La
sonda espacial Rosetta abrió sus
compuertas y por primera vez en la historia dejó caer suavemente el vehículo
robótico Philae sobre el núcleo
helado del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko en una operación que tardó 7
horas.
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Infografía de la sonda Rosetta y su acercamiento al cometa 67P/C-G. Clic para ampliar la imagen. |
La nave robot Philae se separó
correctamente de Rosetta, en órbita del cometa
67P/Churyumov-Gerasimenko, y comenzó a recorrer los últimos 22,5 kilómetros
hasta el cometa, donde realizó el
primer aterrizaje en un cometa en la historia de la navegación espacial.
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Los técnicos celebran el aterrizaje de Philae en la sede de la agencia espacial francesa en Toulouse. |
Sin embargo, la nave robótica aún no está segura, según
han reconocido los responsables de la misión, los arpones de Philae no
se han disparado, y por lo tanto, el robot no ha podido anclarse a la
superficie del cometa como estaba previsto. Solo está sujeto por tres taladros que clavan sus tres patas a la superficie.
Según
informa la propia ESA en su cuenta de Twitter, se "están buscando
opciones" para solucionar este problema. La
superficie del cometa está cubierta de polvo, su temperatura es de unos 70º C
bajo cero y los investigadores de la
misión aún están analizando el cómo y dónde se ha posado exactamente, lo que se
conocerá en las próximas horas. Sí saben que ha sido en el punto
programado, llamado Agilkia. A las dos horas se restableció el contacto con Rosetta y
de esta con la Tierra.
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Animación del aterrizaje de nave robótica Philae. |
Philae tomará fotos en primer plano de la
superficie del cometa, analizará sus gases y su estructura interna. Pero además
lo acompañará en su travesía de
aproximación al Sol y documentará sus transformaciones, algo que nunca se
había intentado hasta ahora.
"Es un gran salto para la civilización humana", proclamó Jean-Jacques Dordain, director general de la ESA, tras el exitoso
aterrizaje. Y es que las maniobras se han producido a nada menos que 510
millones de kilómetros de distancia de la Tierra, en un lugar entre las órbitas
de Júpiter y Marte, y orbitando un
cometa que viaja a unos 18 kilómetros por segundo.
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Sonda Rosetta, de la Agencia Espacial Europea (ESA), lanzada al espacio en marzo de 2004. |
Rosetta comenzó su periplo hace diez años en la base terrena de Kourou, en la
Guayana francesa, y viajó 6400 millones de kilómetros a
través del espacio. En el camino describió varias órbitas
elípticas y utilizó la gravedad terrestre y marciana como una suerte de
acelerador que la llevó más allá del cinturón de asteroides ubicado entre Marte
y Júpiter y hacia el espacio profundo, a
más de cinco veces la distancia que existe entre la Tierra y el Sol.
Las
señales de la nave tardan 28 minutos en llegar a la Tierra
Los técnicos
explicaron que la señal tarda 28 minutos y 20 segundos en
recorrer los 500 millones de kilómetros de distancia que hay con la Tierra.
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Infografía del robot Philae sobre
el cometa 67P/C-G. |
El robot Philae es un
cubo de 100 kilogramos de peso y aparentemente aterrizó en una zona cuidadosamente
seleccionada por los científicos denominada J, que fue bautizada por votación
popular como Agilkia.
Los científicos de la misión Rosetta destacaban entre los instrumentos que posee la sonda Philae, el taladro, con el que se ahondará en la corteza del cometa con una
profundidad de hasta 20 centímetros. El material que
recoja será analizado por otros instrumentos que posee.
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Cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, fotografiado desde la nave Philae a punto
de aterrizar. |
Inicialmente planeado para enero de 2003, el lanzamiento de Rosetta fue pospuesto debido a una falla
en el cohete y la aventura comenzó en marzo de 2004. Durante su viaje de una
década y 6400 millones de kilómetros a través del espacio, describió varias
órbitas elípticas y utilizó la gravedad terrestre y marciana como una suerte de
acelerador que la llevaría más allá del cinturón de asteroides ubicado entre
Marte y Júpiter y hacia el espacio profundo, a más de cinco veces la distancia
que existe entre la Tierra y el Sol.
El cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, en
el que ha aterrizado el módulo Philae tras separarse de la nave Rosetta de la Agencia Espacial Europea
(ESA), mide unos 4 km de diámetro.
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Vista de la zona bautizada como Agilkia del cometa 67P/CG. |
El cometa 67P/C-G fue descubierto en 1969 por Klim Churyumov tras
una fotografía tomada por Svetlana Gerasimenko. Y era el cometa periódico
número 67 que se encontraba, de ahí su nombre.
Este cometa se acerca al Sol cada seis años y
medio, hasta una distancia de 185 millones de kilómetros de la estrella (la
Tierra está a 150 millones de kilómetros). Su órbita habría variado en 1959, y
seguramente también en 1840, acercándose al Sol debido a la influencia
gravitatoria de Júpiter, el mayor planeta del Sistema Solar, por lo que solo
recientemente se aproximaría algo más a la estrella. Eso que lo convierte en un
buen objetivo de la misión Rosetta, ya que no
habría cambiado mucho por los múltiples acercamientos al Sol en su historia,
como otros cometas.
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El robot Philae tras desprenderse de la sonda Rosetta. |
Su
masa es de unos 10.000 millones de toneladas y su densidad, 400 kilos por metro
cúbico. Su diámetro máximo es de cuatro kilómetros. La nave Rosetta ha descubierto que tiene una forma
irregular, con dos lóbulos, como un patito de goma, dicen los científicos, con
cabeza y cuerpo. El Philae aterrizó en la cabeza.
Los cometas son los objetos más
primitivos del Sistema Solar. Los astrónomos piensan que son una "caja negra" con los
registros de los procesos físicos y químicos que ocurrieron durante esas épocas
primigenias, hace 4600 millones de años, cuando se estaban formando los
planetas.
Técnicamente ya
hubo dos aterrizajes en asteroides
En
2001 y 2005 ya hubo aterrizajes en asteroides, en el Eros y en el Itokawa.
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La sonda Near aterriza en el asteroide Eros en el año 2001. |
En febrero de 2001 La sonda de la Nasa llamada NEAR Shoemaker, después de realizar un
completo mapa de Eros en los últimos meses, aterrizó con éxito en la superficie
del asteroide, enviado a la Tierra imágenes con una resolución sin precedentes.
La sonda se posó en la superficie del
asteroide después de 5 años de viaje y varios meses de cartografiado estando en
órbita de esta roca del Cinturón de Asteroides.
Como toda buena
investigación científica que se precie, han aparecido algunos misterios que
quedan por resolver en un futuro. En
algunas zonas de Eros hay grandes rocas. «No los esperábamos. No las vemos en
la Luna. El área de la "montura" es la región donde vemos surcos
parecidos a grietas, y no estamos seguros de qué lo ha causado», dijeron los
científicos. Una posible explicación es que Eros haya formado parte
originalmente de un asteroide mayor y que debido a un impacto se rompió en
varios trozos. Este impacto hubiera producido esas grietas.
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La sonda Hayabusa aterriza en 2005 sobre el asteroide Itokawa. |
En noviembre de 2005 la sonda, llamada
Hayabusa, "Halcón" en japonés, de la Agencia
Japonesa de Exploración Aeroespacial (AJEA) aterrizó sobre el asteroide Itokawa, a casi 300 millones de kilómetros
de la Tierra. A continuación, la sonda lanzó una bola metálica de unos
cinco gramos sobre la superficie a una velocidad de 1.080 kilómetros por hora,
que recogió en una cápsula los restos provocados como consecuencia del impacto,
explicaron los responsables de la agencia. 'Estoy encantado de oír que ha
recogido las muestras. Es el primer logro parecido en el mundo, y contribuirá
notablemente a la exploración del espacio por los seres humanos', manifestó en
un comunicado el ministro de Ciencia y Tecnología, Iwao Matsuda. Estados Unidos y la antigua Unión Soviética han
recogido muestras de la Luna en el pasado, pero es la primera vez que se hace con material de la superficie de un
asteroide. Los científicos de la AJEA en su principal centro de control,
situado en el oeste de Tokio, sonrieron y aplaudieron tras confirmar el éxito
del aterrizaje. Hayabusa envió imágenes detalladas del asteroide de 548 metros
de largo con forma de patata llamado Itokawa - en recuerdo del primer
científico espacial japonés, Hideo
Itokawa. Fue el primer aterrizaje de una nave japonesa sobre un cuerpo
extraterrestre.
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