El gobierno
portugués autorizó la vigilancia de los habitantes de su capital mediante
grabaciones de audio junto a las cámaras de videovigilancia. Asociaciones de derechos civiles ya han
rechazado la medida por considerarla una intromisión injustificada en la
intimidad.
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Imagen de la vida nocturna del Bairro Alto de Lisboa donde se instalaron ya las cámaras de vigilancia. |
El ‘Gran Hermano’
que todo lo ve en la novela 1984 de George Orwell llegó a las calles de Lisboa. Numerosos rincones
de la capital portuguesa ya disponen de cámaras de seguridad que registran
imágenes de los alrededores, pero el Ministerio de Administración Interna (MAI)
va a autorizar las grabaciones de sonido
a través de los sistemas de videovigilancia que utilizan tanto la policía
nacional como la militar.
El
objetivo es completar la prevención de crímenes y facilitar la identificación de posibles sospechosos de los más diversos
delitos, incluidos los relacionados con el terrorismo, en vista de que las
conversaciones pueden ser un arma útil de combate a las infracciones, mucho más
cuando se trata de averiguar en un corto periodo de tiempo cuáles eran las
intenciones de los que buscaban perturbar el tono de tranquilidad general.
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Las nuevas cámaras en Lisboa grabarán video y audio. |
La medida ya puede
aplicarse, de manera experimental, en el Bairro Alto (Barrio Alto), una de las zonas de
animación nocturna más concurridas de Lisboa, junto con el área de Cais do
Sodré, al lado de la estación fluvial del mismo nombre. Hace años que los
altercados se suceden en el perímetro
comprendido entre el Chiado, la Bica y Príncipe Real, con los jóvenes
inundando las aceras copa en mano y numerosos traficantes de drogas campando a
sus anchas. De manera que este contexto
hizo que las autoridades locales se decidieran por este enclave como
laboratorio de pruebas.
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El Bairro Alto es uno de los sectores más visitados por el turismo en Lisboa. |
Pero
la iniciativa nace marcada por la polémica, puesto que no quedan definidos con
exactitud los supuestos en que ha de ponerse en práctica. Los lugares públicos permanecen sujetos a esta nueva herramienta en
caso de «peligro concreto», sin más especificaciones.
La
consecuencia inmediata del revuelo causado por el anuncio de esta norma hizo
que la Asociación de Direitos Civis alce
su voz en contra: «Es evidente que se
trata de una intromisión en la vida de las personas».
Big Brother is watching you!. La realidad supera la ficción.
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