Un matrimonio norteamericano desapareció dentro de un avión y luego siguió apareciendo en otros vuelos.
El 29 de junio de 1968, en el aeropuerto de Kankakee, en Illinois, la lista de pasajeros del DC-3 de la Compañía de aviación Purdue (Purdue Aviation Corporation), con destino a Dallas, Texas, se encontraba ya completa con 23 pasajeros. Sólo dos personas, Jerrold L. Potter y su mujer, Carrie, faltaban por embarcar. Se hacía tarde, y al poco, los vieron llegar sin equipaje, corriendo por la pista.
Aeropuerto de Kankakee, en Illinois desde donde despegó el matrimonio. |
Al subir al avión, las azafatas se sorprendieron de encontrar a dos personas de aspecto tan desmejorado. Estaban ojerosos y pálidos y tenían un color mortecino en la piel. Creyendo que era debido a su excitación por temor a perder el vuelo, las azafatas les tranquilizaron, diciéndoles que no pasaba nada e indicándoles sus asientos.
El avión despegó y los dos pasajeros se pusieron a hablar entre ellos de las ventajas de viajar en avión y del panorama que se divisaba desde el cielo. En un momento dado, cuando el avión estaba sobrevolando Rolla, en Missouri, Jerrold se levantó del asiento para ir al lavabo y al rato, ante su tardanza, su mujer camino por el pasillo en su busca temiendo se fuera a marear y que le hubiera sucedido algo en el baño. Pasó el tiempo, y ni uno ni otro volvieron a aparecer jamás. En ese momento el avión volaba a 8.000 pies de altura.
DC-3 de la Purdue Aviation Corporation. |
El DC-3 aterrizó en Dallas y dos personas de la lista de pasajeros, no se encontraban ya entre ellos. Se pensó, por encontrarle sentido a la desaparición, que quizás hubiesen equivocado la puerta y hubiesen abierto accidentalmente una de las salidas del avión, sin embargo esta teoría pronto se descartó, pues eso hubiese provocado, por unos minutos, una pérdida de presión y altura en el aparato, que nadie notó en ningún momento. Nadie consiguió nunca explicarse lo sucedido, y así quedó registrado para el asombro de pasajeros y tripulantes.
Pero la historia no estaba destinada a quedarse ahí. Seis años después, en 1974, un avión de la Lufthansa, con destino a Frankfurt, salió del aeropuerto de Milán. Eleonor Thomas, compartía asiento con un hombre y una mujer de carácter simpático y extrovertido. A pesar de que parecían cansados y sus ropas, viejas y desgastadas, llamaban la atención, Eleonor habló con ellos animadamente hasta que ambos se levantaron del asiento y se dirigieron al lavabo. Nunca más volvieron a aparecer.
Lo sorprendente del caso es que todos los viajeros del avión, recordaban esa característica en sus caras y ropas, y todos coincidían en que parecían amables y dicharacheros. Cuando los inspectores de vuelo revisaron la lista para identificar a los dos “volatilizados”, se encontraron con que sus nombres eran Jerrold L. Potter, y Carrie Potter, los mismos que habían desaparecido en pleno vuelo, seis años antes.
El suceso volvió a ocurrir en 1988, en un vuelo chárter con destino a Nueva York. El matrimonio Potter ocupó los asientos que tenían reservados, y después de hablar con la tripulación e ir al lavabo, ninguno de los dos volvió a ser vistos jamás.
Jerrold Potter, era un ejecutivo de 54 años de una compañía de seguros de la Cámara de Comercio de Illinois y su mujer, era su secretaria personal. La historia forma parte de un caso real y existen datos que lo confirman. Fuera lo que fuere lo que les pasó a los Potter en el primer viaje, y sean quienes sean los aparecieron posteriormente, el relato bien merece entrar en los hechos imposibles y forteanos.
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