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martes, 24 de diciembre de 2013

LA MISTERIOSA ESTRELLA DE BELÉN

Respecto a la estrella que vieron los Magos de Oriente, las profecías bíblicas que anunciaban su nacimiento, todo indica que algo fuera de lo común sucedió hace más de dos mil años en Palestina.

La Estrella de Belén guió a los
magos hasta el pesebre.
La estrella de Belén es uno de los grandes misterios que ha envuelto el nacimiento de Cristo. Pudo ser un cometa, una supernova, una nave extraterrestre, un alineamiento de planetas… Hace unos 2000 años, los magos de Oriente vieron una estrella increíble iluminando el cielo en lo que hoy es la actual Palestina y la siguieron en un viaje épico para conocer al Mesías.

Ya han sido descartadas las opiniones de científicos escépticos que afirmaban que lo que vieron los Magos era el planeta Venus. Para confundir, afirmaron que el planeta es tan brillante que lo confundieron con una estrella. Los babilonios y los astrónomos de los otros reinos de la región conocían muy bien a Venus y realizaron sus primeras observaciones del planeta en torno al año 1700 a. de C. Es absurdo pensar que podrían confundir a Venus con una estrella desconocida.

Un cometa
No fue el cometa Halley la Estrella
de Belén, ya que no coincide con
el nacimiento de Cristo.
¿Sería un cometa como el famoso Halley, que vuelve cada 76 años? El Halley se vio el 12 a.C., registrado por los chinos, por ende no coincide con el nacimiento de Cristo cuyas fechas van del 7 a.C. al 3 a.C. Cuando ponemos una estrella con cola, en el árbol de Navidad es porque el pintor Giotto en 1304 pintó “La adoración de los reyes magos”, dibujando un cometa sobre el portal, Giotto supuso que lo que observaron los Magos de Oriente fue un cometa.

Una supernova
Algunos creen que la estrella podría haber sido el resultado de un evento celestial aún mayor. Mark Kidger, astrónomo de la Agencia Espacial Europea, afirma que habría requerido mucho más que un movimiento de planetas inusual para convencer a los curtidos expertos astronómicos de esa época a viajar hasta la región de Judea.

La Adoración de los Magos, de Giotto, del
año 1304. Obsérvese la estrella en la
parte superior.
Los magos podrían haber visto una estrella en su fase supernova, uno de los eventos más energéticos y explosivos que se conocen. Kidger hasta ha identificado a un candidato, el DO Aquilae que explotó en 1927 y que seguramente ha explotado varias veces en el pasado.

En caso de haber explotado hace 2.000 años una estrella decenas de veces más grande que el sol, los magos la habrían visto en el este, asomándose por encima del horizonte. El experto espera que los radiotelescopios del futuro sean capaces de detectar la débil burbuja de gas alrededor de Aquilae para calcular el momento exacto en que la burbuja comenzó a expandirse.

No hay rastros del estallido de una
supernova en tiempos del
nacimiento de Cristo.
Kidger afirma que el 31 de marzo del 5 a.C. Una nova iluminó los cielos. Las novas son estrellas que se hacen muy luminosas, no tanto como las supernovas, pero impresionan. La nova brilló 70 días y los magos se dirigieron al este tras ella. Cuando llegaron a Jerusalén y Herodes le dio audiencia, la nova lucía justo al sur y poco antes del amanecer, encima de Belén.

Una supernova que explotó hace solo dos mil años tendría que ser una de la radiofuentes más brillantes del cielo y, además, fácilmente identificable. Si una supernova se explotó en el año 5 a. de C, no ha dejado ningún rastro de su existencia.

Conjunción de planetas
Fue así que en el Siglo XVII el astrónomo alemán Johannes Kepler, que descubrió las leyes del movimiento de los planetas, propuso la teoría de la conjunción estelar entre Júpiter y Saturno para explicar el enigma. Esta conjunción ocurrió tres veces en el año 7 antes de Cristo. Kepler observó este fenómeno entre el 19 y el 24 de diciembre de 1603 con los planetas en conjunción: Júpiter, Saturno Mercurio y tras numerosos cálculos, llegó a la conclusión de que se repetía cada 805 años y que había sucedido entre los años 7 al 6 a.C. con los planetas gigantes, aunque en aquella ocasión Júpiter solo pasó una vez cerca de Saturno y no tres veces como la del año 7 a.C. Por lo que fue un acontecimiento maravilloso y rarísimo en el cielo.

Johannes Kepler calculó que Jesús
nació 7 años de lo que se supone.
Asumiendo que los Magos fuesen astrólogos, esta teoría adquiere fuerza. Júpiter y Saturno representan al “Instructor” y “El Tiempo”. Es decir, la alineación de aquellos planetas sostenía la profecía de la llegada de un enviado, de un “elegido” y maestro del tiempo.

Esta conjunción, además, podría señalar el nacimiento de Cristo siete años antes de lo que se supone. En el año 7 a.C. ocurrió una conjunción planetaria (acercamiento aparente en el cielo de dos o más planetas), nada habitual. Júpiter se paseó casi justamente por delante de Saturno, hasta en 3 ocasiones en poco tiempo, en la constelación de Piscis. Los magos interpretarían este hecho como: un gran rey (Júpiter) de Justicia (Saturno) nace entre los judíos (Piscis). El símbolo de los peces (Piscis) está asociado a la simbología antigua del cristianismo y algunos estudiosos del tema, indican que proviene precisamente de la posición de Júpiter y Saturno en dicha constelación, incluso se ha llegado a relacionar con el nacimiento del pescador, de Jesús.

En Miqueas Cap. 5, versículo 2 está escrito
que el Mesías nacería en Belén.
Se esperaba la llegada del Mesías, según los profetas, y estos signos indicaban que el hecho estaba ocurriendo, al menos para los Magos de oriente. Júpiter es el dios principal y Saturno su padre. ¿Qué acontecimiento más grande se podía pedir para el nacimiento del Mesías? Y no una sola vez confluyeron los planetas, sino tres. Reyes, dioses y pescadores, una simbología concordante con la aparición de una gran figura, al menos para aquellos que esperaban al Mesías.

La Biblia nos dice muy poco sobre esta estrella y sólo aparece mencionada en el Evangelio de San Mateo. “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle”, se habrían preguntado los magos.

Belén en la actualidad.
No se incluye ninguna fecha o descripción. Tan solo que los sacerdotes de Herodes, leyeron que el Mesías nacería en Belén, escrito en Miqueas, capítulo 5, segundo versículo. Hasta la identidad de los viajeros no está clara. En vez de ser los reyes en el imaginario popular, se cree que los Magos eran sacerdotes persas conocidos como “magi” en latín. Eran astrólogos que se guiaban por las estrellas, combinando fe y ciencia para predecir el nacimiento del Mesías.

La mayoría de los expertos coinciden en que Jesús nació antes del año 4 a. C. o en esa misma fecha, cuando Herodes el Grande reinaba en Judea. Teniendo en cuenta que Herodes ordenó matar a todos los niños menores de 2 años, es de suponer que Jesús realmente nació aproximadamente 5 o 6 años antes de la fecha que se utiliza en nuestro calendario.

No es necesario entender al pie de la letra que los magos probablemente siguieron a los planetas Júpiter y Saturno, ya que se desplazan muy lentamente en el cielo, pero tal vez, ese acontecimiento fue lo suficientemente grande para los Magos, como para desplazarse hasta Belén y preguntar por el nacimiento del Mesías.

Triple conjunción de planetas
En 1925 se encontró una tablilla de arcilla a 100 km de Babilonia, con caracteres cuneiformes, que habla de la conjunción triple entre Júpiter y Saturno, así que fue visible en toda aquella zona. Dicha conjunción planetaria o acercamiento entre los dos grandes planetas, fue estudiada por el científico alemán P. Schnabel quién descifró misteriosas anotaciones en la antigua escuela de astrología de Sippar, en el actual Irak. Es posible reproducirlas hoy con programas informáticos de astronomía. La tablilla está en el museo estatal de Berlín.

En el año 7 a.C. existieron tres
conjunciones planetarias.
Los Magos conocían que un acontecimiento astronómico se repetiría por tres veces durante varios meses. Probablemente partieron de oriente cuando el fenómeno comenzó, llegando a Belén, cuando éste concluyó. El viaje que realizaron duró varios meses. Hubo otras conjunciones planetarias en los años 5, 3 y 2 a.C. Aunque éstas están algo lejos de la fecha del nacimiento de Cristo que se estima en el 7 al 6 a.C.

Incluso la Luna en fase creciente hizo su aparición muy próxima y bajo los planetas Júpiter y Saturno el día 2 de noviembre del año 7 a.C. Un acontecimiento prácticamente único. El 25 de febrero del año 6 a.C. Otro fenómeno celeste tuvo lugar: Júpiter y Saturno estaban muy próximos, aún menos que en el año 7 a.C., pero un tercer planeta brillante, Marte, se colocó justo entre ellos.

Ubicación de Belén en el territorio 
de Palestina con los 
asentamientos israelíes.
Concretamente, fue una serie de tres conjunciones de los planetas Júpiter y Saturno (un hecho muy poco frecuente) ocurrido en el año 7 a. C. Júpiter y Saturno se conjuntaron tres veces en el plazo de varios meses durante la constelación de Piscis, un signo asociado con esa Era astrológica. Existen pruebas en el almanaque que los astrónomos persas predijeron esto. La tabla calcula la actividad solar, lunar y planetaria para ese año y describe la conjunción. 

Tal vez no fue un acontecimiento el que indicó el camino de los magos a Belén, sino la suma de todos ellos. Los magos, verían las primeras señales del nacimiento, con la triple conjunción planetaria de Júpiter y Saturno en el 7 a.C., en febrero del 6 a.C. una conjunción de Júpiter, Saturno y Marte, en mayo Júpiter, Saturno y Venus, los tres planetas más brillantes del cielo y siempre en Piscis. Los magos, ante las señales del nacimiento del Mesías anunciado por los profetas, estarían preparados para partir, hasta que llegó la nova del 5 a.C. Cuando la vieron, fue la señal definitiva, comenzaron su viaje durante 70 días, tiempo en que la nova estuvo visible, hasta llegar a ver a Jesús.

Una nave extraterrestre
En la Biblia, se describe como una estrella que se mueve en el cielo, y que se detiene en el preciso lugar donde se hallaba el enviado. Todos sabemos que en realidad no se podría tratar de una estrella. Los soles no se mueven describiendo rápidas y largas trayectorias en el cielo, y más aún, deteniéndose a voluntad como describen los evangelios.

"La estrella se detuvo en el
lugar donde estaba el niño",
(Mateo Cap. 2, vers. 9).
“Después de oír al rey Herodes, ellos (los Magos) partieron. La estrella que habían visto en el este iba delante ellos, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño” (Mateo 2.9). Eso solamente puede hacerlo un vehículo guiado por una inteligencia. Si se trató de un navío extraterrestre, significa que sus tripulantes no quisieron perderse el nacimiento de un ser tan extraordinario. Es más, seres estelares quisieron rendirle homenaje a aquel niño recién nacido.

Si el nacimiento de Cristo fue iluminado por algún objeto celeste, lo único verdaderamente reconocido y que ronde la fecha del nacimiento de Cristo fueron las espectaculares conjunciones planetarias y la nova que ya se antoja un poco posterior a dicho nacimiento. Lo cierto es que seguirá permaneciendo el misterio hasta la Segunda Venida de Cristo.

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