HUMANIDAD Y COSMOS es un programa que trata de traerle a usted eso que siempre se preguntó y nunca tuvo la oportunidad de escuchar… Hechos históricos ocultados, fenómenos insólitos, creencias, mitos y leyendas, arqueología proscripta, seres extraños, energías prohibidas, noticias curiosas, científicos censurados, el misterio de los objetos voladores no identificados, profecías y vaticinios, sociedades secretas, ecología, enigmas y soluciones para vivir física y espiritualmente sanos.


lunes, 27 de febrero de 2012

MANUEL BELGRANO, UN GRAN HÉROE DE LA ARGENTINA

En estos tiempos donde se conmemoran los doscientos años de la creación de la bandera argentina, es bueno recordar a su creador, un hombre que dio todo por la patria.

Manuel Belgrano nació el 3 de junio de 1770 en  la ciudad de Buenos Aires. Hijo de María Josefa González y Domingo Belgrano Pérez.

Manuel Belgrano
(1770-1820), creador de
la bandera argentina.
En 1789 se traslada con su hermano Francisco a España, con el objetivo de estudiar Derecho en la Universidad de Salamanca. La Universidad de Valladolid, en la que completó sus estudios, le otorga el diploma de bachiller en leyes en 1793.

En el año 1794 pasa a ser secretario del Consulado de Buenos Aires, cargo desde el que fomentó firmemente la generalización de la enseñanza y las reformas económicas.

En 1799, inician sus actividades las escuelas de Dibujo, Matemáticas y Náutica, Propiciadas por Belgrano y creadas por el Consulado. En el Reglamento, que redacta, Belgrano le da derechos igualitarios de educación a los indios (tanto como a criollos y españoles) y ordena cuatro vacantes para huérfanos, mostrando así las altas consideraciones sociales que se gestaron en Europa.

En un discurso de 1802, Belgrano presentará sus ideas acerca de lo que esperaba de la Escuela de Náutica: "...sabéis que de aquí van a salir individuos útiles a todo el Estado y en particular a estas provincias; sabéis que ya tenéis de quién echar mano para que conduzcan vuestros buques; sabéis que con los principios que en ella se enseña tendréis militares excelentes; y sabéis también que hallaréis jóvenes que con los principios que en ella adquieren, como acostumbrados al cálculo y a la meditación, serán excelentes profesores en todas las ciencias y artes a que se apliquen, porque llevando en su mano la llave maestra de todas las ciencias y artes, las matemáticas, presentarán al universo, desde el uno hasta el otro polo, el cuño inmortal de vuestro celo patrio."

El Telégrafo Mercantil, primer
periódico del Virreinato del
Río de la Plata, se editaron
110 números entre los 
años 1801 a 1802.
En 1801 Colabora con el extremeño Francisco Cabello y Mesa en el Telégrafo Mercantil, primer periódico del Virreinato del Río de la Plata, hasta que el 17 de octubre de 1802 deja de editarse tras publicarse ciento diez números.

En 1806 participa en la fallida defensa de la ciudad contra 1600 invasores ingleses. Para no prestarle juramento de obediencia a Gran Bretaña, poco después pasará a la Banda Oriental del Uruguay. Después de la reconquista de Buenos Aires, se lo elegirá sargento mayor del Cuerpo de Patricios.

En 1807 Belgrano participa en la defensa de Buenos Aires frente a otro ataque inglés, mucho mayor que el del año anterior ya que desembarcaron 11.000 hombres. Belgrano es nombrado edecán del maestre general, coronel César Balbiani. El 7 de julio capitularon los ingleses.

En 1809 Belgrano aceptó la creación de un nuevo periódico (auspiciado por el entonces virrey Cisneros), que apareció a fines de enero de 1810 con el nombre de Correo de Comercio de Buenos Aires. Su objetivo principal era popularizar los sanos principios de la economía política y ocuparse de materias científicas y literarias, impulsando a través de esas publicaciones la Revolución, según afirmaría en su autobiografía.

En 1810 formó parte de los patriotas que pretendían la emancipación del dominio español en Argentina, y se convirtió el 25 de mayo en miembro de la junta provisoria de gobierno con el cargo de vocal. Fue nombrado general, y pronto dirigió a las tropas independentistas frente a los realistas.

En 1810 funda los pueblos de Curuzú-Cuatiá y Mandisoví. El 19 de diciembre de ese año obtiene la victoria de Campichuelo.

El día 13 de febrero de 1812 Belgrano oficia al gobierno proponiendo la adopción de una escarapela nacional celeste y blanca para los soldados de la patria y así diferenciarse de los enemigos. El 23 de febrero de 1812 se pone en uso la escarapela nacional.

Belgrano izó por primera vez la bandera
argentina el 27 de febrero de 1812
en la barranca de la Villa del Rosario.
En Rosario levantó dos baterías y creó la bandera nacional, el 27 de febrero de 1812, con los colores celeste y blanco. Y notifica al gobierno: “Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, mandela hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la Escarapela Nacional. Espero que sea de la aprobación de V.E.”

Fue un acto verdaderamente revolucionario e independentista. En carta al Triunvirato le informa sobre el acto en las barrancas de la costa rosarina: “Al ocupar las tropas su puesto de honor, enarbolaron la bandera azul celeste y blanca, desplegándose en paño batido por el viento, mientras la saludaba una salva de cañonazos. Así se inauguró la bandera argentina, en la tarde del 27 de febrero de 1812, en momentos en que el sol se ocultaba en el ocaso, besando con sus últimos rayos el símbolo sagrado de nuestra redención política”.

El Triunvirato, al leer la carta que envió Belgrano desde Rosario, lo desautoriza el 3 de marzo y le envían una bandera roja y gualda para que reemplace a la otra. Pero Belgrano, dada la lentitud de las comunicaciones, ya se encontraba en el norte del país con sus tropas porque marchó a hacerse cargo del Ejército Auxiliador del Perú, sin haberse enterado de la desaprobación gubernativa y recién en julio le llega a Belgrano la nota del Gobierno que desautorizaba en duros términos la creación de la bandera y ordenaba que “... haga pasar como un rasgo de entusiasmo el suceso de la bandera blanca y celeste enarbolada, ocultándola disimuladamente y subrogándola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta fortaleza que hace el centro del Estado; procurando en adelante no prevenir las deliberaciones del gobierno en materia de tanta importancia...”

El 25 de mayo de ese año, Belgrano hace bendecir en San Salvador de Jujuy la bandera que creó en Rosario, oficia el canónigo Juan Ignacio Gorriti. Cuando el gobierno se entera, Rivadavia que era secretario de guerra se enfurece y lo amonesta en estos términos: “El gobierno, pues, consecuente con la confianza que ha depositado en V.S. no puede hacer más que dejar a la prudencia de V.S. misma la reparación de tamaño desorden; pero debe igualmente prevenirle que ésta será la última vez que sacrificará hasta tan alto punto los respetos de su autoridad y los intereses de la Nación…”.

Afortunadamente, la flamante enseña nacional, que el gobierno le pidió que escondiera disimuladamente, finalmente fue adoptada como distintivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata por el Congreso Nacional General Constituyente que declaró la Independencia en Tucumán en 1816.

Como militar Belgrano logró importantes victorias y logros, uno de ellos fue el 23 de agosto de 1812 cuando realizó el Éxodo jujeño, el ejército y todos los habitantes abandonan la ciudad de Jujuy, debido al avance realista dejando los campos quemados y nada de comida para los enemigos.

Batalla de Tucumán ganada por
Belgrano y sus hombres.
Desde Buenos Aires, Rivadavia le ordena que se retire hasta Córdoba definitivamente, dejando completamente abandonado el Noroeste argentino. Belgrano desobedece y el 3 de setiembre triunfa en el combate de Las Piedras. El 24 de setiembre de 1812 vence a los realistas en la batalla de Tucumán encontrándose en inferioridad de condiciones. El enemigo se retiró con grandes pérdidas de hombres y equipos militares. El General Tristán se retira esa misma noche por el camino de Salta, dejando 453 muertos, 687 prisioneros, 13 cañones, 358 fusiles y todo el parque, compuesto de 39 carretas con 70 cajas de municiones y 87 tiendas de campaña. Sus pérdidas de armas dejan al ejército patriota provisto para toda la campaña. Las bajas patrióticas, por otra parte, son escasas: 65 muertos y 187 heridos.

El 24 de setiembre Belgrano salvó a la Patria en la batalla de Tucumán. La salvó no solamente porque el ejército español fue derrotado, sino –y principalmente– porque al llegar la noticia a Buenos Aires el pueblo se lanzó a la calle clamando contra el Triunvirato por su torpeza. Entonces los granaderos montados de San Martín, los artilleros de Pinto y los arribeños de Ocampo hicieron saber al gobierno que había cesado, y se convocaría una asamblea para votar la figura con que deben aparecer las Provincias Unidas en el gran teatro de las naciones. Ese fue el propósito de la revolución del 8 de octubre de 1812 y de la asamblea convocada para enero de 1813.

Batalla de Salta, otra gran victoria de
Belgrano sobre los españoles.
Al año siguiente Belgrano derrota a los españoles en la batalla de Salta frente al general Juan Pío de Tristán y Moscoso. Hubo 481 muertos, 114 heridos. El enemigo se rinde, son 2786 prisioneros. Quedan para los patriotas, diez piezas de artillería, 2.188 fusiles, 200 espadas, pistolas y carabinas y todo el parque y la maestranza. Por la victoria de Salta, frente a enemigos muy superiores en número y en armas, la Asamblea le obsequia a Belgrano un sable y le dona 40.000 Pesos, que él destinará a la construcción De cuatro escuelas públicas. Redacta el reglamento para dichas escuelas que deberían construirse en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero. El dinero desaparecerá y las escuelas recién se construirán a fines del siglo XX.

En los últimos meses de 1813, los españoles en el Alto Perú (actual Bolivia) le vencieron en dos combates donde siempre estuvo en inferioridad, tuvo que retirarse hasta Jujuy pero dejó atrás en las provincias alto peruanas a varios jefes guerrilleros indomables, los más destacados fueron Cornelio Zelaya, Juan Antonio Álvarez de Arenales, Manuel Asencio Padilla e Ignacio Warnes. Éste último había sido nombrado gobernador de Santa Cruz de la Sierra por Belgrano, y había logrado extender significativamente el territorio liberado. Estos hombres dieron mucho trabajo a su enemigo hasta el regreso del Ejército del Norte, al año siguiente.

Encuentro de San Martín y Belgrano
en la posta de Yatasto.
En 1814 pasó el mando del Ejército del Norte al general José de San Martín en la posta de Yatasto. San Martín era un gran estratega y supo que sólo un hombre podría detener a los españoles por el norte, Martín Miguel de Güemes. Y así fue, Güemes resistió y venció a nueve invasiones por el norte.

Desde este momento el gobierno le dio a Belgrano se tareas de diplomacia y lo envió a Europa. Tras proclamarse la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata en el Congreso de Tucumán, el 9 de julio de 1816, el Congreso de Tucumán en 1816, lo invitó a una sesión secreta para que informe a los diputados sobre la forma de gobierno predominante en Europa en ese momento. Belgrano propuso una monarquía moderada con un descendiente de la Dinastía de los Incas. Esta idea fue aplaudida y aclamada por los presentes pero rechazada por los diputados porteños. Una nación que abarcara casi toda Sud América con capital en el Cuzco, como planteó Belgrano en Tucumán no entraba en la mentalidad cerrada y egoísta de Buenos Aires.

Su propuesta implicaba contactar al último de los descendientes de los Incas; que vivía en Buenos Aires y se llamaba Juan Bautista Condorcanqui Túpac Amaru, único hermano sobreviviente conocido del caudillo Túpac Amaru II. Este hombre era el hermano menor de Túpac Amaru y estuvo preso muchos años hasta que en 1813 un fraile logró sacarlo de una celda en Ceuta donde estaba confinado y lo embarcó a Buenos Aires donde murió en 1827 pobre y olvidado. Si le hubieran hecho caso a Belgrano, otra hubiera sido la historia de Sudamérica.

En 1817 reconquista la ciudad de
Humahuaca que estaba en
manos de los realistas.
El 3 de agosto de 1816, Belgrano volverá a encabezar el Ejército del Norte, ya que el gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata lo designó comandante en jefe en reemplazo del general José Rondeau. Gracias a la fama que gozaba entonces como jefe y patriota, será vivamente admirado por la tropa y el 1º de marzo de 1817 reconquista Humahuaca, que había sido tomada por tropas de José de la Serna.

Desde fines de 1816 y hasta setiembre de 1819, cuando renunció por su mala salud, Belgrano estuvo al frente de un ejército de 2.400 hombres y 12 cañones estacionados en Tucumán sin recursos para seguir la lucha en el Alto Perú.

A mediados de 1819, cuando Belgrano estaba ya muy enfermo, el general Rondeau, nuevo Director Supremo de las Provincias Unidas, ordenó que el Ejército del Norte y el de Los Andes abandonaran la lucha contra España para aplastar las rebeldías provinciales. San Martín sencillamente ignoró la orden, mientras Belgrano obedecía a medias: ordenó a sus tropas iniciar la marcha hacia el sur, pero pidió licencia por enfermedad y delegó el mando en su segundo, Francisco Fernández de la Cruz.

Pero Belgrano seguirá desarrollando una ardua actividad político-diplomática: por ejemplo, será el encargado de firmar el Pacto de San Lorenzo con el caudillo santafesino Estanislao López que, en 1919, pondrá fin a las disputas entre Buenos Aires y el Litoral.

Manuel Belgrano es
considerado uno de
los padres de la Patria.
Murió de hidropesía, muy pobre, en Buenos Aires, a las 7 de la mañana del 20 de junio de 1820. Antes de morir exhaló un último suspiro diciendo: “¡Ay, Patria mía!”. El mármol de la cómoda de un hermano suyo, Miguel Belgrano, se usó como lápida. El ataúd de pino, cubierto con un paño negro y cal, se ubicó junto a la puerta del atrio de Santo Domingo. Belgrano le había pagado a su médico, con un reloj de bolsillo.

En 1938, el presidente Roberto Ortiz estableció por ley el 20 de junio como Día de la Bandera como homenaje del país al creador de su emblema nacional.

Manuel Belgrano después de todo lo que hizo por la patria y las donaciones que hizo de su patrimonio para la educación muere en la pobreza y el olvido. Sólo un diario, de los ocho que había en esa época en Buenos Aires informó de su fallecimiento, fue El Despertador Teofilantrópico que se ocupó de la muerte de Belgrano, para los demás no fue noticia. Culminaba así una vida dedicada a la libertad de la Patria y a su crecimiento cultural y económico.

Entre sus frases célebres se destaca ésta que no ha perdido vigencia en la Argentina actual: "Me hierve la sangre, al observar tanto obstáculo, tantas dificultades que se vencerían rápidamente si hubiera un poco de interés por la patria."

Por Alberto Seoane

1 comentario:

  1. Auténtico enemigo de la Madre Patria, no hizo más que joder. Así les va.

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