HUMANIDAD Y COSMOS es un programa que trata de traerle a usted eso que siempre se preguntó y nunca tuvo la oportunidad de escuchar… Hechos históricos ocultados, fenómenos insólitos, creencias, mitos y leyendas, arqueología proscripta, seres extraños, energías prohibidas, noticias curiosas, científicos censurados, el misterio de los objetos voladores no identificados, profecías y vaticinios, sociedades secretas, ecología, enigmas y soluciones para vivir física y espiritualmente sanos.


domingo, 20 de mayo de 2012

LAS CHICAS ELÉCTRICAS

Existen múltiples casos extraordinariamente insólitos que la ciencia no puede explicar, entre ellos los de las jóvenes capaces de generar electricidad.

La electricidad de una instalación corriente es semejante al sistema nervioso humano, aunque la ciencia se muestra reacia a reconocer el equivalente biológico. No obstante, han existido a lo largo de la historia personas cuyas ‘baterías’ fueron de una naturaleza desacostumbrada y sobrecargada, como el caso de Angélique Cottin, una joven francesa de catorce años cuyas sorprendentes cualidades electromagnéticas fueron objeto de un estudio por parte de la Academia de Ciencias de Francia.

La primera manifestación pública de sus poderes eléctricos fue en 1846, y se mantuvieron durante las diez semanas siguientes. Angélique volvió locas a las brújulas. Otros objetos, incluso muebles pesados, regían su contacto y vibraban en su presencia. Fuera cual fuera su extraña fuerza, la Academia la equiparó al ‘electromagnetismo’. La fuerza parecía brotar de su lado izquierdo, dijeron los expertos, en particular del codo y de la muñeca, y aumentaba en intensidad por la noche. Durante sus ataques Angelique sufría a menudo convulsiones y su corazón daba 120 latidos por minuto.

La vida de Angélique
Angélique Cottin era una niña campesina, de baja estatura, que al parecer ejercía un extraño efecto sobre las personas y las cosas, que hoy en día se conoce como psicoquinesia o telequinesia. De hecho, los fenómenos psíquicos que ella producía son muy similares a los que normalmente se asocian con los poltergeists.

Una escena de la película Carrie donde
se manifiestan fenómenos psíquicos.
A Angélique se le conocía como la “Chica Eléctrica”, y su caso, aunque no único, fue uno de los primeros fenómenos paranormales investigados científicamente. Como tal, Angélique merece una seria atención, no sólo por parte de los parapsicólogos y los entendidos en la materia.

Los extraños fenómenos en torno a esta niña comenzaron a suceder en la ciudad de La Perriere, en Francia, el 15 de enero de 1846, cuando Angélique contaba con 14 años. A las 8 de la noche, Angélica junto con otras chicas, estaba tejiendo guantes de seda, cuando, de repente, la rueca que usaban comenzó a temblar como si estuviera viva.

Las niñas intentaron contarlo a sus vecinos, pero éstos no les creyeron y les obligaron a continuar con su trabajo. Una por una volvieron lentamente de nuevo al taller, que se mantuvo tranquilo hasta que Angélique llegó a él. En ese momento, las ruecas comenzaron de nuevo a moverse misteriosamente. Todas las niñas gritaban de pánico, menos ella, que sentía una extraña sensación de atracción hacia las ruecas.

Cuando los padres de Angélique se enteraron del incidente, pensaban que su hija debía estar poseída. Así que la llevaron a la iglesia del pueblo, a fin de que fuera exorcizada. Sin embargo, el cura pretendía primero presenciar el extraño fenómeno por sí mismo, para convencerse del extraño suceso, y aconsejó a sus padres que llevaran a la niña a un médico.

Mientras tanto, las sensaciones extrañas de Angélique continuaron. Cuando la niña trataba de sentarse en una silla, ésta la empujaba hacia fuera, y era tal la fuerza del poder que ni siquiera un hombre la podía sentar sobre ella. Si dormía en una cama, ésta se sacudía, y el único lugar en el que podía hacerlo era sobre una gran piedra recubierta de corcho.

En la película Poltergeist, del año 1982 se
tratan algunos sucesos parecidos.
Los objetos se acercaban a ella, incluso sin contacto físico aparente. El simple toque de su mano, incluso sobre muebles pesados, hacía que éstos rebotaran y saltaran de arriba a abajo. Las personas que estaban cerca de ella podían tener con frecuencia descargas eléctricas. Cuando esto sucedía, el corazón de la niña latía a 120 pulsaciones por minuto, y a veces venían acompañadas de convulsiones.

Lo curioso del caso era que los metales no se veían afectados por su poder, lo que indicaba que, si fuera un poder eléctrico, sería un poco raro. Sus poderes a veces desaparecían durante dos o tres días, y a continuación se iniciaban sin previo aviso. Cuando ella se encontraba cansada, por ejemplo, los efectos se reducían.

La niña fue llevada a París para que fuera sometida al estudio médico. Allí fue examinada por el doctor Tanchou, que fue testigo de sus poderes. Precisamente, en muchas ocasiones, el sofá en el que se sentaba la niña se movía por la sala de consulta. El médico, sumamente impresionado, requirió los servicios del famoso físico y astrónomo, François Aragó. El físico, miembro de la Academia Francesa de las Ciencias, llegó a la conclusión que los fenómenos eran reales y publicó un informe en febrero de 1846.
Francois Aragó (1786-
1853), investigó los
poderes de Angélique Cottin.

Aragó pensaba que el poder de Angélique se debía al electromagnetismo. Señaló que el lado izquierdo de su cuerpo, concretamente sobre su mano izquierda y la pelvis, se hallaba más caliente que la parte derecha cuando se producían los fenómenos de la niña. Además, los fenómenos no se producían continuamente, sino sobre todo de noche, entre las siete y las nueve.

Aragó se inclinó aún más hacia su teoría del electromagnetismo cuando descubrió que la niña tendía a lanzar los objetos que se movían a su paso hacia el norte, incluso la propia Angélique actuaba como una brújula, ya que siempre lograba acertar dónde se encontraba el norte de algún lugar en concreto.

A pesar de la imprevisible naturaleza de los fenómenos, la salud de Angélique era excelente, aunque se sugería que alguna enfermedad nerviosa era lo que podía haber provocado el origen de los fenómenos. Los padres de la chica, pobres y viendo la sugerente oportunidad, decidieron, en contra de Arago y los médicos, realizar en París una exposición con la niña, para que la visitaran los turistas previo pago.

Sin embargo, el 10 de abril de 1846, los fenómenos paranormales desaparecieron, y ya no volvieron jamás.

Otros casos semejantes
Otro ser humano sobrecargado de electricidad fue la adolescente estadounidense Jennie Morgan, de Sedalia, Missouri, Estados Unidos, quien en 1890 descargaba chispas entre ella y cualquiera que se le acercara; en ocasiones hacía que la otra persona quedara inconsciente. Los animales le eran hostiles y huían de su presencia. Un día mató al gato de la familia con solo tocarlo. Un investigador que le dio la mano recibió una descarga eléctrica y se desmayó por varios minutos.

Jennie Morgan descargaba chispas entre
ella y cualquiera que se le acercara.
Otra adolescente llamada Caroline Clare, de 17 años que vivía en London, Ontario, Canadá, quién en 1877 mostró síntomas parecidos al sufrir una enfermedad no diagnosticada y durante la cual describió lugares que nunca había visitado. La enfermedad duró un año y medio. Cuando se curó Carolina estaba tan magnetizada que los cubiertos se pegaban a su piel y tenían que ser desprendidos de ella por otra persona. También fue objeto de un estudio, realizado por la Asociación Médica de Ontario.

Los fenómenos energéticos provocados por estas tres jóvenes aún hoy siguen siendo un misterio.

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