las
tecnologías (semillas) de los pequeños y medianos productores. No es casualidad
que desde hace más de 10 años,
la empresa Monsanto está intentando modificarla tal como hizo en Estados Unidos donde existe la norma UPOP 91, esto
deriva en persecución a los agricultores que guardan semillas.
Monsanto se instaló en Argentina en
1956, con una planta en Zárate, provincia de Buenos Aires. En 1978 se
instaló en Pergamino y, en 1994, sumó una planta en Rojas (Buenos Aires).
En 1996, el gobierno argentino aprobó la soja
transgénica con uso de glifosato. Con la firma del entonces secretario de
Agricultura, Felipe Solá, la resolución 167 tuvo luz verde en un trámite
exprés: sólo 81 días, y en base estudios
de la propia empresa Monsanto. El expediente, de 146 páginas, carece de
estudios sobre efectos en humanos y ambiente, y – sobre todo – el Estado
argentino no realizó investigaciones propias sobre los posibles efectos del
nuevo cultivo, se limitó a tomar como propios los informes presentados por la
parte interesada (Monsanto). Solá, el 3 de abril
de 1996 firmó alegremente la autorización para la comercialización de las
semillas transgénicas “tolerantes al herbicida glifosato” sin ningún debate
parlamentario, pruebas o ley que regulara los cultivos transgénicos.
Llega
el 2003 y la empresa de agrotóxicos empezó a pedir que se cambie la ley de semillas. Pero en ese
entonces no encontró ecos en el gobierno, y anunció que se retiraba del país y
que no generaría más eventos hasta que no se cambiara la situación. Entre otras
acciones, Monsanto frenó embarques
enteros de soja transgénica en puertos de Europa porque supuestamente contenían
genes de su propiedad y Argentina no admitía pago de sus regalías. Esa demanda
la ganó Argentina. Pero en el año 2010-2011, el gobierno nacional empieza a
replantear su postura sobre el tema.
En el año 2003, Monsanto comenzó a presionar para que se cambie la ley de semillas de Argentina existente desde 1973. |
Según una investigación de la Red Universitaria de Ambiente y Salud (REDUAS), este nuevo engendro, “Intacta”, tiene dos genes injertados ajenos al genoma del maíz, que le darán la capacidad de sobrevivir al herbicida glifosato. Además será resistente a un segundo herbicida: el glufosinato de amonio, “que comenzará a llover sobre los 12 millones de personas que viven en las zonas de cultivos transgénicos del país, agregaron los investigadores.
Marcha anti Monsanto en la ciudad de Córdoba. |
A todo esto, Monsanto anunció en
2012 la construcción de lo que sería la
mayor planta de procesamiento de maíz transgénico de América Latina, 32
hectáreas en el pueblo de Malvinas Argentinas de la provincia de Córdoba. La
medida fue ampliamente rechazada por distintas organizaciones y movimientos
sociales que mantienen un bloqueo al predio donde la empresa preveía construir
la planta.
La resistencia contra las acciones
de la transnacional Monsanto tiene sus referentes, como el caso de Sofía Gatica, de “Madres de Barrio
Ituzaingó” y los vecinos de la “Asamblea Malvinas Lucha por la Vida”
que se encuentran bloqueando, la Planta que Monsanto está intentando construir
allí.
Del mismo modo, los vecinos de “Río
Cuarto sin agrotóxicos” en el rechazo de la instalación de una “planta de
experimentación” en la ciudad cordobesa de Río Cuarto, en la cual el propio intendente firmó un decreto para
que no se habilite la obra, que comenzó a construirse sin los permisos
correspondientes.
Igualmente se están emprendiendo
distintas campañas a nivel nacional como internacional para resistir el
accionar de la transnacional y además para “generar
conciencia”, como consignan en el grupo abierto “Millones contra
Monsanto“.
Monsanto tiene más del 80 % del mercado mundial de semillas transgénicas y el 27 % del mercado mundial de semillas de todo tipo. |
El objetivo de Monsanto se
enmarca en un proceso mundial de
apropiación del proceso alimentario por parte de las grandes corporaciones,
que buscan imponer derechos de propiedad intelectual sobre la semilla a través
de lo que se conoce como “derecho del obtentor“.
En el nuevo proyecto de ley de semillas aparece la figura del obtentor que
tendrá un derecho de propiedad intelectual que reconoce el mejoramiento
genético hecho por una persona en una semilla siempre y cuando este
mejoramiento sea, además de innovador, estable, homogéneo. De esta forma se le otorga al obtentor el monopolio sobre
la semilla, monopolio que funciona igual que el derecho de autor de una obra
artística. Es decir, este derecho hace que el autor sea la única persona que
puede comercializar e incluso compartir la semilla, olvidando que éstas son una
creación primero de la naturaleza y luego de los campesinos en el transcurso de
10.000 años.
Con la nueva ley que fomenta el oficialismo el agricultor perderá la libertad de sembrar sus propias semillas. |
El nuevo proyecto de ley le otorgará una propiedad intelectual sobre las semillas y los agricultores serán obligados a utilizar las semillas de las multinacionales. |
Por otro lado, los estándares exigidos para la
certificación de las semillas son muy altos y sólo pueden cumplirlos las
grandes empresas multinacionales. En este sentido, cabe destacar que las
semillas patentadas se han transformado en el tercer negocio más rentable del
mundo.
Más de 500 organizaciones sociales contra la “Ley
Monsanto”
El Movimiento Nacional Campesino Indígena, junto a
Amigos de la Tierra y la organización GRAIN, han recolectado más de 10.000 firmas en su campaña en rechazo de la
modificación de la Ley de Semillas en Argentina.
Carlos Vicente, representante del movimiento
Acción por la Biodiversidad. En declaraciones a diversos medios de
comunicación, destacó que además cuentan
con las adhesiones de más de 500 organizaciones sociales y que trabajan a nivel
latinoamericano.
El gobierno argentino intentará "privatizar las semillas del país" prohibiendo la reutilización de las simientes que los productores obtienen de sus propias cosechas. |
Además rechazan la modificación,
alegando que violará un derecho de los
agricultores de “seleccionar, mejorar e intercambiar las semillas libremente”,
al intentar prohibirse la reutilización de los simientes que los productores
obtienen de sus propias cosechas.
En el petitorio de firmas,
las organizaciones sociales denuncian que la
nueva ley está teñida de “secretismo”, porque se está llevando adelante a
“puertas cerradas” y únicamente con la participación de sectores corporativos,
sin darse a conocer al público ni posibilitar la participación de toda la
sociedad en el debate.
Asimismo, manifiestan que crea
condiciones para expandir la presencia de empresas semilleras transnacionales
en el país, en desmedro del desarrollo nacional de variedades vegetales,
incluso al aplicarse la ley a todas las
especies nativas, son susceptibles de transformarse en propiedad de empresas
extranjeras.
Del mismo modo, declaran que la nueva ley “atenta gravemente contra el
conjunto de los habitantes de nuestro país” y pone en riesgo su “soberanía
alimentaria”, a través de la concesión de nuevos privilegios a las empresas
transnacionales que están en el negocio agrícola.
Proyecto de Ley a medida de las
multinacionales de semillas
Según el documento que se filtró con
el texto del anteproyecto del kirchnerismo
y que circula por internet, el título propuesto es “Ley de semillas y
creaciones fitogenéticas” y está consensuado con la Comisión
Nacional de Semillas (CONASE), organismo dependiente del Ministerio de
Agricultura.
La modificación de la Ley de semillas se debe a la presión que ejerce Monsanto sobre el gobierno kirchnerista. |
Debido a esto, aumentan las
denuncian sobre que la modificación de
la ley es fruto de la presión que ejerce Monsanto sobre el gobierno para que
éste le garantice una “seguridad jurídica” a sus inversiones en transgénicos.
De
aprobarse la nueva ley será ilegal la utilización de semillas orgánicas y se
impulsará un ataque directo a
la economía y la salud del pueblo argentino negando e ignorando la peligrosidad
de los transgénicos, y criminalizando a los productores orgánicos. La Ley abarca la totalidad de las semillas,
no sólo las semillas utilizadas por la industria agropecuaria. Las plantas curativas
naturales son ilegales para esta ley. Otorga a Monsanto potestad
absoluta sobre la vida y la naturaleza en Argentina, pudiendo esta
corporación literalmente destruir y/o cambiar el código genético de
cualquier animal, vegetal y de los seres humanos en territorio
nacional.
Los legisladores que defiendan este proyecto de Ley Monsanto son infames traidores a la patria. |
Los legisladores
que defiendan este proyecto de ley son infames traidores a la Patria, porque
actuarán contra la soberanía, la salud
pública y el futuro económico nacional, y por lo tanto deberán ser
considerados traidores a la Patria por el pueblo argentino. Al aprobar la
Ley de Monsanto sobre Semillas, los funcionarios argentinos incurrirán
automáticamente en Incumplimiento de deberes de funcionario público.
Toda semilla será "fiscalizada", "identificada" y "patentada" de aprobarse el proyecto de ley. |
Según
el nuevo proyecto de ley de semillas, el que expusiere o entregare a cualquier
título semilla no identificada será sancionado con multas y decomiso de la
mercadería.
Con la excusa de la "bio-piratería" se intentan arrebatar los derechos ancestrales que tiene la humanidad sobre las semillas. |
Con el pretexto del patentamiento de las semillas
que se tratará de imponer sea como sea, estas
empresas multinacionales inventan la “bio
piratería” un nuevo delito con la intención de arrebatar los derechos
ancestrales que hemos recibido de la naturaleza, patrimonio colectivo de la
humanidad.
Si se aprueba la nueva ley, implicará un certificado de defunción a las semillas naturales que serán reemplazadas por las transgénicas. |
No olvidemos que las semillas que nos regala nuestra madre tierra son verdaderos e
irremplazables tesoros de la humanidad y cada una de ellas guarda en su código
genético miles de años en su historia de evolución.
Y hay un hecho que revela la importancia de la
cuestión: la construcción de una verdadera fortaleza blindada, en el interior
de una montaña en la isla de Svalbard (Noruega), que funciona como el banco
mundial de semillas conocido como la “Bóveda del fin del mundo”. Su
objetivo es salvaguardar la
biodiversidad de cultivos alimentarios, haciendo una copia de seguridad de
todas las semillas que existe en el mundo y programadas para ser usadas en un
nuevo amanecer de la especie humana, ya sea por catástrofes naturales o
autodestrucción propia del hombre. Y no
son precisamente semillas transgénicas las que allí se almacenan, sino semillas
naturales proporcionadas por la naturaleza.
Permitir que se adecúe la legislación a las
necesidades de las multinacionales de la industria semillera, equivaldrá a permitir una privatización de
la vida misma.
Carlos Vicente, integrante de Grain: "La modificación de la ley va por todas semillas, no solo la soja". |
Vicente apunta a la Unión Internacional para la
Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), una organización
intergubernamental con sede en Ginebra (Suiza), constituida en 1961, donde
tienen gran incidencia las multinacionales del agro y a la que adhieren los
estados (entre ellos, claro, Argentina). En
1978, la UPOV crea la norma UPOV 78 que implica la aplicación del “derecho de
obtención” de un vegetal, que va en línea con la patente en manos de empresas,
pero también reconoce el uso propio de semillas, para volver a sembrar las
semillas sin pagar regalías, y permitía que investigadores puedan analizar y
producir mejoras sobre cada semilla nueva.
Si se aprueba la Ley Monsanto, los agricultores no podrán guardar sus propias semillas. |
Vicente remarca que la modificación de la ley “va
por todas las semillas, no solo la soja”, la enmarca en la
“tremenda ofensiva de los agronegocios” en todo el
continente y la resume de una forma que mete miedo: “Es un paso hacia la privatización de las semillas, la privatización de
la vida en manos de las corporaciones”.
Campesinos
europeos protestan contra Ley de semillas europea
En
enero de 2014 Campesinos europeos protestaron delante del Parlamento Europeo en
Bruselas ante el proyecto de Ley de Plantas Reproductivas de la Comisión Europea, ingresado en mayo de
2013 y que busca limitar los cultivos de semillas autóctonas e incluso
silvestres.
Unai Aranguren declaró: "Para nosotros las semillas son un bien, un patrimonio de toda la humanidad. Ellos lo ven como un negocio y nosotros como un derecho de los pueblos". |
El vasco Unai Aranguren,
explicó en una entrevista citada por la Organización Vía Campesina, que fueron
con “la intención de evitar nuevas
legislaciones que impidan la conservación, intercambio y cultivo de semillas
autóctonas en favor de las empresas trasnacionales”.
Vía Campesina comunicó en su portal que el proyecto de ley busca
la difusión de plantas y variedades patentadas, y si además prohíben totalmente las semillas de granja,
este hecho “daría lugar a la contaminación de todas las semillas agrícolas y la
privatización del control público del mercado, reemplazada por ingentes
estructuras privadas controladas, bien por la industria, o bien por las grandes
empresas, a través de sus propios controles internos.
“Para
nosotros las semillas son un bien, un patrimonio de toda la Humanidad. Ellos lo
ven como un negocio y nosotros como un derecho de los pueblos”,
dijo Aranguren. Según el ambientalista la
legislación sirve hacer “mayores negocios” por parte de las corporaciones como
las multinacionales Monsanto y Syngenta.
Hanny
Van Geel, una campesina holandesa, afirmó que “sólo a través de la conservación de la biodiversidad, que se garantiza
renovando constantemente las semillas campesinas, podremos ofrecerle al
consumidor alimentos sanos y de calidad”, según Eurovia el 22 de enero.
El alemán Guy Kastler reveló que "las únicas semillas capaces de adaptarse al terreno sin necesidad productos químicos son las semillas campesinas". |
Días antes, expertos de diferentes países de la Unión Europea de
las ONG Eurovia, la Coordinadora Europea Vía Campesina (ECVC) y la Red de
Semillas de Francia, entre otras, se reunieron en Madrid en el Seminario
organizado por COAG y la Red de Semillas para debatir sobre la nueva normativa.
“La propuesta de la Comisión Europea
limita los derechos del agricultor a
vender sus propias semillas y supone una seria amenaza para la biodiversidad
agrícola”, fue la posición general, generada tras un encuentro realizado el
pasado 17 de enero en Madrid, y organizado por la Coordinadora de
Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
El 11 de febrero de 2014, Andoni García Arriola miembro de la
Comisión Ejecutiva de COAG afirmó que "… la ciudadanía no quiere transgénicos y tampoco la
mayoría de los políticos y los gobiernos. El Gobierno de España
debe replantearse su posición y apostar por una agricultura y alimentación sin
transgénicos, en línea con la mayoría de los países de Europa y con las
demandas de la ciudadanía".
ALERTA: Cristina Fernández aprobará POR DECRETO la Ley de Semillas de Monsanto - http://bwnargentina.blogspot.com.ar/2015/05/alerta-cristina-fernandez-aprobara-por.html
ResponderEliminar