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miércoles, 4 de marzo de 2015

DESCUBREN UNA CIUDAD PERDIDA EN LA SELVA DE HONDURAS

Un equipo de arqueólogos halló en la región remota de La Mosquitia, la legendaria "Ciudad Blanca" o la ciudad del “Dios Mono”.

Río Plátano, Mosquitia, Honduras. En sus
alrededores estaría ubicada la ciudad perdida.
Según el artículo de National Geographic, publicado el lunes en su página Web, descubrieron en Honduras las ruinas intactas de una “Ciudad Perdida” que era poblada por una misteriosa cultura que se presume existió en la época precolombina.

Los investigadores encontraron plazas amplias, movimientos de tierra, montículos, una pirámide de tierra y una notable cantidad de esculturas de piedra que pertenecen a esta civilización que existió hace miles de años, y luego desapareció.

Petroglifo hallado por los arqueólogos
cerca de la "Ciudad Blanca".
La antigüedad podría remontarse al año 500 d.C., sugiere que la civilización prehispánica de la región estaba significativamente más desarrollada de lo que se ha creído.

En la parte superior "encontraron 52 artefactos, pero hay más debajo del suelo, con posibles enterramientos, que incluyen asientos  ceremoniales de piedra (llamados metates) y objetos finamente tallados decorados con serpientes, figuras zoomorfas, y buitres", dijo el arqueólogo experto en arte mesoamericano del equipo de la Universidad Estatal de Colorado que participó en el descubrimiento, Christopher Fisher.

Christopher Fisher
afirmó que se
"encontraron 52
objetos".
El objeto más llamativo es la cabeza de lo que Fisher especuló que podría ser "un hombre-jaguar", que representaría un chamán o brujo transformado en espíritu. Alternativamente, el artefacto podría estar relacionado con los juegos de pelota ritualizados que eran una característica de la vida precolombina en Mesoamérica.

Virgilio Paredes, director del Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH) quien estuvo en el lugar. Contó que fue una expedición de nueve días en la que participaron expertos en arqueología, biología y antropología del exterior y dos representantes de Honduras entre ellos él y el director de arqueología del IHAH, Óscar Neil Cruz, quienes coordinaron la exploración con apoyo de las Fuerzas Armadas.

Cabeza de "Hombre-Jaguar" hallada
en las ruinas de la selva hondureña.
Por su parte el miembro del equipo y arqueólogo en el Instituto Hondureño de Antropología e Historia (IHAH), Oscar Neil Cruz, cree que los artefactos datan del año 1000 a 1400. Para proteger el sitio de saqueadores, no se reveló su ubicación.

La expedición de la Universidad de Colorado fue proyectada durante tres años, ya que las ruinas fueron identificadas por primera vez en un sitio inaccesible en mayo de 2012 durante un reconocimiento aéreo de un remoto valle en La Mosquitia, también conocida como Costa de los Mosquitos, una vasta región de árboles de 75 metros de altura, pantanos, ríos y montañas que contienen algunos de los últimos lugares inexplorados científicamente en la tierra.

Para el descubrimiento se contó con la ayuda del Centro de Cartografía Laser Airborne de la Universidad de Houston, y un Cessna Skymaster, llevando un escáner de millones de dólares que voló sobre el valle, sondeando la selva con la luz láser, apunta la revista.

Historias de la "Ciudad Blanca" y un "Dios Mono"
Durante cien años, exploradores y buscadores de oro contaron muchas historias de las murallas blancas de una ciudad perdida en el follaje de la selva. Leyendas indígenas hablan de una "casa blanca" o un "lugar de cacao", donde los indios se refugiaron de los conquistadores españoles en un lugar parecido al Edén del que nadie nunca regresó. 

Theodore Morde en una canoa en Honduras.
Desde la década de 1920, varias expediciones habían buscado la “Ciudad Blanca”. En 1927 el famoso aviador Charles Lindbergh (1902-1974) dijo haber observado “una sorprendente antigua metrópoli” mientras volaba sobre el este de Honduras. 

El explorador excéntrico Theodore Morde en 1940 fue contratado por el millonario George Gustav Heye para dirigir una expedición a Honduras. Cinco meses después, Morde salió de la selva afirmando que había encontrado “una ciudad perdida del Dios Mono”, donde indígenas veneraban enormes esculturas de simios. 

Morde en su campamento,
estudiando los objetos hallados.
Morde llevó a los Estados Unidos miles de artefactos de dicha ciudad, luego participó en la Segunda Guerra Mundial. Terminada la guerra tuvo un cargo diplomático y más tarde se desempeñó como presidente de Spot News Productions, una agencia de noticias. 

El explorador murió a los 43 años el 26 de junio de 1954 en un aparente suicidio, colgado de la ducha de la casa de sus padres, en Dartmouth, Massachusetts. Su esposa, sus dos hijos y familiares nunca creyeron que se hubiera suicidado. Afirman que su muerte está relacionada con que estaba preparando una expedición con la intención de volver a Honduras ya que nunca reveló la ubicación de la ciudad perdida. Los artefactos encontrados por Morde forman parte de la Colección de la Fundación Heye del Museo Nacional del Indígena Americano en la ciudad de Nueva York que alberga más de un millón de objetos de los pueblos aborígenes de todo el continente.

Interpretación libre de la ciudad
del "Dios Mono" de Morde, en
Honduras, por el ilustrador
Virgil Finlay.
La Mosquitia son 32.000 millas cuadradas de densa vegetación, que abarca parte de la frontera entre Honduras y Nicaragua. Los indígenas de la región, los Pech, llaman a la ciudad perdida Kao Kamasa que significa “Casa Blanca” en español. En sus leyendas es una ciudad a la que no se puede entrar.

El 3 de setiembre de 1526, Hernán Cortés escribía sus impresiones de América, al Emperador Carlos V. En esa misiva, más tarde conocida como Carta de Relación Nº 5, el conquistador hacía alusión a la existencia de una ciudad desconocida, en la actual Honduras y de la cual decía: “…tengo noticia de muy grandes y ricas provincias, y de grandes señores en ellas, de mucha manera y servicio, en especial de una que llaman Hueitapalan, y en otra lengua Xucutaco, que ha seis años que tengo noticia de ella, y por todo este camino he venido en su rastro, y tuve por nueva muy cierta que está ocho o diez jornadas de aquella villa de Trujillo, que pueden ser cincuenta o sesenta leguas”. En 1544, el obispo español Cristóbal de Pedraza encontrándose en la selva de Mosquitia recibe informes de los indígenas locales que en el interior existe una ciudad cuyos habitantes “comen en platos de oro”, esto lo escribe en Relación de la Provincia de Honduras. Respecto a Morde, escribió un libro que tituló: Los Misterios de la Mosquitia Hondureña: La Ciudad del Mono Dios.

Un escáner de millones de dólares
Lidar, sondeó la selva con luz láser.
Este nuevo hallazgo hondureño le hace creer a los expertos que La Mosquitia puede albergar muchas de estas "ciudades perdidas", que representan una civilización misteriosa de la que el mundo no tiene conocimiento y que podría tener una historia rica como la de los Mayas.

Sin embargo, el reconocido arqueólogo hondureño Ricardo Agurcia dice que lo que “lo que he podido ver tiene muy poco mérito científico”, y agregó ¿Lo que encontraron es una ciudad? Una ciudad se define arqueológicamente como un sitio de ocupación humana con una población mayor de 10 mil habitantes. Eso se verifica con arqueología de campo y registros de casas”, en referencia a que el equipo de la Universidad Estatal de Colorado que participó en la expedición no hizo ninguna excavación.

Más agresiva fue la arqueóloga Rosemary Joyce, especialista en arqueología hondureña de la Universidad de Berkeley, que dijo “Esta es al menos la quinta vez que alguien ha anunciado que ha encontrado la Ciudad Blanca, no hay Ciudad Blanca. La Ciudad Blanca es un mito”.

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