HUMANIDAD Y COSMOS es un programa que trata de traerle a usted eso que siempre se preguntó y nunca tuvo la oportunidad de escuchar… Hechos históricos ocultados, fenómenos insólitos, creencias, mitos y leyendas, arqueología proscripta, seres extraños, energías prohibidas, noticias curiosas, científicos censurados, el misterio de los objetos voladores no identificados, profecías y vaticinios, sociedades secretas, ecología, enigmas y soluciones para vivir física y espiritualmente sanos.


lunes, 25 de febrero de 2013

LA CACERÍA A LOS OSNIS DE GOLFO NUEVO, EN LA COSTA DE CHUBUT


Desde el 30 de enero de 1960 hasta el 25 de febrero del mismo año, dos objetos submarinos no identificados en la costa atlántica movilizaron a toda la Marina, la Fuerza Aérea y el Ejército de la República Argentina.

Ya en febrero de 1957, se había producido un episodio de alarma entre la armada argentina: detectaron lo que parecía ser un submarino de origen desconocido en el Atlántico sur, al cual trataron por cinco días de rastrear e identificar sin éxito.

El crucero liviano ARA General Belgrano.
En mayo de 1958, aparece un objeto submarino en aguas jurisdiccionales argentinas, el submarino intruso no podía haber elegido peor sitio: se trataba del lugar donde, precisamente, la armada se hallaba realizando maniobras.

La cuestión es que el intruso fue duramente atacado por la marina y la aviación naval. El 21 de mayo de 1958 se encontraban en el Golfo Nuevo, provincia de Chubut, los cruceros General Belgrano (hundido arteramente por un submarino atómico inglés en 1982), 9 de Julio y La Argentina; los destructores Buenos Aires, Entre Ríos, Misiones y Santa Cruz, el buque taller Ing. Iribas y los remolcadores Sanavirón y Charrúa, más algunos aviones navales. Por 24 horas este “submarino” fue detectado por medios electrónicos y visuales, se le lanzaron 22 cargas de profundidad.

El destructor ARA Buenos Aires.
A las 18.03 horas, el Buenos Aires divisa movimiento hacia la costa y cuando va hacia ella para observar, avista una estela a su estribor e inmediatamente ve un periscopio a una distancia de 220 metros, cayendo entonces a su encuentro. Carga su artillería y trata de embestir al submarino, siendo asistido por el Entre Ríos y el Santa Cruz, mientras el Misiones investiga las embarcaciones de la costa (son dos pesqueros pequeños). Al pasar el Buenos Aires sobre la estela del periscopio -pintado de marrón claro, y aparentemente con un snorkel- observa manchas de aceite. El periscopio fue visto por oficiales y tripulantes de las estaciones del Comando, Control de Artillería y piezas de artillería del buque, además de los vigías. 

El destructor ARA Misiones.
Un avión de patrulla Martin Mariner con 8 cargas de profundidad sobrevoló el Golfo en búsqueda. El Misiones y el Santa Cruz que mantienen contacto sonar con el submarino, dirigen el ataque del avión Martin Mariner largando éste cinco cargas de profundidad. Se pierde todo contacto.

Se detectaron varias veces manchas de aceite en su ubicación. No obstante haber estado "encerrado" en un Golfo con una salida estrecha, y ser perseguido por un grupo de destructores y aviones, este “submarino” logró aguantar toda la presión de sus perseguidores y escapar. Sin duda que su comandante, oficiales y tripulación tuvieron nervios a toda prueba.

El presidente argentino Arturo 
Frondizi (1º de mayo de 1958-
29 de marzo de 1962).
Los informes preliminares daban cuenta incluso de que habría sido severamente averiado, pero lo cierto es que no se hallaron restos que así lo acreditaran. Todo indica que se trataba de un Osni, un objeto submarino no identificado.

Al día siguiente, 22 de mayo de 1958, casi un mes después de asumir, el presidente Arturo Frondizi, un abogado y periodista argentino, que ocupó el cargo de presidente entre 1958 y 1962 brindó una conferencia de prensa. Reconoció la presencia de un sumergible en la Patagonia, al noroeste de Puerto Cracker, en Golfo Nuevo, provincia de Chubut. La Fuerza Aérea y la Marina desataron un incesante ataque, pero evidentemente el navío logró huir. Sus palabras dejaron asombrados a los periodistas reunidos.

Volvería a acontecer lo mismo en octubre de 1959, esta vez en el Golfo de San Jorge, muy cerca del anterior. Con los mismos resultados: el sumergible eludió prolijamente los esfuerzos conjuntos de la marina y la aviación argentinas. Pero el extraño caso recién empezaba.

Detalle del Golfo Nuevo, en Chubut, donde
fue detectado el objeto submarino.
Esto no era más que un "precalentamiento", siendo que el asunto se pondría de veras serio al año siguiente, cuando sucedería lo que la prensa llamó "la batalla del Golfo Nuevo". 

El 30 de enero de 1960, algunas unidades de la armada argentina que se hallaban en el Golfo Nuevo, en la península Valdés, distinguieron un submarino a las 9 y diez de la mañana que, viéndose detectado, se sumergió de inmediato. Es atacado por los dos patrulleros: ARA Murature y ARA King. La acción se desarrolla hacia fuera del golfo, dando la impresión de que trataba de arrastrar a sus atacantes mar afuera. Esto llevó a sus perseguidores más allá de las 12 millas de la costa.  Al salir el submarino fuera del mar territorial, las autoridades navales ordenaron suspender la persecución y regresar al Golfo.


Avión P2V Neptune.
Esa noche del 30 de enero, reanudada la navegación hacia Puerto Madryn, obtienen un nuevo contacto en el interior del golfo, haciendo sospechar que se trataría de otro submarino. Dado el alerta, el alto mando puso en juego absolutamente todo lo que tenía en la zona. Se suceden varios ataques con intervención de un avión P2V Neptune, enviado a apoyar los patrulleros. Aparentemente el blanco sufre una disminución de su capacidad de evasión, presumiblemente por algún daño anterior o durante su persecución. En ningún momento utilizo sus armas ni intento identificarse. Perdido el contacto, la escuadrilla retorno a patrullar la boca del golfo durante la noche, con el apoyo de un avión PBM Martin Mariner enviado en su apoyo.

La patrullera ARA Murature.
De inmediato se ordenó el ataque por parte de la aviación, que utilizó hidroaviones para bombardear a los intrusos. Este primer incidente con el objeto submarino no identificado u Osni, tuvo una duración de 36 horas 40 minutos, abarcando desde las 09.10 hs. del día 30 de enero de 1960 hasta el día 31 de enero a 21.50 horas. En ella tuvieron lugar alrededor de 40 contactos de sonar activo y pasivo (escucha hidrofónica). Como consecuencia de estos contactos se produjeron 21 acciones antisubmarinas por parte de los patrulleros Murature y King, en las que se efectuaron 6 ataques con rosa completa de cargas de profundidad, 4 ataques con rosa reducida y se lanzaron 5 cargas intimidatorias. También intervinieron un avión antisubmarina P2V-Neptune y un PBM-Mariner, que efectuaron 11 ataques con bombas antisubmarinas. No cabía duda que los “submarinos” eran dos, uno de ellos había restringido su velocidad a alrededor de 10 nudos mientras el otro mantenía 17 nudos. Denominaron Alfa al que detectaron repetidamente cerca de Puerto Madryn y Bravo al que parecía llevar a los perseguidores a la boca del golfo.
Destructor ARA Santa Cruz.
El 1º de febrero de 1960 vuelve a ser detectado el objeto submarino, desde las 06. 52 horas hasta las 18.58 del 10 de febrero de 1960. En ella se produjeron alrededor de 50 contactos hidrofónicos, sonar y fundamentalmente cuatro contactos visuales de submarino en superficie, que provocaron dos acciones con artillería. Se incorporan más navíos de combate, los destructor ARA Santa Cruz, la fragata ARA Sarandí, la fragata ARA Azopardo, el destructor DIO ARA San Luis, la fragata ARA Hércules, el destructor ARA Buenos Aires, el destructor ARA Entre Ríos y la corbeta ARA República.

El ARA Cervantes procedió a minar el ancho
de la boca de salida del Golfo Nuevo.
Tras días de sucesivos ataques, se constató que uno de los submarinos había escapado y el otro seguramente había sido averiado, pues se vio obligado a salir a la superficie en la noche, siendo avistado y atacado por artillería de buques.

En vista de que uno de los misteriosos sumergibles había eludido el cerco, la armada argentina trató de evitar por todos los medios que el otro ganara también el océano. En una operación sin precedentes, los buques Cervantes, King y Muratore procedieron a minar por completo los 16 kilómetros de ancho de la boca de salida del Golfo Nuevo.
La patrullera ARA King.
Bloqueada la salida, se habían acabado las opciones del intruso. Junto con el minado, se había dispuesto la movilización del ejército que desplegó sus tropas terrestres a lo largo de las costas del Golfo Nuevo, para imposibilitar un desembarco de la tripulación enemiga, fuese ésta la que fuese.

Como medida complementaria, por la noche se disparaban bengalas incesantemente sobre las aguas, al tiempo que varios reflectores trasladados especialmente a la zona, barrían la superficie en busca de ubicar al submarino fantasma.

Mientras tanto, los periódicos especulaban sobre el origen, intenciones y posibilidades del intruso.

Relieve del fondo del Golfo Nuevo y del lugar
donde estaría oculto el "submarino".
Pronto comenzaron a publicarse esquemas que mostraban la profundidad del Golfo Nuevo (que era sumamente variable en su extensión), sugiriendo cómo se estaría ocultando el submarino para evitar los ataques.

Como los días pasaban y no surgían más indicios, el 11 de febrero fue dada la orden presidencial de ataque total. El significado práctico de ello fue la participación de 40 aviones y 13 buques de guerra en un operativo que procuró por todos los medios la destrucción del submarino.
El destructor ARA Entre Ríos.
Este ataque argentino hacia el “submarino” tuvo una duración de 9 días, abarcando desde las 07.58 del 11 de febrero hasta las 0600 del 19 de febrero de 1960. En ella se produjeron alrededor de 35 contactos, casi siempre en las dos zonas habituales de la fase anterior: costa sur del golfo entre Punta Este y Punta Ambrosetti, en la boca del golfo y algunas diversiones dudosas en la zona norte.

Se registraron 31 acciones, en las que se efectuaron 17 ataques con cargas de profundidad, 5 ataques con erizo, 1 ataque con artillería Bo-fors 40/60, 4 ataques con bombas A/S aéreas y dos ataques con torpedos buscadores Mk. 43.

Todas las rutas comerciales fueron desviadas de la zona y las actividades de pesca fueron prohibidas por tiempo indeterminado.

Llegan los norteamericanos
El día 13 de febrero se sumó a la fuerza de ataque un equipo especial de lucha antisubmarina, enviado por EE.UU. y pertrechado con cargas de profundidad y boyas de localización de última generación. La Armada de los EE.UU. envió un Globemaster con una comisión de 13 expertos y armas antisubmarinas que, terminada la misión, desgraciadamente tuvo un final trágico, pues en su viaje de regreso se estrelló con un avión comercial a la entrada de Río de Janeiro, pereciendo 8 de ellos. Su jefe, Capitán USN Ray Pitts sobrevivió.

Ilustración de un objeto submarino
no identificado u Osni.
El objeto se encontraba rodeado y parecía sellada la suerte del intruso. Pero al día siguiente la situación dio un vuelco inesperado y el ratón se transformó en gato. El 14 de febrero de 1960, los asombrados operadores de sonar argentinos detectaron la presencia de dos naves submarinas de tamaño mucho más grande que cualquier sumergible que conocieran.

Maniobraban a alta velocidad alrededor de la flota argentina, en intento aparente de ayudar al intruso no identificado que se encontraba sumergido a 150 metros de profundidad para que pudiera romper el cerco.

El portaaviones ARA Independencia
también se sumó a la cacería.
La respuesta de la armada argentina fue sumar varias naves más a la operación, incluyendo al portaaviones Independencia.

Entre los días 15 y 20 de febrero se produjeron varios incidentes entre los intrusos y la flota argentina. Siempre con el mismo patrón: detección, localización, ataque y luego desaparición.

Pero el día 21 de febrero, la armada argentina decidió sacar un as de la manga: un nuevo tipo de torpedo electrónico. A diferencia de lo conocido hasta entonces, este tipo de torpedo se consideraba extremadamente difícil de eludir: disparado en forma convencional por submarinos o naves de superficie, al llegar a cierta distancia del blanco se activaba un sensor electrónico que guiaba de allí en más el arma hasta su destino.

Torpedo electrónico para la guerra
antisubmarina.
El golpe de suerte pareció presentarse en la madrugada del 21 mismo: detectado el submarino, le dispararon un torpedo que se acercó peligrosamente a su blanco y falló.

Dos torpedos más corrieron igual destino, seguidos de una serie que se lanzó desde aviones y, pese a ser guiados por sonar, no dieron en el blanco.

El día 22 de febrero, sin embargo, corrieron rumores de que un submarino había emergido brevemente en el golfo, dejando una mancha de aceite tras de sí. De ser cierto, significaba que el intruso estaba averiado.

En vista de ello, comenzaron a lanzarse cargas de profundidad cada diez minutos, para obligarlo a subir (o destruirlo en su caso), al tiempo que se buscaba impedir que los buzos del submarino efectuaran reparaciones. Pero los días pasaron sin más novedades y el "barrido" de la zona por el sonar ya no arrojó señal alguna. Todo esto sucedió a 1045 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.

El 25 de febrero se dio por concluida la operación, que había sumado la mayor concentración aeronaval argentina hasta entonces. Se disuelve así la Fuerza de Tareas 23 al no producirse nuevos contactos con el incursor, no produciéndose acciones antisubmarinas. Su característica fue un prolijo rastrillaje durante el día que aseguró la no presencia de submarinos. Se emplean buzos tácticos (hombres rana) en la zona sospechosa de Punta Loma, centro de muchos contactos, sin resultados positivos.

Las explicaciones que no lograron convencer a nadie
Esos días fueron tiempos del nefasto Álvaro Alsogaray en el Ministerio de Economía y la inflación era "galopante", pero el humor de los argentinos no decaía por ello y lo demuestra una cita en diversos periódicos con una cuota humorística sobre la cacería del submarino. En una conferencia de prensa concedida por el jefe de las operaciones en Golfo Nuevo, un periodista tuvo una salida ingeniosa; dijo que en el país 'todo sube... menos el submarino'". Todos se adhirieron a una carcajada general, menos los marinos que estuvieron con la seriedad que los caracteriza. Si el chiste se hubiera dicho durante el Proceso (1976-1983), el periodista ya hubiera pasado a ser un secuestrado y luego un "desaparecido" en la Escuela de Mecánica de la Armada.

En tren de intentar explicar este misterio mayúsculo, se formularon una serie de hipótesis, ninguna de las cuales era demasiado completa o apropiada.

El K-3, primer submarino nuclear de la Unión
Soviética, puesto en operaciones el 9 de agosto de 1957.
En principio, se pensó en submarinos de "una potencia extranjera" (eufemismo que se usaba para significar la Unión Soviética sin decirlo expresamente). Pero más allá de las lógicas negativas del gobierno de la URSS, lo cierto es que nunca hubo indicios reales de tal cosa.

Una variante de esta idea era que se trataba de submarinos de origen soviético que venían por el oro nazi, supuestamente escondido en submarinos alemanes hundidos en la costa de la Patagonia.

Anastás Mikoyán declaró:
"lo único que van a matar
es un montón de peces".
El agregado soviético en Buenos Aires, Constantine Kourin, rechazó inmediatamente la idea de que las naves fueran de su país, y el viceprimer ministro Anastás Mikoyán, que estaba de visita en Cuba, realizó una confusa declaración: “... lo único que van a matar es un montón de peces”. Lo que se transformó en realidad cuando, en la orilla opuesta al lugar en que se presumía estaba oculto el submarino, a unas 40 millas de Puerto Madryn, comenzó a aparecer una gran cantidad de pescado muerto flotando en el mar y cierto número de cadáveres de pingüinos, pero ningún resto de una posible avería del submarino.

Tras las misteriosas y molestas palabras de Mikoyan, y la siguiente declaración formal del gobierno de la URSS, negando que ninguna nave rusa se encontraba en Golfo Nuevo, la hipótesis soviética fue perdiendo fuerza hasta casi desaparecer por completo. Especialmente, cuando con el paso de los días, se comprobó que la URSS no realizaba ningún intento diplomático o militar para ayudar al submarino fantasma.

Lo siguiente fue apuntar a que se tratase de un submarino procedente de otro país distinto de la URSS. Pero la hipótesis se anulaba del mismo modo. Además, ya al principio del asunto, el gobierno de Frondizi había enviado comunicados a 26 países distintos solicitando especificar si el navío operaba bajo su bandera. Todos lo negaron (aunque muchos eran "afines" a los intereses argentinos de la época y, si el submarino hubiera sido suyo, habrían podido solucionar el problema bajo cuerda).

¿Por qué no un submarino de otra potencia naval? De las tres marinas occidentales que poseían unidades aptas para esta operación (Estados Unidos, UK y Francia), ninguna contaba con apoyo logístico disponible en el teatro de operaciones o su cercanía, para apoyar a los submarinos fuera del mar territorial, en operaciones prolongadas, con la necesaria cobertura de sus operaciones. Se exceptúan los submarinos nucleares por su tamaño, que los hace no operables en la plataforma continental. 

Existió la sospecha que el intruso era de origen británico. Pero el embajador inglés declaró que "era imposible". Igualmente, tuviese la bandera que tuviese el submarino, ninguna hipótesis lograba explicar cómo había escapado a la destrucción o la captura en un golfo con la salida minada y tras tres semanas de vigilancia y nutrido ataque.

Submarino alemán Tipo XXI.
Un capitán de fragata español llegó a sugerir una hipótesis bien extrañaEnrique Manera, pensó que se trataba de un submarino alemán de la Segunda Guerra Mundial, de aquellos que llegaron a las costas argentinas tras la derrota nazi. Desembarcados sus pasajeros y carga clandestina, habría sido hundido por su tripulación y sus restos fueron detectados por la armada argentina quince años después, provocando toda la confusión subsiguiente.

Un tanto difícil de creer, porque no se explica cómo esos restos pudieron emerger tantas veces, evadir velozmente la persecución y verse ayudados por otros... ¿restos también? de mayor tamaño. Imposible.

Tampoco se trataba de un submarino propio porque en lo que respecta a las aguas interiores, está prohibido el acceso de submarinos salvo circunstancias especiales.

Unos cuántos dijeron que lo que se estaba rastreando eran ballenas. Estaba bien claro que en la zona no habían cetáceos puesto que arriban al golfo a partir de junio-julio y tampoco se habían registraron avistajes que, de haber existido, su detección hubiera sido inevitable ante tantos aviones y buques. Finalmente las características pesqueras del golfo confirman que no es habitual que entren al golfo cardúmenes, que también pueden producir falsos contactos.

Otros decían que no habían ningún objeto bajo el agua, que solamente se trataba de una "cortina" para desviar la atención pública de otros temas más sensibles.

El objeto submarino no identificado tenía una
tecnología superior que le permitió
evadirse de los ataques.
Otra hipótesis era que se trataba de una operación montada por la Marina para justificar la compra de armamento moderno a Estados Unidos.

Para otros, se trataba de un Ovni, pero submarino, un Osni. Esto explicaría que el objeto tendría una tecnología superior a prueba del ataque de los argentinos. Una nave tan avanzada que era prácticamente indestructible.

Esta teoría del Osni no fue formulada en esa época sino varios años después. La respuesta posible hace pensar en tecnologías muy lejos de nuestras posibilidades.

Osnis vs la OTAN
Años después hubo casos similares al del Golfo Nuevo en varios países. En Noruega también pensaron inicialmente que se trataba de un submarino espía soviético el objeto que penetró unos 150 km en los fiordos noruegos en noviembre de 1972.

El fiordo de Sogne donde un objeto
submarino se enfrentó a la marina
noruega y a la OTAN.
Durante tres semanas, la marina noruega, con la ayuda de buques y aviones de la OTAN, buscó al misterioso intruso que fue repetidamente localizado y perdido en el fiordo de Sogne. En la cacería intervinieron varias docenas de naves, además de helicópteros, y se emplearon sistemática y masivamente cargas de profundidad, pero no hubo forma de que la extraña nave saliera a la superficie.

El 23 de noviembre de 1972 un gran objeto oscuro fue visto desplazándose bajo la superficie en el fiordo de Luster, un ramal del fiordo principal, mientras más o menos al mismo tiempo en el fiordo de Aurlands, otro ramal, un barco de guerra seguía a un "submarino" con el sonar. Esa noche, se vieron seis cohetes rojos que eran disparados desde las profundidades del mar mientras que muy cerca de allí, en un pico inaccesible que domina el fiordo de Aurlands, se observaban destellos rojos y verdes. El 24 de noviembre las fuerzas combinadas realizaron un ataque concentrado con cargas de profundidad. El único resultado fue la aparición de una poderosa y desconocida fuente de interferencias que interrumpió completamente las comunicaciones e inutilizó todos los aparatos de radar y de sonar.

Bajo los océanos podría vivir
una raza mucho más antigua
que la humana, afirma el
biólogo Iván T. Sanderson.
El 27 de noviembre, un comunicado de las autoridades noruegas afirmaba que el submarino misterioso se había marchado, sin ser visto ni identificado. En otros fiordos noruegos han tenido lugar incidentes similares, y también en las aguas costeras suecas y en las cercanías de las costas de Groenlandia, en zonas aparentemente sin valor estratégico. Pero jamás ha sido identificada, atrapada o dañada ninguna nave submarina. 

Iván T. Sanderson, biólogo y fundador de la Sociedad para la Investigación de lo Inexplicado, autor del libro Invisible Residents (Residentes Invisibles, 1970), sugiere que debajo de los océanos podría vivir una raza mucho más antigua que la humana.

El investigador de Ovnis y de lo extraño, John Keel sugiere que "alguien maneja una marina y una fuerza aérea clandestinas en este planeta", y supone que las bases submarinas están en lugares inaccesibles para los humanos.

Hasta hoy el misterio continúa; tal vez la verdad esté oculta entre viejos archivos oficiales o en la memoria de quienes estuvieron presentes en la cacería de estos objetos submarinos no identificados.

1 comentario:

  1. Es una novela, una ficción. La historia no tiene nada que ver con la realidad ni con la historia.

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