El granjero hace nueve años
que planta sus propias semillas de soja transgénica cosechadas en su propio
campo.
Vernon Hugh Bowman no le teme al poder de la multinacional Monsanto. |
La
multinacional le inició un juicio en 2007 y aduce que todas las semillas
tienen que comprárselas a Monsanto Co., de lo contrario así viola la patente
sobre biotecnología.
La
multinacional Monsanto inició un litigio contra Vernon Hugh Bowman, un
pequeño agricultor de 75 años que vive en el sudoeste de Indiana, Estados
Unidos, por saltarse las patentes sobre sus semillas de soja. Lo llamativo del
caso es cómo supuestamente ha violado Bowman la patente: se ha limitado a guardar parte de la cosecha obtenida
después de una primera cosecha de semillas transgénicas resistentes a un
plaguicida, y la volvió a plantar. Lleva
así nueve años, porque son las semillas que obtuvo en su cosecha, dentro de
su terreno y la multinacional argumenta
que tiene que pagarle porque las semillas originales eran diseñadas por
Monsanto. El juicio llegó hasta el Tribunal
Supremo de los Estados Unidos.
Monsanto esclaviza a los agricultores haciéndoles firmar un contrato cada vez que compran semillas transgénicas. |
El caso ha
merecido que Nature lo recoja en su
edición digital. Otros medios, como The
New York Times también se han hecho eco. Precisamente en declaraciones a
ese diario, Bowman ha dicho que con sus
300 acres (121,4 hectáreas) dedicadas a la soja, el maíz y el trigo, “no
merece” ni llamarse un agricultor.
“El demandado
en este caso (Bowman) obtuvo la soja modificada de un proveedor local, y durante nueve años la reprodujo
violando la patente”, afirma la compañía, dice el diario neoyorkino.
En Estados Unidos los agricultores firman un contrato
al comprar las semillas en el que se comprometen a no replantar la producción. Esta salvaguarda para sus intereses la introdujo Monsanto después de abandonar en 1999 la tecnología
denominada Terminator, que hacía que las semillas producidas (el grano
en el caso de los cereales) fueran estériles.
Bowman responde a las preguntas de los periodistas frente a la Corte Suprema de Justicia. |
Daniel Snively,
vicepresidente ejecutivo de Monsanto declara que “el sistema de patentes de Estados
Unidos ha permitido el descubrimiento y la expansión de una ciencia novedosa
que ha revolucionado la agricultura, permitiendo a los agricultores producir
más comida a la vez que ahorraban en recursos naturales”.
Lo que en el fondo está en juego es qué pasa con
sistemas que pueden replicarse solos. Las semillas
son un caso peculiar porque nadie piensa en ellas como algo artificial, pero
este tipo de protección se utiliza en otras tecnologías, desde cultivos
celulares para producir medicamentos o programas de software que pueden replicarse fácilmente.
Apple y Microsoft han mostrado
su apoyo a Monsanto
Por eso, The
New York Times publica que no solo el
Departamento de Justicia ha emitido una nota apoyando a Monsanto, sino que
grupos como BSA The Software Alliance, que representa a empresas como Apple y
Microsoft, han dicho en un comunicado que un fallo contra Monsanto “podría facilitar la piratería de software a gran escala”. Ya que
los programas son fácilmente replicables. También ha advertido que, por el
contrario, una decisión muy rígida en el sentido contrario podría facilitar la
abundancia de litigios por menudencias en la defensa de las patentes.
En cambio,
grupos como el Center for Food Safety (Centro para la Seguridad Alimentaria) y Save Our Seeds (Salvemos Nuestras Semillas) han afirmado que el
juicio pone de manifiesto el papel predominante de Monsanto y otras compañías
biotecnológicas en el sector, que han llevado a un aumento de los precios.
Según la primera de estas organizaciones, la
multinacional ha emprendido más de 140 procesos por supuestas infracciones de
patentes que han involucrado a 410 granjeros y 56 explotaciones agrícolas, que
le han reportado más de 23,67 millones de dólares (17,73 millones de euros).
Bowman en la capital estadounidense: "Estoy dispuesto a que me avasallen, pero no a que me arruinen". |
El conflicto
entre Bowman y la compañía es, por tanto, uno más, pero la compañía cree que
debe mantenerlo para proteger sus oscuros intereses. El hombre afirma que en verdad él ha comprado todos los años semillas a
Monsanto, y que solo replantó una pequeña parte para obtener una segunda
cosecha. Como esta suele tener mucho menor rendimiento, no quiso pagar las
semillas. La compañía le ha pedido más de 84.000 dólares (60.000 euros). “Estoy dispuesto a que me avasallen, pero
no a que me arruinen”, ha dicho Bowman.
Por su parte,
los directivos de la cuestionada multinacional aducen que “Monsanto invierte más de 4 millones de dólares
diarios en investigación y desarrollo para beneficiar a agricultores y
consumidores. Sin la protección de las patentes, esto no sería posible”.
Bowman declaró
ante el juez que su sistema de plantación de guardar una parte de las semillas cosechadas
para realizar luego una segunda cosecha “se
ha practicado por los granjeros del país y en su propia familia durante
generaciones y por lo tanto no cometió ningún delito”.
El caso Bowman
Vs. Monsanto continuará. Veremos si se hace justicia y Monsanto recibe un buen
escarmiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario