El mundo recordó
hoy con una ceremonia en Hiroshima el 70 aniversario del primer bombardeo
atómico de la historia conocida, un crimen de guerra que quedó impune al igual
que el de Nagasaki.
Actualmente existen 15.695 bombas nucleares en el mundo, no
hemos aprendido nada.
El Enola Gay, el bombardero B-29 que lanzó la bomba de uranio en Hiroshima. |
El
presidente norteamericano Harry Truman
autorizó el lanzamiento de una bomba atómica sobre la localidad japonesa de
Hiroshima, un 6 de agosto de hace ya 70
años; la bomba detonó con una intensidad de unos 16 kilotones a unos 600 metros
de altura muy cerca de donde se levanta el parque donde tuvo lugar la
ceremonia, y acabó de forma inmediata con la vida de unas 80.000 personas. Una
semana después el total de muertos fue de 140.000 seres humanos, llegando a
200.000 a fines de 1945. Pero Truman no estaba satisfecho con el genocidio y
autorizó otra explosión nuclear, esta vez de plutonio, de 21 kilotones, que
estalló tres días después, el 9 de agosto en Nagasaki, a las 11.02 de la mañana.
Otro B-29, Bockscar, lanzaba otra bomba, esta vez de plutonio, contra Nagasaki bautizada
Fat Man, de una onda explosiva mucho
mayor -equivalente a 22.000 toneladas de trilita, frente a las 15.000 de Little Boy- cayó sobre un barrio
periférico. Cerca de 75.000 personas murieron en el acto.
Previamente,
los bombardeos convencionales contra ciudades japonesas ya habían matado a más de 500.000 personas, solamente en la ciudad de
Tokio produjeron 200.000 muertos, quemados vivos mayoritariamente en una sola
ciudad.
El homenaje de 2015
Una
multitud de 5.000 personas guardó
silencio en el Parque Monumento de la Paz de esa ciudad de 1,2 millones de
habitantes del oeste del archipiélago convertida en símbolo del pacifismo.
Los familiares de las víctimas tocaron la campana de la paz, una campanada por cada año desde la explosión, para dar comienzo al homenaje de este año. |
Una
joven y un estudiante hicieron sonar una gran campana con una larga viga de
madera suspendida, inmutable gesto realizado a las 8.15, marcando el momento preciso en que estalló la bomba. Los
participantes, entre los que se encontraban representantes de un centenar de
países, y dignatarios como el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, guardaron un minuto de
silencio, solo roto por el silencio de las cigarras. La bomba lanzada por un bombardero estadounidense B-29 bautizado Enola Gay, pesaba 50 kilos de uranio y estalló
generando 30.000 grados centígrados. Una zona de dos kilómetros de radio se
convirtió en mera tierra quemada sembrando el fuego y la muerte en esa gran
ciudad japonesa.
Suelta de palomas con motivo del 70 aniversario del ataque atómico a Hiroshima. |
Dotada
de una fuerza destructora equivalente a 16 kilotoneladas de TNT, la bomba estalló a 500 o 600 metros del
suelo, que ardió a 4.000 grados, y lo destruyó todo a su alrededor, en el
momento de la explosión y posteriormente por efecto de la irradiación.
"Para
coexistir, debemos abolir el mal
absoluto y el colmo de la inhumanidad que representan las armas nucleares.
Ahora es tiempo de actuar", declaró después del minuto de silencio el
alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui,
en un discurso, antes de dejar la palabra a unos niños.
Unos 5.000 japoneses se reunieron en el Parque conmemorativo de la Paz para recordar a las víctimas de Hiroshima. |
El
primer ministro nipón, Shinzo Abe,
estaba presente, junto con representantes de cien países, el mayor número de
delegaciones hasta ahora en la historia de las ceremonias de Hiroshima. Entre
ellos, la embajadora de Estados Unidos en Japón, Caroline Kennedy, y la subsecretaria estadounidense encargada del
control de armamentos, Rose Gottemoeller,
la responsable de mayor grado enviada hasta ahora por Washington a las
conmemoraciones anuales.
Shinzo Abe, el primer ministro japonés durante el discurso del 6 de agosto de 2015 en Hiroshima. |
Un monje budista frente al monumento que recuerda a las víctimas de Hiroshima. |
"Los japoneses
estaban listos para rendirse y no hacía falta golpearlos con esa cosa
horrible",
diría por ejemplo, años después, Dwigth
Eisenhower, en aquel entonces máximo comandante de las fuerzas aliadas en
Europa y eventual sucesor de Truman en la Casa Blanca.
Los tripulantes del Enola Gay, el bombardero B-29 que lanzó la bomba atómica el 6 de agosto de 1945. |
El razonamiento de
que el lanzamiento de la bomba atómica fue justificado porque evitó un mayor
número de muertes es una falacia. No se puede justificar una matanza para
evitar posibles muertes futuras que nunca sabremos si hubieran ocurrido o no.
Los “Hibakusha” o
sobrevivientes de la bomba atómica
Muchos
de los supervivientes han sufrido diferentes efectos: cáncer, leucemia o el nacimiento de niños con malformaciones o
problemas mentales son solo algunos de ellos. Tienen una media de 80 años y
apenas son más de 60.000, pero
tienen una voluntad de hierro para recordar al mundo que su experiencia no debe
caer en el olvido. Son los hibakusha -literalmente, "hombre afectado por bomba"-, que se dedican a explicar a
las jóvenes generaciones lo que pasó en Hiroshima el 6 de agosto de 1945 a las
8.15 de la mañana para que no caiga en el olvido. Un suceso cuyo 70 aniversario
se conmemora hoy.
Hiroshima, lo único que quedó en pie luego de la explosión atómica. |
Aquel
lunes, 6 de agosto de 1945, amaneció en Hiroshima soleado y sin una nube en el
cielo. Era un día caluroso. El cielo estaba despejado. Los obreros salían de
los tranvías para ir a trabajar y los escolares hacían gimnasia en el patio de
las escuelas. Animados por tan radiante día, sus habitantes se congratulaban
por su buena suerte. A pesar de las
penurias de la guerra, la ciudad seguía librándose de los bombardeos americanos
que arrasaban el país. No podían imaginarse que esos dos factores —sus
edificios intactos y el cielo despejado— iban a sellar su destino como el
objetivo donde lanzar por primera vez el
arma más destructiva concebida por el hombre: la bomba atómica. En un
minuto todo cambió. El superbombardero estadounidense B-29 Enola Gay lanzó Little Boy, la primera bomba atómica
de la historia, y 12 kilómetros
cuadrados de aquella ciudad en la que había en aquel momento unas 350.000
personas quedaron arrasados. En un instante 80.000 personas perdieron la
vida y decenas de miles murieron poco después a causa de las heridas. Unas 140.000 habían muertos al cabo de un
año, según datos oficiales. Con el paso de los años siguieron muriendo por los
efectos de la radiación.
Un niño observa un triciclo y un casco expuestos expuestos en el Museo de la Paz de Hiroshima. |
Hiroshi Harada, de 75 años,
recuerda cómo su pierna tropezó y se hundió, literalmente, en uno de los
cuerpos que yacían en el suelo cuando huía de los incendios que había provocado
la bomba. "Mi pierna se deslizó
profundamente en uno de aquellos cuerpos. Fue muy difícil sacarla",
explicó este ex responsable del Museo de la Bomba Atómica de Hiroshima al
diario Japan Times.
No
fue la única experiencia que vivió aquel día Harada, que tenía seis años. Una mujer lo agarró por la pierna y le
pidió agua. Asustado, dio un paso atrás y se dio cuenta, con horror, que un
trozo de la mano de aquella señora se le había quedado pegado. Corrió hasta
que no pudo más.
Un grupo de personas reza ante el Monumento a la memoria en Hiroshima. |
"El
número de supervivientes se reduce y sus voces se oyen cada vez menos",
señala este hibakusha, que subraya que "Hiroshima
necesita mantener su mensaje al mundo para que no se olvide y este tipo de
cosas no vuelvan a ocurrir nunca más". Su inquietud es compartida por Shuntaro Hida, de 98 años, que era
cirujano del ejército. En su memoria lleva grabada la imagen de la primera
persona que vio tras la explosión. Pensaba
que lo que le colgaban eran harapos; cuando se acercó se dio cuenta de que eran
trozos de piel que se le caían a pedazos.
La cúpula o Domo que sobrevivió a la bomba, en el Parque Conmemorativo de la Paz en Hiroshima. |
Con
sus explicaciones sobre lo que pasó y la vida que han llevado, Hiroshi Harada o
de Shuntaro Hida contribuyen a que la sociedad no olvide lo que sucedió aquel
del 6 de agosto en Hiroshima y tres días después en Nagasaki, donde murieron 75.000 personas instantáneamente.
Toyoko Tasaki, de 46 años
explicó que su madre, en el lecho de muerte, le explicó que estaba envuelta en
un pleito con el Estado para obtener una
certificación oficial acerca de que su enfermedad -cáncer de hígado- había sido
causada por haber estado expuesta a la radiación a una distancia de menos de un
kilómetro de donde estalló. Toyoko Tasaki es una hibakusha de segunda
generación, o sea hija de afectados por la bomba. Los hay también de tercera
generación.
Reloj de bolsillo parado a las 8.15 de la mañana, perteneció a Kengo Nikawa de 59 años. |
“No
sé por qué sobreviví y viví tanto tiempo. Cuanto más lo pienso, más doloroso es
este recuerdo". Con esas palabras llenas de dolor e impotencia, Sunao Tsuboi, un sobreviviente
nonagenario de Hiroshima y presidente de la Asociación de Supervivientes de Hiroshima, cuenta el calvario de su vida tras la bomba atómica
que hace 70 años sembró muerte en la ciudad japonesa.
Sunao Tsuboi, sobreviviente de Hiroshima, señala el sitio donde explotó la bomba. |
Tres
días después de Hiroshima, el Ejército estadounidense lanzó una bomba de
plutonio en la ciudad portuaria de Nagasaki y dejó unos 75.000 muertos. Estas dos bombas dieron un golpe fatal al
Japón imperial, que se rindió el 15 de agosto de 1945, poniendo punto final así
a la Segunda Guerra Mundial.
Foto aérea del hongo atómico sobre Hiroshima. |
Fujio Torikoshi superviviente de Hiroshima, tenía 14 años cuando estalló la bomba atómica. |
Hiroshima, luego de la explosión nuclear del 6 de agosto de 1945. |
Una explosión atómica en el desierto de Nevada en 1952. |
Minoru Yoshikane, otro sobreviviente de Hiroshima. |
Nunca
olvidará lo que vio. No quedaban casas
en pie. El 90% de los edificios de Hiroshima quedaron destruidos por la
explosión o los incendios que le siguieron. “Vi lo que parecía un ejército
de fantasmas venir hacia mí. Decenas de heridos, quemados, con las caras
destrozadas, no parecían humanas. La
piel se les caía a jirones. También había muertos, muchos muertos. Me
asusté muchísimo”.
Hiroshi Hara sobreviviente de Hiroshima. |
Hiroshi Hara que tenía 13 años,
estaba en una isla cercana buscando comida para su tío enfermo cuando ocurrió
la explosión. Al día siguiente intentó llegar a su escuela, en el centro de
Hiroshima. “El río estaba lleno de
cuerpos. Muchos heridos, quemados, con las orejas derretidas. Imploraban agua,
algo de beber. Al ver que yo era estudiante, me preguntaban a qué escuela
iba, si conocía a su hijo o a su hija. En el momento de la explosión, muchos
niños, agrupados por edades y escuelas, estaban en el centro trabajando en
fábricas o construyendo cortafuegos… Miles y miles de ellos murieron”.
Takashi,
como muchos otros residentes, vio cómo
perdía el pelo por el efecto de la radiación. Sangraba por las encías y le
salieron puntos negros en la piel. Tuvo que guardar cama hasta diciembre.
Según cuenta, ver a la gente vomitar sangre se convirtió en algo normal en
aquellos meses. Su hermano acabó muriendo años después de un cáncer que cree
causado por la bomba. "Mucha gente
continúa sufriendo aún hoy".
Frascos de vidrio derretidos por el calor de la bomba de Hiroshima, expuestos en el Museo de la Paz de dicha ciudad. |
Niños rezan por las víctimas en este 6 de agosto de 1945 en el Parque de la Paz en Hiroshima. |
“Estaba en clase y
vi una luz azul pálida en el cielo. Cuando me preguntaba qué era, escuché una
explosión tremenda y los cristales de las ventanas llovieron sobre mí”, recuerda Tamiko.
Descalza, con los pies ensangrentados, huyó a su casa sin darse cuenta de que tenía cristales de hasta tres centímetros
clavados en la cabeza, que le quitaron en un dispensario.
Foto del hongo sobre Nagasaki, el 9 de agosto de 1945. |
Una explosión atómica experimental en Estados Unidos en 1957. |
Sacerdotes budistas entonan cánticos y tocan tambores el 6 de agosto de 2015 mientras oran por las víctimas, frente al domo que sobrevivió a la bomba. |
“La
guerra cambia nuestro destino y se pierden vidas preciosas”, se lamenta Tamiko,
quien advierte a los políticos de que «piensen
bien lo que hacen porque han pasado 70 años y es un momento importante para
evitar que se repita el pasado».
El Enola Gay en el Museo Nacional del Aire y del Espacio de Estados Unidos. |
Las verdades de
Hiroshima
La
“Historia oficial” de Hiroshima oculta algunos hechos. Por ejemplo, en torno a la quinta parte de los muertos no fueron
japoneses, sino prisioneros coreanos importados por el Imperio del Sol naciente
para trabajar en las industrias de defensa de la ciudad.
El coronel Paul W. Tibbets mientras se despide al despegar rumbo a Japón desde la isla Tinian el 6 de agosto de 1945. Nunca se arrepintió de las muertes que provocó. |
La
cantidad de bombardeos lanzados sobre poblaciones civiles en la Segunda Guerra
Mundial es lo que explica, precisamente, que a Hiroshima le tocara la bomba
atómica: la ciudad apenas había sido
atacada, y Estados Unidos no sabía el alcance de una deflagración nuclear,
porque solo había llevado a cabo una antes, en Alamogordo (Nuevo México), el 17
de julio. Los habitantes de Hiroshima fueron, literalmente, conejillos de indias de la era atómica.
La ciudad de Nagasaki, antes y después de la explosión atómica. |
Cúpula de Genbaku en Hiroshima, 1945-2015. |
Washington,
estrecho aliado de Tokio después de la guerra, nunca pidió disculpas oficiales por estos bombardeos diabólicos.
Lo
único que resistió el fuego atómico fue
el “Genbaku Domu” (“Cúpula de la bomba atómica”), es el esqueleto de la antigua
Cámara de Promoción Industrial que se levanta como símbolo de la devastación en
Hiroshima, Japón.
La bomba atómica
hoy
Hoy,
tenemos 15.695 bombas nucleares en el
mundo, a los 70 años de Hiroshima. Desde 1945, se han llevado cabo 2.045 ensayos nucleares. El mayor de
ellos fue el de la bomba denominada, paradójicamente, 'Zar', detonada por la
URSS sobre el archipiélago de Nueva Zembla, en el Ártico, con una potencia
aproximadamente equivalente a 1.500
veces la de Hiroshima.
La élite observa una explosión atómica de 1951 en el atolón Enewetak, en el Pacífico. |
Hoy,
el eje de la defensa nuclear de las grandes potencias no son los bombarderos o
los misiles, a pesar de que éstos ocupan el centro de la imaginación popular,
sino los submarinos nucleares,
indetectables y que, en el caso de la clase Ohio de EEUU, pueden llevar cada
uno más de 200 bombas de Hidrógeno, cada una de ellas con una potencia decenas
-o cientos- de veces superior a la de Hiroshima.
Hoy existen al menos 15.695 bombas nucleares en el mundo. |
Mientras
tanto, Rusia ha declarado que, si entra
en guerra, no consideraría el uso de sus 7.500 bombas atómicas como un último
recurso.
Japón deja de ser
pacifista
El
primer ministro del Japón, Shinzo Abe
está actualmente en el punto de mira después de que su Gobierno haya impulsado una controvertida
reinterpretación de su Constitución para promover un papel más activo de las
Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) a nivel global, lo que acaba con más de seis
décadas de pacifismo institucional en Japón.
Catedral de Urakami en Nagasaki 1945-2015. |
El primer ministro del Japón Shinzo Abe quiere terminar con el pacifismo de los japoneses. |
No
todos lo ven así. Kazuhiro Kasuga,
profesor retirado de Estudios Sociales que tenía 12 años en la guerra y acaba
de publicar un libro sobre ella, critica: «Las
escuelas no enseñan todo lo malo que hizo Japón». A su juicio, «Alemania lo
cambió todo tras la guerra, pero Japón no. Por eso hay mucha gente que no quiere cantar el himno nacional ni levantar la
bandera, ya que les recuerda al imperio». Un trágico pasado que, advierte
preocupado Kazuhiro, «me hace temer una
nueva guerra».
El
primer ministro Abe estará presente en
la cumbre de líderes del G7 que se celebrará el año próximo en la localidad
costera de Shima (centro del país), donde se definirá la inminente Tercera
Guerra Mundial.
Lea
aquí el homenaje en Hiroshima del año 2012:
No hay comentarios:
Publicar un comentario