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jueves, 4 de diciembre de 2014

NUESTRO PLANETA POSEE UN ESCUDO CONTRA ELECTRONES ÚNICO EN EL SISTEMA SOLAR

Además del Cinturón de radiación de Van Allen, los científicos han descubierto esta barrera invisible comparable a las que imaginaron los escritores de Ciencia-Ficción.

El escudo protector es invisible y está
situado a 11.587 kilómetros de la Tierra.
Hace unos días se ha informado de la existencia de otra fuente de protección para nuestro amado planeta: un escudo anti-electrones asesinos, situado a casi 12.000 kilómetros sobre la Tierra que es capaz protegernos durante las tormentas solares.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado Boulder, en EE.UU., ha descubierto a 11.587 kilómetros de la Tierra un escudo invisible que la protege de los llamados 'electrones asesinos', unas partículas que circulan alrededor del planeta a una velocidad cercana a la de la luz y que suponen una gran amenaza para astronautas, satélites y sistemas espaciales durante las intensas tormentas solares.

Las ráfagas de los mortíferos electrones se
estrellan contra una barrera que envuelve a
nuestro planeta.
 
“Francamente, cuando vimos esta ‘barrera’ persistente que actuaba contra los electrones altamente energéticos en la magnetosfera de la Tierra, me quedé totalmente perplejo y desconcertado. Era como si las ráfagas de electrones se estampasen contra una pared de cristal en el espacio”, explicó el profesor Daniel Baker, de la Universidad de Colorado Boulder.

Aún no saben los científicos como se produce
el escudo que se expande o contrae de
acuerdo al nivel de actividad solar.
Tal escudo se encuentra entre los cinturones de Van Allen, dos anillos de electrones y protones de alta energía descubiertos por el profesor James Van Allen en 1958. Tales cinturones reaccionan a los cambios de energía procedentes del Sol.

Aún no se sabe cómo es que se produce el escudo pero entre las teorías más reales figura la influencia una gigantesca nube de gas frío que se extiende miles de kilómetros a lo largo del cinturón Van Allen llamada plasmafera.

Comparan el escudo descubierto con los 
campos de fuerza en la nave Enterprise que 
se utilizan para repeler armas alienígenas.
Aunque los científicos tienen muchas preguntas, comparan a este escudo con los campos de fuerza en la nave Enterprise de la serie Star Trek (Viaje a las Estrellas) que se utilizan para repeler armas alienígenas.

Este escudo poderosísimo fue descubierto gracias a los datos obtenidos por las sondas espaciales gemelas Van Allen, en órbita terrestre desde agosto de 2012, que registraron la existencia de un escudo invisible que bloquea el paso de los denominados “electrones asesinos”, que se mueven alrededor de nuestro planeta a velocidades cercanas a la de la luz.

Las sondas gemelas Van Allen lanzadas en 2012
registraron la existencia de un escudo invisible
que protege al planeta.
Esta barrera, impenetrable para los electrones de alta energía, se encuentra en el interior de los denominados cinturones de radiación de Van Allen, que rodean a la Tierra formando dos anillos en forma de rosquilla, ubicados entre los 1.000 y los 50.000 kilómetros de altura, donde el campo magnético terrestre hace que se concentren partículas altamente energéticas provenientes del viento solar y los rayos cósmicos. Estos cinturones fueron el primer descubrimiento significativo de la era espacial; en 1958, el físico James Van Allen y su equipo de la Universidad de Iowa confirmaron su existencia a partir de las observaciones del primer satélite estadounidense, el Explorer 1. Tanto el cinturón exterior como el interior se expanden o contraen en respuesta al nivel de actividad solar, que determina la cantidad de energía que alcanza nuestro planeta.

Las sondas gemelas Van Allen
y los cinturones registrados.
Las sondas Van Allen 1 y 2 son dos satélites idénticos de la NASA que describen órbitas altamente elípticas, de una altura mínima de 600 kilómetros a una máxima de 37.000 kilómetros sobre la superficie terrestre. Esto les permite atravesar permanentemente los dos cinturones de radiación que rodean a nuestro planeta, y estudiar in situ esas regiones.

En las películas de Viaje a las Estrellas, las
naves de la Federación poseen escudos que
las protegen de sufrir daños mayores.
Baker, Afirma que entre el cinturón de radiación interior y el exterior, hay un tercer anillo, el famoso escudo, que crece de manera proporcional a la intensidad de la actividad solar. “De forma parecida a los escudos que las naves usan para repeler el impacto de las armas enemigas en el clásico de la ciencia ficción Star Trek, estamos detectando una barrera invisible que bloquea el paso de los electrones más energéticos y les impide acercarse a nuestro planeta”, indicó. 

La Tierra es el único planeta de este
sistema solar con una protección tan
sofisticada. Como si una inteligencia
superior lo hubiera puesto allí.
Las sondas Van Allen determinaron que este tercer cinturón se encuentra a unos 2,8 radios terrestres (11.600 kilómetros de altura) sobre la superficie de nuestro planeta, evitando que los electrones ultrarrelativistas se acerquen más allá de ese punto.

La Tierra es el único planeta de este sistema solar que tiene una protección tan sofisticada, lo cual da para pensar si no es demasiada casualidad que este planeta tenga semejante protección cósmica, como si una inteligencia superior lo hubiera puesto allí.

Y la humanidad en vez de proteger este mundo, se dedica a destruir el único lugar en el universo que nos protege y nos permite vivir.

2 comentarios:

  1. avisenle a los chinos y Yanki que estan por ir de nuevo a la Luna , que ustedes descubrieorn que no se puede pasar el cinturon de Van allen , jtambien llamado cinturon asesino , ja ja
    ://www.youtube.com/watch?v=sLijG3SkJY4

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  2. La NASA conocía perfectamente los peligros derivados de la existencia de este cinturón de radiación. De hecho, llevó a cabo experimentos previos a las misiones Apollo para investigar su naturaleza. Por ejemplo, los astronautas de la misión Gémini 10 sobrevolaron la zona conocida como Anomalía Magnética del Atlántico Sur (Southern Atlantic Magnetic Anomaly, SAMA), una especie de prolongación a menor altura y de menor intensidad de los cinturones de Van Allen.

    Antes de considerar la radiación absorbida por los astronautas, es conveniente adquirir una noción básica de la radiación y las unidades utilizadas para medirla. La unidad utilizada actualmente para cuantificar la dosis de radiación absorbida es el gray. Sin embargo, antes se utilizaba el rad (radiation absorbed dose, o dosis de radiación absorbida). 1 gray equivale a 100 rad.

    El efecto biológico de la radiación depende de la región del cuerpo que haya sido expuesta, así como del tipo de radiación. Debido a esto, el gray se modifica mediante los conceptos llamados factor de ponderación tisular (wT) y factor de ponderación de la energía (wR). El resultado es una nueva unidad llamada Sievert (Sv), que equivale a 100 rem (roentgen equivalent for man, o equivalente roentgen para el hombre), unidad semejante antiguamente utilizada.

    El tiempo de exposición de cada nave Apollo a la radiación de los cinturones de Van Allen fue relativamente breve (unas cuatro horas por misión, aproximadamente), ya que empezaban a pasar por esta zona a una velocidad de unos 40.000 km/h. Cada nave Apollo pasó por ellos dos veces, una de ida y otra de vuelta. En total, los astronautas pasaron menos de una hora en la parte más densa del cinturón de radiación, y estaban bien protegidos en su nave espacial, ya que el principal peligro de los cinturones de Van Allen lo constituyen los protones y electrones de alta energía, contra los que es relativamente fácil protegerse (el casco de la nave y los cristales de las ventanas son suficientes para frenarlos). Para ello no se necesita estar recubierto de varios metros de metal pesado. El plomo sirve para frenar la radiación proveniente de partículas cargadas (el caso de los cinturones de Van Allen), pero no es el método ideal para hacerlo. Por ejemplo, actualmente se usa una fina capa de polietileno en las naves espaciales para realizar esta tarea.
    Otro dato a tener en cuenta es que la trayectoria seguida por las naves Apollo no atravesaba la peor zona de los cinturones en ningún momento. Esto se debía a que, para alcanzar la Luna, la órbita debía estar inclinada en torno a 30º respecto del Ecuador terrestre (la inclinación exacta variaba para cada misión), por lo que la nave sólo pasaba por la parte superior de los cinturones (que, como se puede observar en la imagen superior, sólo están presentes unos 40º por encima y por debajo del Ecuador). Esto minimizaba aún más si cabe la dosis recibida en la nave.

    Explicasion tomada de intercosmos.

    El resto lo puede ver en cazadores de mitos, hasta pronto.

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