HUMANIDAD Y COSMOS es un programa que trata de traerle a usted eso que siempre se preguntó y nunca tuvo la oportunidad de escuchar… Hechos históricos ocultados, fenómenos insólitos, creencias, mitos y leyendas, arqueología proscripta, seres extraños, energías prohibidas, noticias curiosas, científicos censurados, el misterio de los objetos voladores no identificados, profecías y vaticinios, sociedades secretas, ecología, enigmas y soluciones para vivir física y espiritualmente sanos.


lunes, 21 de abril de 2014

TECNOLOGÍA ÓPTICA EN LA ANTIGÜEDAD

La “historia oficial” nos enseña que las lentes de aumento comenzaron a usarse en el siglo XVII con Galileo Galilei que construyó varios telescopios, sin embargo, miles de años antes de Cristo ya se usaban en el Antiguo Egipto, en Asiria, Cartago, Troya, Grecia, Roma y en otras partes del mundo.


Estela funeraria del faraón Semerjet.
Existen más de 450 artefactos ópticos elaborados con lentes pulidas que han sobrevivido hasta nuestros tiempos. Uno de ellos se encontró en la tumba de un faraón, se trata de una lente que hoy permanece en el Museo Británico de Londres. Tiene más de 5.000 años de antigüedad y una similar hoy día solo se puede elaborar empleando métodos electroquímicos para hacer oxido de Cerio.

Se trata de un objeto pulido realizado en cristal de roca encontrado en Helwan, Egipto, concretamente en la tumba del faraón Semempses o Semerjet. El objeto se considera actualmente como una lupa. Es una lupa de perfección absoluta y se cree que se utilizaba para observar el cielo, pero en lugar de ofrecer respuestas, ofrece muchas preguntas.

Lente pulida hallada en la tumba de Semerjet,
en Helwan, Egipto. Tiene al menos
5 mil años de antigüedad.
El periodo en que vivió es del Imperio Antiguo, momento de esplendor, porque a partir de esa fecha se produce un declive tecnológico, algo que pasa con otras culturas. Su lente es tan perfecta que, según los expertos, debió de pulirse a máquina. Si el faraón Semerjet, llegó a poseer instrumentos para ampliar la imagen como en telescopios o microscopios, se trataría de una proeza increíble. Y lo sería no sólo por la perfección que se necesita para conseguir una lente operativa, sino también por lo necesario para pulir el cristal, el óxido de cerio, que no se descubrió hasta 1803 por el alemán Jakos Berzelius.

Hans Lippershey, experimenta con unas lentes.
A pesar de este hallazgo en Egipto, el más antiguo, se nos enseña que la primera lente fue creada por el alemán Hans Lippershey (1570 –1619), que se convirtió en ciudadano holandés en 1602. Fue el primero en solicitar una patente por su diseño de una lente fija y una móvil, y hacerlo disponible para el empleo general en 1608.

No le otorgaron la patente, pero noblemente fue recompensado por el gobierno holandés para las copias de su diseño. Una descripción del instrumento de Lippershey rápidamente llegó a manos de Galileo Galilei, que perfeccionó el telescopio, basado en su diseño en 1609, con el cual hizo las observaciones de Júpiter y sus cuatro satélites encontradas en su obra Sidereus Nuncius (Mensaje sideralde marzo de 1610.

Simón de Guilleuma (1886-
1965), descubrió que el
supuesto invento de Lippershey
de 1608 había sido creado por
Juan Roget en Gerona, España.
Investigaciones posteriores, de un historiador aficionado, Simón de Guilleuma, en 1959, atribuyen al catalán Juan Roget, en 1590, la invención de un dispositivo similar al telescopio en la ciudad de Gerona. La evidencia está en un libro de Girolamo Sirtori, publicado en 1609, donde describe una reunión con un viejo fabricante de lentes (ya retirado), Juan Roget, a quién nombra como el verdadero inventor del "aparato para ver de lejos". Un testamento en Barcelona, España del 10 de abril de 1593 deja en herencia un "anteojo largo de bronce", quince años antes de su supuesta invención por Lippershey. 

El invento de Roget llegó a ser conocido por Lippershey que intentó patentarlo. El nombre «telescopio» fue propuesto por el matemático griego Giovanni Demisiani el 14 de abril de 1611, durante una cena en Roma en honor de Galileo, una reunión en la que los asistentes pudieron observar las lunas de Júpiter por medio del aparato que el célebre astrónomo había traído consigo.

Pueblos más avanzados con lentes de aumento
En realidad, el telescopio es una “reinvención” de un aparato que los antiguos ya habían inventado. La óptica, al igual que las demás ciencias, fue conocida por las civilizaciones antiguas aunque no queden casi registros. Los hallazgos arqueológicos así lo demuestran, la más antigua lente pulida se encontró en la tumba del faraón Semempses también llamado Semerjet de la Primera Dinastía, que poseía esta lente, que tal vez era un objeto que heredó de sus ancestros. Según las crónicas egipcias se lo consideró usurpador; en su época (2861-2857 a. C.) “ocurrieron numerosos prodigios”.

Ubicación de la tumba de Semerjet,
cerca de Abydos.
La tumba de Semempses o Semerjet, octavo soberano de la 1ª Dinastía estaba en Helwan, una antigua ciudad egipcia cerca de Abydos en la que, casualmente, luego se fundaría un observatorio astronómico a principios del siglo XX. Según la datación de una lente pulida encontrada en una tumba perteneciente a las primeras dinastías del antiguo Egipto, el pueblo de Helwan ya dominaba con exquisitez la técnica del pulido de lentes, 5.000 años antes de que Galileo Galilei sostuviera un telescopio en sus manos por primera vez.

Lente de Nínive o de Nimrud,
descubierta por A. H. Layard.
En el año 1928, el arqueólogo Beck encuentra lentes planos convexas y biconvexas, procedentes de la Antigua Mesopotamia de más de 3000 años antes de Cristo. En Creta se hallan lentes biconvexas de una antigüedad calculada entre el 2100 y 1600 años antes de Cristo. Sin embargo, dicen los científicos que estas lentes no fueron auxiliares de la visión, sino que fueron utilizadas como objetos sagrados para encender fuego.

Excavación de Layard en Nínive.
Grabado de 1852.
Otra pieza que pone en jaque a la “historia oficial” de la invención del telescopio es la llamada Lente de Layard, también llamada Lente de Nínive o lente de Nimrud, perteneciente a una antigua población asiria de Oriente Medio. Apta para ser utilizada en un catalejo o telescopio moderno, la lente hallada en territorio del actual Irak cuenta con unos 3.000 años de antigüedad, lo que convertiría a la pieza en la segunda más antigua de la historia después de la de Helwan.

La lente de Nimrud en la antigüedad
tuvo una montura que la rodeaba.
En el año 1849, cuando el arqueólogo Austen Henry Layard excavaba en el palacio de Kalhu, la antigua capital de Asiria, más conocida como Nimrud, entre las innumerables piezas que rescató descubrió lo que desde el principio le pareció una lente de cristal. Una de las caras de la presunta lente era plana; la otra, convexa. Los asirios describían al planeta Saturno como “un Dios rodeado por un anillo de serpientes”, haciendo una evidente alusión a los anillos que el mismo Galileo Galilei describiría erróneamente y milenios después como “dos lóbulos” al costado de “un curioso objeto”.

El profesor Robert Temple
recopiló en su libro El Sol de
cristal
todas las lentes pulidas
descubiertas hasta el momento.
Recién en 1966 la lente de Nimrud fue redescubierta en una vitrina del Museo Británico de Londres por Derek De Solla Price (1922-1983) que llevaba un tiempo inquieto a propósito de una extraña pieza que tenía origen asirio y “parecía una lente”. Se trataba, lógicamente, del mismo objeto que descubrió Layard en el Palacio de Kalhu. De Solla consultó al investigador Robert K. Temple quién dató a la supuesta lente como procedente del año 700 a.C. y se descubrió que fue pulida a partir de una pieza de cuarzo de gran calidad y sin imperfecciones internas. Tiene 40 dioptrías. Temple describió el material como “claro y transparente” y averiguó que a su alrededor quedaban pequeñas virutas de metal de lo que pudo ser un marco... “¡Una montura!, dedujo exclamando. Finalmente, el investigador esgrimió su conclusión tras años de estudio: “Todo apunta a que se trata de una lente de forma toroidal elaborada a propósito con esta forma. Y las lentes de este tipo sólo tienen un uso: corregir el astigmatismo.”

Grabado donde está un sacerdote babilonio 
mirando las estrellas. En la parte superior de 
la columna se observa una lente.
A partir de este descubrimiento, el profesor Temple se dedicó a buscar más pruebas de la existencia de óptica avanzada en la antigüedad. Las encontró... ¡a cientos! Temple rebuscó en archivos, museos, colecciones y sólo entre las piezas catalogadas que los franceses habían descubierto en Cartago descubrió dieciséis lentes: dos de cristal de roca y catorce de vidrio, todas ellas lentes plano-convexas. También las encontró en Rodas, en Éfeso halló más de treinta lentes cóncavas utilizadas para corregir la miopía, o en Troya, donde aparecieron 48 cristales pulidos, plano convexos y exactamente iguales que los utilizados por la óptica moderna descubiertos por el aficionado alemán Heinrich Schliemann. Entre esas lentes se destaca una magnífica lente perforada en el centro, a través de la cual el artesano podía insertar sus herramientas, mientras la lente aumentaba todo lo que se hallaba bajo ella. La misma fue creada como mínimo en el año 1.100 a.C.

Faraones de la 1ª Dinastía. Semerjet es el
octavo. Clic para aumentar la imagen.
Su búsqueda le llevó al antiguo Egipto, en donde rescató decenas de lentes, gracias a las que expuso sólidas pruebas para demostrar que los míticos habitantes de la civilización que se erigió a orillas del Nilo desarrollaron una avanzada tecnología óptica. Decenas de piezas así se lo sugirieron. Lentes, cristales, grabados que demostraban su uso... En todo caso, ¿no habría resultado imposible erigir obras como la Gran Pirámide de Keops sin el concurso de teodolitos ópticos?

Mapa de la zona de influencia de la civilización
minoica (3000 a. C.-1400 a.C.).
El uso de una tecnología tal por parte de los egipcios y otras civilizaciones podría evidenciarse en el conocimiento que tenían sobre la bóveda celeste. Las lentes ópticas sólo pueden ser manufacturadas con un abrasivo especial derivado del óxido de Cerio, que a su vez sólo puede aislarse utilizando energía eléctrica y un proceso fotoquímico.

En el libro El Sol de Cristal, Robert
Temple recopila los hallazgos de
más de 450 lentes que poseían
las civilizaciones antiguas.
De hecho, son numerosas las lentes positivas encontradas que tienen una gran antigüedad. En Cnosos, Creta los arqueólogos E. J. Forsdyke y J. Wooley, encontraron en 1927 una caja con seis lentes convexos, la mayor de 0.8 pulgadas de diámetro y de 10 aumentos. 

En el Museo Arqueológico de Berlín, hay una lente positiva de 7 mm de espesor y un foco de 152 cm. Las lentes positivas, fueron usadas como lupas, desde tiempos muy remotos. No puede admitirse de otro modo, como fueron hechas las pequeñas y delicadas inscripciones, en objetos hallados en las esfinges de la Tumba de Minos, en Egipto. Los hallazgos arqueológicos lo confirman.

Algunas de las lentes pulidas
registradas por Temple en su libro.
Robert Temple, profesor de la Universidad de Louisville, en Kentucky, autor de una docena de libros traducidos en 44 idiomas, recoge multitud de casos de lentes antiguas en su obra, El sol de cristal (2000), donde se evidencia que en la más remota Antigüedad hubo una tecnología óptica olvidada. Según él, existen más de cuatrocientos cincuenta artefactos ópticos elaborados con lentes pulidas que han sobrevivido a nuestros tiempos y que están repartidos por diversos museos del mundo.
Observatorio astronómico maya de
Uaxactum, en Guatemala.

El propio Temple ha localizado muchas lentes, hasta ahora perdidas, en varios museos ingleses, y se siente desbordado. Nos cuenta que hay grandes colecciones con muchos ejemplares: “Están las lentes cartaginesas, las lentes micénicas, las lentes minoicas, las lentes de Rodas y las lentes de Éfeso, que son cóncavas y no convexas, y que reducen las imágenes hasta un 75 por ciento, lo que las hace adecuadas para los miopes..., y también están todos los objetos romanos de cristal que se usaban para aumentar... Y esto sigue y sigue. No sólo un libro, sino diez, serían necesarios para poder realizar siquiera una somera descripción de todas ellas”.

En América, la civilización olmeca dejó ruinas en México y Guatemala donde se han descubierto lentes bien pulimentadas de este pueblo que vivió entre el 1.500 a. C. y el inicio de la era cristiana.


Otra imagen de la alta tecnología griega que
existía 500 años antes de Cristo.
Los chinos, poseían catálogos de manchas solares y conocían los ciclos de máxima actividad solar que se producen cada once años. Lo más lógico es pensar que se ayudaron de instrumentos ópticos para llegar a tener todos esos conocimientos astronómicos. Confucio (551 a.C. 479 a.C.) habla de un zapatero que usaba "vidrios" en los ojos. Esto hace suponer el uso de este material para mejorar la visión. Shen Kna (1031-1095), filósofo taoísta hizo estudios en óptica y llegó incluso a hablar de lentes y espejos.

En una vasija griega hallada en Atenas del siglo
VI a.C. se observa a una sacerdotisa
observando por un catalejo, 2000 años
antes que se inventara.
En Grecia, Aristófanes construyó en el año 424 a.C. un globo de vidrio soplado, lleno de agua. Sin embargo, su propósito no era la de amplificar imágenes, sino la de concentrar la luz solar.

Arquímedes (287-212), según cuenta la tradición, defendió su ciudad natal, Siracusa, en Sicilia, empleando espejos "ustorios", que son espejos cóncavos de gran tamaño, para concentrar los rayos del Sol en los barcos enemigos y quemar las naves de los romanos que tuvieron que levantar el sitio a la ciudad. Hace unos 4 años científicos británicos realizaron un experimento para comprobar si era posible y descubrieron que para que un barco se incendiara se necesitaba un espejo de 420 metros cuadrados, espejo que era totalmente imposible construir en su época, pero el invento existió y quemó los barcos de Roma tal como relatan las crónicas.

Pintura donde se observa como Arquímedes
incendia con unos espejos de su invención
a la flota romana que atacaba su
ciudad natal, Siracusa.
En el imperio romano Séneca (4 a.C.-65 d.C.) fue el primero en mencionar la capacidad amplificadora de las lentes convergentes al describir como se veían las cosas a través de un globo de vidrio lleno de agua. Describe los colores que se ven a través de un prisma transparente. Los escritos de Plinio el viejo (23-79 d. C.) muestran el uso, tal vez por vez primera, de los lentes como correctivo para la vista. En las ruinas de Pompeya, 79 d.C. se halló una lente de 5 cm. de diámetro.

Alhazen, considerado el padre de
la óptica moderna.
Entre los árabes, se destacó sobre todo el físico iraquí Al-Haitham, (965-1040) conocido en occidente como Alhazen. Es considerado el padre de óptica moderna. Fue uno de los físicos más eminentes y sus aportaciones al sistema óptico y a los métodos científicos fueron enormes.

Hizo importantes adelantos en la óptica de lentes y de espejos, realizó numerosos estudios (sombras, eclipses, naturaleza de la luz) y experimentos, y descubrió las leyes de la refracción. Realizó también las primeras experiencias de la dispersión de la luz en sus colores. Fabricó lentes, construyó equipos parabólicos como los que ahora se usan en los modernos telescopios y estudió las propiedades del enfoque que producen. Estuvo a punto de descubrir la teoría del aumento de las lentes que fue desarrollada en Italia tres siglos más tarde.

El cardenal Hugo de Provenza
usando lentes en el siglo XIV.
Está considerada la pintura
más antigua donde aparecen
los anteojos.
Alhazen estudió la propiedad que tienen los vidrios de caras curvas de aumentar las dimensiones de los objetos y experimentó con garrafas de vidrio llenas de agua la refracción de los rayos en un medio transparente. Fue el primero en describir exactamente las partes del ojo y dar una explicación científica del proceso de la visión. Contradiciendo la teoría de Tolomeo y de Euclides de que el ojo emite los rayos visuales a los objetos, él considera que son los rayos luminosos los que van de los objetos al ojo. Sus experimentos se aproximaron mucho al descubrimiento de las propiedades ópticas de las lentes.

El fraile franciscano inglés Roger Bacon formuló la primera afirmación escrita que se conserva acerca del uso de lentes para mejorar la visión e incluso sugirió la posibilidad de combinar lentes para formar un telescopio. En su libro Opus maius (1267) describe claramente las propiedades de una lente para amplificar y estudió cómo las lentes externas podrían mejorar la visión defectuosa.

El cardenal Nicolás de Rouen
leyendo un libro con una lupa
en el siglo XIV.
Alhazen, según sus biógrafos escribió más de 250 libros, anotó algunas de sus observaciones en un gran libro llamado Optica, que se tradujo al latín y llegó a Europa en el 1270, justo por el tiempo en que empezaron a aparecer misteriosamente en el continente europeo lupas y anteojos, precursores de los microscopios y los telescopios.

En Europa, los anteojos se utilizaron por primera vez en Italia, inventados, dicen, por el florentino Salvino Degli Armati (1258-1312) hacia 1285, pero otros niegan que sea el inventor, y se lo atribuyen a su amigo Alessandro da Spina, un fraile dominico del Monasterio de Santa Catalina, en Pisa. En ese mismo año, se presenta una obra curiosa cuyo nombre es Margaritha Philosophica, que menciona la existencia de lentes y las clasifica como "Instrumentos falaces y diabólicos".

Lentes de aumento aparecen en el retrato del cardenal Hugo de Provenza, en la iglesia de San Nicolás de Treviso, Italia, pintado por el artista Tomasso da Modena (1325-1379). Está considerada como la pintura más antigua, en donde aparecen unos anteojos. La montura estaba realizada mediante aros de hierro unidos por un clavo. En la misma iglesia, también se encuentra un cuadro, en el que aparece el cardenal Nicolás de Rouen leyendo un libro con la ayuda de una lupa. Hoy sabemos que no fueron los primeros.

Pintura de 1403 de un monje con
anteojos, de Conrad von Soest.
En 1403, el artista alemán Conrad von Soest (1370-1422) pinta una obra en la iglesia evangélica de Bad Wildlungen, de un monje utilizando gafas.

El fraile dominico Domingo de Santo Tomás (1499-1570), que vivió en el Virreinato del Perú, escribió en 1540 el Lexicón, un diccionario de palabras en runa simi (el quechua) y su equivalente en español. Fue editado en Valladolid en junio de 1560.  En la página 132 aparece la palabra quilpi, un objeto incaico que en español se traduce como: “aparato de anteojos de espejuelos curvos” o sea, instrumento de óptica para ver de lejos. Más preciso, un telescopio. Por ende, el telescopio no era desconocido para los incas.

Detalle de una pintura de Brueghel el Viejo,
del año 1617 donde aparece un telescopio.
Así llegamos al 5 de setiembre de 1608, cuando se realiza en Barcelona una subasta pública de los bienes del comerciante Jaime Galvany, entre los objetos que se subastaron estaba un "anteojo para ver lejos". Alguien compró el objeto y viajó a la feria de Francfurt donde intenta vender a buen precio lo que compró en la subasta. Allí conoce a un holandés de 20 años llamado Zacharías Janssen que le muestra su invención pero como no tiene dinero no lo compra y el vendedor regresa a España. 

Pero Janssen memorizó el telescopio y construye algo parecido y encarga hacer las lentes a Hans Lippershey. Cuando se las entrega, Janssen las superpone delante de Lippershey y éste descubre el secreto. 


Galileo enseñando al Duque de Venecia el
nuevo artilugio para ver objetos lejanos.
El 25 de setiembre de 1608 Lippershey muestra su rudimentario telescopio al príncipe Mauricio de Nassau y el 2 de octubre de ese año solicita una patente. Mientras tanto, Janssen hace una demostración de su propio telescopio el 14 de octubre, pero Lippershey ya le ganó de mano.

Galileo (1564-1642), construyó varios telescopios que tenían entre tres y treinta aumentos. Años después, surgen los anteojos propiamente dichos, tal como los conocemos, que datan de 1727, cuando el óptico londinense Edward Scarlett inventó las patillas. 

Galileo Galilei, retrato de Domenico Crespi.
Suponer la no existencia de tecnología avanzada en un pasado remoto solo por el hecho de no haber perdurado hasta nuestros tiempos podría ser un grave error por parte del pensamiento escéptico. Es un hecho demostrado que la abrumadora mayoría de los artefactos tecnológicos desaparecen en muy pocos años tras la caída de una civilización. Técnicas como el pulido de lentes fácilmente pudieron haber nacido y desaparecido muchas veces en diferentes períodos de la historia.

De cualquier modo, la relación entre los pueblos antiguos y el conocimiento de la tecnología óptica probablemente permanezca como un enigma nunca descifrable para un mundo donde el establishment trata de hacernos creer que la única civilización “avanzada” ha sido la nuestra.

1 comentario:

  1. Muchas gracias por la compilacion de informacion y exponerla de tal manera.

    ResponderEliminar