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miércoles, 22 de agosto de 2012

CRECE LA OPOSICIÓN AL SUMINISTRO DE FLÚOR AL AGUA DE SANTA FE

Los primeros en oponerse fueron los rosarinos, iniciando las críticas contra la adición de fluoruros a la red de agua potable de la provincia, mediante los conductores del programa radial Contacto con la Creación, en su programa del viernes 13 de julio de 2012, publicado luego su comentario acerca de la toxicidad del flúor el domingo 15 de julio en su blog con el título: PELIGRO: VUELVEN A AGREGARLE FLÚOR AL AGUA POTABLE EN LA PROVINCIA DE SANTA FE

En sucesivos programas siguieron prestándole atención a esta problemática con el apoyo de gran cantidad de oyentes que coincidieron en su oposición al suministro de fluoruros a la red de agua potable de la ciudad. Y ahora ya se alzan voces contra el suministro del tóxico fluoruro en toda la provincia de Santa Fe.

Para quienes lo desconocen aún, después de cuatro años, Aguas Santafesinas volvió a incluir este residuo tóxico en la provisión del servicio. Varias organizaciones como el Foro de Vecinos Autoconvocados de Rosario y vecinos y organizaciones de la ciudad de Santa Fe aseguran que podría generar problemas en la salud.

La incorporación de flúor en el agua potable, anunciada por la empresa Aguas Santafesinas y que alcanza a más de 1.750.000 habitantes, cada día tiene más rechazo en diversos programas radiales y por grupos de vecinos con argumentos sólidos e incuestionables sobre  este peligro para la salud de los usuarios.

En la ciudad de Santa Fe, un grupo de vecinos encabezados por el periodista y productor televisivo Jorge Álvarez y el operador radiofónico y escultor Rodolfo Eduardo Nave, denunciaron el 4 de agosto de este año, –­­con un documento presentado en Tribunales– al ministro de Salud, Miguel Cappiello, y al Enress. Señalan que “la presencia del flúor podría generar serios problemas en la salud pública”. La presentación fue acompañada por un informe de profesionales y científicos del Consejo Nacional de Investigación con datos y relevamientos donde se asocia estadísticamente al fluoruro con una amplia gama de efectos adversos como mayor riesgo de fractura de huesos, disminución de la función tiroidea, reducción del cociente intelectual, aparición de condiciones médicas similares a las artritis, fluorosis dental y otras enfermedades. El documento fue presentado ante la Defensoría del Pueblo de Santa Fe.

El periodista y productor televisivo Jorge
Álvarez presentó una denuncia contra el
ministro de Salud de la provincia, Miguel
Cappiello y contra el Enress por el
agregado de flúor al agua de red.
“Está claro, a esta altura, que el flúor es un subproducto tóxico de la industria minera, del fosfato. Y también, un subproducto de la industria del aluminio”, explicó Álvarez y agregó que sus posibles efectos “no fueron informados, ni serán supervisados; además, no está demostrado que la ingestión del flúor por medio del agua le haga bien a los dientes, y queremos saber entre otras cosas: ¿quién se ocupa de echar el flúor?, ¿quién controla la cantidad que se echa y qué tipo de seguimientos se hacen?”.

A estos interrogantes suma otros, no menos interesantes: “¿De dónde proviene el flúor?, ¿qué empresa lo suministra y qué costo tiene para la provincia?, ¿el flúor que está presente en el servicio de agua potable, a qué pruebas toxicológicas fue sometido?, ¿quién las hizo?” y finalmente inquiere sobre “¿qué bases científicas se sustenta la promoción de la fluoración en el agua potable que consumen los santafesinos?”.

El mismo Rodolfo Nave, entregó dicha presentación en manos del gobernador Antonio Bonfatti la semana pasada, reclamando que paren de fluorar el agua potable, con razones de suficiente peso. “Las razones son tantas que basta poner «flúor en el agua potable» en Google y sobran las razones para cuestionar esta medida inconsulta. Existe un documento firmado por tres mil renombrados investigadores científicos y profesionales de la salud y de distintas disciplinas de 38 países que se oponen a la inclusión del flúor en el agua. Entre ellos está el Dr. Arvid Carlsson, premio Nobel de Medicina en el 2000; el profesor Samuel Epstein, autor del libro La Política del Cáncer; Doug Everigham, ex ministro de Salud de Australia; la Dra. Lynn Margulis, premiada en los Estados Unidos con la Medalla Nacional de Ciencias, en un petitorio coordinado por el Dr. Paul Connett, profesor de Química en la Universidad de St. Lawrence, EE.UU, y el Dr. Mark Diesendorf, profesor de Ciencias Ambientales de la Universidad Tecnológica de Sydney, Australia”, declaró.

“Este petitorio fue firmado en nuestro país”, prosiguió Nave, “por el Dr. Raúl Montenegro, presidente de la Funam (Fundación para la defensa del medio ambiente) y además ganador del Premio Nobel Alternativo 2004, quien viene alertando a las autoridades provinciales de todo el país, las inconveniencias del uso indiscriminado del flúor”.

“En este tema de la fluoración, entre otras cosas, no podemos desconocer la autoridad en la materia que tiene el Dr. Raúl Montenegro”, dijo Álvarez. “En su provincia, Córdoba, no se aplica, y además, Montenegro en el pronunciamiento internacional al que recién aludíamos dice textualmente que es necesario abrir un debate científico sobre este tema y que se deje de utilizar a la población como conejillo de Indias”.

"El ministerio de Salud viola los
derechos individuales, no nos
pueden obligar a ingerir un residuo
tóxico", denunció Jorge Álvarez.
Finalmente, la presentación que se elevó a la justicia santafecina, asegura que con esta decisión que llevó adelante el Ministerio de Salud “viola los derechos individuales, no nos pueden obligar a ingerir un medicamento ­–originado en un residuo tóxico– porque es innecesario y contra producente; provoca efectos secundarios y así lo demuestran investigaciones que tienen 20 años, es decir, es una medida anticuada y riesgosa. La pregunta es: ¿El ministro de Salud tomó la decisión ignorando la información actual?”, enfatizó Álvarez.

Aguas Provinciales había interrumpido la fluoración del agua en setiembre de 2007 pero desde el mes de julio último se agrega una dosis de una parte por millón –1,5 miligramos por litro–y sobre el particular dicen los denunciantes: “No descartamos que quizás hasta pudieran existir intereses de orden económicos en esta decisión”, refrendaron, unívocos, Nave y Álvarez.

Tanto Álvarez como Nave, señalaron algo que está presente también en la bibliografía disponible en torno a este tema. “El flúor era considerado un residuo tóxico de la fabricación del aluminio que únicamente podía ser vendido como insecticida y veneno para roedores. Pero luego, la industria le dio un giro para ponerlo en la órbita comercial de nuevo”, dijo Álvarez. “Sí, hay un estudio de 1930, financiado por la industria del aluminio, que le encontró supuestos «beneficios» a la ingesta del flúor, siendo un elemento tan dañino y potente como el arsénico”, añadió.

Andrea Obregón, directora
provincial de Odontología,
del ministerio de Salud no
quiere ni oír hablar acerca de
la toxicidad de los fluoruros.
Oponiéndose a la voluntad de los vecinos que no quieren flúor en el agua de red, está Andrea Obregón, directora provincial de Odontología del Ministerio de Salud, que, insiste en que se debe fluorar el agua porque existe la ley nacional 21.172 vigente desde el año 1975 que “es muy clara: habla de fluoración y desfluoración en zonas donde hay exceso y sí provoca efectos no deseados. Los lugares donde el agua tiene más de una parte por millón de flúor hay que tratarla y así se hace”.

Con la misma problemática, en el diario El Ciudadano del 21 de agosto de este año, se publicó un documento elaborado por el Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat) que reclama licencia social y aplicación del “principio de precaución en la utilización de flúor en el agua que todos bebemos”.

El vicepresidente del Cepronat, Carlos Manessi, salió al cruce y apuntó que dicha ley (21.172) contiene “sólo en siete artículos de escasos renglones en una sola carilla y sin ningún debate ni demasiada fundamentación, se dispone la fluoración o desfluoración del agua de consumo en todo el país”. Desde aquella fecha, sólo han adherido –y, por ende, reciben las partidas de fluosilicato de sodio del Ministerio de Salud de la Nación–, las provincias de Santa Fe, Tucumán, Misiones y Río Negro, “por lo que un reducido número de argentinos recibe agua con ese aditamento”. Mientras tanto, los países que han suspendido el flúor, según el informe del Cepronat, son Canadá, Suecia, Suiza, Noruega, Alemania, Holanda, Dinamarca; Francia, Bélgica, casi toda Europa (98%) y Japón, “en América del Sur, pocos países lo aplican y, actualmente, se está debatiendo en el Parlamento chileno su aplicación, con una cerrada oposición de numerosos grupos ciudadanos. Si fuera tan benéfico el flúor, y con el apoyo explícito de la OMS y de los colegios profesionales, resulta cuanto menos sospechosa su falta de universalización en tantos años”, concluyó.

Carlos Manessi, vicepresidente de
Cepronat, denunció que a "solo cuatro
provincias les imponen el suministro
de flúor, que son: Misiones,
Río Negro, Santa Fe y Tucumán".
El periodista Santiago Baraldi, del diario El Ciudadano, fue a la Facultad de Odontología de la UNR y dialogó con un profesor bajo la condición de no revelar su identidad. “Pasa que ahí (en la Facultad) son todos pro flúor y se hace difícil pensar distinto”, expresó. “Con el flúor en el agua se está incorporando una medicación para toda la población que, si se la mide por peso, no se sabe cuánto es lo que cada uno debe beber para evitar la caries. Si la dosis máxima es una parte por millón, para cada organismo es diferente, ¿cuántos litros hay que beber por día, qué estudio serio hay al respecto? ¿Qué pasa con ese agua fluorada que circula por cañerías de cemento?, ¿qué es lo qué llega?, ¿es un gasto necesario?”, planteó este docente de Odontología, quien recordó que “con los pomos de los dentífricos tuvieron el problema que se les mezclaba la pasta con el metal, ahora vienen revestidos porque sino el flúor quedaba inactivado, incluso el aire que queda dentro del envase conspira contra el flúor, son cosas que se conocen ahora y las leyes son viejas”.

Este especialista sostuvo que “ahora recomiendan tomar dos litros de agua por día, y además si me cocino los fideos con agua, cuántos miligramos incorporé de flúor al cuerpo. Cada metabolismo es diferente; ahora hay muchos conocimientos sobre los ácidos, cómo afecta el estrés en la boca y los malos hábitos que tenemos para la producción de caries. Hay muchos cabos sueltos en el tema”. Y concluyó: “Está claro que no nos enfermamos de una sola cosa: nos enfermamos de un pool de porquerías que comemos, tomamos, que respiramos o nos ponemos encima, hasta que algo hace saltar la chispa y nos morimos de una leucemia un cáncer. La idea es que pongamos la menor cantidad de porquerías en el agua”.

Al parecer, la provincia de Santa Fe estaría derrochando más de un millón de pesos al año, en la compra de 300 toneladas anuales de este deshecho altamente venenoso, como lo es el flúor. Y nos preguntamos todos ¿Cuántos niños santafesinos comerían con ese dinero? ¿Cuántos útiles escolares  o indumentaria se comprarían en vez de malgastarlos en fluoruros tóxicos? Sin palabras.

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