NAOTO MATSUMURA, EL PROTECTOR DE LOS ANIMALES DE FUKUSHIMA

Dedica entre seis y ocho horas de cada día a alimentar a todos los animales que puede.



Naoto Matsumura le da de comer a las
mascotas abandonadas por sus dueños.

Tras el tsunami de 2011 que devastó Japón y la consiguiente explosión y contaminación de la planta nuclear de Fukushima se procedió a la evacuación de más de 80 mil almas. Pero un hombre se negó a dejar su ciudad, aún sabiendo que la radioactividad en el área es mortal. Naoto Matsumura dio una sola explicación: alguien debía cuidar a los animales abandonados a la radiación.

Matsumura tiene 54 años y vive en Tomioka, un municipio de Japón a pocos kilómetros de Fukushima donde el nivel de radiactividad es 25 veces superior al límite recomendable para la salud humana. En la zona no hay electricidad así que Naoto subsiste con generadores y velas.



Matsumura preparando el alimento
para decenas de perros que lo
observan con atención.

"Sé que estoy completamente contaminado, pero quiero morir en mi hogar", dice el único guardián de los animales de Fukushima. Sólo en el pueblo de Naoto vivían antes del accidente nuclear unas 16 mil personas.

El tsunami barrió con todo en grandes áreas de la zona de exclusión, donde aún no se pueden hacer ni siquiera trabajos de limpieza. En los lugares que quedaron a salvo de las olas, la maleza crece por las avenidas y de vez en cuando se divisan manadas de perros, gatos, vacas y otros animales recorriendo sin amo las calles invadidas por la maleza.

Dedica de 6 a 8 horas de cada día para
ayudar a los animales que encuentra.

Naoto dedica entre seis y ocho horas de cada día a alimentar a todos los animales que puede. Es el único ser humano en 30 kilómetros a la redonda.

Matsumura tomó esta determinación al volver a la ciudad para poner a salvo algunas de sus propiedades, tras evacuar a su mujer y sus dos hijos. Al regresar, vio cómo sus vecinos se marchaban apresuradamente abandonando a sus mascotas y animales de granja a su suerte. En ese momento decidió que tenía que hacerse cargo de todos ellos.



Matsumura sabe que morirá en pocos
años, pero al menos lo hará con la
conciencia tranquila porque ayudó a
los animales mientras pudo.

Desde entonces, dedica cada día a ir de casa en casa, cuidando de perros, gatos, patos, cerdos e incluso un avestruz que vive en el patio de una escuela de primaria.

Matsumura, ya cuenta con su propia página de fans en Facebook, posiblemente morirá de cáncer en los próximos años, ya que vive en una zona en la que los niveles de radiación superan los niveles tolerables para las personas y, además, no usa trajes aislantes ni guantes. El sacrificio de este pequeño gran héroe, se ve recompensado por la satisfacción personal de cuidar de los animales abandonados de Fukushima.

Y este es el mundo en que vive nuestro héroe de carne y hueso, rodeado de animales de los cuales él es su único consuelo.