Pequeños
invertebrados como arañas, escorpiones de agua, pseudoescorpiones, centípodos,
sanguijuelas e isópodos son los habitantes de una cueva situada a unos pocos
kilómetros del Mar Negro que han permanecido aislados del resto del mundo. Hasta
el momento los científicos han logrado identificar a 48 especies de
invertebrados, de las cuales 33 son únicas y endémicas exclusivamente de la
cueva.
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Una cochinilla albina, habitante de la cueva de Movile, en Rumania. |
Para
los biólogos esta cueva tiene un valor incalculable. Descubierta en 1986,
cuando el dictador comunista Nicolae Caucescu
aún gobernaba la República Socialista de Rumanía, su hallazgo fue una cuestión
de suerte, ya que no fue obra de los naturistas sino de los técnicos del gobierno, que buscaban suelo para la construcción de
una central nuclear. Desde entonces su acceso está bloqueado por las
autoridades, y únicamente puede accederse con un permiso especial muy cotizado,
razón por la cual menos de un centenar de científicos han logrado visitar su
interior.
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Plano de la gruta de Movile, que se extiende por unos 100 Km cuadrados, la mayor parte inaccesibles. |
El aire en las
profundidades de la cueva está realmente viciado, solo contiene la mitad de
oxígeno que el presente en el exterior, y es rico en dióxido de carbono y
sulfuro de hidrógeno.
Su interior, plagado de cañones verticales y de estrechos túneles de caliza, es
negro como el carbón ya que hace 5,5 millones de años que la cueva quedó
aislada de la luz. Todas las especies
de insectos que habitan en su interior acabaron allí por accidente, cayendo y
no pudiendo encontrar la salida, mucho tiempo antes que la cueva quedara
aislada.
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Un escorpión de agua cazando a un crustáceo albino en la cueva de Movile. |
A
pesar de un ambiente tan duro, la cueva es rica en vida. Hasta el momento los científicos han logrado identificar a 48 especies
de invertebrados, de las cuales 33 son únicas y endémicas exclusivamente de la
cueva. Como era de esperar en un ambiente carente de luz, la mayoría de los habitantes de Movile son
albinos y carecen de visión. Para compensar esta falta del sentido de la
vista, un buen puñado de estas criaturas han
desarrollado extremidades y antenas extra-largas, que les ayudan a palpar su
entorno en la oscuridad.
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El gobierno de Rumania ha editado estampillas con los insectos que habitan en la cueva de Movile. |
Y
por si el grado de exotismo no fuera suficiente, este ecosistema es uno de los
pocos que se conocen basados en bacterias
quimiosintéticas. En la mayor parte de los ecosistemas, en el nivel más
abajo aparecen criaturas que obtienen su energía mediante la fotosíntesis, pero
en la cueva de Movile, carente de luz,
las bacterias necesitan obtener su energía y carbono mediante reacciones
químicas tales como la oxidación del azufre o del amonio. La atmósfera tiene
poco oxígeno (entre un 7% y un 10%) y mucho dióxido de carbono (entre 2,5% y
3%), además de metano (de 0,5% a 1%). El agua es caliente (21 grados
centígrados) y rica en sulfuro de hidrógeno.
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Un centípodo morador de la cueva de Movile en Rumania, exhibe sus largas antenas. |
Según
el microbiólogo J. Colin Murrell de
la Universidad East Anglia, lo más
normal es que las bacterias vivieran ya en su interior mucho tiempo antes de
que la cueva quedara aislada. El resto de los insectos, debieron de caer y
quedar atrapados cuando el suelo calizo se desplomó sellando la cueva. Luego los invertebrados se reprodujeron y se
adaptaron a este hábitat subterráneo y sin luz solar hasta nuestros días. La cueva se extiende por unos 100 km cuadrados, la mayor parte inaccesibles, Movile es una mínima parte del interior de este mundo oculto.
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