Hace once años se perpetró el engaño más grande que jamás se haya montado contra la población mundial. Durante todo este tiempo las innumerables pruebas recolectadas por investigadores independientes contradicen totalmente, una vez más, la “Historia oficial” de la Casa Blanca, que se resquebraja día a día.
Cuando el 11 de setiembre de 2001 sucedió el “ataque” a Nueva York y Washington, unos pocos visionarios advirtieron que nada tenían que ver los árabes o fanáticos musulmanes con dicha tragedia. Cada año que pasa les da más la razón. El supuesto "ataque terrorista" fue la excusa perfecta para justificar toda una política de expansión imperialista puesta al servicio de intereses políticos y económicos inconfesables.
Desde entonces, Estados Unidos tiene vía libre para invadir y aplastar a sangre y fuego a todos los que piensen diferente al Nuevo Orden Mundial que se está implementando. Quienes intentan oponerse a este accionar son calificados de "traidores". Y quien levanta la voz para oponerse es etiquetado como "enemigo".
Tras los ataques del 11 de septiembre, el Congreso norteamericano aprobó en cuestión de minutos una legislación de emergencia, denominada 'Ley Patriótica estadounidense', que recorta gravemente los derechos de los ciudadanos y extranjeros. Se suspende la Declaración de Derechos, el hábeas corpus y demás derechos obtenidos por los ciudadanos. Lo curioso es que el Poder Ejecutivo y el Legislativo, ya tenían redactadas las 342 páginas de dicha ley antiterrorista que abarca un sinnúmero de complejas disposiciones legales. ¡Antes que se estrellaran los aviones!
Todo fue fríamente calculado por los conspiradores, para apropiarse primero de las incalculables riquezas que existen sin explotar en el subsuelo de Afganistán y luego proclamando una cruzada patriótica y humanitaria para salvar a los iraquíes de su dictador, cuando en realidad querían quedarse con todo el petróleo del segundo yacimiento más grande del mundo.
La administración Bush tergiversó la verdad, o incluso directamente mintió durante el ataque a las torres gemelas.
Luego atacó a Afganistán diciendo que allí estaban (viviendo en cuevas) los que planearon el ataque. Hizo lo mismo para atacar a Irak promoviendo toda clase de mentiras sobre Sadam Hussein, perjurando que el líder iraquí poseía armas de destrucción masiva e insinuando que estaba vinculado a los ataques del 11 de septiembre. En ambas invasiones se comprobó que todas fueron mentiras que elaboraron los más altos funcionarios norteamericanos. Jamás los talibanes ni Bin Laden planearon los ataques a Nueva York y al Pentágono y nunca tuvo Irak armas de destrucción masiva.
El auto-atentado fue el pretexto para invadir al mundo.
(Continuará).
No hay comentarios:
Publicar un comentario