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martes, 9 de junio de 2015

LAS 20 FUGAS DE PRISIÓN MÁS ESPECTACULARES DE LA HISTORIA

Dos presidiarios escaparon de una prisión de Nueva York cavando un túnel. Ahora mismo, puede que estos dos hombres sean los más buscados en Estados Unidos. Aún siguen sin ser encontrados. Lo que da lugar para recordar las fugas de cárceles más resonantes de la historia.

A lo largo de la historia, el ingenio del hombre
le ha permitido fugarse de lugares donde
eso se creía imposible.
Cada año, decenas de presos escapan de prisiones de todo el mundo. De estas fugas, la gran mayoría son producidas por fallos en la seguridad en las cárceles, y la mayoría de los fugados son recapturados a los pocos días.

La huida de dos presos de una cárcel de alta seguridad en el estado de Nueva York este fin de semana se suma a una larga lista de «fugas de prisiones», algunas de ellas llevadas al cine.

1) Fuga del Correccional de Clinton (2015)
David Sweat, de 34 años, purgaba cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por el homicidio de un policía cometido en 2002. Richard Matt, de 48 años, cumplía 25 años de cárcel y prisión perpetua por el secuestro, homicidio y descuartizamiento de su ex jefe en 1997. Los evadidos habían colocado bastante ropa debajo de las mantas de sus camas para aparentar que dormían y engañar a los guardias que hacían los rondines en la Instalación Correccional Clinton, de 150 años de antigüedad, cerca de Dannemora. Las autoridades de la prisión se dieron cuenta de la fuga el sábado 6 de junio de 2015 por la mañana.

Richard Matt y David Sweat, los dos
convictos escapados en junio de 2015.
En una tubería de vapor cortada, los reclusos dejaron una nota burlona que contenía el dibujo de una carita asiática y las palabras "tengan un bonito día".

“Dos homicidas que utilizaron herramientas eléctricas a fin de escapar de prisión deben haber tardado varios días para cortar paredes y tubería de acero y demoler ladrillos”, indicó el domingo el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo.

Entrada al túnel de los presos
fugados de Nueva York.
Por su parte, las autoridades anunciaron una recompensa de 100 mil dólares (89.814 euros) a cambio de información que contribuya a la captura de ambos prófugos. Ambos reclusos consiguieron lo que parecía imposible. En una cárcel de máxima seguridad del estado de Nueva York abrieron un hueco entre sus dos celdas, perforaban un túnel y por las tuberías lograban salir hasta una alcantarilla que les llevó al exterior. Mientras, en sus camas, dos muñecos hechos con camisetas despistaban a los guardias.

"Que tengan un bonito día", el sentido del
humor de los escapados del centro
correccional neoyorquino.
Ya han pasado más de 72 horas y literalmente podrían estar en cualquier lugar. Más de 200 agentes intentan encontrar a quienes se les considera un peligro para la población. Richard estaba condenado a 25 años por secuestro, descuartizamiento y asesinato de su jefe. Mientras que David cumplía cadena perpetua por el asesinato de un sheriff.

Las autoridades instalaron retenes y echaron mano de helicópteros y perros adiestrados. Hay centenares de agentes fueron desplegados alrededor de la prisión, ubicada a unos 32 kilómetros de la frontera con Canadá, y se recibieron una decena de avisos.

Sin embargo, las autoridades reconocieron que no tenía ni la menor idea de dónde podrían encontrarse los dos convictos. “Pudieron haber cruzado hacia Canadá o dirigirse a otro estado”, señaló Cuomo.

2) Fuga de John Gerard de la Torre de Londres (1597)
Gerard era un sacerdote jesuita nacido en 1564 que fue llevado a prisión en 1594 y torturado después de escribir a simpatizantes católicos y de insertar pistas secretas en cada carta, escondidas con una tinta invisible de su propia invención.

Torre de Londres, vista desde el río Támesis.
La noche del 4 de octubre de 1597 logró escapar a través de las piedras alrededor de la puerta de su celda. Tras abrir un boquete, se escabulló sorteando a los guardias del corredor, y alcanzó un alto muro que daba al foso de la Torre de Londres. Abajo, un bote de remos lo esperaba en la oscuridad. El barquero le lanzó una cuerda, que ató a un cañón cercano y, al escuchar la señal proveniente del otro extremo de que había sido atada al otro lado del foso, se deslizó hacia la libertad. Nunca fue capturado. Falleció en Roma en 1637 a la edad de 73 años.

3) La fuga de Casanova (1756)
El masón y aventurero veneciano Giacomo Casanova es más recordado por ser un mujeriego, pero él también es responsable de uno de los escapes más famosos de una prisión de todos los tiempos. En 1753, después de ganar una reputación de libertinaje y adulterio, vuelve a Venecia y en 1755 Casanova fue arrestado y confinado a la prisión de Piombi o de Los Plomos, llamada así porque fue equipada con un techo de plomo que fue diseñado para fomentar el calor sofocante y hacer imposible escapar. 

El libertino Giacomo Casanova
(1725-1798).
Casanova tuvo éxito en su empeño por fugarse en el segundo intento, entre la noche del 31 de octubre y el 1 de noviembre de 1756. Fabricó una herramienta con un barrote de hierro y después de introducir un pico de metal en su celda, Casanova y un sacerdote renegado confinados cerca uno del otro, pasaron meses cavando un túnel en el rincón de su calabozo a través del techo de sus celdas. Cuando lo cambiaron a otra, Casanova temió estar siendo observado, por lo que le pidió al monje de la celda junto a la suya que cavase por él. Ambos lograron escapar usando la misma herramienta para abrir las puertas que bloqueaban su paso. Una vez pasadas, abrieron las placas de plomo en el techo y llegaron a otra habitación a través de una buhardilla. Usando una combinación de escaleras y cuerdas, el dúo logró llegar a la planta baja, y después de romper un candado y furtivamente escabullirse a través de los pasillos de la cárcel, se escaparon en góndola a la ciudad a través de la red de ríos. Casanova, más tarde escribió la fuga en una memoria popular, y aunque muchos han especulado que la historia pudo haber sido embellecida, evidencias de la escena de la fuga de la cárcel parecen acreditar su historia.

4) Fuga de la Prisión de Libby (1864)
Fue la más famosa (y exitosa) fuga de presos durante la Guerra Civil Americana. Esta prisión se decía que era la más segura de todas a las que se destinaban los presos de guerra, hasta el día en que ocurrió esta fuga.

El escape de la prisión de Libby, 1864.
Un grupo de 15 soldados de la Unión, dirigidos por el Coronel Thomas E. Rose y el Mayor A. G. Hamilton, construyeron un túnel desde el sótano de la prisión hasta un terreno situado fuera de la cárcel. Esto no fue una tarea fácil, ya que el sótano de esta misión era muy oscuro e infectado de bichos, conocido por sus reclusos como el «infierno de las ratas». Diecisiete días después de empezar a construir el túnel, en la noche del 9 de febrero vieron la luz y 109 soldados consiguieron huir a la ciudad de Richmond. 48 soldados fueron recapturados, pero 59 llegaron a la seguridad del ejército federal.

5) Fuga de John Dillinger (1934)
El famoso ladrón de bancos estadounidense John Dillinger estuvo implicado en varias fugas de prisión violentas durante la década de los 30. En el año 1933, él y su banda diseñaron una audaz fuga de la cárcel de Lima (Ohio), después de usar dos rifles de contrabando contra dos guardias de seguridad. 

El cartel ofrece recompensa por el
ladrón John Dillinger.
Pero la fuga más famosa de Dillinger llegó en el año 1934, después de que tras una serie de atracos, fue llevado a la cárcel del condado de Lake, en Crown Point, Indiana, a prueba de fugas, custodiada por gran cantidad de policías y militares del ejército americano. Dillinger talló con una pastilla de jabón un arma falsa. Iba a ser juzgado por el asesinato de un policía.

La jornada del 3 de marzo de 1934, Dillinger intentó escapar con un arma de juguete ennegrecida con betún. Con su arma de mentira fue capaz de engañar a un guardia en la apertura de su celda y poder huir, después de encerrar a sus guardianes. Se han hecho varias películas recreando a la vida y la fuga de este ladrón.

6) La huida más multitudinaria de una cárcel en Europa (1938)
Ocurrió en Pamplona, España, el 22 de mayo de 1938 y en plena Guerra Civil. A la hora de la cena, una docena de reclusos desarmó a los guardias y tomó el control de diversas dependencias del penal, hasta abrir las puertas para facilitar la fuga de los 2.487 presos republicanos, aunque la mayoría no se atrevió a salir por temor a los castigos. De entre ellos, 795 prisioneros intentaron fugarse pero solamente 3 lograron con éxito llegar a Francia. Los demás murieron en el intento o fueron apresados de nuevo y otros 14 fueron juzgados como promotores de la fuga y ejecutados.

7) La fuga de Franz von Werra (1941)
Franz von Werra fue el único aviador alemán que, tras ser detenido y encarcelado en Inglaterra durante la II Guerra Mundial, consiguió escapar desde Canadá y regresar al Tercer Reich.

El audaz piloto alemán Franz
Von Werra.
La historia de Franz von Werra es muy interesante. Su iniciativa para la fuga quizás no haya tenido parangón. El 5 de septiembre de 1940, durante la batalla de Gran Bretaña, con nueve victorias, el avión de von Werra un Messerschmitt BF 109 fue derribado sobre Kent y su piloto capturado por los ingleses, que lo enviaron a un campo de prisioneros de guerra.

El 7 de octubre de ese mismo año, consiguió escapar del campo, mientras los soldados les permitían a los reclusos dar un paseo de 3 kilómetros fuera del campo de prisioneros escoltado por 8 soldados y un oficial a caballo. Cinco días después, el 12 de octubre, tras un vagar errático por los campos ingleses, fue de nuevo detenido en un establo y puesto bajo mayor vigilancia.

El avión de Franz Von Werra, su
Messerschmitt BF 109 en Marsden, Kent.
El 3 de noviembre de 1940, el piloto de 26 años fue enviado a otro campo de prisioneros de guerra en Swanwick. Allí se unió a un grupo de presos que planeaba una fuga, cavando un túnel subterráneo. El 20 de diciembre consiguieron escapar por el túnel de 15 metros de largo. Pero de todos los evadidos, el único que consiguió no ser capturado pocos días después fue Franz von Werra.

Von Werra en 1940 con su mascota,
un cachorro de león.
Con audacia se dirigió hacia el campo de aviación militar de Hucknall, varios días después, argumentando que era un piloto holandés de la RAF y que pretendía volver al continente, a la batalla. A pesar de que estuvo a punto de conseguir un avión, al final su falsa identidad fue descubierta y de nuevo se le detuvo cuando estaba en un hangar sentado en un avión Hurricane probando la bomba inyectora de combustible.

Franz Von Werra, el audaz piloto alemán.
En enero de 1941 se le pusieron las cosas aún más difíciles, ya que fue enviado a Canadá, a otro campo de prisioneros. El 21 de enero llegó al puerto canadiense de Halifax, de allí los prisioneros subieron a un tren rumbo a Ontario. En la segunda noche, mientras viajaba en un vagón con 35 prisioneros custodiados por 12 guardias por vagón, nada más arrancar el tren, varios prisioneros se levantaron y pidieron ir al retrete, mientras, uno de los compañeros, hacía que sacudía una manta tapando la ventana, von Werra tiró de la ventanilla y saltó. Tras el salto, sus compañeros cerraron de nuevo ambas ventanillas y la fuga no se descubrió hasta que el tren estuvo a mucha distancia. Otros siete prisioneros, durante ese mismo viaje, escaparían del mismo modo. Pero todos fueron detenidos, salvo el indestructible Franz von Werra.

Franz Von Werra en 1941,
luciendo la Cruz de Hierro.
Se supone, según los canadienses, que Franz von Werra se había tirado del tren a unos 50 kilómetros de la frontera con Estados Unidos. El 24 de enero Von Werra que caminaba por las gélidas tierras de Canadá, tuvo que cruzar el caudaloso río San Lorenzo.

Del otro lado estaba la localidad de Ogdensburg, en el estado de Nueva York. Afortunadamente para él, en un campamento cercano encontró una canoa que estaba pegada al suelo por el hielo, pero consiguió despegarla a golpes, la arrastró hasta el río y con ella llegó a la orilla estadounidense arrastrado por la corriente. A pocos minutos encontró un caserío, paró un coche que iba conducido por una enfermera a la que le preguntó si estaba en la orilla estadounidense, y tras confirmarle que así era, von Werra se identificó como oficial de la fuerza aérea alemana, añadiendo: “soy prisionero de guerra”.

En el frente ruso, con su Me-109, el piloto
Franz Von Werra.
Se entregó a las autoridades que empezaron a preparar su extradición de vuelta a Canadá. En principio von Werra fue acusado de entrada ilegal en el país y fue encarcelado en Ogdensburg, pero los reporteros sensacionalistas comenzaron a interesarse por su increíble historia, y todas sus declaraciones hicieron que su huida tuviera una repercusión internacional. El cónsul alemán pagó una fianza de 15.000 dólares y se lo llevó a Nueva York bajo libertad condicional.

Hardy Kruger, el actor que
interpretó a Von Werra
en 1957.
En Canadá para reforzar los argumentos de su extradición le acusaron del robo de la canoa valorada en 35 dólares y estaban llevando a cabo grandes esfuerzos jurídicos y diplomáticos para conseguir que fuera devuelto.

Pero el Cónsul alemán usó sus influencias hasta facilitarle el escape hacia México. La embajada alemana en México, le preparó un pasaporte con nombre falso y le consiguió un pasaje aéreo vía Río de Janeiro-Barcelona-Roma, tras lo cual llegó a Berlín el 18 de abril de 1941, donde fue recibido con honores de héroe, condecorado por el mismísimo Hitler, quien le impuso la Cruz de Hierro, y Göering lo ascendió a capitán en medio de una fastuosa celebración.

The One That Got Away, la
película de 1957, titulada en
español El único evadido,
contando la vida de Von Werra.
Tras participar en la Operación Barbarroja y obteniendo 13 victorias aéreas sobre cielo soviético, fue enviado en septiembre a defender las costas de Holanda. El 25 de octubre de 1941 Franz hacía un vuelo de patrulla rutinario, y su avión cayó al mar debido a un fallo en el motor. Una muerte hasta cierto punto ridícula, después de todo lo que le costó regresar, pero quizá ése era su destino, ya que bien pudo retirarse como héroe, con 21 victorias aéreas, pero él prefirió seguir en el ejército alemán luchando por su país. Su cuerpo nunca fue encontrado.

Después de la guerra, la espectacular fuga de Franz von Werra fue llevada al cine en 1957 con la película The One That Got Away, conocida en español como El único evadido, protagonizada por Hardy Krüger, quien encarnó al piloto alemán.

8) El gran escape (1944)
El 23 de mayo de 1940 cerca de Calais fue derribado un Spitfire piloteado por el inglés Roger Bushell (aunque había nacido en Sudáfrica). Lo enviaron a Stalag Luft III, un campo de prisioneros de guerra de la Luftwaffe, a 160 km de Berlín, durante la Segunda Guerra Mundial. Bushell se escapó del campo en junio de 1941. Fue recapturado junto con otros 17 fugados cerca de la frontera con Suiza. Poco después, tomó la dirección de la excavación de tres túneles con los nombres de «Tom», «Dick» y «Harry».

Roger Bushell en 1940,
antes de ser prisionero
en Stalag Luft III.
«Tom» debía ser el túnel de huida principal, y se trabajó en él intensivamente. «Harry» fue el túnel de reserva y «Dick» resultó sacrificado. Estaba destinado a ser descubierto en caso de que se sospechase que se estaba cavando un túnel en el campo, y así desviar la atención de los alemanes. «Tom» fue descubierto por casualidad tras cinco meses de excavaciones. A las 22.30 horas de la noche del 24 al 25 de marzo de 1944 empezó la huida a través del túnel «Harry». «Harry» medía 102 metros de largo, 0,70 m x 0,70 m, tenía tres estaciones intermedias y transcurría a unos 8,5 m bajo la superficie. Sin embargo, el principio real de la fuga, es decir, la salida del campo, se retrasó porque el suelo en esa época del año estaba helado y se tardó cuatro horas más de lo planeado en perforar la superficie.

Poster de El Gran Escape, filmada en 1963.
El túnel resultó unos 10 metros demasiado corto, así que la salida no se encontraba en el bosque, sino algo antes. Esto conllevó que se tuviese que sincronizar la salida del túnel con las patrullas de vigilancia. Esto alteró el desarrollo planeado de la huida y pronto resultó evidente que no huirían 220 prisioneros como se había planeado, sino unos 100. La fuga fue detectada a las 4:55 horas. En ese momento habían cruzado el túnel 87 personas, de las que 11 se entregaron en el bosque adyacente, y no contaron por tanto como huidos. Esto deja un cómputo de 76 fugados, 50 de ellos terminarán muertos y el resto capturados por tierras de Alemania y Francia. El 29 de marzo fue muerto Roger Bushell, el cerebro de la operación. De los fugados sólo 3 evitaron ser capturados.

El túnel "Harry".
Los tres afortunados fueron el sargento noruego Per Bergsland (1918–1992) y el piloto Jens Einar Müller (1917–1999), también noruego que llegaron hasta la costa alemana donde dos marineros suecos los embarcaron en un barco que llegó a Gotemburgo en Suecia, donde rápidamente se metieron en el consulado británico. De allí viajaron en tren a Estocolmo, se trasladaron al aeropuerto de Bromma, desde donde volaron a Escocia. De Escocia se trasladaron en tren a Londres.

El piloto holandés Bram van der
Stok, uno de los tres que nunca
fueron recapturados.
El tercero fue un piloto holandés, Bram van der Stok (1915– 1993), también conocido como Bob van der Stok. Luego de la fuga, viajó hasta la estación de trenes de Breslau donde pasó un severo checkpoint, convenciendo a los alemanes de que no era uno de los evadidos. Viajó hasta Utrecht donde un contacto le facilitó ropa y equipamiento para un viaje en bicicleta hasta Bélgica. De Bélgica con papeles de ciudadano belga viajó en tren desde Bruselas a París y luego a Toulouse, donde la Resistencia francesa lo cruzó a través de los Pirineos junto a dos tenientes norteamericanos, dos pilotos de la RAF, un oficial francés y un ruso, hasta Lleida en España. El consulado británico los recibió y luego Van der Stok fue llevado a Gibraltar el 8 de julio de 1944. De allí fue transportado en avión hasta Bristol el 11 de julio de 1944 para volver a combatir en el Spitfire 91 Squadron.

La famosa película El Gran Escape, de 1963 producida y dirigida por John Sturges, protagonizada por Steve McQueen, James Garner y Richard Attenborough, se inspiró en esta fuga. También un documental de National Geographic, analiza el gran escape.

9) La fuga de Papillon de la Isla del Diablo (1941)
El francés Henri Charrière, conocido como Papillon (nacido en 1906), acusado por un crimen de un proxeneta que según él no cometió, fue sentenciado a trabajos forzados a perpetuidad en las colonias francesas. Escapó en 1941 de la Isla del Diablo para caer prisionero en una cárcel venezolana de la que fue liberado en 1945. Escribió un libro con sus aventuras, Papillon cuyo título es el sobrenombre de Charrière, debido a su tatuaje de mariposa en su pecho (papillon quiere decir mariposa en francés). El gran crítico Morlans nos dice que la obra constituye uno de los mayores hitos de la literatura francesa, en ella el expresidiario cuenta las memorias de su encarcelación en la colonia penal, sus aventuras tratando de evadirse, sus intentos fallidos, sus amistades y finalmente su libertad.

Titular de periódico de la
recaptura de Papillón en
Colombia.
Charrière nació en Ardèche, Francia. Tuvo dos hermanas mayores. Su madre murió en 1917, cuando Henri tenía casi 11 años, catorce años antes de su reclusión. En 1923, con 17 años, se alistó en la Armada Francesa, y sirvió durante dos años. Tras abandonar la marina, Charrière se convirtió en un miembro de los bajos fondos de París, y se casó con una mujer francesa, con la cual tuvo una hija.

Henri Charriére, alias Papillon.
En 1931 es acusado de un crimen que no cometió y enviado a la Guayana francesa en 1932. En 1933, Charrière escapa con éxito del hospital colonial André-Bouron donde era ayudante de enfermería junto a otros dos presos, Clousiot y André Maturette, con quienes navega a lo largo de la costa de Trinidad y Tobago hasta Riohacha, Colombia, travesía durante la que recibe ayuda, entre otros, de una comunidad de leprosos y de una compasiva familia británica; y a la que se unen otros tres fugitivos a los que posteriormente abandonan en Colombia.

Foto de Henri Charriére
y el tatuaje de la mariposa.
Sin embargo, el mal tiempo les impide dejar la costa colombiana y son recapturados y hechos prisioneros. Charrière consigue escapar con la ayuda de otro preso y, tras distanciarse varios días de la prisión, se separan; Charrière llega al poco tiempo a la región de Guajira. Ahí permanece seis meses viviendo en un poblado de nativos buscadores de perlas, donde una joven y su hermana se enamoran de él y se convierten en sus esposas y madres de sus hijos. Allí experimenta la "forma más pura del amor y la belleza", pero llevado por sus deseos de justicia, abandona el poblado en dirección oeste.

Guillotina en el patio de la prisión de
la Isla del Diablo. Foto de la época.
Sin embargo, la fortuna da un nuevo giro y Charrière es capturado y encarcelado en Santa Marta, para ser transferido posteriormente a Barranquilla donde inesperadamente se reencuentra con Clousiot y Maturette. A pesar de numerosos e increíbles intentos de fuga (uno de las cuales tuvo como resultado la rotura de los arcos de sus pies; teniendo los pies planos el resto de su vida), Charrière fue incapaz de librarse de las prisiones y es extraditado de nuevo a la Guayana Francesa en 1934 junto a sus dos camaradas.

Las tres Islas de la Salvación,
una era la Isla del Diablo.
La primera fuga le costó a Charrière dos años en aislamiento en la isla de Saint-Joseph tétricamente apodada por los convictos "la devoradora de hombres". Originalmente, los tres fueron sentenciados a cinco años, siendo tres de ellos añadidos por cargos de intento de asesinato a los guardias de los que se deshicieron al escapar del hospital; pero fueron capaces de probar que dichas acusaciones eran falsas, lo que acortó su pena a los mencionados dos años. Sus amigos Clousiot y Maturette corrieron con la misma suerte, que concluyó con la trágica muerte de Clousiot pocos días después de cumplir su pena.

El presidiario con la flecha es Papillon.
A su salida, Charrière fue transferido a la isla de Royale, donde un informante hizo fracasar un nuevo intento de fuga. Charrière vuelve a ser condenado a ocho años de aislamiento, una pena a la que es casi imposible sobrevivir por su intento de fuga y el posterior asesinato del informador (del que fue exonerado por el atenuante de legítima defensa). Sin embargo fue liberado de su encarcelamiento en solitario después de sólo 19 meses, tras arriesgar su vida tratando de salvar a una pequeña niña de nombre Lissette, de ahogarse en aguas infestadas de tiburones. Se documentó que fue liberado por "razones médicas" considerando las condiciones extremadamente peligrosas del intento de rescate que emprendió.

Lo que queda de la Isla del Diablo y convictos
de la época de Papillon retratados
en la Isla San José.
Luego, Charrière fingió locura (teniendo algunos típicos síntomas mostrados por algunos locos reales), en un intento de fuga de la isla manicomio, que era muy poco resguardada. Fue un momento ideal para el escape del manicomio, porque después de iniciada la Segunda Guerra Mundial el castigo por intento de escape fue elevado a la pena de muerte, porque se consideró que además existían cargos de traición a la patria. El fundamento era que si alguien trataba de escapar seguramente estaba tratando de unirse al enemigo. Un loco estaba visto como alguien sin control de sus propias acciones, de ese modo hacía imposible castigarlo por algo - incluido el escape. Desafortunadamente, el intento de escape fallaría, Charrière y su compañero estuvieron cerca de estrellarse contra los acantilados y ahogarse.

Papillon visitó la prisión abandonada que
no pudo quebrar su deseo de libertad.
Después de "recobrar la cordura", Charrière pide ser transferido a la Isla del Diablo (en francés "Île du Diable") la más pequeña de las tres islas de la Salvación. Las autoridades coloniales estuvieron felices de hacerlo porque de aquella isla rodeada por fuertes corrientes se decía que era imposible de escapar. Durante su permanencia en la Isla del Diablo, él decide que todos sus intentos de fuga fueron muy complicados. Su nuevo y simple plan sería arrojarse al mar desde los riscos usando una bolsa con cocos como balsa.

Papillon en la puerta de
entrada al presidio.
En los preparativos iniciales del escape, Papillon observa que las olas repiten una particular sucesión. Cada séptima ola parece más grande y fuerte que las otras y que la séptima sería lo suficiente para empujarlo muy lejos de la isla a alta mar. Después de muchos experimentos con sacos de su peso en cocos, él nombró a la séptima ola Lissette, como a la niña por la que arriesgó su vida para salvarla.

Charrière convence a Sylvain, un compañero convicto, de acompañarlo en el escape. En 1941 en su noveno intento de fuga, él y Sylvain pasan cuatro días y tres noches a la deriva en el mar, flotando en sus bolsas llenas de cocos y sobreviviendo gracias a la pulpa de coco. Por desgracia, Sylvain dejó prematuramente la balsa y se hundió en las fangosas arenas movedizas, desapareciendo cuando las olas mojaron su débil trampa. Estaba a menos de doscientos setenta y cinco metros de la tierra prometida. Charrière esperó hasta que las olas pusieron su balsa en la sólida costa.

Mapa de todos los sitios que recorrió
Papillon en sus fugas. Clic para ampliarlo.
Habiendo alcanzado tierra firme, Charrière se puso en contacto con un chino mayor de nombre Cuic Cuic. Papillon le hizo saber que el hermano de Cuic Cuic llamado Chang lo ayudó a escapar de la Isla del Diablo. Charrière se escondió en el refugio de este chino, y juntos (también con la compañía de un amigo armado), escaparon en un bote hacia Georgetown capital de la Guayana Inglesa.

Poster de la película Papillon,
filmada en 1973.
Incluso cuando pudo haber vivido en libertad, él y otros cinco luego continuaron por tierra hacia Venezuela, donde fueron capturados y encarcelados en las Colonias Móviles de El Dorado, prisión localizada en El Dorado (un pequeño pueblo minero de oro en la Guayana venezolana que fue llamado así por el mito de la Ciudad del Dorado), donde se sorprendió del trato que recibían los prisioneros, como notó de una manera similar a la que los franceses trataban a los convictos en las galeras del siglo XVIII y XIX.

Una escena de Papillon. A la izquierda Steve 
McQueen y a la derecha Dustin Hoffman.
Charrière fue finalmente puesto en libertad el 18 de octubre de 1945. Se asentó en Caracas, contrae nupcias con Rita Alcover y se naturalizó como ciudadano venezolano en 1956. Siguió siendo un fugitivo de la justicia francesa hasta que su causa prescribió en 1967 por el paso del tiempo. Según él mismo lo cuenta en su libro Banco (la segunda parte de Papillon), un miembro del cuerpo de seguridad del general Charles De Gaulle le da la noticia en América antes de una visita del entonces presidente francés a Venezuela y Colombia, pudiendo con el tiempo retomar sus lazos familiares, volver a su Francia natal y conocer a muchos miembros más de su familia, ahora orgullosos del tío aventurero que todos los periodistas querían entrevistar.

El verdadero Papillon y el actor Steve McQueen.
En 1969 escribió su autobiografía Papillon que se convertiría en un bestseller mundial. En 1970 Charrière es contratado como guionista y actor en el filme Popsy Pop protagonizado por Claudia Cardinale y Stanley Baker. 

En 1973 se filma la película donde Steve McQueen interpreta el papel de Henri Charrière y con la asistencia del propio Papillon a los sets de filmación. El filme fue un éxito mundial. Su muerte ocurrió en Madrid, debido a un cáncer de garganta en 1973.


10) Las fugas de Guillermo Patricio Kelly  (1957)
La historia del sistema penitenciario argentino registra muchas fugas desopilantes, grotescas y de película.

El 18 de marzo de 1957 se fugaron del penal
de Río Gallegos: De izq. a dcha. Patricio Kelly,
José Espejo, Gomis, Héctor Cámpora, Jorge Antonio
y John William Cooke.
Uno que ganó fama por su originalidad y audacia en los escapes fue Guillermo Patricio Kelly nacido en Avellaneda, Buenos Aires, en 1922. Fue un activista, periodista y dirigente político argentino. Su padre era irlandés y su madre, suiza. Desde muy joven militó en la Alianza Libertadora Nacionalista. Kelly sólo trascendió cuando tomó violentamente la organización, en 1953. La agrupación pasó a convertirse en una fuerza de choque del peronismo.

El 16 de junio de 1955 fueron retratados los
saqueadores e incendiarios de iglesias
católicas, vestidos con los hábitos que
encontraron en su interior.
Tras la revolución de 1955, Kelly fue detenido y acusado de haber participado en el incendio de templos cristianos, de asociación ilícita, hurto calificado, homicidio y otros delitos menores. Fue trasladado por razones de seguridad a la cárcel de Río Gallegos, donde en la noche del 18 de marzo de 1957 protagonizó una fuga cinematográfica junto con el empresario peronista Jorge Antonio, otro de los fugados luego sería presidente de la República, Héctor Cámpora, y con el jefe de la Resistencia Peronista, John William Cooke y otros presos políticos. Salieron al exterior del penal llevando a un guardia de rehén y el auto que esperaban no estaba en el lugar convenido, mientras deliberaban que hacer, llegó el vehículo más tarde de lo convenido conducido por Manuel Araujo, socio de Jorge Antonio. Lograron llegar a Chile donde todos fueron liberados, excepto Kelly que solicitó asilo político, pero éste le fue denegado ya que era considerado un delincuente común. Cuando estaba a punto de ser remitido a la Argentina, volvió a fugarse, esta vez de una cárcel chilena vestido de mujer ayudado por la poetisa Blanca Luz Brum que le llevó la ropa al penal y luego salió del lugar caminando entre las mujeres que fueron de visita el 28 de septiembre de 1957. El proceso total de disfrazarse y maquillarse correctamente tardó 18 minutos. Media hora después se descubrió la fuga. Se previno a todos los puestos fronterizos de Chile, se allanaron 300 residencias, se describió a Kelly minuciosamente por todas las emisoras del país.

La portada de la revista
Esto es, de esa época,
refleja la fuga de los presos
políticos de Río Gallegos.
Seis días después de su fuga de la cárcel chilena, Kelly seguía en Santiago y decidió recoger algunos efectos personales que estaban en poder del juez Ortiz Sandoval, el funcionario que había decidido su extradición. Antes de irse del país visitó la residencia particular del funcionario encargado de devolverlo al gobierno argentino. El plan era rescatar los retratos de sus dos hijos —un varón y una mujer— tomados en Buenos Aires en la primera fiesta de disfraces a que asistieron, él disfrazado de cowboy, ella disfrazada de hada madrina.

Kelly entró en la residencia del juez Ortiz Sandoval, vestido de deshollinador, un jueves a las 3.30 de la tarde, con la venia de los criados. Ellos —procesados más tarde— encontraron perfectamente natural que la chimenea fuera deshollinada en octubre, puesto que había estado en servicio durante todo el invierno. Kelly se llevó los retratos de sus niños —dos  estampas en colores con marcos de cobre—, pero las conveniencias lo obligaron a prestarle un servicio a su perseguidor. Limpió verdaderamente la chimenea.

Guillermo Patricio Kelly siendo
buscado por todo Chile, ingresó al
Correccional de mujeres para darle
las gracias a la mujer que lo ayudó
a escapar. Estuvo 56 minutos
conversando disfrazado de
sacerdote, en presencia
de dos guardias.
Antes de abandonar Santiago —en el baúl de un Chevrolet sin frenos— Kelly cumplió su deber de caballero. Fue a darle las gracias a la poetisa Blanca Luz, en el correccional de mujeres, disfrazado de sacerdote. Fue una visita de 56 minutos en presencia de dos guardias.

Esa misma noche, abandonó Santiago hacia el norte de Chile. Duró 59 días su odisea por el norte de Chile, hacia una libertad incierta y remota tuvo varios golpes de suerte. La expedición que salió a cerrarle el paso desde la frontera de Bolivia, se extravió en la ruta, mientras él no erró una sola vez su itinerario. En una casa campesina donde solicitó un refugio momentáneo, la dueña de la casa, impresionada por los boletines radiales, manifestó en su presencia: “-Si yo me encontrara con ese señor Kelly, a quien todo el mundo persigue, lo escondería en mi casa”. Él se identificó y aquel golpe de suerte le hizo más transitable el camino hacia la libertad.

Kelly trabajando como periodista radial
conduciendo el programa Sin concesiones,
en el año 1999.
Antes de llegar a Caracas, Kelly, pasó un tiempo en Panamá. Incluso entonces se vio precisado a recurrir a su extraordinario sentido del cálculo para no volver a la cárcel. Bajo el nombre de Mario Vásquez, capitán de navío de la Armada Argentina, se colocó a muchos metros sobre el nivel de cualquier sospecha. Allí tomó un avión comercial que lo condujo a Caracas.

En 1958 Kelly regresó a la Argentina y fue otra vez detenido. A lo largo de su vida estuvo preso durante casi ocho años por diferentes circunstancias. Murió el 1 de julio de 2005 víctima de un cáncer terminal en el Hospital Alemán de la Ciudad de Buenos Aires.


11) Jorge Eduardo Villarino “El Rey de las fugas” (1958)
Un gran experto en fugas fue Jorge Eduardo Villarino, el “Rey de las fugas” o “el Intelectual del Hampa” porque leía a García Márquez. Nacido en Buenos Aires en 1931, con cada golpe su nombre ganaba fama. Y tres ingeniosos escapes de la cárcel lo convirtieron en "El rey de las fugas". Se escapó cuatro veces, una de ellas en 1958, a los 27 años, cuando huyó de Devoto escalando los techos del penal y luego descolgándose de los muros con sogas construidas con trozos de sábanas. La libertad le duró poco, unos cuarenta días después cayó nuevamente preso. Y los diarios informaron cómo había sido atrapado el delincuente Villarino. Pero tiempo después sería nuevamente noticia: en mayo de 1960 se escapó de la Cárcel de Caseros. Aparentemente, esa fuga no fue tan cinematográfica como la anterior: sólo le pagó una coima a los guardiacárceles. Meses después, Villarino volvería a ser noticia. Se escaparía por tercera vez, pero en esta oportunidad de la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras, en Palermo. Su vida siguió con una fuga a Brasil, donde finalmente lo atraparon y lo enviaron a la Argentina. Aquí lo condenaron a 20 años de cárcel por las fugas y los asaltos.

Jorge E. Villarino se escapó en cuatro
oportunidades de prisión.
En prisión, el delincuente tuvo un cambio importante. En rigor, dejó por un tiempo los asaltos y se mudó a otra rama del delito: el narcotráfico. En la cárcel conoció a Francois Chiappe, un mafioso europeo que lo introdujo en su organización. En noviembre de 1976, en plena dictadura, Villarino tuvo un beneficio y fue liberado. Se marchó a Europa y trabajó para la mafia. Pero volvería a prisión, en España.

Con los años, Villarino cambió los asaltos por
el tráfico de drogas.
En 1986 fue condenado a 26 años de cárcel por asesinar a un policía en un asalto en una joyería de la ciudad de Valencia. Y, aunque parezca increíble, en marzo de 1997 fue excarcelado. Era un hombre grande, pero que no conocía otra forma de vida más que la del delito.

Villarino terminó sus días en una prisión italiana.
Ese fue el momento en el que, el más famoso asaltante argentino decidió regresar a Buenos Aires. Poco a poco, comenzó a formar una banda para traficar drogas a Europa, lo que fue detectado y se abrió una causa penal que manejó el juez federal Canicoba Corral. En las escuchas telefónicas, quedó registrando dando órdenes para enviar un cargamento.

Los evadidos, película argentina
inspirada en las fugas de Villarino.
Pero Villarino seguía siendo el Rey de la Fuga. Cuando le dictaron la orden de captura, el viejo pistolero escapó con nombre falso y disfrazado a Uruguay y, desde allí, voló a Italia. 

Sin dinero y con su familia en Francia, armó una banda para cometer un asalto en Milán. Pero los agentes de la Policía Federal que descubrieron el nombre que usó para fugar del país, le habían avisado a sus pares italianos sobre la presencia del ex convicto. Cuando estaba por cometer el atraco en el Instituto Bancario Cariplo los Carabineros lo estaban esperando. Fue la última jugada de Villarino, la que lo llevó definitivamente a prisión, y de la que saldría, enfermo de cáncer, en 1999 para morir en el hospital San Paolo de la ciudad de Milán.

La película Los evadidos del año 1964, protagonizada por Jorge Salcedo y Tita Merello está inspirada en las fugas de Villarino.

12) La fuga de Alcatraz (1962)
Se decía de Alcatraz, construida para albergar a los criminales más violentos de Estados Unidos en una isla en la bahía de San Francisco, que era a prueba de fugas. En Alcatraz rodeada de piedras y mar se alojaban los prisioneros más peligrosos, entre ellos Al Capone, y ninguno había conseguido escapar. Hasta que en 1962, Frank Morris y los hermanos John y Clarence Anglin lo lograron. Durante dos años realizaron un túnel a través de las paredes desgastadas, con cucharas y un taladro manual, que los conducía al techo. Durante ese tiempo usaron lo que encontraron para romper poco a poco la pared alrededor de los huecos de ventilación de sus celdas usando cortauñas, trozos de un ventilador y algunas cucharas, escondiendo su avance nocturno llenando los huecos con una pasta fabricada con periódicos viejos. Del techo de la cárcel descendieron por una tubería hasta el patio, saltaron unas rejas y llegaron a la playa. Inflaron la balsa que construyeron con trozos de impermeables y huyeron. Se los dio por muertos, pero nunca encontraron sus cuerpos.

La prisión de Alcatraz, hoy es un Museo.
La noche del 11 de junio de 1962 ejecutaron su plan; inicialmente eran cuatro presos que dispusieron en reunirse en el pasillo de mantenimiento de la cárcel. La fuga debía ser conjunta, ya que había algunos obstáculos que para superarlos era imprescindible la colaboración de un segundo miembro. Sin embargo, al llegar la hora de la fuga, Allen West, impedido por la rejilla a la que se cree no supo atravesar, o paralizado por el miedo, arribó tarde hacia el punto de encuentro, y viendo que sus compañeros ya se habían marchado, se vio obligado a retornar hacia su celda y los demás le dejaron atrás, sin pensar lo que podría ocurrir.

Los tres que consiguieron huir de Alcatraz,
primero a la izquierda el cerebro de la fuga,
Frank Morris, en el centro Clarence y
John Anglin.
Tras salir al pasillo de mantenimiento, los fugados accedieron al tejado de la prisión a través de una salida de ventilación. Una vez en el exterior, anduvieron a hurtadillas por el tejado hasta llegar a uno de sus extremos, descendieron por las cañerías bajantes de la fachada y llegaron al suelo. Seguidamente, tuvieron que saltar por encima de varias cercas metálicas muy altas, para, al fin, conseguir salir del recinto y llegar a la orilla del mar. Una vez allí inflaron la balsa con un acordeón y un sistema de válvula hecha con una pelota de ping pong en una botella, y se alejaron impulsados por sus propias piernas. Nada más sonar la alarma acudieron todos los policías en la bahía de San Francisco, pensando que irían hasta allí. A la mañana siguiente las fuerzas de seguridad investigaron los hechos, con la colaboración obligada de Allen West, que finalmente no consiguió huir. Se hallaron los muñecos en sus camas y los respiraderos saboteados.

Poster de la película de 1979, La
fuga de Alcatraz
, con Clint
Eastwood como Frank Morris.
El FBI llevó a cabo una de las más grandes búsquedas de su historia por los alrededores de la prisión, y en especial en la bahía de San Francisco. En la cercana Isla Ángel, fue hallado una especie de bolso hecho de impermeable, que contenía objetos personales de los hermanos Anglin. Aunque todos pensaban que habían ido dirección a San Francisco, se cree que se dirigieron a esta isla, ya que las corrientes marinas llevaban hacia ella. Las autoridades concluyeron que los reclusos murieron ahogados, aunque sus cuerpos nunca fueron hallados. A raíz del escape, la prisión de Alcatraz fue cerrada menos de un año después.

Estos hechos fueron recogidos en la película titulada La fuga de Alcatraz rodada el año 1979, con guion de Richard Tuggle, dirigida por Don Siegel y protagonizada por Clint Eastwood, en el papel de Frank Morris, Jack Thibeau, interpretando el papel de Clarence Anglin y Fred Ward como John Anglin.

Se dice que Frank Morris anduvo disfrazado durante varios años y cruzó la frontera rumbo a México en el año 1968 donde vivió una vida tranquila en Sinaloa hasta su muerte. 

13) Fuga de Dieter Dengler (1966)
Dengler fue el único soldado que logró escapar de un campo de prisioneros durante la Guerra de Vietnam. Fue un piloto nacido en Alemania, el 22 de mayo de 1938.  Tras la guerra mundial, en la cual pierde a su padre cuando combatía en el ejército alemán, Dieter Dengler lee un anuncio en el que se necesitan pilotos en Estados Unidos. Con la ayuda de un amigo de la familia consigue reunir el dinero y viaja desde Hamburgo a Nueva York. Allí se enrola en la Fuerza Aérea en 1957, siendo enviado a la Base Aérea de Lackland en San Antonio, Texas. Allí es asignado a mecánica y armería, sin llegar a ser seleccionado como piloto antes de expirar el alistamiento. Tras eso, viaja a San Francisco, donde si conseguiría la plaza de piloto, en la US Navy, recibiendo entrenamiento como piloto de ataque y siendo asignado al VA-122.

El piloto Dieter Dengler cuando fue encontrado.
En 1965, es asignado al VA-145 es transferido al portaaviones USS Ranger y en diciembre, enviado a las costas de Vietnam, inicialmente al sur, para más tarde subir al norte para operaciones (por entonces clasificadas secretas) contra los norvietnamitas. El 1 de Febrero de 1966 se encontraba volando un A-1 Skyraider sobre la región de Laos, donde fue derribado por una batería antiaérea y posteriormente secuestrado. Sus captores eran parte del movimiento comunista Pathet Lao (el equivalente laosiano al Viet Cong), quienes lo mantuvieron durante varios meses encadenado en una prisión de bambú en donde era torturado continuamente por sus captores. En medio de las torturas, durante un descuido intentó escapar pero fue capturado a los pocos minutos. Por su atrevimiento le colgaron boca abajo en un hormiguero, día y noche; arrastrado por un búfalo, siendo exhibido por los pueblos. Cuando se negó a firmar documentos para culpabilizar a Estados Unidos, las torturas empeoraron; astillas bajo las uñas y cortes en el cuerpo. Dengler tenía la sensación de que cada día, antes de acostarse, los guardias estaban pensando en una nueva tortura para el día siguiente. Después fue llevado a un campo de prisioneros junto a otros seis prisioneros; los norteamericanos Duane W. Martin, piloto de helicóptero; Eugene DeBruin, piloto de un C-47 de Air America; el chino Y. C. To y los tailandeses Prasit Thanee, Prasit Promsuwan y Pishidi Indradat, todos pertenecientes a Air America, capturados junto a DeBruin en 1963. Cuando vio el lamentable estado en el que estaban sus compañeros de cautiverio, tuvo la resolución de escapar de allí.

Algunos de los prisioneros que conoció Dieter
Dengler, fotografiados en mayo de 1964
antes de caer prisionero.
Al poco tiempo de la llegada de Dengler, fueron trasladados a otro campamento, donde la comida empezó a escasear, ya no solo para los prisioneros que recibían paupérrimas raciones de arroz lleno de insectos y larvas, sino también para los guardias; tras escuchar a uno de sus guardianes que discutía la posibilidad de llevarlos a la selva y ejecutarlos, los prisioneros aceptaron un plan de fuga de Dengler, expuesto tiempo atrás, y al que se habían opuesto. Había que hacerlo antes de que sus peores temores se hiciesen realidad. El plan inicial era sencillo, aprovechar la dejadez de los guardias que comían desarmados para tomar el campamento y hacer señales a un C-130 que solía patrullar por la zona ocasionalmente. Un 29 de junio de 1966, mientras los guardias comían, Dengler con varios de sus compañeros, salió a través de unas tablas aflojadas de la cabaña donde les retenían; Dengler y dos tailandeses se arrastraron hasta las armas. Los guardias se dieron cuenta demasiado tarde y cuando intentaron reducir a los presos, fueron tiroteados, 4 fueron abatidos, mientras el resto huía a la selva, posiblemente a pedir ayuda. Tomaron las armas de sus captores y lograron escapar de su secuestro. El grupo de siete personas se dividió en tres grupos, de los cuales no se volvieron a saber nada.

El campo de prisioneros de donde se 
escapó Dengler con sus compañeros.
Dengler y Martin en uno, DeBruin, debería haber ido con los americanos, pero finalmente decidió acompañar a To, que estaba débil por la fiebre; él quería subir a la cresta más cercana y esperar a la ayuda. Dengler y Martin intentaron escapar a Tailandia a través del Mekong, pero nunca consiguieron alejarse más de unos kilómetros del campo. Dengler y Martin empezaron a sufrir los rigores de la selva, sanguijuelas, insectos, lluvia incesante, hambre, el ir descalzos no ayudaba mucho (encontraron una sandalia vieja y rota en la selva que se fueron turnando entre ellos en un intento de mitigar el dolor), finalmente desistieron de llevar las armas, un peso inútil añadido que los estaba cansando... Tras llegar a los restos de un pueblo abandonado, decidieron acampar allí, y tras muchos problemas consiguieron hacer fuego a partir de los cartuchos de fusil que llevaba Martin. Esa misma noche, consiguieron hacer señales a un C-130 que sobrevoló la zona, agitando dos antorchas a modo de SOS, el avión sobrevoló la aldea y dejo caer varias bengalas. Sin embargo, a la mañana siguiente no había rastro de equipo de rescate.

Eugene Detrick el que rescató
a Dengler, juntos en 1968.
Empujados por el hambre, Martin y Dengler se acercaron a un aldea con la idea de robar algo de comida, pero fueron descubiertos; los americanos se arrodillarlo y suplicaron, lo que no impidió que uno de los aldeanos atacase furiosamente a Martin con un machete, lacerándole la pierna y posteriormente decapitándole. Dengler al verlo, se levantó y se opuso al aldeano que huyó corriendo a la aldea para pedir ayuda, momento que aprovechó el piloto para huir no sin antes coger la vieja sandalia del pie de su compañero fallecido. Dengler regresó al pueblo abandonado donde había estado acampado con su compañero y directamente le prendió fuego al ver acercarse el C-130. Nuevamente el avión lanzo bengalas, y aunque la tripulación vio el fuego, inteligencia nunca sospechó que fuese una señal de auxilio, por lo que el rescate tan ansiado nunca se materializó.

Dieter Dengler en 1996 en
San Diego, California.
Sin embargo, su visita no había sido en balde, Dengler buscó una de las bengalas y cogió el paracaídas de esta para hacerse visible. El 20 de julio de 1966, el Lt. Col. Eugene Deatrick volaba en una misión de reconocimiento armado junto al Mayor Anderson, cuando vio una señal en tierra. Al acercarse vio a un hombre agitando lo que parecía un paracaídas, con la inscripción SOS en unas rocas junto a él. A pesar de que se le dijo que ignorase a quien estaba haciendo señales desde tierra con aquel paracaídas (no había constancia de pilotos derribados en la zona), Deatrick solicitó la asistencia de helicópteros de rescate. Estos, capturaron a Dengler y lo trataron con cautela hasta confirmar su identidad, mientras Dengler suplicaba “soy piloto norteamericano, llevadme a casa por favor”. No sin que antes uno de los rescatadores se llevase un susto, al sacar una serpiente que Dengler llevaba para alimentarse en la mochila. Habían pasado 23 días desde su evasión del campo de prisioneros y 5 meses desde que fue derribado.

La película que se inspira en la
fuga de Dieter Dengler, filmada
en 2006.
Finalmente, fue en Da Nang donde todas las dudas finalmente se evaporaron; sin embargo, allí fue retenido, dado el carácter secreto de su misión cuando fue derribado, en medio de una discusión sobre a quién le caía la responsabilidad de custodiarlo e interrogarlo. La US Navy no se dejó amedrentar por la USAAF ni por la CIA que lo tenía retenido y envió un equipo de SEAL´s para “rescatar” a Dengler del hospital. Lo ocultaron bajo una mesa camilla para sacarlo hasta el helicóptero que lo llevó al USS Ranger donde le esperaba una fiesta de bienvenida. Tenía una fuerte desnutrición y estaba lleno de parásitos, los médicos del portaaviones lo mandaron rápidamente a Estados Unidos para su recuperación, cuando servía en el VA-145, pesaba 65 kg; ahora no llegaba a los 45. Dengler vivió en California hasta el 7 de febrero de 2001 cuando se pegó un tiro en la cabeza a los 62 años.

Su hazaña fue llevada al cine por Werner Herzog en el filme de 1997 Little Dieter Needs to Fly y luego en el 2006 en la película de acción titulada en español Rescate al amanecer con Christian Bale como Dieter Dengler.

14) Fuga en helicóptero de un penal de México (1971)
La prensa mexicana recuerda como la fuga más espectacular, la del judeo-estadounidense Joel David Kaplan, quien logró escapar del penal de Santa Martha el 18 de agosto de 1971, cuando un helicóptero aterrizó a las 18.30 horas en uno de los patios de la cárcel. 

El asesino Joel David Kaplan escapó de
una prisión mexicana en un helicóptero.
En la aeronave estaba un cómplice de Kaplan, Roger Guy Hersner, ex combatiente de Vietnam enviado por la hermana del preso Judy Kaplan que compró el helicóptero Bell 47 que aterrizó en el patio de la prisión pintado de azul, lo que confundió a los guardias que pensaron se trataba de una nave policial. Kaplan escaló en menos de medio minuto al helicóptero junto a otro recluso, el venezolano Carlos Contreras Castro. Kaplan purgaba desde 1962 una sentencia de 28 años por homicidio de su socio en la Ciudad de México. El helicóptero llevó a los reos al aeropuerto de Actopan, en Hidalgo donde a bordo de una avioneta Cessna los esperaba el piloto Víctor E. Stadter, un mercenario y contrabandista que lo llevó hasta los Estados Unidos. Kaplan residió luego en California.

En 1975 se hizo una película sobre su fuga, Breakout con Charles Bronson y Robert Duvall.

15) Fuga de Billy Hayes (1975)
Sentenciado a 30 años en una cárcel turca por contrabando de drogas (hachís) en 1970, el estadounidense Billy Hayes, de 22 años, pasó un año brutal en la prisión de Sagmalicar, en Estambul, antes de ser trasladado a una isla-prisión cerca del mar.

Billy Hayes a su regreso a los Estados Unidos.
Después de seis meses de planear la fuga, se peleó contra un guardia, robó su uniforme y tomando los dos mil dólares que su padre había logrado pasarle en un álbum de fotos, robó un bote y remó toda la noche, a través de una furiosa tormenta hasta la costa. Allí se tiñó de negro su cabello rubio, caminó a través de media Turquía y, finalmente, en tierra subió a un tren que entraba a Grecia. El tren pasaba a las 00 horas, por eso Expreso de medianoche, el nombre de la película que se filmó inspirada en su fuga. Llegó sano y salvo a Grecia y luego fue hasta la embajada norteamericana.

La película Expreso de
Medianoche
 recibió un
Oscar al Mejor guión.
Su experiencia la trasladó a un libro, El expreso de Medianoche, que después fue adaptado al cine en 1978 con gran éxito dirigida por Alan Parker, con Brad Davis como Hayes. La huida de Hayes le valió a Oliver Stone un Oscar al mejor guión por El expreso de medianoche (1978), título tomado de la autobiografía de Hayes.

Hayes regresó a Turquía el 14 de junio de 2007 para asistir a la Segunda Conferencia sobre la Democracia y la Seguridad Global en Estambul, organizada por la Policía Nacional Turca (TNP) y por el Instituto de Policías de Turquía (TIPS), para despejar las implicaciones negativas del libro. Ofreció una conferencia de prensa el 15 de junio y se disculpó ante el pueblo turco.

16) La fuga más grande de la historia mundial en Irán (1979)
El 11 de febrero de 1979, un empleado iraní de la empresa Electronic Data Systems Corporation condujo un motín en la prisión Ghasr de Teherán con el fin de rescatar a dos compañeros de trabajo de nacionalidad estadounidense. Otros 11.000 presos aprovecharon esta situación, que se convirtió en la fuga carcelaria más grande de la historia mundial.

17) Los cerrajeros de Sudáfrica (1979)
Una de las fugas más increíble de la historia la protagonizaron tres presos políticos en Sudáfrica durante el Apartheid. Para lograr escapar de la cárcel de Pretoria atravesaron diez puertas cerradas con llave sin ser descubiertos. Tim Jenkin, Stephen Lee y Alex Moumbaris fabricaron la ganzúa correspondiente para cada una de las puertas durante varios meses. Si bien la cárcel donde se encontraban detenidos no era considerada de máxima seguridad, la fuga quedó en la historia por su perfecta y exitosa planificación. Se fugaron a los 18 meses de convertirse en convictos, el 11 de diciembre de 1979.

Dos de los cerrajeros de Pretoria, Timothy
Jenkin y Stephen Lee.
Aunque no se debe quitar ningún mérito a su proeza, la lectura de su historia revela que las condiciones para la fuga eran idílicas. La cárcel apenas tenía un par de docenas de presos. Las condiciones de vida eran bastante buenas y los presos tenían un trato muy humano y mucha libertad respecto de los guardas. La seguridad no era tan elevada como pudiera esperarse. Sólo el reto de las puertas fue superado. Puede encontrarse su historia en la red, narrada por uno de los fugados, en un inglés bastante duro, el inglés de Sudáfrica.

Otro preso de Sudáfrica, esto ya más actualmente, Ananias Mathe, detenido en 2006 y que esperaba ser juzgado por 51 crímenes, incluyendo homicidio, violación y robo, se deslizó en noviembre de 2006 por la ventana de 20 cm X 60 cm de su celda de la prisión C-Max de Pretoria. Este ex soldado mozambiqueño de 28 años, que podría haber recibido un entrenamiento militar de alto nivel, es el primer prisionero que consigue escapar de esta prisión de alta seguridad en 40 años.

Ananias Mathe, un ex soldado de
Mozambique se escapó de una cárcel
de máxima seguridad en Pretoria.
Según el diario The Pretoria News, el preso, que tenía los pies y las manos encadenados, se untó de vaselina antes de romper dos barras de hierro de su cama que utilizó para deslizarse entre los barrotes de la ventana. Utilizando otra barra torcida hasta formar un gancho, bajó de la muralla del penal utilizando ropas y sábanas como una cuerda. Seis guardias fueron despedidos por no detectar su fuga.

Mathe fue descrito por la policía como un "tipo pequeño y enclenque" que durante meses había conseguido escapar a la policía gracias a su experiencia militar. Cuando fue arrestado nuevamente en diciembre de 2006 fueron necesarios dos policías fornidos para controlarlo. En 2009 fue sentenciado a 54 años de prisión.


18) Las fugas de “La Garza” Sosa  y el “Gordo” Valor (1991 y 1994)
Hugo “La Garza” Sosa Aguirre, ex mano derecha del líder de la “Superbanda”, confiesa que tiene más de 50 robos a mano armada, 5 fugas de prisión, y un tercio de su vida “a la sombra”, allá por los noventa Sosa lideró, junto al recordado Luis “Gordo” Valor, la ya mítica “Superbanda”, especializada en robo a camiones de caudales y asaltos a bancos. “Sin matar a nadie, ¿eh? Yo nunca maté a nadie”, dice cuando lo entrevistan y justificó su inocencia el delincuente: “La plata con sangre, no sirve”, afirmó. Una vez, Sosa quiso saber cuánto pesaba su nuevo tesoro y lo llevó envuelto a una verdulería: “Un millón de dólares pesa 11 kilos 300... en billetes de 100, ¿eh?”, reveló.

"La Garza" Sosa y "El Gordo" Valor, los
dos líderes de la "Superbanda"
.
El año 1991 llegaba a su fin y siete presos peligrosos se escapaban de la cárcel de Devoto liderados por Hugo “La Garza” Sosa. Huyeron por un túnel desde el hospital del Penal hasta la calle y después, protegidos por la oscuridad, desnudos, corrieron por las calles del barrio buscando su libertad. Pero dejaban algo atrás: ese túnel que habían cavado durante meses les reveló una historia macabra que no los dejó indiferentes. Eran delincuentes comunes, con códigos, y no pudieron ignorar la enorme cantidad de huesos humanos que descubrieron mientras construían ese túnel. Esa historia se conoció primero mediante un artículo periodístico y que sirvió de germen para El túnel de los huesos, opera prima del director Nacho Garassino, que protagoniza Raúl Taibo.

"La Garza" Sosa poco antes de ser
liberado en 2014.
El 16 de septiembre 1994 hubo una fuga increíble. “La Garza” Sosa, el “Polaco” Nielsen, el “Gordo” Valor, Carlos Paulillo y Julio Pacheco, miembros de la “Superbanda” que robaba blindados, protagonizaron un escape de película. Se disfrazaron con los guardapolvos de los médicos del hospital penitenciario de Devoto. Valor se vistió de médico. Cuando llegaron a la muralla externa, uno de ellos disparó al cielo y enfrentó a dos guardias. Los cinco presos bajaron por las sábanas blancas anudadas que habían colgado horas antes y huyeron a los tiros en dos autos que los esperaban en la calle Bermúdez. La fuga les costó una condena de siete años. En realidad, por la violencia ejercida, no por el acto de fugarse.

"La Garza" Sosa ahora se dedica al fútbol
infantil, buscando talentos.
“La Garza” Sosa volvió a caer preso el 19 de enero de 1995, cuando lo atraparon asaltando una terminal de ómnibus en Carapachay. Salió de prisión en noviembre de 2014 y actualmente es representante de jugadores de fútbol en el conurbano bonaerense. Respecto de su nuevo proyecto, explicó: "Nos dedicamos a detectar talentos de bajos recursos y ayudarlos a que sean jugadores de fútbol”.

Otro protagonista de fugas audaces es Luis Alberto Valor. Se lo nombra como “El Gordo”, “Papá Noel”, “El Santo Grial de la Maldita Policía”. El “Gordo” Valor jefe de la “Superbanda” asaltaba camiones blindados, para abrir los camiones usa tiros de FAL. El fusil automático liviano es un caño de acero de 533 milímetros de largo montado en un fusil de un metro que dispara hasta 700 proyectiles calibre 7,62x51 por minuto. Pesa 4 kilos y medio. Su primera entrada a prisión, en 1975, fue por robo de autos, que él llama “apropiaciones”.

"El Gordo" Valor, el líder de
la "Superbanda".
Luis Valor no comenzó siendo jefe de la banda. Cuando el grupo era liderado por Carlos Soto "El Cabezón", Valor se encargaba de reclutar "talentos" en las villas de emergencia de la zona noroeste del conurbano. Luego, Pablo Ruiz "Tato", reemplazó a Soto. En 1991, Ruiz fue abatido por la policía en González Catán y Valor se hizo cargo de la banda.

Su especialidad eran los camiones de caudales. Adentro del camión blindado van dos guardias en la cabina y al menos uno más con el tesoro. Armados con escopetas, pistolas, chalecos antibalas. siempre cerca, hay patrulleros. Para frenar y abrir un camión blindado hay que tener, dice el Gordo Valor, “pelotas y coraje”. Y varios FAL. Y ganas de trabajar. “Soy muy buen trabajador, porque yo era muy cumplidor. Me esmeraba mucho, salía de casa a las cuatro de la mañana y volvía a las doce de la noche. Caminaba mucho, le buscaba el defecto a la cosa”.

La "Superbanda" robaba cinco o seis
camiones de caudales por mes.
En los mejores tiempos de la “Superbanda”, dice el Gordo Valor, llegaron a robar cinco o seis blindados al mes. En cada blindado, uno o dos millones de pesos. Además de fusiles FAL, para abrir un blindado hacen falta tipos como “La Garza Sosa”, el “Pelado” Hidalgo, el “Chaqueño” Monzón. Ladrones de los de antes, dice Valor, los que no matan, no violan y no son alcahuetes. “Las generaciones nuevas son distintas, lastiman por lastimar, cualquiera viene y te pega un tiro,” dice. “En el 86 ya nos queríamos retirar. Pero los ladrones nunca se retiran. Demasiado dinero”. Hidalgo y Monzón cayeron cuando, con una pistola cada uno, asaltaron un kiosco. Se llevaron un par de paquetes de cigarrillos: era sábado a la mañana y la caja estaba vacía. Dice Valor que, en temporada de blindados, “íbamos a comer asados con jueces y fiscales”.

"El Gordo" Valor afirma que cuando tenía
dinero "comía asados con fiscales y jueces".
Luego de la fuga de la cárcel de Devoto en setiembre de 1994 saltando desde una altura de siete metros para ganar la calle. Valor se fue dos días con su familia, y después a la casa de un amigo. A veinte cuadras de Devoto. “Estuve dos meses inactivo. Me alejé 120 kilómetros de Buenos Aires. Iba y venía. Andaba como quería, pero de noche no. Si me encontraban a la noche, me pegaban un tiro en la boca”, dice. Después de fugarse de Devoto, cuando lo vendió un supuesto amigo, lo fue a buscar su archienemigo, el comisario Mario “Chorizo” Rodríguez a Lugano con setenta policías. En la madrugada del 19 de mayo de 1995, después de haber estado prófugo durante doscientos cuarenta y cuatro días, “Volví a tragarme la sombra”, dice Valor.

Valor es capturado el 31 de julio de 2009
luego de huir de un control policial.
De entonces en adelante, pasó quince años en la Unidad Penal Nº 21 de Campana –condenado por más súper asaltos que los que puedan entrar en un currículum– y salió de allí el 8 de diciembre de 2007, cuando la Cámara de Apelaciones consideró que las condenas no estaban firmes.

Quería casarse e irse de luna miel con Nancy Collazo, su fiel pareja desde hace 24 años. Volvió a robar blindados y había estado detenido en la Unidad 21 de Campana desde el 31 de julio de 2009, cuando en un control vehicular aceleró y fue detenido junto a otro hombre tras una persecución y tiroteo dentro del Olivos Golf Country, en Pablo Nogués. Valor terminó estampado contra un árbol. “–Ah, vos sos el Gordo Valor –“, le dijo el policía mientras le ponía las esposas.

El 6 de julio de 2014 nuevamente
es detenido "El Gordo" Valor.
A fines de 2012 fue condenado a una pena de 7 años de prisión en un juicio abreviado que tuvo a su cargo el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de San Isidro.

Valor, de 60 años, había sido liberado en mayo de 2014 con una libertad asistida cuando le restaban seis meses para que se le cumpla una condena de 7 años.

Dice Valor que “la Superbanda respetaba los códigos de la calle. Respetábamos la vida de la gente. No se mataba, no se violaba y no se secuestraba. No se le robaba a un pobre”.

Dos de los hijos del "Gordo" Valor fueron
detenidos por comercialización de drogas
en mayo de 2014.
El 6 de julio de 2014 en un control policial aleatorio en San Miguel provincia de Buenos Aires fue detenido nuevamente “el Gordo” Valor, dentro de la camioneta Renault Kangoo, que no tenía pedido de secuestro, encontraron tres pistolas calibre 9 milímetros, un revólver y una radio que captaba la frecuencia policial. El detenido se negó a declarar. El fiscal, acusó a Valor por el delito de "portación ilegal de arma de guerra y de uso civil agravada por sus antecedentes".

Dos de los hijos del “Gordo” Valor fueron detenidos en una serie de allanamientos realizados dos meses antes, en mayo de 2014 en la localidad bonaerense de San Fernando, partido de Tigre, en el marco de una investigación por comercialización de drogas.

Actualmente "El Gordo" Valor se encuentra
en libertad condicional.
Se calcula que Luis Alberto Valor robó más de 30 blindados y bancos. Nadie sabe cuánto dinero robó Valor en toda su carrera delictiva. Valor sueña con que su vida llegue al cine, como pasó con dos bandoleros históricos: Mate Cosido fue representado por Víctor Laplace y el Pibe Cabeza por Alfredo Alcón. Al igual que ellos, al Gordo Valor se lo conoce por su apodo.

“Viví bien. Pero no fui millonario ni pobre. La fama es puro cuento. Me costó, hasta ahora, 15 años a la sombra”, reflexiona. Actualmente en 2015 se encuentra en libertad condicional.

El motín de Sierra Chica
Uno de los intentos de fuga más recordados es el de los “Doce apóstoles”, que terminó en el sangriento motín de Sierra Chica, el 30 de marzo de 1996 que pasó a la historia del terror con los presos jugando al fútbol con una cabeza de un presidiario y comiendo empanadas de carne humana. 

Terrible imagen del motín de Sierra
Chica con los reclusos amenazando
matar a un guardiacárcel.
El motín fue en la Semana Santa de 1996. Fue una fuga frustrada de 13 convictos entre 25 y 41 años, que fueron descubiertos a tiempo por los guardias que mataron a uno de los delincuentes. Los otros 12 se replegaron y tomaron de rehenes a 13 guardiacárceles y 1500 presos apoyaron el motín quemando colchones. Una jueza se acercó a negociar y la tomaron de rehén (se dice que fue violada reiteradamente por los reclusos). Esto era transmitido en vivo por la televisión lo que generó que en pocas horas, en varias cárceles de Azul, Bahía Blanca, Batán, Dolores, La Plata y San Nicolás, todas de la provincia de Buenos Aires, entraron en estado de protesta cerca de 10.000 presos.

Aún no queda claro si querían escapar o en realidad matar a una banda rival liderada por Agapito Lencinas. Ocho de los miembros de la banda rival fueron muertos, incluido el propio Lencinas, fueron descuartizados e incinerados en el horno de la panadería a 700°. Lencinas fue decapitado y los reos jugaron al fútbol con su cabeza. En las pericias de los hornos aparecieron dientes humanos. Recién al cabo de 8 días se entregaron y liberaron a los rehenes. Un juicio celebrado posteriormente impuso condenas a los participantes del que se considera uno de los motines más sangrientos en la historia penitenciaria del país. Sierra Chica, a 12 km de Olavarría en la provincia de Buenos Aires registra una sola fuga en su historia, y pasaron casi cien años.

La fuga más corrupta
El 20 de agosto de 2013 por la noche se fugaron 13 presos de la prisión de Ezeiza, que pasó a convertirse en una de las más escandalosas de la historia argentina pero no la más espectacular. 

En el penal de Ezeiza, boquete en el hormigón
armado de 30 cm de espesor que no vio
ningún guardia.
Los trece fugados fueron catalogados como de máxima peligrosidad. Lo más probable es que haya habido mucha complicidad. De otro modo, es imposible escaparse, sobre todo con un boquete gigante en una losa de hormigón armado de 30 centímetros de espesor en la celda 22 del Pabellón B, Módulo 3. Luego atravesaron 4 cercos perimetrales sin que nadie los detecte. Además no funcionaban las alarmas de los alambrados ni las cámaras de seguridad supuestamente porque no había repuestos. Se supone que la cárcel de Ezeiza es la más segura del país. Los guardias no vieron nada y los perros no detectaron nada extraño. En un sistema corrupto, en el que guardias cobran por ingresar droga, visitas no autorizadas, comida, facas, colaborar para una fuga no suena a extraño.

Tras la fuga, semanas después fueron recapturados 11 de los evadidos,  19 guardias fueron sancionados y fue obligado a renunciar el jefe del Servicio Penitenciario Federal, el ultrakirchnerista Víctor Hortel sospechado de haberlos dejado huir.

19) Fuga de Antonio Ferrara (2003)
Ferrara, nacido en 1973, es un legendario experto en explosivos de los bajos fondos, capaz de volar una caja fuerte mientras el dinero quedaba intacto, fue sentenciado a ocho años por dos robos a mano armada (era sospechoso de otros 15).

Antonio Ferrara sigue prófugo de la justicia.
En marzo de 2003, dos patrullas se estacionaron frente a las puertas de Fresnes, en las afueras de París. Seis hombres, vistiendo uniformes de la policía, se bajaron. Tres de ellos abrieron fuego contra las dos torres de vigilancia con AK-47, mientras que los otros abrían las puertas del frente con un lanzagranadas. Mientras, Ferrara dinamitó calmadamente la puerta de su celda, saltó en uno de los coches, y desapareció.

20) Fugas de Pascal Payet (2001, 2003 y 2007)
Payet cumplía 30 años por asesinato en la cárcel de Luynes cuando escapó con un helicóptero por primera vez en 2001. Estuvo prófugo seis años, durante los cuales organizó la fuga de tres de sus ex compañeros de cárcel, todas vía helicóptero en 2003. Eventualmente fue capturado y encarcelado en Grasse, una cárcel de alta seguridad en el sur de Francia.

Helicóptero utilizado por Pascal Payet
para huir de prisión.
Payet escapó a la libertad nuevamente en julio de 2007, en un helicóptero Squirrel secuestrado junto con su piloto en Cannes, media hora antes. La nave aterrizó en el techo de la penitenciaría, desde donde tres hombres armados iniciaron la búsqueda de Payet. Sorprendentemente, ha habido diez fugas en helicóptero exitosas de las cárceles francesas en los últimos 20 años, de las cuales Pascal Payet ha estado implicado en 5.

Y las fugas espectaculares de presos seguramente continuarán hasta que el hombre comprenda que se deben respetar los derechos de los demás e imperen la justicia, la libertad y la igualdad en todas partes.

Lea haciendo clic aquí la fuga del "Chapo" Guzmán.

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