Uno de los grandes
misterios de la glaciología es cómo se formaron tan rápidamente las capas de
hielo de la Antártida, se supone que los hielos permanecen eternos desde las
épocas del Eoceno y el Oligoceno, en la Era Terciaria.
Hace 200 millones de años la Antártida estaba casi en el Ecuador y estaba cubierta de bosques. |
Hubo
un tiempo hace millones de años en los que la
Antártida estaba lejos de ser el desolado desierto de hielo que es ahora, fue
un paraíso tropical, lleno de vida, con flora y fauna que incluso permitió
el paso de numerosas plantas y animales terrestres entre lo que ahora son
América, África, Madagascar, Eurasia (vía India) y Australia.
Investigadores italianos de la Universidad de Siena descubrieron restos de un bosque en la Antártida de hace 250 millones de años. |
Se
formaron los primeros hielos, amenazando con la extinción, pero la vida, que siempre pelea hasta el último
aliento, siguió adelante. No comenzó a morir hasta que Sudamérica se separó
también, abriendo el Pasaje de Drake y dejando paso a la Corriente Circumpolar
que la aisló definitivamente. Entonces el hielo empezó a extenderse,
aniquilando a los bosques antárticos y todo lo que vivía en ellos. El fenómeno
helado poco a poco fue formando el gran sudario blanco de la glaciación.
Evolución geológica de la Antártida. Clic en el dibujo para ampliarlo. |
Dos
teorías compiten entre sí sobre la
formación del hielo del Polo Sur:
Hace 100 millones de años vivían dinosaurios en la Antártida. |
La
primera se basa en la acción de un enfriamiento
global: se ha determinado que los niveles de dióxido de carbono (CO2)
atmosférico descendieron continuadamente desde el principio de la era
Cenozoica, hace 66 millones de años. Cabe
suponer que una vez los niveles de CO2 cayeron por debajo de un umbral crítico,
las temperaturas globales, más frías, permitieron que se formaran las capas de
hielo de la Antártida.
La Antártida y las corrientes marinas hace 35 millones de años. |
La
segunda teoría se centra en unos cambios
drásticos en los patrones de la circulación oceánica. Cuando el pasaje de
Drake (situado entre la punta sur de Sudamérica y la Antártida) se amplió de
modo notable hace unos 35 millones de
años, ello desencadenó una reorganización completa de la circulación
oceánica. El argumento usado en la teoría es que la mayor separación de la masa continental antártica respecto a
Sudamérica llevó a la creación de la potente Corriente Circumpolar Antártica,
que actuó como una especie de barrera de agua y bloqueó de forma efectiva a las
aguas más cálidas y saladas del Atlántico Norte y del Pacífico Central,
impidiendo que se movieran hacia el sur, hacia la masa continental antártica,
llevando ello a un aislamiento de esta última y a un descenso de las temperaturas que permitió la formación de las capas
de hielo.
Un típico habitante del continente blanco observa los hielos eternos de la Antártida. |
Desde hace 35 millones de años la Antártida quedó aislada, rodeada por la corriente circumpolar antártica. |
También
argumentan que este desplazamiento de las corrientes oceánicas, a medida que
las aguas más calientes fueron forzadas a moverse hacia el norte, llevó a un incremento de las precipitaciones, lo
que resultó, a partir de hace 35 millones de años, en unos niveles inferiores
de dióxido de carbono en la atmósfera. Esa disminución se produjo mediante
un proceso conocido como erosión de los silicatos, durante el cual las rocas
que contienen sílice son desgastadas lentamente por la lluvia, provocando que
el CO2 de la atmósfera acabe siendo atrapado en el material mineral conformando
piedra caliza.
La Antártida era una selva subtropical hace 35 millones de años. |
A
la larga, la disminución de CO2 atmosférico se hizo notable, atravesando un umbral a partir del cual se
pudieron formar rápidamente las capas de hielo en el sexto continente.
Cada
año, en el invierno del hemisferio sur, la
Antártida bate un nuevo récord en acumulación de hielo y nieve. En la estación Vostok se ha llegado a
registrar la temperatura más baja de la Tierra: –89,2 °C, el 21 de julio de
1983.
Los datos del satélite Landsat 8 de la NASA sugieren que se alcanzaron los –93,2 °C, el 10 de agosto de 2010, en algunas zonas donde no hay termómetros para tomar medidas, entre el Domo Argus (4.093 metros de altura) y el Domo Fuji (3.810 metros).
Los datos del satélite Landsat 8 de la NASA sugieren que se alcanzaron los –93,2 °C, el 10 de agosto de 2010, en algunas zonas donde no hay termómetros para tomar medidas, entre el Domo Argus (4.093 metros de altura) y el Domo Fuji (3.810 metros).
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