El 19 de Junio de 1972, en España, en el kilómetro 335 del ferrocarril que une Tarrasa con Barcelona, en Cataluña, se suicidan en extrañas circunstancias José Rodríguez Montero, de 47 años, y Juan Turú Valles, de 21 años.
El día 20 de junio de 1972 a las 05:30 horas la policía encuentra a José Félix Rodríguez y Juan Turú muertos, con las cabezas separadas del cuerpo, sesgadas por las metálicas ruedas del tren, en las vías, a su paso por Torrebonica. Sujeto a su pecho ellos tenían una nota: "Los extraterrestres nos llaman".
Aún hoy no se han esclarecido los motivos que llevaron a los dos "contactados" a tomar la fatal decisión de acabar con sus vidas.
El investigador, periodista y escritor Marius Lleguet Colomer (1917-1988), recibió una carta póstuma de los suicidas que lo afectó. Abandonó la Ufología como consecuencia de los dos suicidios y él mismo intentó suicidarse.
Quiénes eran los suicidas
José Félix Rodríguez Montero, era natural de Aguadulce (Sevilla), donde nació el 21 de febrero de 1925. Se trasladó a Terrassa, Cataluña, a principios de 1946, para trabajar en una empresa textil. Allí conoce a Antonia Aroca Sánchez que será su esposa. A principios de los años setenta se interesó por el fenómeno Ovni a través del grupo Ummo de Madrid, el mismo grupo que recibió mensajes de un personaje apodado “Luna 16” y otros descabellados contactos. De todo esto bebió Rodríguez Montero que vivía en el barrio obrero de Can’Anglada. Según quienes lo conocieron, era un hombre culto y de un carisma arrasador.
Rodríguez Montero y Turú Vallés en las publicaciones de 1972. |
Torrebonica, el apeadero donde se suicidaron Rodríguez y Turú. |
Turú conoció a José Félix Rodríguez Montero a través de un artículo publicado en la revista Algo en mayo de 1972. Esto llama muchísimo la atención ya que apenas un mes después su cuerpo y el de José Félix fueron hallados en las vías del tren. Durante las investigaciones de José Félix y Juan llegaron incluso a tomar fotos de supuestos objetos voladores no identificados en las cercanías de Torrebonica.
José Rodríguez Montero y Juan Turú Valles bajaron en la estación de Torrebonica, caminaron por la vía hasta detenerse en un lugar determinado, el kilómetro 335. Luego, se tumbaron en el suelo, colocando la cabeza sobre los rieles de la vía. Se colocaron un algodón empapado en éter sobre la nariz y boca, para que sus sentidos quedasen adormecidos y pudiera superar aquella dura prueba que, según afirmaban, era necesaria para poder reunirse con sus hermanos del Cosmos, los extraterrestres, que les esperarían en el planeta Júpiter. Pero para poder llegar a ese destino deberían antes desembarazarse de su cuerpo físico, pues sólo en cuerpo astral penetrarían en su nueva vida.
Recorte de prensa informando sobre ambas muertes. |
Un tren se acercaba, e instantes después, a gran velocidad, las frías ruedas cortantes como cuchillas, separaban las cabezas de los dos desdichados de sus cuerpos. El tren se alejó velozmente, perdiéndose en la lejanía, y en el lugar reinó un espantoso silencio.
Al día siguiente por la madrugada, sobre el cadáver de Turú encontraron una nota escrita por los suicidas como despedida. El texto decía: "Los extraterrestres nos llaman. Pertenecemos al infinito. WKTS 88".
El agente judicial Manuel Rodellar levantó acta de defunción de dos personas. Cuando salió en los medios masivos de comunicación, todos los ufólogos de la época quedaron hundidos psicológicamente, y alguno, como Marius Lleguet, perteneciente al C.E.I. (Centro de Estudios Interplanetarios, del que también había formado parte Juan Turú, uno de los fallecidos), destinatario de alguna carta póstuma de los suicidas, se desligó definitivamente de la ufología, aterrado por lo sucedido. Nadie entendía nada.
El expediente de los suicidas. |
La investigación judicial se hizo superficialmente, la autopsia determinó que José Rodríguez estaba en ayunas, mientras que su compañero de viaje, Juan Turú, tenía en su estómago restos alimenticios.
Los policías consideraron que era un caso claro de dos "locos de los ovnis" que en su locura habían tomado esa fatal decisión de acabar con sus vidas y se cerró el caso.
Otros suicidios
Y los suicidios continuaron, el 2 de Abril de 1978, en Lérida, Cataluña. Dos jóvenes llamados Juan José Gómez Vargas, de 18 años y Francisco Saureu Prim, de 16 años, deciden poner fin a sus vidas sobre las vías del tren, para poder reunirse con sus "Hermanos del Cosmos". Otras dos jóvenes vidas segadas en aras a un supuesto contacto extraterrestre. Y el mismo sistema para el suicidio. Es la triste repetición de la historia de los suicidas de Tarrasa.
Una investigación realizada por investigadores de Ovnis españoles descubrió que tanto los dos primeros suicidas (José Félix Rodríguez Montero y Juan Turú Valles), como los dos últimos (Juan José Gómez Vargas y Francisco Saureu Prim), habían frecuentado la población de Tivissa. En esta zona, los avistamientos de objetos no identificados eran muy comunes, hasta el punto de que los habitantes de la zona los consideraban como algo normal.
Una investigación realizada por investigadores de Ovnis españoles descubrió que tanto los dos primeros suicidas (José Félix Rodríguez Montero y Juan Turú Valles), como los dos últimos (Juan José Gómez Vargas y Francisco Saureu Prim), habían frecuentado la población de Tivissa. En esta zona, los avistamientos de objetos no identificados eran muy comunes, hasta el punto de que los habitantes de la zona los consideraban como algo normal.
Se habló de que existía una puerta dimensional en Tivissa, y el lugar se convirtió en lugar de peregrinación de creyentes y de contactados.
Una vista de Tivissa, localidad que tiene fama por la aparición de extraños fenómenos. |
Allí fueron los suicidas de Tarrasa, y a la misma zona fueron, también, los suicidas de Lérida, que siguieron paso por paso cuanto habían hecho los anteriores. Bebieron pues, de la misma fuente, algo les manipuló las mentes y se inmolaron estúpidamente por la misma causa.
Curiosamente, las personas que más contacto tuvieron con los suicidas de Tarrasa, como el investigador Marius Lleguet, y Martín José Labay, intentaron suicidarse ellos también. Marius Lleguet dos veces, acabando en un psiquiátrico por espacio de un año, y Labay lanzándose al patio de su vivienda, desde una altura de siete pisos, en 1988.
Por cuestiones de contactismo, hubo otras muertes en España, gente que se voló la tapa de los sesos, o se disparó mortalmente en el pecho, dejando notas sobre el motivo que les llevaba a semejante acción fatal. Niños y jóvenes, supuestos "contactados", que a través de la oui-ja o de la psicografía, recibieron las indicaciones de sus "guías" para poner fin a sus vidas, desembarazándose de sus cadenas físicas, que les impedían reunirse con tales "guías".
José Antonio Galán se interesó desde 1967 en la fenomenología ovni. Miembro de la RNC (Red Nacional de Corresponsales) y ADIASA, en 1972 empieza a indagar sobre el "caso Tarrasa" y halla importantes paralelismos con el "suicidio" anteriormente mencionado, el de dos jóvenes de 16 y 18 años de Lérida. Su común denominador: el suicidio en la vía del tren y su interés por Tivissa. Después de intensos años de trabajo, Galán se deshace de su archivo y deja definitivamente la ufología. Galán llegó a la conclusión de que José Rodríguez y Juan Turú fueron asesinados.
José Antonio Galán se interesó desde 1967 en la fenomenología ovni. Miembro de la RNC (Red Nacional de Corresponsales) y ADIASA, en 1972 empieza a indagar sobre el "caso Tarrasa" y halla importantes paralelismos con el "suicidio" anteriormente mencionado, el de dos jóvenes de 16 y 18 años de Lérida. Su común denominador: el suicidio en la vía del tren y su interés por Tivissa. Después de intensos años de trabajo, Galán se deshace de su archivo y deja definitivamente la ufología. Galán llegó a la conclusión de que José Rodríguez y Juan Turú fueron asesinados.
A partir de estos sucesos, y precisamente debido a esa causa, comenzaron a aparecer investigadores que se mostraron críticos y comenzaron a poner algo de orden y separar el contactismo de la investigación en sí.
Se hizo una diferenciación clara entre lo que era o debía ser Ufología y lo que debía llamarse Ufolatría, aunque aún hoy existen muchas personas incapaces de hacer esa diferenciación y asisten a los grupos como Misión Rama o Fraternidad Cósmica, entre otros, creyendo que eso es investigar el fenómeno Ovni.
Se hizo una diferenciación clara entre lo que era o debía ser Ufología y lo que debía llamarse Ufolatría, aunque aún hoy existen muchas personas incapaces de hacer esa diferenciación y asisten a los grupos como Misión Rama o Fraternidad Cósmica, entre otros, creyendo que eso es investigar el fenómeno Ovni.
Volviendo al caso de los suicidas, ¿lo hicieron libremente, convencidos en su locura de que era la forma idónea de ir a vivir con los supuestos seres extraterrestres? ¿Se suicidaron o "los suicidaron", dentro de algún tipo de experimento de control mental, llevado a cabo por algún organismo oficial de algún país el Servicio de Inteligencia del Estado, de la propia España?
El cineasta catalán Óscar Aibar en el año 2003 hizo una película donde se recrea este caso, titulada “Platillos volantes”. Los actores Ángel de Andrés y Jordi Vilches dan vida a los suicidas.
Tanto Rodríguez Montero como Turú Vallés, fueron tristes pioneros de muchos otros que les siguieron, como también Gómez Vargas y Saureu Prim. Décadas después llegarían los masivos suicidios platillistas de los adeptos a sectas como Heaven’s Gate (Puerta del Cielo, que tuvo 39 suicidios en masa en 1997) y la Orden del Templo Solar (en 1994 se suicidaron 48 en Suiza, en 1995, otros 16 también Suiza y en 1997, cinco en Canadá).
El cineasta catalán Óscar Aibar en el año 2003 hizo una película donde se recrea este caso, titulada “Platillos volantes”. Los actores Ángel de Andrés y Jordi Vilches dan vida a los suicidas.
Tanto Rodríguez Montero como Turú Vallés, fueron tristes pioneros de muchos otros que les siguieron, como también Gómez Vargas y Saureu Prim. Décadas después llegarían los masivos suicidios platillistas de los adeptos a sectas como Heaven’s Gate (Puerta del Cielo, que tuvo 39 suicidios en masa en 1997) y la Orden del Templo Solar (en 1994 se suicidaron 48 en Suiza, en 1995, otros 16 también Suiza y en 1997, cinco en Canadá).
Por Alberto Seoane
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