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viernes, 29 de agosto de 2014

OSCAR BOUTTER, UNO DE LOS ARGENTINOS QUE MÁS CONOCEN SOBRE LA VIDA DEL LIBERTADOR: “JOSÉ DE SAN MARTÍN NO FUE MASÓN”.

Por segunda vez en la historia del programa radial Contacto con la Creación (creado el 30 de octubre de 2005), el investigador Oscar Boutter, visitó el mismo como el “Invitado del mes”, para disertar sobre una de sus grandes pasiones; la vida del más grande prócer de la Argentina, el general Don José de San Martín, fallecido en Francia el 17 de agosto de 1850.

El investigador Oscar Boutter,
fue entrevistado sobre la
temática de José de San Martín.
Vale destacar que Oscar Boutter es un investigador independiente de 60 años de edad, que fue guía del Convento de San Carlos, en la ciudad de San Lorenzo, provincia de Santa Fe. Además, en el transcurso de su vida, ha leído todos los libros que existen sobre la vida de José de San Martín, tanto los que hablan a favor como sus detractores.

Entrevistado por Carlos Avellaneda y Alberto Seoane, el investigador comentó que este año escuchó “barbaridades a montones sobre José de San Martín en los medios de comunicación”.

Revista Billiken de agosto de
1958. Tapa dedicada a José
de San Martín.
“Pienso que como no tienen forma de desprestigiar a San Martín, invocan a autores de las llamadas novelas históricas, y ya lo dice la palabra, son novelas que no tienen nada que ver con la vida real y autores que no tienen nada que aportar”, declaró Oscar Boutter.

Sobre cómo empezó su pasión por la vida del prócer explicó que “yo tenía un tío que era Granadero a Caballo. Un día, cuando tenía 6 años, me regaló una bolsita con soldaditos de plomo pintados con los uniformes de los Granaderos a Caballo. Luego en la escuela vi la historia de San Martín en la famosa revista infantil Billiken, y recortaba todo lo que era de San Martín, lo pegaba en hojas y me armaba carpetas con todo lo que representaba San Martín y los Granaderos. Yo vivía en la provincia de Buenos Aires, un día, por cuestiones laborales de mi padre nos fuimos a vivir en 1965 a San Lorenzo, porque todo tiene una causalidad. Cada tanto iba a recorrer el convento de San Carlos y el Campo de la Gloria donde fue el famoso Combate de San Lorenzo. Años después, en 1977, entré a trabajar como guía oficial dentro del Convento de San Carlos, allí me apasionó aún más la vida de San Martín y empecé a estudiar más. Antes de que me tomaran, ya hacía de guía turístico, pero fuera del Convento. Y cuando dejé de ser guía oficial, continué con esa labor fuera del Convento. Porque los guías dentro del convento eran municipales y sólo estaban autorizados a hacerlos dentro del mismo”.

Boutter, actualmente de 60 años, en 1977
entró a trabajar como guía en el Convento
de San Carlos, en San Lorenzo.
Respecto a los intereses que obedecía San Martín dijo Boutter: “Me leí más de 40 autores sobre la vida de San Martín. Pienso que antes de leer la historia, una persona tiene que saber quién escribe y con qué intereses vive esa persona. Porque hay autores que dicen que San Martín fue un enviado de los Estados Unidos, pero casualmente, el libro está escrito por un norteamericano. Otros dicen que fue un enviado de la Corona Británica, pero son autores ingleses o probritánicos. Otro dice que fue enviado por Napoleón Bonaparte, justamente, un escritor francés. ¡¡Lo único que faltaría es que escribieran que fue enviado por el Dalai Lama!! que ya existía, calculemos que esta es su 14º reencarnación (risas).

Casa natal de José de San Martín en Yapeyú.
Allí nació el 25 de febrero de 1778.
Ante el rumor que difunden los detractores de San Martín, que no era hijo natural de sus padres, sino adoptado, respondió: “Pienso que hay que leer varios autores distintos para comenzar a conocer al general San Martín. Hay un solo autor que dice que San Martín no era hijo del Teniente Gobernador Juan de San Martín y de Gregoria Matorras. Los demás, todos coinciden en que era hijo de ambos, nacido en Yapeyú, Corrientes, en el Virreinato del Río de la Plata, el 25 de febrero de 1778. Además, hay libros donde está toda la correspondencia sanmartiniana, con la escritura de puño y letra del propio San Martín. No son cartas inventadas. Es su propia historia y uno de los primeros que se atrevió a escribir la biografía de San Martín fue el general Guillermo Miller que lo acompañó en la campaña de Chile y Perú. Escribió toda su historia, desde Yapeyú hasta el fin de la campaña libertadora en 1824. Supongo que si hubiese existido algún error sobre la historia de él, Miller la hubiese comentado. Siempre hay que poner en una balanza lo que leemos”.  

Soldado de plomo, Granadero a caballo,
tamaño 54 mm.
“Otros dicen que San Martín era multimillonario”, comentó Boutter. “San Martín vivía con el sueldo que le pagaban de Perú, que era el único país que le pagaba. Ni Chile ni Argentina le pagaban sus merecidos sueldos. Mandó cartas a los sucesivos gobiernos argentinos para que le abonen los sueldos atrasados y conociendo la historia argentina dudo siquiera que se hubiesen molestado en pagarle”, afirmó.

En una carta borrador de San Martín a Rosas, escrita en 1838, escrita en Grand Bourg, Francia, Boutter pidió que sea leída ante el micrófono donde José de San Martín le da su apoyo a Rosas y se pone a su disposición ante el Bloqueo francés del Río de la Plata que duró de 1838 a 1840:

Excelentísimo Sr. Capitán General Don Juan Manuel de Rosas:
Muy Señor mío y respetable general.
Separado voluntariamente de todo cargo público en el año 1823 y retirado en mi chacra de Mendoza… A los dos meses de mi llegada a Mendoza, el gobierno que en aquella época mandaba en Buenos Aires, no solo me formó un bloqueo de espías, entre ellos a uno de mis sirvientes, sino que me hizo una guerra poco noble en los papeles públicos de su devoción, tratando al mismo tiempo de hacerme sospechoso a los demás gobiernos de las provincias. Por otra parte, los de la oposición, hombres a quienes en general no conocía ni aún de vista, hacían circular la absurda idea que mi regreso del Perú, no tenía otro objeto que el de derribar la administración de Buenos Aires y para corroborar esta idea mostraban con una impudencia poco común, cartas que ellos suponían, les escribía.   
Lo que dejo expuesto me hizo conocer que mi posición era falsa, y que por desgracia mía, yo había figurado demasiado en la guerra de la Independencia para esperar gozar en mi patria por entonces, la tranquilidad que tanto apetecía.
En estas circunstancias resolví venir a Europa, esperando que mi país ofreciese garantías de orden para regresar a él. La época la creía oportuna en el año 29, a mi llegada a Buenos Aires me encontré con la guerra civil. Preferí un nuevo ostracismo a tomar alguna parte en sus disensiones. Pero siempre con la esperanza de morir en su seno. Desde aquella época, seis años de males no interrumpidos, han deteriorado mi constitución, pero no mi moral ni los deseos de ser útil a nuestra patria.
Me explicaré, he visto por los papeles públicos, el bloqueo que el gobierno francés ha establecido contra nuestro país. Ignoro los resultados de esta medida, si son los de la guerra, yo sé lo que mi deber me impone como americano. Pero mis circunstancias y las de que no se fuese a creer, supongo, un hombre necesario, hacen por un exceso de delicadeza que Ud. sabrá valorar. Si usted me cree de alguna utilidad espero sus órdenes. Tres días después de haberlas recibido me pondré en marcha para servir a la patria honradamente en cualquier clase que se me destine. Concluida la guerra me retiraré a un rincón, esto es si mi país me ofrece seguridad y orden. De lo contrario, regresaré a Europa con el sentimiento de no poder dejar mis huesos en la patria que me vio nacer.
He aquí general, el objeto de esta carta. En cualquiera de los dos casos, es decir, que mis servicios sean o no aceptados yo tendré siempre una completa satisfacción que Ud. me crea sinceramente.
Su apasionado servidor y compatriota que besa su mano,
José de San Martín.

Luego de esta lectura, Boutter aclaró que en otra carta, Rosas le encomienda a San Martín que iba a ser más útil defendiendo los intereses de la Argentina estando en Europa. Posteriormente, hubo un segundo bloqueo del Río de la Plata, esta vez anglo-francés, entre el 2 de agosto de 1845 y el 31 de agosto de 1850.

El sable corvo del General José de San Martín,
custodiado en el Regimiento de
Granaderos a Caballo.
El invitado recordó que San Martín le entrega su sable a Juan Manuel de Rosas porque consideraba que había defendido la Patria frente al bloqueo francés de Buenos Aires. “Si San Martín hubiese sido un enviado por Inglaterra, no lo hubiese premiado. No lo hubiese felicitado por haber enfrentado el bloqueo primero francés y luego anglo-francés provocándole graves daños en Punta Quebracho, provincia de Santa Fe,  donde les hundieron 4 naves”.

La repatriación de sus restos
Ante una pregunta de la audiencia fue sobre la repatriación de los restos del general San Martín desde Francia. Boutter dijo lo siguiente:

"José de San Martín era cristiano, católico
apostólico romano", afirmó Oscar Boutter en el
programa radial Contacto con la Creación.
“Era problemático traer sus restos en 1850 porque se creía que se lo quería poner a San Martín como un emblema del federalismo, algo totalmente erróneo porque no era así, solo se lo quería traer pero algunos opinaban que después de muerto se lo quería utilizar políticamente. Por eso se retrasó hasta el año ’80 que fue repatriado”.

Al respecto, Carlos Avellaneda preguntó cuál fue el problema cuando llegaron los restos de San Martín a Buenos Aires.

Mausoleo del General José de San
Martín en la Catedral de Buenos Aires.
“El problema fue que se decía en ese tiempo que San Martín era masón y varios católicos se opusieron a que sus restos descansaran en la Catedral de Buenos Aires. Resulta que San Martín era todo lo contrario, era cristiano, católico apostólico romano y la prueba está en que pone a la Virgen del Carmen como Patrona del Ejército de los Andes y todas las mañanas hacía rezar el Rosario, era obligatorio que todos los soldados rezaran el rosario. No creo que un masón hiciera eso porque la masonería no acepta a la religión católica”, explicó Boutter.

“Además los sacerdotes no querían que los granaderos entraran con las armas a rendirle homenaje. La situación se resolvió con la compra por parte del gobierno nacional de una parcela dentro de la misma catedral metropolitana donde se hizo el Mausoleo del General San Martín custodiado permanentemente por dos granaderos con su correspondiente sable”.

Mapa del Cruce de los
Andes planeado y realizado
con éxito por San Martín.
Agregó Alberto Seoane que, según cuentan los que lo acompañaban cuando San Martín era gobernador de Cuyo (designado el 10 de agosto de 1814 tomó el cargo el 8 de setiembre), salía a caballo a visitar las distintas poblaciones, cuando veía una capilla, se detenía, bajaba del caballo a rezar y pedir que todo saliera bien y luego montaba el caballo y continuaba su recorrido.

Boutter comentó una anécdota de San Martín cuando preparaba el ejército libertador en Mendoza, tenía 1600 sables y no tenía los hombres para empuñarlos, así que “escribió una nota, la firmó y ordenó empapelar las poblaciones de Mendoza, San Juan y San Luis informando que tenía 1600 sables en los depósitos y esperaba a los valientes voluntarios que los empuñen para liberar América. Aparecieron tantos que después faltaban sables”.

No era masón
Varias preguntas de los oyentes eran sobre que San Martín era masón porque pertenecía a la Logia Lautaro. Respondiendo Boutter que “la Logia Lautaro en sí, fue creada porque había un proyecto Sudamericano de la liberación de todo país de toda potencia europea y no estaba afiliada a ninguna logia masónica. El nombre de Lautaro fue por un cacique araucano (1534-1557) que se sublevó contra los españoles y logia es porque se trataba de algo secreto. O sea, era un secreto que se mantenía entre ciertas personas, los patriotas que tenían mucha confianza entre sí. El objetivo de la misma era la liberación de toda América. Y si San Martín era masón ¿por qué lo atacaban dos de sus contemporáneos, abiertamente masones como Bernardino Rivadavia y Carlos María de Alvear que hacían todo lo posible para que fracasara San Martín?", se preguntó.

El alférez Carlos María de Alvear,
masón y enemigo encubierto
de San Martín.
Consta en varias biografías que, cuando el Triunvirato lo envía a San Martín para que se haga cargo del Ejército del Norte en reemplazo de Manuel Belgrano, que resistía a los realistas que bajaban por el norte una y otra vez, y que ambos se encontraron en la Posta de Yatasto en Salta. Está escrito que cuando se está yendo el coronel San Martín de Buenos Aires, con todos sus granaderos y Carlos de Alvear que lo acompañó hasta la salida de la ciudad, dice riéndose: “Ya cayó el hombre”. Esto lo escuchó Bernardo de Monteagudo que se encontraba al lado.

“Uno de los primeros que habló de la masonería de San Martín fue Bartolomé Mitre que era un Gran Maestre masón, de ahí viene la mentira. Oficialmente en la documentación que existe están declarados como masones Sarmiento y Mitre, pero no José de San Martín”, aclaró el invitado.

Al investigador Oscar Boutter, no le cabe
ninguna duda: "San Martín no fue masón".
Ante la pregunta de varios oyentes sobre si San Martín era masón, Boutter fue tajante: “José de San Martín no fue masón”.

Sobre una supuesta enemistad inventada por los detractores, entre San Martín y Belgrano dijo: “Fueron grandes amigos y tenían los mismos intereses. Si San Martín estaba peleado con Belgrano, cuando se enteró de su fallecimiento, el 20 de junio 1820, no hubiese rebautizado la nave Lautaro con el nombre de Belgrano, en plena liberación de Perú”.

Regimiento de Granaderos a Caballo creado
por José de San Martín.
El radioyente Gustavo Hipólito felicitó al invitado por hablar muy bien de San Martín y mencionó una cita de nuestro gran prócer: “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una cuota miserable de poder”.

La oyente Teresita pidió por favor que el invitado cite fechas para orientarse mejor sobre la vida de San Martín.

Retrato del general José 
de San Martín.
Tras la pausa comercial, Oscar Boutter enumeró las siguientes fechas que le solicitaron: “el teniente coronel de caballería José de San Martín con 34 años, llega al puerto de Buenos Aires el 9 de marzo de 1812 junto a otros patriotas que estaban en Europa, entre ellos,  el Capitán de infantería don Francisco Vera; el Alférez de navío don José Matías Zapiola; el Capitán de milicias don Francisco Chilavert: el Alférez de carabineros reales don Carlos María de Alvear y Balbastro y el Subteniente de infantería don Antonio Arellano, entre otros. En ese mismo mes el gobierno lo autorizó a crear un cuerpo de caballería que llamó Regimiento de Granaderos a Caballo, que lo entrenó en El Retiro durante todo 1812. A mediados de 1812, junto con Carlos María de Alvear funda la Logia Lautaro, que no era masónica. Su objetivo era trabajar para la independencia de América y su felicidad. Otros miembros principales de la misma eran José Zapiola, Bernardo de MonteagudoJuan Martín de Pueyrredón”.

Remedios de Escalada, se casó con
San Martín el 12 de noviembre de
1812. Madre de Mercedes, la
única hija de San Martín.
“El 12 de noviembre de 1812, San Martín se casa con la joven María de los Remedios de Escalada. El 3 de febrero de 1813 es el Combate de San Lorenzo y el bautismo de fuego de los Granaderos a Caballo, no así de San Martín que ya había participado en 17 acciones bélicas importantes en Europa y norte de África. Incluso obtuvo medallas y en premio por su destacada actuación en la Batalla de Bailén (19 de julio de 1808), la primera derrota importante de las tropas de Napoleón, y que le valió el ascenso a San Martín al grado de teniente coronel y recibe una espada como premio, que no era su famoso sable corvo, que era morisco”, aclaró el invitado.

Pintura que evoca el Combate de San Lorenzo,
en el centro se lucha en torno a José de
San Martín que ha caído con su caballo.
“En el Combate de San Lorenzo, frente al convento de San Carlos Borromeo 125 granaderos derrotan en una maniobra envolvente a 250 realistas que habían desembarcado. Murieron 16 argentinos, 40 españoles, 14 realistas prisioneros y 12 heridos de ellos sin incluir los que se desplomaron, y llevaron consigo. San Martín destinó media res para que alimente a los heridos del enemigo a bordo del barco. Un gesto de nobleza. Este combate, permitió alejar para siempre a las flotas realistas que merodeaban por el río Paraná, saqueando las poblaciones”, dijo.

Con su caballo herido, San Martín fue salvado
por los soldados Cabral y el granadero Baigorria.
Cabral perdió la vida y fue ascendido
post mortem al grado de sargento.
Una pregunta de un oyente decía que le contaron que San Martín desconfiaba de los franciscanos que estaban en el Convento de San Carlos. A lo que Boutter respondió que “el propio San Martín escribió en el parte del combate, que se reconozca la invaluable colaboración de los religiosos, antes, durante y después del combate”.

Los generales San Martín y Belgrano se
encuentran en la Posta de Yatasto, en
enero de 1814.
“En enero de 1814 se encuentra con Manuel Belgrano en la Posta de Yatasto, en la provincia de Salta, porque le habían ordenado reemplazarlo al mando del Ejército del Norte. Al poco tiempo, San Martín se dio cuenta que era imposible llegar hasta Lima por el norte debido al poderío de los ejércitos españoles que enviaba el Virreinato del Perú. Llegó a la conclusión que para defender la frontera norte bastaba el coronel Martín Miguel de Güemes y sus gauchos, con los cuales hostigaba al enemigo con una guerra de guerrillas”, dijo.

Sobre Güemes destacó el invitado: “Una de las cosas que se dicen para calumniar a Güemes es que no murió en combate sino que muere asesinado porque un marido lo encontró con su mujer”.

"En el combate de San Lorenzo murieron 16
granaderos y 40 españoles", recordó Boutter.
Cuando volvió a pasarse otra tanda de llamados de los radioescuchas, la señora María del norte de Baigorria, aclaró que “a Güemes lo emboscaron, lo hicieron ir a la ciudad con un supuesto mensaje que lo llamaba la hermana. Cuando se dio cuenta que era una trampa, trató de dar media vuelta y le dieron un tiro por la espalda y se desangró porque era hemofílico y el médico azorado no lo pudo salvar”.

También explicó la oyente María que “consultadas  la Gran Logia de Londres, la de Francia, la de Escocia, las de Estados Unidos y otras más, respondieron por escrito que no tienen registrado a San Martín entre sus miembros ni a la Logia Lautaro como masónica, eso está certificado”, aclaró.

Fray Luis Beltrán fue otro de los colaboradores
invaluables de San Martín.
Vale aclarar que en 1814 San Martín es nombrado Gobernador de Cuyo y comienza la preparación del Ejército de los Andes, del 14 al 17. Desde Buenos Aires, Carlos María de Alvear (1789-1852), le saboteaba todos los planes a San Martín y no le enviaba prácticamente nada de lo que pedía. Aún así San Martín se la ingeniaba solicitándole que Buenos Aires le mande todos los deshechos de las curtiembres, entonces le enviaban todos los retazos de cueros que se descartaban y con eso los talabarteros hicieron en Mendoza todos los correajes para las cabalgaduras.

San Martín presionó a los diputados cuyanos al Congreso de Tucumán para declarar la Independencia de España de las Provincias Unidas del Río de la Plata, objetivo conseguido el 9 de julio de 1816.

Destacó Boutter que San Martín organizó un
gran campamento militar en El Plumerillo.
Boutter explicó que “San Martín organizó un gran campamento militar en El Plumerillo, al noreste de la ciudad de Mendoza. Allí formó a sus soldados y oficiales, fabricó armas (sables, herrajes, fusiles, cañones, municiones y pólvora) y uniformes. Tuvo que ocuparse de engordar mulas y caballos, y fabricar y colocarles herraduras. El jefe de sus talleres fue el fraile Luis Beltrán (1784-1827), que tuvo bajo su cargo a 700 hombres y Beltrán en Chile, dio vida en 1811 a lo que en la actualidad son las Fábricas de Maestranzas del Ejército de Chile (FAMAE). Otro gran colaborador de San Martín fue el coronel José Antonio Álvarez Condarco (1780-1855) se encargó de realizar de memoria los planos de los distintos cruces de la Cordillera de los Andes, lo envió a Chile por el Paso de los Patos, que era el más largo y regresó por el más corto el de Uspallata”.

El cruce de los Andes
Continuando con las vivencias sanmartinianas, el invitado dijo que “antes de iniciar la marcha, San Martín se reunió con los caciques mapuches y les pidió permiso para invadir Chile por el sur avanzando por donde está más o menos Neuquén, donde hay un paso hacia Chile, porque sabía que eran leales al enemigo. Alguno de estos caciques le hizo llegar esa noticia al Capitán General de Chile, Casimiro Marcó del Pont, por lo que éste creyó que el grueso del ataque sería por el sur, lo que lo llevó a dividir sus fuerzas. Por eso se habla de la Guerra de Zapa, que fue una guerra psicológica entre 1815 y 1817. En cambio San Martín cruzó el 17 de enero de 1817 con más de 5 mil hombres por cuatro pasos, él fue por el paso más largo, el de los Patos”.

San Martín cruzó los Andes con más de
5.400 hombres y derrotó a las fuerzas
españolas.
El 12 de febrero se libró la Batalla de Chacabuco, en la que el Ejército de Los Andes obtuvo la victoria sobre los realistas, que perdieron 500 muertos y 600 prisioneros mientras que los patriotas tuvieron sólo 12 bajas. Después, el 19 de marzo de 1818 vino la sorpresa de Cancha Rayada, donde no estuvo presente San Martín sino Bernardo O’Higgins (1778-1842) que fue herido cuando realizaba una maniobra nocturna para evitar un inminente ataque. En la oscuridad se generó una gran confusión, y los españoles perdieron 300 hombres, pero quedaron dueños del campo y capturaron el parque, fusiles y cañones, levantando mucho la moral de sus tropas. Los patriotas tuvieron 120 bajas, y gran parte del Ejército Libertador, la división a cargo de Las Heras emprendió una retirada ordenada sustrayéndose a la lucha. 


San Martín triunfa en la batalla
de Maipú el 5 de abril de 1818.
El 5 de abril de 1818 se produjo la Batalla de Maipú, en que fuerzas patriotas obtuvieron una completa victoria. Los españoles dejaron en el campo de batalla 2.000 cadáveres, cerca de 2.500 prisioneros, todo su armamento y material de guerra. El brigadier O'Higgins, herido en Cancha Rayada, no participó de la batalla; pero se hizo presente una vez finalizada la lucha, montado en su caballo, para abrazar a San Martín y llamarlo "Salvador de Chile".

Seoane recordó que a O’Higgins lo trataron tan mal los chilenos después de la Independencia que en julio de 1823 renunció a su cargo y se embarcó con toda su familia hacia Perú y allí vivieron todos sus descendientes al punto que, en la actualidad no existe ni un solo descendiente de O’Higgins que sea de nacionalidad chilena.

Liberación del Perú
Boutter recordó que San Martín viajó al mando de una flota de 25 naves con más de 6.000 hombres a bordo para liberar al Virreinato del Perú, “cada barco fue comprado en Europa por el gobierno patriota de Chile, pagado peso sobre peso, otros estaban alquilados y otros habían sido capturados a España durante la liberación del país trasandino. En la captura de varios barcos de guerra españoles en el Pacífico tuvo activa participación el argentino Manuel Blanco Encalada (1790-1876). No es como dicen los calumniadores que vinieron los ingleses y se la prestaron a San Martín”, dijo indignado Boutter.

Desembarco en Pisco de José de
San Martín en 1820.
El invitado comentó que "el 8 de setiembre de 1820 el ejército libertador desembarcó cerca de Pisco. El virrey huyó de Lima. El 28 de julio de 1821, en Lima, San Martín proclamó la Independencia del Perú. El 26 y 27 de julio se entrevistó en Guayaquil, Ecuador, con Simón Bolívar (1783-1830). San Martín le cedió el Ejército Libertador a Bolívar y regresó a Mendoza, donde deseaba pasar sus últimos días, pero alertado que intentaban matarlo, al tiempo se embarcó rumbo a Europa con su hija Mercedes y murió en Francia muchos años después en Boulogne Sur Mer el 17 de agosto de 1850”.

Combate de Riobamba, carga de los
granaderos a caballo.
Se recordó que en muchas de las batallas de la Independencia, bajo el mando de Bolívar intervinieron los Granaderos a Caballo, triunfando en Riobamba, Pichincha, Junín, Ayacucho, y otras más. Boutter recordó también a Hipólito Bouchard, que fue un granadero de San Martín, que “en el combate de San Lorenzo arrebató la bandera que traían los realistas y años después dio la vuelta al mundo con la fragata La Argentina, cruzó por el índico y cuando llegó al Pacífico tomó el fuerte de Los Ángeles, en California y plantó allí la bandera argentina durante 6 días y cañoneó todos los puertos españoles de la costa del Pacífico”.

Batalla de Pichincha, el 24 de mayo de 1822.
En el chat, el oyente Huechulaufquén destacó que las banderas de las mayorías de los países de Centroamérica Nicaragua, El Salvador, Honduras, etc., tienen los colores parecidos a los argentinos, por el color de la bandera del barco de Bouchard que cañoneó los fuertes españoles.

"Una de las razones de los ataques para
desprestigiar a José de San Martín es destruir
la conciencia nacional. Destruir todos los
símbolos nacionales", finalizó Oscar Boutter.
“Entre todo lo que he estudiado, me leí todas las cartas que escribió el general San Martín y las que le enviaron a él. Siempre hay que saber que intereses ocultos tienen algunos autores cuando dicen que era masón. Por eso, a San Martín se lo utilizó mucho. Para mí, una de las razones de los ataques para desprestigiar a José de San Martín es destruir la conciencia nacional. Destruir todos los símbolos nacionales”, reflexionó Boutter.

Terminó el programa con el agradecimiento de Seoane hacia el invitado por sus palabras que “le dan ánimo para seguir luchando contra la ignorancia”. Y Avellaneda destacó que “lo bueno de este programa es que permite pensar, permite discernir y permite debatir”.
Texto: Alberto Seoane
Fotos: Arquitecto Alejandro Martín



Información complementaria sobre la época de José de San Martín también la encontrará en este artículo:

Se conmemoran 201 años del combate de San Lorenzo

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