La “Historia
oficial” quiere olvidar que en la selva de Guatemala hubo una escultura de
piedra de casi 9 metros de altura casi idéntica a los moais de la Isla de
Pascua. La misma tenía los rasgos de un hombre blanco y fue destruida para que
no se hable más del tema.
La estatua de piedra que existió en la selva de Monte Alto, Guatemala. El último vestigio de una civilización desconocida. |
En 1950, en lo profundo de la jungla de Guatemala, una
gigantesca cabeza de piedra dormía entre la vegetación hasta que fue
descubierta. El rostro tenía rasgos
finos, labios delgados y nariz grande y su rostro estaba dirigido hacia el
cielo. Inusualmente, el rostro demostró rasgos caucásicos que no eran
compatibles con cualquiera de las razas prehispánicas de América. El
descubrimiento atrajo rápidamente la atención, pero con la misma rapidez se
escabulló en las páginas de la historia olvidada.
La noticia del descubrimiento surgió por primera vez
cuando el Dr. Oscar Rafael Padilla Lara,
doctor en filosofía, abogado y notario, recibió
una fotografía de la cabeza en 1986, junto con una descripción que la fotografía fue tomada en 1950 por el
dueño de la tierra donde la cabeza fue hallada y que se encuentra "en algún lugar en las selvas de Guatemala".
David Hatcher Childress en el Museo de Xalapa, México, con una cabeza olmeca. Obsérvese que ni se parece a la escultura de Monte Alto. |
La fotografía y la historia se imprimió en 1987 en un
pequeño artículo en el boletín Cielos antiguos, que fue leído por
el explorador y conocido autor David
Hatcher Childress, que buscaba descubrir más sobre la misteriosa cabeza de
piedra. Él rastreó al Dr. Padilla quien informó que se encontró con los dueños de la propiedad, la familia Biener, en donde
alguna vez se encontró el extraño monolito. El sitio estaba a 10 kilómetros de
un pequeño pueblo en La Democracia, en el sur de Guatemala.
Sin embargo, el Dr. Padilla dijo que él estaba
desesperado cuando llegó al sitio y encontró
que el sitio había sido borrado: "Fue destruida por los revolucionarios
hace unos diez años. Habíamos ubicado la estatua demasiado tarde. La estatua precolombina fue utilizada como
prácticas de tiro por los rebeldes antigubernamentales que se decían nacionales
y populares. Está totalmente desfigurada, algo parecido en la manera como
la Esfinge en Egipto tuvo su nariz volada por los turcos, sólo que peor",
dijo. Los ojos, la nariz y la boca
habían desaparecido por completo. Padilla fue capaz de medir su altura, de entre 4 y 6 metros, pero pudo ser algo
más alta, con la cabeza apoyada en el cuello. Padilla no regresó de nuevo al
sitio debido a los ataques armados entre las fuerzas gubernamentales y las
fuerzas rebeldes en la zona.
Primer plano del "Moai de Guatemala", presuntamente destruido por la guerrilla. |
La destrucción de la cabeza significaba que la historia
tuvo una muerte rápida, hasta que fue recogida de nuevo hace unos años por los
cineastas detrás de "Revelations of
the Mayans 2012 and Beyond" (Revelaciones de los Mayas 2012 y más allá) que utilizaron la fotografía para afirmar
que los extraterrestres han tenido
contacto con las civilizaciones del pasado. El productor publicó un
documento escrito por el arqueólogo guatemalteco Héctor E. Mejía que escribió: "Certifico
que este monumento no presenta características de los Maya, Náhuatl, Olmeca o
cualquier otra civilización prehispánica. Fue creado por una civilización
extraordinaria y superior con un conocimiento impresionante de los cuales no
hay constancia de su existencia en este planeta".
Otra cabeza guatemalteca que aún permanece sepultada. |
Sin embargo, la
cabeza gigante existió y no hay evidencia que sugiera que la fotografía
original no es auténtica o que la historia del Dr. Padilla era falsa. Así
que suponiendo que fuera real, las preguntas molestas siguen siendo: ¿De dónde
vino? ¿Quién la hizo? ¿Y por qué?
El origen
de la foto
La región
donde se informó que la cabeza de piedra fue encontrada, se llama La Democracia, en
realidad, con anterioridad ya se habían hallado algunas cabezas de piedra en la
selva, porque la civilización Olmeca, que floreció entre los años 1400 y 400
antes de Cristo, cuyo centro Olmeca fue la zona de las tierras bajas del Golfo
de México, se había extendido cientos de kilómetros con artefactos de estilo
Olmeca, diseños, monumentos y la iconografía hasta la zona guatemalteca de La
Democracia.
El investigador belga Phillip Coppens planteó la cuestión de si la cabeza "es una anomalía del periodo Olmeca, o si es parte de otra -desconocida- cultura que es anterior o posterior a los Olmecas". |
La enigmática cabeza de la que solo existe una foto es también llamada “el moai de Guatemala”, y si el doctor Oscar Rafael Padilla Lara, se hubiera callado la boca, ni siquiera
sabríamos de su existencia.
Enciclopedia Ufológica de Guatemala, escrito por el Dr. Oscar Rafael Padilla Lara. |
La historia fue publicada por primera vez en el
semanario Ancient Skies (Cielos Antiguos), editado por la The Ancient Astronaut Society (Sociedad de
los Antiguos Astronautas), en 1987. El artículo incluía la fotografía
importante que sentó la controversia. Una
cabeza de piedra de características muy finas: labios delgados y una nariz
afilada y grande, dejando una interpretación de raza caucásica en general. Los
ojos de la cabeza estaban cerrados, dirigidos hacia el cielo. Su tamaño era
enorme, por lo menos 30 pies (9 metros), se calculó a partir de las tres
personas sentadas en la parte superior y el coche detenido delante de la
estatua. Las personas que aparecen sobre la cabeza en la foto, podrían ser los
Biener.
Algunas de las preguntas que se plantearon: ¿la estructura era sólo una cabeza, o había
un cuerpo debajo? Aunque es poco probable, que podría ser., ¿hay alguna relación con las cabezas de piedra
de la Isla de Pascua? Eso parece poco probable, aunque tienen un parecido.
El pequeño artículo fue leído por David Hatcher Childress, un arqueólogo que recorre el mundo en
busca de misterios, y escribe libros de sus viajes. Childress tuvo una reunión
con Padilla en 1991. Padilla dijo que la estatua fue ubicada en una propiedad rural perteneciente a la familia Biener.
Padilla dijo que no sin esfuerzo, gracias a un gran trabajo de investigación pudo encontrar por fin la estatua en Monte Alto, cerca de
la ciudad La Democracia, en el departamento de Huehuetenango. Lo que debería haber sido una ocasión feliz, fue una decepción. Padilla le dijo
que la estatua había sido destruida:
“Fue
destruida por los guerrilleros hace unos diez años. Habíamos encontrado la
estatua demasiado tarde. Se utilizó como prácticas de tiro por los rebeldes.
Está totalmente desfigurada. El hecho de que la cabeza fuese hecha de
piedra arenisca no ayudó”, le dijo Padilla.
En ese tiempo, se ocultaban en la selva guatemalteca las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR), el
Ejército Guerrillero de los Pobres, que junto con otras dos agrupaciones
terroristas conformaron la organización Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca
(URNG).
Lugar donde estaba la escultura, en Monte Alto, municipio de La Democracia, Guatemala. Se calcula que era pre-olmeca. Clic en la imagen para ampliarla. |
David
Hatcher Childress, quien en los años noventa, también trató de llegar al lugar
donde se encontraba la cabeza gigante, relata que en el pueblo cercano llamado La
Democracia, existen otras doce cabezas de piedra. Pero estas no guardan ninguna
similitud con la cabeza encontrada por Padilla. Las 12 cabezas de La
Democracia parecen típicas creaciones olmecas.
Esculturas desaparecidas en Guatemala, fotos tomadas en Quiriguá por Alfred Maudslay, pensó en una tortuga, en realidad parece un vehículo mecánico con un corte transversal. |
A falta de
descubrimientos futuros, la cabeza de Padilla, lógicamente debe ser datada en
época olmeca,
y se ve como un trabajo atípico del arte de la civilización olmeca. ¿O es, como la Esfinge, simplemente parte
de un complejo más grande, esperando a ser descubierto? ¿Quién podría haber
sido la inspiración del rostro capturado en esa piedra? Sólo el futuro lo
dirá... y tal vez, si alguna vez se realizan excavaciones arqueológicas en el
lugar, la decepción inicial de su desfiguración y pérdida, todavía puede dar
lugar a la alegría y a un nuevo descubrimiento que ponga en jaque a la “arqueología
oficial”.
Por Alberto Seoane
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