El recientemente
fallecido investigador Oscar Raúl Mendoza (1943-2016), analizó personalmente un
caso sorprendente en un campo cercano a la localidad de Viale en la provincia
de Entre Ríos, Argentina, donde un testigo vio dos seres de un metro y medio de
estatura aproximadamente, con ropaje muy ajustado al cuerpo, con cabezas de enorme
tamaño, totalmente calvas y con grandes orejas en puntas hacia arriba.
A
continuación, la investigación realizada por Oscar Mendoza:
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Ubicación de la localidad de Viale, en la provincia de Entre Ríos. |
Transcurría el mes
de octubre de 1986 cuando Alberto Meyer, un joven campesino, de unos 30 años de
edad, de
muy buena estatura y complexión física realizaba sus habituales faenas rurales fue
testigo de un hecho insólito.
Meyer posee
estudios primarios completos y parte de secundarios. Vive con su familia en un
campo de su propiedad a escasos 8 kilómetros de la ciudad de Viale, hacia la
localidad de Seguí. Se
desempeña con destreza en todas las tareas que requiere la atención del campo:
cuidados de animales, de sembrados y de todas las instalaciones en él
enclavadas.
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Antigua entrada a Viale, provincia de
Entre Ríos, desde la Ruta N° 18. |
Dos
días antes al "E.D.3/N" (Encuentro diurno de 3ra. fase No asociado)
le ocurre un extraño suceso, el que podría estar vinculado con la actividad
Ovni que por esa fecha se estaba dando en la zona. Meyer, se encontraba en esa oportunidad trozando leños con una
motosierra en otro campo que posee, cercano al de donde tiene su vivienda.
Repentinamente se le detiene el motor de la sierra sin causa aparente alguna.
Al mismo tiempo percibe un vibrante sonido por sobre su cabeza, que hace
temblar el suelo, la máquina y todo su cuerpo por unos segundos. Confundido,
mira hacia arriba en busca del origen, pero nada pudo ver, como tampoco ya
escuchar. Luego revisa la máquina, encontrando todo aparentemente normal.
Activa su mecanismo de arranque y esta funciona perfectamente bien. No muy
convencido, relaciona el hecho con algún avión o helicóptero que pasó a muy
baja altura. Sin preocuparse demasiado por lo ocurrido, prosigue normalmente
con su tarea.
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El investigador Oscar Mendoza, con Santiago Peil y Alberto Meyer en 1986, en el campo donde sucedió todo. |
Dos
días después y a unos 100 metros de allí, se encontraba cargando su carro con
leña, que había cortado meses atrás en ese lugar. Le faltaba casi la mitad para
completar la "carrada" que le encargaran de una panadería de Viale,
cuando repentinamente percibe una
extraña sensación. Deja por un instante la faena e instintivamente mira a su
alrededor. No veía nada nuevo para él en ese lugar pero, al mirar detenidamente
hacia unas maciegas que se movían y pensando que en cualquier instante
aparecería algún animal, sorpresivamente surgen dos personas.
En
primer momento pensó que sin dudas serían cazadores. Pero se preguntaba, ¿cómo pudieron cruzar el arroyo si por ese
lado no hay ningún puente, tronco o piedra para hacerlo?
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Lugar donde estaban los dos seres observados por Alberto Meyer en octubre de 1986. |
Con
la idea de averiguarlo, los saludó
levantando el brazo en forma amigable. Pero‚ estos no le contestaron, sólo se
detuvieron a unos 30 metros de él, mirándolo inmutables. Pensó que tal vez por
el viento no lo habían escuchado y decidió acercarse.
A
medida que lo hacía, observaba con mejor detalles la forma en que estaban
vestidos. Su primera impresión fue que
estaban disfrazados y que tal vez eran escapados de la justicia o quizás,
subversivos.
Pero,
a escasos ocho metros de ellos,
sorpresivamente se le paralizan las piernas, su cuerpo no le obedece y siente
como si su voluntad se alejara de él. No obstante su estado, no pierde el
equilibrio ni sus sentidos.
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Presunta pisada de los seres encontrada en el sitio donde habían estado. |
Desde
su inmovilidad y extrañamente tranquilo, puede seguir observándoles otros
detalles. Ambos tenían un ropaje muy
ajustado al cuerpo, como un enterizo de material plástico "color
piel" pero más brillantes que sus rostros. Lo que más le llamó la
atención, fue el enorme tamaño de sus cabezas, como el doble de la suya, totalmente
calvas y con grandes orejas en puntas hacia arriba. Los rostros parecían casi
normales, aunque sus narices eran algo anchas en sus nacimientos y sus bocas
casi no se distinguían.
Se da cuenta que el
que estaba más atrás, era "mujer", por las formas evidentes de su
cuerpo. Los dos tenían casi la misma altura, alrededor del metro cincuenta.
Tenían los brazos colgantes y quietos a cada lado del cuerpo. A las manos se
las veía en partes y parecían normales, pero desde la mitad de la parte superior de
las piernas hacia abajo, no podía distinguir nada porque se lo impedía la
vegetación.
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Ilustración de los seres observados por Meyer. Dibujo de Oscar Mendoza siguiendo la descripción del testigo. |
De imprevisto,
"ella" esboza una especie de sonrisa y ambos se retiran rápidamente
de una forma totalmente insólita. Parecían que se desplazaban sobre
"patines" sorteando ágilmente los obstáculos del terreno, para
perderse finalmente tras la tupida vegetación del monte cercano. En ese instante
Meyer se recobra de la inmovilidad, huyendo rápidamente del lugar, presa de un
miedo incontenible.
En
las pericias efectuadas en el lugar de los hechos, encontramos esta extraña pisada precisamente en donde estuvieron
parados los seres.
Los
conceptos que recogimos de muchas personas que conocían desde hacía años al
"Muñeco Meyer" (como le llaman sus conocidos) coincidían en señalar
que es un muchacho serio, honesto y
trabajador e incapaz de fabular un hecho tan semejante.
Hasta
aquí, el caso Meyer.
Antecedentes de
otras criaturas similares en la zona
Curiosamente,
en la cultura criolla del litoral argentino, aparecen diversos seres mitológicos que evidencian una presencia ancestral
en esa región de esa clase de criaturas.
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Caso Santa Ana: el testigo Rito Melgarejo en el lugar donde tuvo la extraña experiencia, el 17 de marzo de 1986. |
Siete meses antes
que el Caso Meyer, se produce un hecho similar conocido como Caso Santa Ana. El
lunes 17 de marzo de 1986, en las inmediaciones de la localidad de Santa Ana en
la Provincia de Corrientes (Argentina) se habría producido un Encuentro cercano
del Tercer tipo, del
que fuera protagonista el Sr. Rito
Melgarejo (entonces de 42 años). El caso fue investigado por el periodista Francisco Villagrán quien recoge el
siguiente testimonio de Melgarejo:
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Dibujo del objeto que observó Melgarejo a unos diez metros de distancia. |
“Efectivamente,
el pasado lunes 17, luego de la mucha lluvia que había caído, yo volvía de jugar a las cartas con unos
amigos a eso de las 2 de la madrugada, cuando veo una luz muy potente que me
ilumina totalmente, tanto, que puedo ver perfectamente mi sombra reflejada en
el piso”, relató Melgarejo.
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El dibujante Carlos Pedrozo interpretó el encuentro de Melgarejo del 17 de marzo de 1986. |
El testigo
prosiguió: “Era un objeto muy luminoso, que se me vino prácticamente encima y
se paró sobre el suelo, a unos 10 metros de distancia más o menos. Hacía frio,
pero en ese momento se me pasó todo, y luego vi dos seres pequeños, que
tendrían la altura de un niño de 6 o 7 años, que salieron rápidamente del
aparato. Uno de ellos me hizo unas señas y me habló en un idioma que para mí
era incomprensible. No era castellano, hablaba muy rápido. Me hizo con las
manos unas señas como de algo en forma de círculo, pero yo le dije que no
entendía nada ni quería saber nada, me dí media vuelta, y traté de volver a mi
casa rápido. Al parecer estos seres volvieron a su aparato y se fueron porque
cuando yo me dí vuelta otra vez, ya no estaban ni tampoco su nave, la que se
perdió rápidamente en el cielo, hasta hacerse muy chiquita. Yo no lo miré mucho
porque tenía un poco de temor, de que me lleven y después no me traigan más. Tenían una especie de uniforme negro
ajustado al cuerpo, y eran como nosotros, los seres humanos, nada más que chiquititos.
Yo le calculo que tendrían un metro a un
metro 10 más o menos. Bajaron de golpe en el agua, por qué había llovido
mucho. Después de eso, anduve unas horas perdido en el campo, porque me
desorienté y no pude ubicar cómo volver. Me quedó un fuerte dolor de cabeza que
hasta ahora no me pasa, y si sigo así, voy a tener que ir a un médico para que
me cure”.
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El periodista Francisco Villagrán entrevistando al testigo Rito Melgarejo, de 42 años y al vecino Felipe Sosa, de 69 años. |
En el lugar aparece el pasto quemado y marcas como de patas de un artefacto que se posó en el suelo. Algo muy pesado que tendría entre 3 y 4 toneladas. Es
muy probable que estos seres estén
relacionados con los del Caso Meyer sucedido en Entre Ríos, siete meses más
tarde.
Si
nos remontamos más atrás en el tiempo,
aparecen humanoides relatados por la cultura criolla del litoral argentino y
también por sus antecesores, la cultura Mbyá-Guaraní que tenía su propia
mitología de seres sobrenaturales.
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Dibujo de las huellas en el terreno, dejadas por el objeto que descendió en Santa Ana, que tendría forma ovoidal, no circular. |
En
el catálogo de Adolfo Colombres editado
en 2009, se registran para estas dos culturas un total de ochenta y nueve seres mitológicos, de los cuales para estos
dos casos en particular, el de Santa Ana en marzo de 1986 y el de Viale en
octubre de 1986, interesan cuatro de ellos pertenecientes a la cultura criolla:
Negros del Agua, Pombero, Y-Porá y Yasí Yateré.
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Melgarejo señala al diario El Litoral el lugar donde descendió el objeto volador, cerca de las 2 de la madrugada. |
Entre
las figuras mitológicas de la región del Litoral es creencia que los Negros del Agua son llamados por su
tamaño “Negritos del Agua” y “son enteramente negros y calvos” (Colombres, pág.
72); suele describirse al Pombero
como “petiso” o como “un enano fornido”
y “negro”(Colombres, pág. 119); el Y-Porá
toma “casi siempre la forma de un negro” (Colombres, pág. 187); el Yasí-Yateré
se presenta como un “enano” (Colombres, pág. 102).
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Mapa del lugar donde Melgarejo observó el objeto volador. |
Según
narra la tradición, a los Negros del
Agua se “los ve con frecuencia emerger de una laguna” (Colombres, pág. 72); el
Y-Porá “se aparece en ríos, arroyos y lagunas” (Colombres, pág. 187); el
Yasí-Yateré puede actuar “en un arroyo” (Colombres, pág. 102) y se señala que
habla (Colombres, pág. 104).
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Melgarejo en el centro de la huella donde está el pasto quemado. Sus familiares marcan el lugar de las patas del objeto. |
En
general las figuras míticas examinadas
despiertan temor y se los asocia a la idea de rapto, así los Negros del Agua “ahogan a los niños” o “a los navegantes, tumbando
sus canoas” (Colombres, pág. 72); el Pombero “si encuentra niños… carga con
ellos, para abandonarlos luego lejos de su casa” o “les chupa la sangre hasta
matarlos, y los cuelga luego de un árbol” (Colombres, pág. 119); el Y-Porá “se lleva a los niños… y asecha
también a las doncellas, a las que suele raptar para satisfacer sus deseos
sexuales (Colombres, pág. 187); el Yasí-Yateré rapta niños o “los ahoga en un
arroyo”, “secuestra muchachas... para satisfacer sus apetitos sexuales
(Colombres, pág. 102).
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Imagen que acompañaba el artículo de Francisco Villagrán, mostrando el ser que vio Melgarejo en Santa Ana, en marzo de 1986. |
En el caso de Viale
los dos pequeños seres fueron observados de día, pero por lo general
la noche es lo habitual tanto en casos de Ovnis como en las tradiciones folclóricas.
Por ejemplo, los Negros del Agua, tumban
las canoas de los navegantes “en las noches de luna” (Colombres, pág. 72); a
los niños, el Pombero “puede secuestrarlos en la noche” (Colombres, pág. 119) y
si “se habla de él por las noches, es preciso hacerlo en voz baja para no
ofenderlo” (Colombres, pág. 120), “es necesario (…) ofrendarle de noche”
(Ambrosetti, 1947, pág. 52); el Yasí-Yateré sale “a menudo también de noche,
sobre todo en las de luna llena” (Colombres, pág. 102).
Efectos posteriores
al encuentro. El testigo del Caso Santa Ana relata que tras el encuentro
“anduve unas horas perdido en el campo, porque me desorienté y no pude ubicar
cómo volver. Me quedó un fuerte dolor de cabeza que hasta ahora no me pasa”,
precisamente en relación a esto se cuenta que los niños capturados por el
Pombero a veces son abandonados “lejos de su casa… atontados” (Colombres, pág.
119). Cabe señalar que la idea de extravío se asocia según Juan B. Ambrosetti
al Petey, nombre dado a una figura mítica que se identifica con la Caá-Porá
(Ambrosetti, 1947, pág. 47-48).
A modo de
conclusión
Si
bien tanto el caso de Viale como el Santa Ana presentan notas distintivas (en Viale el testigo no observó ningún
objeto pero lo escuchó y en Santa Ana el testigo dice observar un “objeto muy
luminoso” o “aparato” o “nave”), en Viale tenemos que los uniformes eran claros
y sucedió de día y en Santa Ana eran oscuros y sucedió de noche (¿traje con
camuflaje tal vez?). Pero en ambos sucesos se observa un isomorfismo entre
los humanoides y las figuras folclóricas, se
advierten en ambos casos al menos cuatro tópicos recurrentes en la mitología de
la cultura criolla del litoral argentino y los casos sucedidos en la zona en
1986:
1) Seres
antropomorfos.
2) De baja estatura.
3) Son observados
por humanos en ambientes rurales.
4) Que despiertan
temor.
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