En primer lugar, es
preciso aclarar que
la fecha del 8 de marzo no coincide con
el incendio de una fábrica en Estados Unidos, ni con la huelga de obreras de la
industria textil, aunque ambos hechos tengan relación. Por tanto, el nacimiento
del Día Internacional de la Mujer, no radica en un acontecimiento aislado.
El
sistema se ha encargado de difundir una
historiografía errónea sobre esta conmemoración del Día Internacional de la
Mujer trabajadora. Se considera una jornada de lucha feminista
en todo el mundo en conmemoración del día 8
de marzo de 1908 en que las trabajadoras de una supuesta fábrica textil de Nueva York
llamada supuestamente Cotton, declararon una huelga en protestas por las condiciones
insoportables de trabajo. El dueño no aceptó la huelga y las obreras
entonces ocuparon la fábrica. El propietario entonces cerró las puertas y prendió fuego muriendo abrasadas las 129
trabajadoras que había dentro. Este es el cuentito que se repite sistemáticamente cada año
y como paradoja, todo esto jamás sucedió.
¿Curioso no?
La huelga masiva
Efectivamente
hubo una huelga de trabajadoras y trabajadores de la industria textil pero fue entre
los meses de septiembre de 1909 y
febrero de 1910. La mayoría de personas empleadas en la industria textil
eran mujeres. Las condiciones de trabajo eran deplorables. La jornada laboral
era de ocho de la mañana a seis y media de la tarde con un descanso de treinta
minutos para comer, pero las cincuenta y
seis horas de trabajo semanales podían aumentar hasta setenta en caso de
necesidad.
Operarias de la textil Triangle Shirtwaist Company, empresa donde se inició la huelga masiva que duraría 13 meses. Muchas de ellas morirían quemadas el 25 de marzo de 1911. |
El
paro se inició el 27 de septiembre de
1909, precisamente, en la empresa Triangle Shirtwaist Company, propiedad de dos inmigrantes judíos, donde se
produjo el incendio año y medio después. Se unieron a la huelga más de 40.000 personas, no sólo en el
estado de Nueva York, sino en otras ciudades de los Estados Unidos como
Filadelfia y Baltimore.
Las
trabajadoras demandaban salarios más altos, mejoras en las condiciones
laborales, la abolición del sistema de subcontratación y de las multas, la jornada laboral de cincuenta y dos horas
todo el año, igual distribución del trabajo todo el año, limitación de horas
extra a menos de dos horas y no más de tres días a la semana y, sobre todo,
el reconocimiento de los derechos sindicales.
El 15 de febrero de
1910, la
organización de trabajadoras declaró oficialmente terminada la huelga
de trece semanas. Trescientas
treinta y nueve firmas habían pactado con sus trabajadores; pero otras trece compañías, entre ellas la Triangle
Shirtwaist Company, no aceptaron llegar a ningún acuerdo. Si se hubiesen
aceptado las demandas de los huelguistas, el incendio, seguramente, no se
habría producido.
El famoso incendio
No sucedió el 8 de marzo de 1908 como dice la “historia oficial”
sino el 25 de marzo de 1911, fecha en que se
incendió la Triangle Shirtwaist Company en
la ciudad de Nueva York, muriendo 146 empleadas, la mayoría mujeres jóvenes
que, sin duda, habían participado en la huelga celebrada meses atrás.
Interior de la Triangle en horario laboral. |
Esa
empresa textil donde las obreras trabajaban turnos de 14 horas y se les pagaba
un promedio de 7 dólares semanales, estaba situada en los tres pisos superiores
de un edificio de diez plantas, llamado
Asch Building, en la esquina entre Green Street y Washington Place. Este
edificio, uno de los más altos del momento, debía de haber estado equipado con
tres escaleras de acceso, pero sólo tenía dos, estrechas e inútiles para una emergencia. Tampoco cumplían el
artículo de la ley laboral que exigía que las puertas de las fábricas se
abriesen hacia fuera “donde fuese posible”, y que no podían estar cerradas con
llave durante las horas de trabajo. En
el Asch Building todas las puertas abrían hacia dentro, por lo estrecho de los
pasillos, y, además, el dueño de la Triangle mantenía las puertas cerradas por
temer a que pudieran robar algo o salieran antes de la hora. Tampoco
existía obligación de tener aparatos contra incendios. Con anterioridad al
fuego ya se habían denunciado las condiciones de hacinamiento y peligrosidad en
que se trabajaba en la Triangle. Los dueños no habían contestado siquiera a la
carta que les envió, en 1909, el Departamento de Construcción, tras efectuar un
informe sobre la peligrosidad de las instalaciones. Tampoco respondieron a la carta que les envió, un año más tarde, un
profesor de la universidad de Nueva York, que podía ver las instalaciones desde
las ventanas de su despacho y les advertía del riesgo de que se produjese un
incendio como el que había provocado la
muerte de 25 trabajadores, también en su mayoría chicas, en otra fábrica de
Nueva Jersey.
Momento del incendio de la textil Triangle, el 25 de marzo de 1911. |
Las mesas de trabajo estaban
colocadas justo una al lado de otra, sin espacio para una evacuación. Cuando se produjo el incendio, al parecer
por una cerilla arrojada por un empleado en el octavo piso, tras encender un
cigarrillo, se desató un incendio en la cesta de retales bajo una de las máquinas de
la fábrica. Eran las 4.46 horas de la tarde y de las 600 personas que estaban
trabajando en ese momento en la fábrica, 500 eran mujeres y rápidamente los trabajadores de la octava planta
avisaron por teléfono (un invento relativamente nuevo) a los de la décima, pero
cuando la noticia llegó a la novena, el fuego ya se había propagado. Una puerta
cerrada y una escalera presa de las llamas impedían salir por dos de las
salidas a Green Street y Washington Square.
Gran parte de las obreras lograron subir a la
azotea, y algunas lograron bajar en el abarrotado ascensor mientras éste siguió
funcionando. Se sabe que los dos operadores de sendos ascensores
del edificio subieron al menos tres veces para rescatar a las muchachas de los
pisos superiores, pero finalmente el fuego y el calor impidieron continuar
utilizándolos, y muchas de las víctimas acabaron tirándose por el hueco del
ascensor, intentando escapar de las llamas.
Carro de bomberos tirado por caballos corre a apagar el incendio del edificio Asch, el 25 de marzo de 1911. |
Las
personas que estaban en el décimo piso, entre ellas los dos dueños de la
empresa, Max Blanck e
Isaac Harris, ambos de origen judío, pudieron
escapar por los tejados y otras se salvaron bajando en los ascensores, antes de
que el fuego lo hiciera imposible. Las empleadas que estaban en la octava y
novena planta sólo podían salir por una de las dos puertas. Una estaba cerrada
con llave y la otra quedó totalmente colapsada.
Desde la
calle la escena era dantesca; 62 personas prefirieron saltar por la ventana a morir calcinadas en el edificio en llamas. Un
testigo comentaría, años después, la terrible sensación al presenciar cómo
chica tras chica se iba asomando a una de las ventanas en llamas, parándose un
instante, y saltando al vacío; en algunos casos, algunas chicas tardaban tanto en saltar que una llamarada les acabó
prendiendo fuego al vestido, y saltaban convertidas en bolas de fuego. Abajo,
desde la calle, la impotente muchedumbre presenciaba histérica el funesto
espectáculo de las alturas. La llegada de los bomberos hizo poco por aliviar la
situación, pues ninguna escalera sobrepasaba el 6º piso. Aquellas personas
que
no hubiesen saltado por las ventanas acabaron sucumbiendo al humo y a las
llamas.
Murieron
ciento cuarenta y seis personas. Siete cadáveres no pudieron ser identificados.
Del resto, trece eran hombres y ciento veintitrés mujeres, la mayoría
inmigrantes europeas. La víctima de más edad tenía 48 años y la más joven 14
años.
La historia que se
oculta sobre los propietarios de la fábrica
Tanto Isaac Harris como Max Blanck tenían una historia común. Ambos
habían nacido en Rusia, en familias judías. Llegaron sin conocerse aún, a los Estados Unidos en
1890, y como tantos de cientos de inmigrantes judíos se dedicaron al comercio
de prendas de vestir.
Max Blanck e Isaac Harris, ambos judíos, eran los propietarios de la fábrica de camisas donde murieron 146 personas porque las puertas estaban cerradas. |
Apenas
arribado a los Estados Unidos, Harris trabajó
como sastre en un comercio de un familiar. Blanck en cambio trabajó por cuenta
propia y para 1895 ya tenía una pequeña fábrica de ropa. A la edad de 25
años se casó con una inmigrante rusa cuya prima se había casado con Harris y
los dos hombres finalmente se conocieron a fines de la década de 1890.
A principio de 1900 se
asociaron. En menos de una década ambos pasaron a ser conocidos en Nueva York
con el sobrenombre "Shirtwaist Kings", “los reyes de las camisas”.
Harris
y Blanck eran compatibles, Blanck puso el capital y Harris su experiencia con
la confección de indumentaria. En 1900, fundaron
la Triangle Waist Company y abrieron su primera tienda de venta de ropa en Wooster
Street. Las camisas y blusas que fabricaban se hicieron muy populares. El
precio de sus camisas era económico, 3 dólares la prenda.
En
1902, Harris y Blanck mudaron su compañía al noveno piso del Nuevo edificio Asch
building en la esquina de Washington Square in Greenwich Village. Harris diseñó la distribución de las
maquinarias y las mesas de trabajo, prohibiendo la conversación entre las
empleadas para incrementar la productividad. En 1906, los negocios iban
bien y se expanden al 8º piso.
Harris y Blanck con las operarias de su fábrica en una foto de 1910. |
En 1908, las ventas de
la Triangle Factory eran de un millón de dólares. Harris y Blanck deciden usar el décimo
piso del Asch building para oficinas administrativas. En los otros pisos se producían 1.000 camisas por día, ninguna
otra fábrica lograba tanta productividad, por eso eran llamados “los reyes
de las camisas”.
Estado en que quedó el edificio de la Triangle en 1911. |
Una
medida de seguridad adicional fue ideada por Blanck, la de mantener cerradas las puertas de salida con candado hasta terminar de
revisar a la última obrera.
En
1909 el escaso sueldo y la insatisfacción de los empleados llevaron a una
huelga entre los trabajadores de la Triangle Factory en noviembre, la misma
provocó la adhesión de los operarios de otras fábricas textiles. Blanck y
Harris lo consideraron como un "ataque personal;" en vez de dialogar
con sus empleados procedieron a despedir
a muchos, contrataron una policía privada que golpeaba y maltrataba a las
obreras, pero la huelga no cesaba y se extendió a 1910, cayó la producción, pero
Harris y Blanck siempre se negaron a llegar a algún acuerdo. Meses después, finalmente
accedieron a acortar las horas de trabajo y nada más.
Los cadáveres de las mujeres tirados en la vereda en esa fatídica tarde. |
Pero
el público no les creía y pedía que fueran juzgados, así, el 5 de abril en la Quinta Avenida de Nueva York, más de 80 mil
personas pedían que los dueños de la fábrica Triangle sean juzgados. El 11 de
abril, Harris y Blanck fueron acusados de siete cargos. Para salvarse Harris
y Blanck pagaron $25.000 dólares a Max
Stuer, uno de los mejores abogados de Nueva York para que los defienda. En
diciembre de 2011 fue el juicio, pasaron más de 100 testigos que denunciaron el
maltrato al personal por parte de los dueños. La táctica de la defensa fue
desacreditar a las testigos sobrevivientes diciendo que ellas apenas conseguían
hablar en inglés, que no tenían estudios y que ¡eran inmigrantes italianas!
Así quedó el interior del edificio tras el incendio del 25 de marzo de 1911. |
Pero el seguro contra incendio que tenía la fábrica,
le pagó a Blanck y Harris 200 mil dólares, cerca
de 400 dólares por cada víctima fatal lo que permite calcular que los dos judíos
ganaron 325 dólares por cada operaria muerta.
Las escaleras contra incendio de la fábrica se rompieron a los pocos minutos de estallar el fuego. |
En 1918, Harris y Blanck cerraron la Triangle Shirtwaist Company.
Ambos socios jamás
lograron recuperar el nivel de ventas que tenían antes del incendio y su
reputación quedó dañada al igual que la imagen de la compañía. Isaac Harris regresó
a trabajar como un sastre independiente y Blanck continuo con otros proyectos,
fundó otras compañías de prendas de vestir como la Normandie Waist Company, pero
sus ventas fueron modestas y nunca pudo volver a la época de esplendor.
La
única consecuencia positiva fue la
creación de una Comisión de Investigación que revisó las condiciones de
peligrosidad de las fábricas y cuyas recomendaciones se convirtieron en leyes
cuando Franklin Roosevelt fue elegido gobernador del estado de Nueva York.
Primeras celebraciones
del Día de la Mujer
Fue
en Estados Unidos donde se celebró por primera vez el Día de la Mujer el último domingo de febrero de 1909. Y en el Congreso
del Partido Socialista de Estados Unidos, en 1910, se aprobó la propuesta de celebrar el Día de la Mujer el último domingo de cada mes de febrero.
Era para reivindicar el derecho de las mujeres al sufragio. Hasta el
1920 no fue aprobada la Decimonovena Enmienda de la Constitución Estadounidense
por la que se otorgaba a las mujeres el derecho al sufragio. También se acordó en 1910 llevar la
propuesta a la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas que se
celebró a finales de agosto de 1910 en Copenhague. En esta Conferencia, que
vemos, fue anterior al incendio producido el 25 de marzo de 1911, las delegadas
del Partido Socialista norteamericano, Lena
Morrow Lewis y May Wood Simons,
en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas que tuvo lugar en
Copenhague, Dinamarca proponen que se celebre el último día de febrero el Día
de la Mujer. La propuesta fue apoyada
por la socialista alemana Clara Zetkin, que vemos no fue la autora de la idea
sino que pidió se aprobara la celebración de tal Día Internacional de la Mujer "siguiendo
el ejemplo de las camaradas norteamericanas (el Woman's Day) se dedicará un día
especial a las mujeres para promover el sufragio", dijo. La propuesta fue aprobada por más de cien mujeres
procedentes de 17 países, entre ellas las tres primeras mujeres elegidas
para el parlamento finés. El día se
siguió celebrando el último domingo de febrero hasta 1914.
Soldados franceses en la trinchera, en la Cota 34 de Verdún, en 1916. |
Sin embargo, fue a partir de 1917 cuando el 8 de marzo comenzó a universalizarse, en principio, como Día de la Mujer Comunista en los países bajo la órbita soviética, y luego, ya despojado del calificativo, en los restantes. La continuidad de la celebración en la fecha del 8 de marzo pudo quedar luego reforzada porque el 8 de marzo de 1917 las mujeres rusas, en particular las de San Petersburgo, se amotinaron ante la falta de alimentos y pidiendo el regreso de los hombres de la guerra (ya habían muerto 2 millones de rusos). Tal marcha fue el detonante de la Revolución bolchevique: a los cuatro días el zar abdicó y el gobierno provisional le otorgó a las mujeres rusas el derecho al voto.
Manifestación de mujeres por el sufragio femenino, el 6 de mayo de 1912 en la ciudad de Nueva York. |
El
Día Internacional de la Mujer es cada vez más una ocasión para reflexionar sobre los avances conseguidos, exigir
cambios y celebrar los actos de valor y decisión de mujeres comunes que han
desempeñado una función extraordinaria en la historia de los derechos de la
mujer.
Recién
en 1977, el Día Internacional de la Mujer fue reconocido oficialmente por la Asamblea General de las Naciones
Unidas.
excelente nota,! con nombre y apellido , como debe ser!
ResponderEliminarBravo que excelente reportaje, excelente redacción, ortografía, información concisa y clara los felicito....
ResponderEliminarMuchas gracias por la nota, cuesta encontrar material completo del tema. Solo me queda una duda, qué fue de Harris y Blanck?
ResponderEliminarFueron quemados vivos. y si no fue asi, deberia haber sido.
Eliminarexcelente investigación
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