El hombre fue
hallado sin constantes vitales en una prisión de Asturias y llevado en una
bolsa al Instituto de Medicina Legal.
El Centro penitenciario de Villabona, Asturias, donde el preso fue encontrado muerto en su celda. |
Al
convicto lo dieron por muerto en la
celda de la cárcel donde cumple condena, lo introdujeron en una bolsa y los servicios funerarios lo trasladaron
al Instituto de Medicina Legal de Oviedo. La sorpresa fue mayúscula cuando
horas después recobró el conocimiento en
el depósito de cadáveres en el que permanecía hasta que los médicos forenses le
practicasen la autopsia.
El
caso de Gabriel Montoya Jiménez no
tiene precedentes en la historia reciente del Anatómico Forense de Asturias y ha sido noticia en todos los periódicos españoles. Fuentes próximas a la investigación señalan que podría tratarse de un episodio de catalepsia, en el que la persona
permanece sin signos vitales aparentes durante un largo periodo de tiempo. Pasó
de creerse que había fallecido a recuperarse en el área de Urgencias del
Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), custodiado por la Guardia
Civil.
Sala donde los médicos iban a practicarle la autopsia a Gabriel Montoya Jiménez. |
El hombre, de 29
años, cumple condena en el módulo ocho de una cárcel de Asturias. El domingo 7 de
enero de este año, cerca de las ocho de la mañana, durante el recuento de
presos, los funcionarios encontraron a Gabriel
Montoya Jiménez inconsciente dentro de su celda. Optaron entonces por
alertar a los servicios médicos. Los dos
facultativos que se encontraban en las instalaciones, ambos con más de treinta
años de trayectoria profesional, certificaron su fallecimiento, al igual que
hizo el médico forense de la comisión judicial que se personó en el penal de Villabona.
Pasadas las 9 de la mañana del domingo, se autorizó a retirar el cadáver de la cárcel de Villabona para someterlo a una autopsia en el Instituto de Medicina Legal en Oviedo. |
Pasadas
las nueve de la mañana se autorizó el
levantamiento del supuesto cadáver y se determinó que debía ser sometido a una
autopsia para establecer las causas concretas del deceso. El cuerpo fue
introducido en una bolsa y llevado por los servicios funerarios al depósito del
Instituto de Medicina Legal, en Oviedo. La sorpresa llegó cuando recobró la
consciencia, alrededor de las 13 horas, ante el personal de guardia en las
instalaciones, que no podía creerse lo que estaba sucediendo.
La
familia del preso, de etnia gitana, había recibido la triste noticia del
fallecimiento de Gabriel Montoya y se
había desplazado rápidamente hasta el Anatómico Forense a la espera de que le
entregasen el cadáver para poder velarlo en el tanatorio.
Ingresado en el Hospital
Gabriel Montoya
Jiménez llegó al depósito de cadáveres en coche fúnebre y salió de él en
ambulancia, con
destino al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde permanece actualmente
internado para ser sometido a pruebas médicas que puedan aclarar el origen que tan extrañas circunstancias que llevaron a darle
por muerto durante más de cinco horas.
Vista aérea del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). |
Agentes
de la Guardia Civil custodian al preso en el área de Urgencias del centro
hospitalario. La 'resurrección' del
hombre ha dejado atónitos a sus familiares y a los profesionales de la
medicina.
"Lo querían
enterrar vivo", ha asegurado Luis Manuel Montoya, tío de Gonzalo. El recluso, permanece
en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) sedado y ajeno a todo
el revuelo que se ha montado. Un primo aseguró
que "estuvo metido en la cámara frigorífica y ya lo tenían marcado para
hacer la autopsia" cuando empezó a moverse y a roncar, alertó a los
operarios de la funeraria y al auxiliar de autopsias, que llamaron de inmediato
a una ambulancia.
Familiares de Gonzalo Montoya esperan noticias en el exterior del hospital. |
Gonzalo Montoya,
está condenado a tres años y medio de cárcel por robar chatarra, según asegura
su familia, lleva tres años encerrado. "Tiene depresión por no poder ver a
su mujer y sus cinco hijos, el mayor de quince años. En todo este tiempo
no le han dado un permiso”, dicen sus familiares.
La
esposa y los padres del convicto, apodado "El Chino", piden que lo indulten porque oficialmente,
tres médicos ya lo declararon muerto.
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