En abril del año
1974, una familia de la ciudad de Jacksonville, Florida, Estados Unidos,
descubrió un artefacto que pesaba 9
kilos que desafió todos los intentos realizados por clasificarlo.
Antoine Betz muestra la esfera que encontró luego de un incendio en Fort George Island, Florida, el 12 de abril de 1974. |
El 12 de abril de 1974, Antoine
Betz, un ingeniero naval y su esposa Gerri encontraron
un objeto de forma esférica que pesaba unos 9 kilogramos y cuyas dimensiones
eran menores que las de una bola de bowling. El extraño artefacto parecía estar hecho de un metal altamente pulido y fue
encontrado en un terreno luego de un incendio cerca de la casa de los Betz.
Terry Mathew Betz, de 21 años y estudiante de medicina, su madre
Gerri y su padre Antoine, fueron a inspeccionar los daños provocados en su propiedad por un incendio que se extendió a través de 88
hectáreas del bosque pantanoso de Fort George
Island, que está situado al este de Jacksonville, Florida.
La familia encontró algo bastante peculiar en la región que había sido
presa del fuego. Halló una esfera metálica pulida de aproximadamente
8 pulgadas de diámetro (alrededor de 20,32 centímetros).
Pese a que estaba en un área que había sido consumida por el fuego, la esfera no presentaba ninguna señal de
daños, rasguños o las típicas manchas oscuras que aparecen en los metales
cuando son sometidos al fuego. Terry y sus padres empezaron a sospechar que
esta esfera podría ser un objeto propiedad de la NASA, o incluso parte de algún
satélite soviético (recordemos en 1974 empezaba la guerra fría, y el pueblo
estadounidense vivía en constante paranoia por un posible ataque soviético). El trío llegó a considerar la posibilidad de que este objeto fuera el
causante del incendio, pero como se mencionó anteriormente, el objeto no
presentaba señales de haber estado en contacto con altas temperaturas, ni señal de colisión en su superficie, pues el metal lucía extrañamente
brillante y reluciente. Ninguno de ellos
pudo encontrar signos de un cráter
de impacto en la zona.
El niño Wayne, de 12 años, uno de los primeros en ver la esfera de los Betz. |
Terry y sus padres terminaron llevándose la esfera a casa. El objeto
encontró como destino la habitación del joven estudiante, y se quedó allí hasta
que algo muy curioso sucedió. El día 26 de abril Terry se encontraba acompañado de su amiga
Theresa Fraser haciendo
improvisaciones con la guitarra, hecho que terminó provocando algunas
reacciones en la extraña esfera metálica que Terry y sus padres habían
encontrado en el bosque semanas antes. El
objeto comenzó a “vibrar” y a emitir un sonido pulsante, en respuesta al sonido
emitido por la guitarra, siempre que algunos acordes específicos eran tocados. Según el informe
de Terry, momentos después de que su amiga estuvo rasgando su guitarra la bola metálica comenzó a "vibrar como un diapasón", y este sonido fue
acompañado por lo que parecía ser una resonancia inaudible -al menos para el oído humano-, resonancia que con mucha preocupación captó el perro de la familia de Betz.
Gerri Betz dijo: "Deben haber ondas de alta frecuencia que emite la esfera. Cuando ponemos nuestra caniche al lado de la pelota, ella gime y pone sus patas sobre las orejas".
Terry y su madre Gerri Betz con la extraña y reluciente esfera. |
Los Betz le mostraron la esfera a un vecino, Wayne, un niño de 12 años que se encontraba fascinado con ella, en
particular porque se movía sola.
Días más tarde los miembros de la familia Betz comenzaron a notar otros
sucesos extraños relacionados con la esfera. Descubrieron que cuando rodaban la esfera en el suelo, podía
modificar su trayectoria a voluntad para después retornar al punto de partida.
Los Betz afirmaron que en cierta ocasión el objeto había permanecido alrededor de 12 minutos en movimiento,
hasta que finalmente regresó al punto de origen. La esfera también parecía
sensible a las condiciones climatológicas, dado que estas peculiaridades se
hacían más notorias en los días de mucho sol, como si el instrumento recibiera
de esta fuente su energía y emitía una vibración, algo que no sucedía en los días nublados. Aunque claramente se veía influenciada por
la luz solar, la esfera no mostraba alteración alguna cuando era expuesta a la
luz solar o a los rayos infrarrojos.
El globo metálico parecía emitir una vibración de baja frecuencia en
determinados momentos, como si un motor estuviera operando al interior del objeto.
Otro dato intrigante era que había una
pequeña mancha triangular en la esfera. Esta mancha representaba la región
magnética del objeto.
La esfera de los Betz publicada en un diario de Japón. |
La extraña capacidad de la esfera para moverse como si tuviera voluntad
propia, terminó preocupando a los Betz, tanto, que guardaban la esfera en un saco cerrado durante la noche, pues creían
que el objeto esférico simplemente podía “escapar”.
Finalmente los Betz decidieron hacer público su hallazgo, tal vez así pudieran descubrir qué diablos era
aquel artefacto. El periódico local de Jacksonville quedó intrigado con la historia,
tanto, que se vieron obligados a enviar a un experimentado fotógrafo al lugar, Lon Enger, para obtener algunas
imágenes. El escéptico Enger aceptó respetuosamente el trabajo, pero
secretamente pensaba que se trataba de la típica familia loca que quería
obtener algo de fama.
La esfera de Betz, tal vez era una sonda de una civilización extraterrestre. |
Docenas de periodistas de todo el mundo llegaron a Fort George Island para ver la esfera de Betz. |
En el auge del frenesí mediático, el renombrado astrónomo Dr. J. Allen Hynek, solicitó a la familia
Betz que le enviaran la esfera a su oficina en la Universidad Northwestern en
Chicago para que pudiera inspeccionarla personalmente, pero Gerri se rehusó pues creyó que un objeto de
este tipo podía ser confiscado o extraviado. Para disgusto de decenas de
científicos y curiosos, la esfera permaneció en la casa de la familia Betz. El objeto se mantuvo en la propiedad de los
Betz hasta que algunos eventos nuevos comenzaron a suceder, y a asustar a los
dueños de la esfera.
La esfera encantada
Gerri Betz informó que ella y su familia comenzaron a escuchar música de un órgano a mitad de la noche, aunque
nunca hubo tal instrumento en casa. Como si eso no fuera lo suficientemente
aterrador, las puertas comenzaron a
abrir y cerrarse, aparentemente por voluntad propia, a cualquier hora del día y
de la noche. Antoine y Gerri hasta entonces decidieron que era hora de llegar al fondo de
este misterio. Tras una serie de perturbaciones nocturnas aterradoras, la familia Betz finalmente dejó la esfera a
los científicos de la Estación Aérea Naval de Jacksonville. La Marina de Guerra de Estados Unidos tenía curiosidad
por estudiar la
esfera e informó que la pidió prestada a los Betz para someterla a una serie de
pruebas. Los esfuerzos iniciales de los metalúrgicos de la Marina resultaron
completos callejones sin salida, pues sus
máquinas no eran lo suficientemente potentes como para penetrar el objeto.
La Marina estadounidense en Jacksonville, Florida, estudió detenidamente la esfera de Betz y encontraron que tenía 4 polos magnéticos diferentes, dos positivos y dos negativos. |
También descubrieron que la
esfera estaba constituida por un
metal de acero inoxidable ferroso resistente a la corrosión, una aleación específicamente
magnética. Un poderoso equipo de rayos-X reveló dos objetos redondos dentro de la esfera rodeados por un
“halo”, hecho de un material con una densidad poco común. También observaron que la esfera tenía cuatro polos magnéticos diferentes, dos
positivos y dos negativos, que eran concéntricos. La Marina también
concluyó que, aunque la esfera fuera intensamente magnética, no mostraba señales de radioactividad y no
parecía ser un explosivo. Los científicos de la Marina querían partir el
objeto para echar un vistazo a profundidad, pero Gerri Betz no aceptó que se hiciera esto temiendo que la esfera
pudiera ser destruida, y como no pertenecía al gobierno, solicitó que la
devolvieran. La Marina cumplió su promesa y la devolvió, pero muchas preguntas
quedaron sin respuesta. En este punto la
familia Betz comenzó a considerar seriamente la posibilidad de que estaban en
posesión de “tecnología extraterrestre” auténtica, o un dispositivo de “escucha
extraterrestre” como algunos de sus vecinos lo apodaron.
Omega Minus One Institute
El 13 de julio de 1974, el Dr. Carl
Willson –representante de una empresa de investigación en Louisiana
conocida como Omega Minus One Institute, en Baton Rouge – examinó la esfera
durante más de seis horas y descubrió
que el campo magnético a su
alrededor emitía ondas de radio. Willson dijo que la cubierta de metal de
la esfera, cuando era comparada con el acero inoxidable, contenía un elemento desconocido que lo hacía un poco diferente. Y
aparentemente él también fue testigo de las
propiedades de la esfera para impulsarse a través de superficies y
repentinamente cambiar de dirección. Esto, según él, desafiaba las leyes conocidas de la física.
El Dr. Carl Willson afirmó que el campo magnético alrededor de la esfera de Betz emitía ondas de radio y que el artefacto desafiaba las leyes conocidas de la física. |
Terry fue designado como mensajero
y custodio personal del objeto y fue enviado a
Nueva Orleans con la esfera escondida en
una casa rodante. Entonces, la bola metálica se convirtió en el centro de atención nuevamente, y
la sometieron a otra serie de pruebas.
Terry Mathew Betz en el congreso de Ovnis de Nueva Orleans de 1974 con la extraña esfera. |
Además de los especialistas citados, el panel
se completó con los miembros de tan alta estima como un ex juez del Tribunal
Supremo, ex Procurador General de los Estados Unidos y ex Juez del Tribunal de
Apelaciones de Nueva York. Los jefes de la APRO, MUFON (Mutual UFO Network) y
NICAP (Comité de Investigación Nacional sobre Fenómenos Aéreos) también
estuvieron presentes para formar una especie de "mini panel de investigación" que era el encargado de decidir qué casos irían ante el panel
principal.
El equipo examinó la extraña esfera en agosto de 1974 y se reunió una vez al año con la difícil tarea de
designar los casos más legítimos de los encuentros OVNI reportados en el último
año, así como el examen de cualquier evidencia física de dichos encuentros.
Artículo de la Mufon de mayo de 1974 sobre la esfera de los Betz. |
Concluyeron los expertos en todo lo que se había dicho con anterioridad sobre la esfera, incluido el hecho de que el artefacto funcionaba como un transmisor
de audio. A pesar de no saber el origen del objeto y ni lo que era, no
pudieron afirmar que fuera extraterrestre.
No podían discernir el origen del orbe, pero, el hecho de que no tenía ninguna conexión directa a cualquier
avistamiento Ovni, la revista Enquirer le negó toda posibilidad a la familia Betz de ganar el premio de 50.000 dólares.
El Dr. J. Allen Hynek (1910-1986). |
El Dr. James Albert Harder,
profesor de ingeniería civil e hidráulica de la Universidad de California en
Berkeley, quedó cada vez más intrigado con los reportes respecto a la esfera de
Betz, y se fascinó con la oportunidad de
examinar el objeto con sus propias manos. Los Betz permitieron que analizara el
artefacto y los resultados fueron desconcertantes.
Una revelación atemorizante
En un anuncio hecho en el
Congreso Internacional de Ufología, en Chicago, el 24 de agosto de 1974, el Dr. James Albert Harder, asesor de la APRO en ingeniería civil presentó conclusiones verdaderamente sorprendentes,
y totalmente terribles, en relación con la esfera de Betz. Informó que basado
en los estudios de rayos-X, las dos esferas internas estaban hechas de un elemento mucho más pesado
que cualquier cosa conocida por la ciencia. Mientras que el elemento más pesado
que todavía se
produce en cualquier reactor atómico aquí en la Tierra tiene un número atómico
de 105, y el elemento más pesado que ocurre naturalmente en la Tierra es el
uranio, con un número atómico de 92, las
investigaciones han determinado que la esfera Betz
tiene un número atómico mayor que 140. “Si alguien intentara dividir la esfera,
podría explotar como una bomba atómica”, afirmó el profesor.
El Dr. James Albert Harder, de la Universidad de Berkeley, California, afirmó sobre el artefacto de los Betz que "si alguien intentara abrir la esfera, podría explotar como una bomba atómica". |
Los escépticos no demoraron en hacer conocer sus críticas, alegando que
la milagrosa esfera de metal no era más que una válvula de retención de una fábrica de papel, y también dijeron que era una obra del escultor James Durling-Jones que afirmó haber perdido un orbe, que se le cayó de su furgoneta Volkswagen mientras conducía a través el
área de Jacksonville, cerca de la Pascua de 1971, por el camino a su casa hacia Taos, Nuevo México.
De lo que no cabe ninguna duda, es que "la bola Betz", es un misterio más de este planeta en que vivimos. |
De lo cabe ninguna duda es que la
“bola Betz”, como se le llegaría a conocer, era capaz de realizar proezas
verdaderamente asombrosas, como rodar hacia un lugar determinado por su propia
cuenta y regresar a la persona que la había hecho rodar; vibraba y zumbaba como
respuesta a los acordes de una guitarra y emitía ondas de radio. Un misterio más de este planeta en que
vivimos.
Por Alberto Seoane
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